Nikky House, el oasis de enseñanza para niñas y niños con discapacidad en Chilpancingo

Texto: Beatriz García

Fotografía: José Miguel Sanchez 

15 de junio 2021

Chilpancingo

 

Nurit López Castorena tocó puertas en distintos centros educativos de Chilpancingo, porque necesitaba un espacio para su hija Nicole que padece síndrome de Down. Nurit, quien es maestra de primaria, quería que su hija fuera a una escuela regular, por las capacidades que reconoce en ella. No lo logró. Desde ese día supo que tenía que hacer algo ante la falta de inclusión en el sector educativo formal.

 

“Empezamos a tocar puertas y nos dimos cuenta lo difícil que era que ella pudiera integrarse a una escuela regular (primaria), aun teniendo la capacidad. Muchos maestros tienen miedo de aceptar a un alumno con alguna diversidad, porque estamos acostumbrados a tener alumnos iguales, homogéneos, entonces, lo diferente nos causa miedo”, expresó Nurit desde la sala de aprendizaje Nikky House, un lugar donde se apoya a niñas, niños y jóvenes con discapacidades para el desarrollo de sus habilidades.

 

Nicole, es la inspiración de Nurit, quien recién cumplió 15 años.

 

Después de darse cuenta lo difícil que era integrar a su hija en una escuela para que pudiera aprender a leer y escribir, la profesora comenzó a prepararse intelectualmente en distintos lugares de la República, incluso fuera del país, para obtener herramientas y así enseñarle ella misma a su hija, y después a otros niños y niñas de la capital de Guerrero.

 

“Estos niños son relegados a escuelas como el CAM (Centro de Atención Múltiple) y no se les da la oportunidad de entrar a las escuelas regulares”, insistió.

 

A la par que Nurit adquiría más conocimientos siguió impulsando a su hija, le enseñó a leer, a escribir, a contar. Luego le surgió la idea de crear un espacio donde más niños y niñas como su hija tuvieran la oportunidad de desarrollar su intelecto.

 

Fue, entonces, que fundó Nikky House, en honor a su hija Nicole. Ella ya tenía los conocimientos y material didáctico necesario. Después la convirtió en Asociación Civil con el propósito de que estudiantes de las escuelas normales del estado hicieran sus prácticas ahí y se involucraran en instruir a los niños.

 

La discriminación en personas con discapacidad

 

De acuerdo al Consejo para Prevenir y Erradicar la Discriminación (Conapred), en México, las personas con discapacidad tienen dificultades para ejercer con plenitud sus derechos, debido a obstáculos sociales y culturales en virtud de sus condiciones físicas, psicológicas y conductuales.

 

Los espacios públicos tampoco están planeados en función de sus necesidades y por ello sufren, en su mayoría, una doble discriminación, pues el género, la condición socioeconómica, la raza y la etnia pueden acentuar esta situación.

 

Del 1 de enero de 2010 al 15 de mayo de 2020, el Reporte general de quejas de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) registró un total de 3,192 expedientes de quejas en materia de discapacidad, de los cuales 652, es decir, 20.4 por ciento, fueron en materia de educación.

 

El hecho violatorio más frecuente identificado por el organismo fue la prestación del servicio de educación de forma indebida; seguido de la privación del derecho a la educación a las personas con discapacidad. Lo anterior se refiere al impedimento del acceso a servicios de educación y a la omisión de proveer instalaciones y materiales adecuados.

 

Los pasos de Nikky House

 

Nikky House es una asociación civil que nació hace seis años en Chilpancingo, cuando Nicole tenía ocho años. Se encarga de atender a niños y adolescentes con discapacidad a un ritmo adecuado para cada alumno.

 

Al inicio, una madre de familia prestó su casa, ubicada a un costado del bulevar. Había tres salones y llegaron a asistir hasta 53 niños y niñas, pero con la pandemia por la Covid-19 cerraron la casa.

 

Actualmente Nurit adaptó su casa, con todas las medidas de higiene: desinfección del espacio cada 20 minutos, y de los alumnos, en la colonia Ruffo Figueroa, en la calle Obras Públicas número 36. Aquí sólo atienden a máximo 12 niños, los de mayor antigüedad en Nikky House, por la capacidad del lugar y las recomendaciones de sanidad por la misma pandemia.

 

Quienes atienden el centro educativo son tres profesoras. Ahí también han llegado a hacer su servicio social de la carrera de Trabajo Social del Instituto Stephen Hawking, de psicología del Centro de Estudios Superiores Guerrero (Cesgro) y de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN).

 

En esta escuela atienden a niños y jóvenes con discapacidad motriz, visual, intelectual y de lenguaje. Se trabaja con la motricidad, lenguaje, pensamiento matemático y sistema braille para quienes son ciegos.

 

Nikky House nace ante la necesidad de inclusión educativa para los chicos y chicas con discapacidad, porque desafortunadamente en México existe la segregación de los alumnos con alguna situación de discapacidad.

 

“Nuestra meta siempre ha sido lograr que las personas vean en los chicos con discapacidad, no con lástima, sino como personas que son parte de la sociedad y que pueden aportar beneficios; que los vean como personas a las que les debemos mucho de sus derechos humanos. Ahorita vemos a muchos adultos con discapacidad que no lograron hacer mucho, porque no hubo espacios, no hubo quién creyera en ellos”, expuso Nurit.

 

Lo primero que se hace en Nikky House es que los padres de familia crean en sus hijos y los aprecien como los mejores.

 

Esta escuela no sustituye los niveles escolares, es un centro de aprendizaje que busca la inclusión y el aprendizaje al ritmo y necesidades de cada alumno. Los alumnos sólo asisten una hora y media o dos una vez a la semana.

 

“Les mostramos a los papás todo lo que podemos hacer y todas las herramientas se las damos para que ellos continúen con el trabajo en casa”, compartió la profesora.

 

En Nikky House el costo por mes es de 700 pesos, es decir 70 pesos la hora, pero también hay niños a quienes se les otorgó una beca para que no paguen; otros padres han llegado y muestran interés para que sus hijos asistan, son sinceros y dicen que sólo pueden pagar 20 pesos la clase. Los aceptan. A todos les incluye el material.

 

Nuevas técnicas de aprendizaje

 

Nicole actualmente estudia en una escuela regular, en el Stephen Howking.

 

La joven sabe contar, durante muchos años practicó con dinero de juguete, luego con dinero de verdad, pero ahora es necesario que lo implemente en la vida real, es por eso que Nurit tuvo la iniciativa de montar la papelería Nikky Luna, ubicada en el mismo domicilio donde se imparten las clases.

 

La papelería la atiende Nicole y los niños del Nikky House que ya están listos para adentrarse a las actividades cotidianas. Han repartido volantes en la ciudad para invitar a que acudan y consuman, y se apoye el desarrollo intelectual de cada alumno.

 

El mes pasado, Nicole saltó a una nueva estrategia para continuar el desarrollo de su motricidad: pinta uñas gratis, afuera de la papelería Nikky Luna. Quienes se enteran de su nueva estrategia van, y Nicole les pinta las uñas. La estrategia está funcionando y muchas mujeres se unen a la causa.

 

El futuro del centro educativo

 

Los integrantes de Nikky House ahora comparten sus conocimientos en otros espacios, dan pláticas, foros, capacitaciones, talleres en escuelas normales dentro del estado y fuera. Y a Nikky House también han llegado ponentes especialistas en los temas que aquejan a los padres.

 

Hay una lista de espera para ingresar a Nikky House, pero Nurit duda que se amplié la escuela pronto.

 

El principal motivo es porque durante estos años que recorrió la profesora para impulsarlo se dio cuenta que no hay personal comprometido con las y los niños con discapacidad. Quienes van a hacer su servicio a Nikky House, mencionó, sólo van a eso y se retiran, no muestran más interés. De 40 estudiantes que han hecho su servicio social sólo dos demostraron más compromiso con los alumnos.

 

Nurit se toma muy en serio el compromiso de los colaboradores, porque en eso estriba el aprendizaje de los niños. Pero lo que es irrenunciable es que Nikky House ya es una opción para niños con una discapacidad en Chilpancingo.