Proyecto Guerrero Jaguar: esperanza de preservación animal

Texto: Beatriz García

Fotografía: Proyecto Guerrero Jaguar tomada con la técnica de fototrampeo

29 de enero 2020

 

Chilpancingo

Hace 10 años el Proyecto Guerrero Jaguar avistó al primer ejemplar merodeando por la Sierra de Petatlán, en la Costa Grande. Poco a poco, juntando para sus propios viáticos, con limitados recursos materiales, económicos y humanos, la organización ha documentado la existencia de al menos 19 jaguares, especie en peligro de extinción.

 

Guerrero Jaguar es el único representante de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar. Este proyecto iniciado por biólogos es el único de su tipo a nivel nacional que trabaja en la conservación de una especie en peligro de manera constante, organizada y definida.

 

En 2018, el segundo Censo Nacional del Jaguar en México coordinado por el Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con el apoyo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) y de la Alianza WWF- Fundación Telmex Telcel arrojó que la población aproximada de jaguares en vida silvestre en México creció a 4,800 ejemplares: un aumento de 800 individuos en relación al 2010.

 

El estudio abarcó la sierra de Chilpancingo, en ese primer momento. En conclusión, es inminente el riesgo de extinción de esta especie.

 

 

 

Desde el corazón de Guerrero Jaguar, sus integrantes

Proyecto Guerrero Jaguar ha sobrevivido gracias a la constancia de su represente Fernando Ruiz Gutiérrez. Él consolidó un equipo de trabajo conformado por biólogos, ecologistas, artistas, educadores ambientales y estudiantes, con el aval de los pueblos que luchan por preservar su territorio.

 

Fernando Ruiz Gutiérrez es biólogo por la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), maestro en Ciencias por la Universidad Autónoma de Hidalgo y doctorante por la misma.

 

En entrevista con Amapola cuenta sobre el camino recorrido con su equipo de trabajo, las comunidades y el presidente del Colegio de Biólogos, Ricardo Pérez Carmona, quien desde hace una década también ha buscado recursos para la preservación del jaguar.

 

En 2009, en la sierra de Petatlán se tomó la primera fotografía de un jaguar en Guerrero. La Organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán fue el primer impulsor para trabajar en el tema, gracias a los dirigentes Eva Alarcón y Marcial Bautista, desaparecidos el 7 de diciembre del 2011.

 

Con apoyo de la UNAM y con el apoyo de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semaren) inició el primer monitoreo del jaguar en el estado. Luego ya no hubo interés de éstos para trabajar en el proyecto.

 

“Nosotros empezamos a buscar las posibilidades de darle continuidad, y a partir del 2010 es que ya empezamos a organizarnos para empezar lo que sería el Proyecto Guerrero jaguar”, cuenta Fernando.

 

Recuerda que al inicio sólo eran cuatro personas las que conformaban el equipo: dos de sus alumnos estudiantes de Biología: Enrique Vázquez y Luis Flores, el doctor Cuauhtémoc Chávez y él.

 

En 2011 comenzaron de manera formal los muestreos para investigar la presencia del jaguar, y esto coincidió con la tesis que trabajaba Ruiz Gutiérrez que contó con el apoyo de la UNAM. Ese año también iniciaron los trabajos con la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar.

 

Además, buscaron la alianza con otras universidades como la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la Universidad Autónoma de Hidalgo (UAEH), la UAGro, para lograr acuerdos como en 2011 con la Semaren.

 

Pero además iniciaron la búsqueda de recursos para obtener equipo de fototrampeo– una técnica con cámaras que pueden captar la actividad de animales en la noche–. Fernando ha tenido qué ver cómo paga viáticos, porque el equipo humano y voluntario estaba puesto cada que había que subir a la sierra.

 

“Nuestra ganancia siempre ha sido poder obtener información científica, información técnica para poder hacer trabajos relacionadas al área científica, educativa”.

 

 

Participación del Colegio de Biólogos

Ricardo Pérez es el presidente del Colegio de Biólogos del Estado de Guerrero, y cuando iniciaron los primeros trabajos de identificación del jaguar en la sierra de Petalán estuvo presente.

 

El biólogo contó a Amapola que en el 2009, cuando inician los trabajos de Guerrero Jaguar en el ejido San José de los Olivos en la sierra de Petatlán, colaboró desde el gobierno del estado, en ese entonces en la Secretaría de Desarrollo Rural ahora Secretaría de

 

Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural (Sagadegro), pero también como asesor de los ecologistas.

 

Dice que cuando Eva Alarcón y Marcial Bautista se acercaron a Fernando Ruiz “cayeron en blandito”, pues los siguientes 10 años el biólogo continuaría con esta labor.

 

“Fernando Ruiz ha estado luchando por presupuesto. Es cuando nace el Colegio de Biólogos, en el 2014. Fernando forma parte del Colegio. Nosotros abanderamos la lucha, su proyecto, y empezamos a hacer gestiones en conjunto”, remarca Ricardo Pérez.

 

Abunda que algo muy cierto es que “Fernando es la parte técnica del proyecto pero la gestión de recursos, sobre todo con dependencias estatales, es una piedra dura de picar”. En 10 años, la lucha es contante por la obtención de presupuesto.

 

 

 

Presupuesto y políticas públicas

Fernando y Ricardo no pierden la paciencia. Fernando no deja de trabajar en preservar al felino y, Ricardo, en cómo obtener recursos para tener más certezas. Juntos, lograron ampliar el área de investigación del número de ejemplares en los municipios de Tecpan de Galeana, Tecoanapa, Xochistlahuaca, Tlacoachistlahuaca, Jaleaca de Catalán, municipio de Chilpancingo, Huamuxtitlán y Cualac. Que abarca cuatro regiones del estado, la Costa Grande, Montaña, Centro y Costa Chica.

 

Fernando Ruiz expone que además del fototrampeo trabajan en la parte de sensibilización en la gente, la parte biológica del jaguar y otras especies como aves, reptiles, anfibios, plantas, lo que ha permitido avanzar en el desarrollo de una estrategia integral comunitaria.

 

Lamenta que en el caso de Petatlán no puedan continuar con los trabajos porque la violencia generada por grupos delictivos se recrudeció, pese a que es un área prioritaria para el jaguar.

 

“Hemos tenido apoyos intermitentes desde la Semaren, sin embargo, al no haber una estrategia de conservación de la biodiversidad difícilmente tienen forma de establecer este tipo de proyectos y cómo justificar la solicitud de recursos”, expone.

 

De acuerdo con la estimación del especialista, un muestreo en una zona cuesta 350 mil pesos, más gastos de viáticos. Nunca han conseguido esa cantidad, pero con lo mínimo hacen el trabajo.

 

Ante la falta de apoyo gubernamental, la alternativa es la iniciativa privada; por ejemplo, el año pasado Guerrero Jaguar fue premiado por la empresa automotriz Volkswagen en el concurso Por Amor a México, quien convocó a más de 100 proyectos de 23 estados de la República para competir. Ganó el proyecto que encabeza Fernando Ruiz.

 

Incluso en el caso de Atoyac, la minera Media Luna otorgó un apoyo económico para trabajar en el tema, con el que ya se están tomando las primeras evidencias de jaguares y otros felinos.

 

El biólogo lamenta que el gobernador Héctor Astudillo Flores lleva años diciendo que está apoyando el proyecto del jaguar, y que en el tiempo que lleva su gobierno solamente ha habido un apoyo de 50 mil pesos para hacer algunos talleres en Tecpan, pero con esa cantidad no pueden hacer mucho, sobre todo si se les presentan complicaciones, como en esa ocasión que una de las camionetas se dañó.

 

Agrega que en el estado el tema ambiental está en segundo término, mientras no haya una contingencia como la que se vivió con los incendios forestales el año pasado u otra catástrofe.

 

El presidente del Colegio de Biólogos opina que hay un instrumento legal que permitiría quizá hacer una estrategia para la conservación del jaguar, que es el Estudio de Biodiversidad del Estado de Guerrero.

 

Guerrero, dice, es uno de los pocos estados que no cuentan con este documento, aunque es el cuarto con mayor biodiversidad, lo que provoca un vacío de cómo se le asigna presupuesto al jaguar y otras especies importantes.

 

El Colegio elaboró un proyecto que marca las pautas de las estrategias conjuntas entre todas las dependencias de gobierno, pero ninguna dependencia ha hecho eco de este.

 

 

Los resultados

Durante los 10 años del Proyecto, Guerrero Jaguar ha estudiado territorio desde Petatlán hasta los límites con Oaxaca y Puebla, donde se han hecho unos 10 muestreos, cubriendo un área de alrededor de 1,300 kilómetros cuadrados.

 

Fernando Ruiz manifiesta que los resultados son totalmente diferentes a lo que mucha gente cree, que tan solo en estos 10 años de trabajo no han podido ni registrar 20 jaguares, apenas unos 18 ó 19, aunque no significa que son todos los que hay en el territorio, porque hay áreas que no se han podido investigar.

 

“Donde tenemos más información, un esfuerzo mayor, en la sierra de Tecpan, estamos hablando de unos siete, ocho jaguares cuando mucho”, advierte.

 

Aunque recientemente se obtuvo información de presencia del felino en Atoyac.

 

Explica que las poblaciones de los jaguares en el estado no son amplias, que esto indica que tiene que haber una protección de la especie: está en riesgo de extinción.

 

Por otra parte, cuenta, es difícil documentar los sacrificios de jaguares, han registrado unos ocho. Su vía de información son las redes sociales.

 

Aunque también recientemente les llegó información de que hay gente que saca pieles de jaguares y se los llevan a la Ciudad de México. Consiguen certificaciones para venderlos de manera legal.

 

Además de los jaguares, con estos muestreos han identificado la presencia de tigrillos, jaguarundis, linces, pumas, pero tampoco son abundantes.

 

Los objetivos de la organización en este año son: consolidar el proyecto del corredor comunitario en Tecpan, dar seguimiento al proyecto en Atoyac y reactivar los trabajos en la sierra de Chilpancingo y Coyuca.

 

Fernando invita a las comunidades de la sierra a que apoyen los trabajos de conservación del jaguar, también a las instituciones ambientales, porque considera son parte de este proceso, son su responsabilidad y deberían estar trabajando en ello, y al área académica, a la sociedad civil y la iniciativa privada para que se sumen.

 

 

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