Texto: Beatriz García
Fotografía: Oscar Guerrero
12 de julio del 2021
Chilpancingo
Al subir la brecha empinada y pedregosa, rodeada de maleza desde donde se ve casi toda la ciudad, hay unas pequeñas construcciones de madera y lámina, es una secundaria. Al voltear la vista desde lo alto, están unas pequeñas aulas de concreto y otras de madera y lamina, es una primaria. Al frente, una construcción pequeña de material, es un kínder. Son las escuelas del fraccionamiento Nuevo Mirador, ubicado al sur de la ciudad, habitado por familias afectadas por las lluvias de septiembre del 2013, y son parte de los 12,000 planteles en que se retornarían clases presenciales el próximo 31 de agosto.
Desde antes que el gobernador Héctor Astudillo Flores diera el anuncio oficial del regreso a clases presenciales, a más de un año de pandemia por la Covid-19, profesoras y profesores, principalmente agremiados a la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG), anunciaron que no regresarían a clases presenciales porque no toda la población fue vacunada, pero, sobre todo, porque la mayoría delos planteles no cuentan con la infraestructura adecuada y los insumos necesarios para seguir las medidas sanitarias, porque la pandemia no ha terminado.
Amapola. Periodismo transgresor hizo un recorrido por algunos planteles del nivel básico de Chilpancingo para saber, a manera de muestra, cuáles son las condiciones para reactivación de las clases presenciales.
En la imagen aspectos de la primaria del fraccionamiento Nuevo Mirador
Las escuelas del centro de la capital
La situación en el centro de la capital es muy distinta a la mayoría de los planteles que hay en la periferia de la ciudad; dista en su infraestructura. Son construcciones de concreto y con patios amplios. Las escuelas del centro es donde se alberga al mayor número de estudiantes.
Por ejemplo, en la avenida Alemán esquina con calle Antonia Nava de Catalán, a pocas cuadras del zócalo de la ciudad, está una de las escuelas más populares de Chilpancingo, la José María Morelos y Pavón. Desde fuera se ve lo amplia que es la escuela y lo limpia que luce; quizá porque hace unos días, después de hacen más de un año de pandemia, hubo una graduación en el plantel.
Pero la incertidumbre está en si realmente la escuela cuenta con las condiciones para cumplir con los protocolos de sanidad, quizá porque es amplia y que los alumnos acudirían de manera gradual o por grupos, la reactivación presencial sea posible.
Profesores agremiados a las CETEG han dicho que en escuelas grandes hay aulas hasta con 30 alumnos o más. Esto en el caso de las escuelas de nivel básico, pero en las de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro) las cifras se duplican; un ejemplo son las preparatorias 1 y 9 ubicadas frente a la alameda Granados Maldonado. Tan sólo en la 1, la matricula rebasa los 3,000 alumnos.
En mayo, en una conferencia de prensa, los dirigentes cetegistas dijeron que debían contemplarse sólo 15 alumnos por aula.
En la capital, en esta temporada de clausuras, en algunas escuelas optaron por hacer la graduación en caravanas, es posible que por ello las escuelas fueran aseadas.
La escuela secundaria federal Raymundo Abarca Alarcón, ubicada en la avenida Juan Ruiz de Alarcón, una de las más conocidas de la ciudad, también por estos días luce limpia. Este plantel también sirvió como centro de vacunación Covid-19.
La primaria General Antonio A. Guerrero, ubicada en la calle Niños Héroes, en el barrio de San Antonio, las condiciones son similares.
Hay otras escuelas que se quisieron visitarse, pero como están cerradas, los amplios muros evitaron observar sus condiciones.
En la imagen aspectos de la telesecundaria del fraccionamiento Nuevo Mirador
La periferia: la otra realidad
El Nuevo Mirador está a unos 25 minutos, en trasporte público, del centro de la ciudad. Está muy apartado de la zona habitacional de la ciudad. Hace seis años comenzó a habitarse con familias que vivían a orillas de las barrancas que hay en Chilpancingo y de otros lugares de riesgo que salieron afectadas por las lluvias del 2013.
Pero hasta hace cuatro, los habitantes lograron que les reconocieran sus escuelas en el fraccionamiento que ha quedado documentado en la prensa como un lugar donde los servidores públicos del gobierno del ex presidente Enrique Peña Nieto cometieron varios actos de corrupción al construirlo. De hecho está inconcluso. Los dos primeros años las niñas, niños y jóvenes invertían hasta más de una hora de viaje, por el tráfico, para llegar a las escuelas en que estudiaban.
Después de un movimiento de los vecinos, en el fraccionamiento abrieron unas escuelas, primero con claves prestadas; hasta después consiguieron las propias.
«Han sido años de lucha para lograr las construcciones de las escuelas y las claves, pero todavía falta, porque la telesecundaria es de madera», comentó una mujer en el fraccionamiento.
En la parte más alta del lugar, donde están los planteles, se debe caminar por una brecha accidentada. Lo primero que ves es la telesecundaria, toda de madera ya desgastada. No hay patio. Está cercada con tela de metal.
De acuerdo a la información que proporcionaron los habitantes del lugar, esta telesecundaria la fundaron hace tres años; aquí estudian unos 70 alumnos de los tres grados. Se sabe que el director del plantel ya entregó toda la documentación al Instituto Guerrerense de la Infraestructura Física Educativa (IGIFE) y a Planeación Educativa para que les construyan las aulas, pero no se ven planes de eso.
Unos pasos más adelante, pero en una pendiente, está una construcción más amplia. La mitad son salones nuevos y de concreto, pero la otra mitad son de madera y techado de lámina, y en medio un patio. Es la primaria. Aquí acuden 200 alumnos.
Enfrente está el prescolar, con un patio amplio y tres pequeñas aulas de concreto. Algunos habitantes consideran que esta obra está completa porque ya cuentan con baños.
Un habitante mencionó: «ya se logró la construcción del preescolar, pero la lucha seguirá por contar con las condiciones adecuadas de la telesecundaria y el otro 50 por ciento de la primaria que falta por construirse».
Pero justo en un costado del preescolar está el depósito de agua de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado de Chilpancingo (Capach), pero sin agua. Hace años, en la colonia denunciaron fugas de agua por la tubería y ahora no tienen el servicio. Las familias del asentamiento compran el agua por pipas.
Para nadie es un secreto los problemas de falta de agua en la ciudad.
Hay familias que tienen la esperanza de que esto no sea impedimento para el regreso a clases presenciales.
-¿Usted cree que aun con la falta del servicio del agua puedan tener las condiciones para retornar a las clases presenciales?- se le preguntó un habitante durate la visita al fraccionamiento.
-Yo creo que sí, porque nosotros compramos por pipa, no creo que los padres tengan inconveniente por aportar para abastecer las escuelas y mantenerlas aseadas- respondió.
Pero la información que les dieron los profesores en una visita reciente al fraccionamiento, fue que por el alza de contagios del virus SAR-CoV-2 en el estado, quedaba pausada la confirmación del regreso a clases presenciales el 31 de agosto.
El Nuevo Mirador no es el único que tiene problemas en Chilpancingo por la carencia del servicio de agua potable, esto en la capital es muy común. Para nuestra los bloqueos que de manera cotidiana se documentan en la prensa; los vecinos salen a las calles para presionar les asignen el servicio.
Otro ejemplo en este mismo contexto de escuelas y falta de condiciones sanitarias son los dos preescolares y la primaria de la colonia del PRI. Están ubicadas justo a un costado de la avenida Guadalupe Victoria, un punto común que los vecinos bloqueen para que les envíen el servicio de agua.
En tiempos de pandemia, el agua es indispensable, sobre todo cuando el llamado reiterativo de las autoridades de Salud es el lavado constante de manos. Hay planteles donde no hay agua y con baños que desprenden olores fétidos.
Las autoridades del estado anunciaron un plan de acción para este regreso a clases, pero aún no es público, y lo cierto es que el alza de contagios y hospitalizados por el coronavirus es una realidad otra vez.
Las últimas cifras sobre la evolución de la Covid-19 en Guerrero son las que publicó ayer domingo la Secretaría de Salud. Suman 43, 355 contagios confirmados, 4,585 defunciones y en las últimas 24 horas se registaron 176 nuevos casos confirmados.
Además en este mes hay una tendencia en promedio de 2.8 defunciones por día, mientras que un mes anterior, junio, la tendencia era 2.2 defunciones por día.
En la imagen se puede ver la fachada de una de las primarias de la colonia del PRI.