El Estado vigila Ayotzinapa desde el movimiento anticaballerista
Aspecto de uno de los murales de la normal rural, Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, donde se aprecia la imagen de Lucio Cabañas y los retratos de los 43 normalistas, desaparecidos en Iguala en 2014. Foto: Jessica Torres Barrera

El Estado vigila Ayotzinapa desde el movimiento anticaballerista

 

Soy César Núñez Ramos. Formé parte de la generación 1955-1960 de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa. Nunca fui parte de los grupos de orientación política e ideológica que organiza la base estudiantil. Floté entre más de 300 alumnos que estudiamos la secundaria y el nivel profesional que en ese entonces te acreditaba como maestro rural.

Por esos años estudiaba Lucio Cabañas Barrientos en la Normal, pero sólo me crucé algunas veces con él. También ingresó en 1955 a estudiar el sexto grado de primaria. Ese fue el último año que en Ayotzinapa se podía concluir la primaria.

A diferencia de otras generaciones, la mía se graduó en cinco años, porque en uno compactamos dos ciclos escolares.

En mi época, los movimientos en los que se involucraba Ayotzinapa eran los estudiantiles, con el propósito de mejorar nuestra situación en la Normal. Me recuerdo haciendo guardias durante un paro que hicimos para que el gobierno federal mejorara el presupuesto para nuestra alimentación, también por el aumento del apoyo económico que nos daban a los normalistas que, entonces, conocíamos como PRE.

Ayotzinapa, a mi juicio, tiene un papel importante en la lucha política de Guerrero a partir de 1960. Los normalistas, encabezados por Lucio, quien en ese año era dirigente de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), participaron en el movimiento anticaballerista que pedía la autonomía de la Universidad, en ese entonces Colegio del Estado. Fue fundamental la participación de él y los muchachos. A mí ya no me tocó.

Con ese movimiento también se logró la caída del gobernador Raúl Caballero Aburto, en enero de 1961.

Ahora que lo pienso, después de eso pronto inició un proceso de cierre de las normales rurales en el país, que eran el principal refugio de la gente del campo, de los pobres.

El sello y orientación del normalismo rural, influenciado por su origen cardenista, fue hacia la clase popular. El normalista rural tenía una identidad con el pueblo y daba todo lo que fuera por la educación. Teníamos una disciplina profunda en ese sentido.

Entonces, debo mencionar, también era natural que hubieran inquietudes en la escuela.

En 1964 Ayotzinapa mantuvo su conexión con la Universidad e intervino en el movimiento contra la reelección de Virgilio Gómez Moharro, el primer rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (antes UAG y ahora Uagro).

Sí, desde entonces hubo muchos intentos de cerrar Ayotzinapa, de reprimirla.

Uno de los primeros intentos lo hizo Caballero Aburto durante el involucramiento de los normalistas en el movimiento por la autonomía universitaria, al emprender una campaña de desalojado con la Policía Judicial y la Policía Montada. Rubén Figueroa Figueroa también hizo lo suyo en su periodo, y ahora las generaciones recientes acusaron a Ángel Aguirre Rivero, que después del asesinato de los normalistas Gabriel Echeverría de Jesús y Jorge Alexis Herrera Pino, cometido durante un desalojo que hicieron policías en la Autopista del Sol el 12 de diciembre de 2011, lo señalaron de emprender una campaña de odio con el mismo propósito.

*En este periodo normalista gobernaron México Adolfo Ruiz Cortines y Adolfo López Mateos. Durante esos años en México ocurrió un movimiento importante de obreros ferrocarriles por incremento salarial y la recuperación del sindicalismo. También nació el Movimiento Revolucionario Magisterial (MRM), considerado ahora los inicios de la disidencia magisterial en el país, en la que el profesor guerrerense Othón Salazar tuvo la participación más importante.

Fotografía: Jessica Torres Barrera