Violencia institucional, otra piedra que deben esquivar familiares de víctimas de feminicidio

La Asociación Guerrerense Contra la Violencia hacia las Mujeres (AGVIM) presenta el libro Sobrevivientes y Víctimas Indirectas de Feminicidio en Guerrero (Memorias), donde narran la historia de mujeres víctimas de feminicidio y pone al descubierto el peregrinar de las familias en la búsqueda de la justicia


Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

 

“Te voy a callar para siempre, te voy a quitar a tu hija”, le habría dicho Roberto Rayo Pérez a Sendy Vázquez Ramírez en 2019.

Sendy, originaria de Chichihualco, cabecera municipal de Leonardo Bravo, era una mujer amigable y trabajadora. Conocida por ser comerciante en el mercado de Chichihualco.

Tenía un matrimonio estable de casi 20 años con Javier Valadez Millán, de ese matrimonio nacieron dos hijas, Maricarmen de 23 años y María Fernanda de 10 años.

Javier aparentaba ser un buen esposo con Sendy; la familia de ellas lo apreciaba. Sus suegros lo consideraban un hijo y sus cuñadas y cuñados como un hermano.

Por la imagen que Javier aparentaba, a la familia de Sendy le extrañó que comenzara a ingerir bebidas alcohólicas, primero era de vez cuando, después los fines de semana y después casi todo el tiempo.

Después del alcohol, Javier comenzó a consumir drogas. Los rumores de que Javier la engañaba con otro hombre orillaron a Sendy a separarse de él.

Dividieron el terreno donde vivían y se convirtieron en vecinos. Cada uno vivía en la parte del terreno que habían acordado.

Durante los años de divorcio, Sendy no había solicitado la pensión alimenticia a Javier, su hija mayor Maricarmen estaba a punto de ingresar a estudiar la licenciatura en otra ciudad, el gasto del transporte y los alimentos eran demasiado para ella, y decidió solicitarle a Javier que se hiciera cargo económicamente de sus hijas. Hasta ese momento Javier sólo le daba 500 pesos a la quincena.

Javier ya tenía otra pareja con la cual vivía, Roberto.

“Roberto era muy celoso y posesivo con él (Javier), no lo dejaba tener celular ni comunicarse con sus hijas, se molestaba siempre que tenía que hablar con Sendy. Era tal el odio de Roberto hacia Sendy que comenzó a amenazarla”, narró Griselda Vázquez Ramírez, hermana de Sendy.

El 4 de diciembre de 2019 Javier y Roberto entraron a la casa de Sendy sin avisar; la casa siempre estaba abierta.

En ese momento Sendy estaba en una llamada telefónica con otra persona. La persona con quien Sendy hablaba le preguntó que si ya habían llegado, refiriéndose a ellos, y ella le respondió, “ahorita te marco”.

Sendy no regresó esa llamada. Después de eso su cadáver fue hallado dentro de su domicilio, con huellas de múltiples golpes; también la habían degollada con un cuchillo.

“Ellos vivían a un lado, ya lo tenían planeado, sabían sus horarios, a qué hora se iba a trabajar, a qué hora llegaba. La espiaban, sabían cuando estaba sola y a qué hora”, contó Griselda.

Los vecinos de Sendy le contaron a Griselda que el día del feminicidio de su hermana, escucharon un golpe muy fuerte en el piso, como si alguien se hubiera caído.

“Se asomaron, pero estaba todo obscuro, pensaron que no había nadie”.

La pesadilla para la familia de Sendy apenas comenzaba, además de presuntamente cometer el feminicidio de Sendy, se dieron cuenta de que Javier y Roberto se habían llevado a María Fernanda, la hija menor, quien tenía siete años en ese entonces.

Griselda está segura de que Roberto influenció a Javier para que asesinara a Sendy y se llevara a María Fernanda. A Maricarmen, la hija mayor, no le hicieron daño, porque ella ya no vivía en Chichihualco, estudiaba en otra ciudad.

A cuatro años de este suceso, María Fernanda aun se encuentra no localizada y los presuntos responsables del feminicidio de Sendy están prófugos.

Griselda, Maricarmen y la familia de Sendy continúan con su exigencia de justicia.

“Han pasado casi cuatro años desde el feminicidio de mi hermana y la desaparición de mi sobrina, ha sido una doble pérdida para toda la familia. Siempre están al pendiente de las pistas que puedan surgir sobre el caso, pero no hay nada nuevo. Ahora lo que más importa es encontrar a María Fernanda”, relató Griselda.

Karla Mariel Rodríguez también fue víctima de feminicidio.

Fue desaparecida en Chilpancingo hace cinco años, el 30 de junio del 2018.

Su hermana María del Carmen Rodríguez la recuerda como una buena hija y buena madre.

Karla le comentó María del Carmen que se casaría, en ese entonces sólo tenía 16 años. Ella le decía que estaba “muy chica para casarse, que qué pasaría con sus estudios”. Pero le contestó que quien sería su esposo la dejaría estudiar. Se casó.

María del Carmen notó que Karla comenzó a apartarse de su familia, principalmente de ella, con quien era más cercana.

“Yo la invitaba a salir y siempre me decía que no podía, que no tenía tiempo, que para otra ocasión”, relató María del Carmen.

Karla Mariel tuvo dos hijos con Moisés Vargas Ramírez, estuvieron casados por siete años. Pero se separaron porque él era violento; ella le contó a un familiar que en una ocasión Moisés la amenazó con un cuchillo, por eso lo dejó.

Después de su separación, Karla Mariel comenzó a salir con otro joven llamado Eduardo Daniel.

Esa situación puso causó celos en su ex esposo, quien aun cuando estaban separados, acosaba a Karla, la esperaba a fuera de su trabajo.

Amapola, periodismo transgresor documentó el caso de Karla Mariel, y aquí hay más detalles del caso.

Moisés, quien ahora sólo era el padre de sus hijos, pasaría por ella a la tienda Coppel donde trabajaba, para que juntos fueran por los niños, de seis y dos años, a la casa de la madre de él, donde se quedaron.

Esa noche, Karla Mariel nunca llegó a la casa de María Josefina, madre de Karla. Al otro día, el ex esposo dijo que ya no pudo pasar por ella y que desconocía por qué no había regresado de trabajar. Sus hijos seguían en la casa de la mamá de él.

Los días siguientes, Moisés evadió todas las llamadas de la madre de Karla.

El 9 de julio, María Josefina acudió a la Fiscalía Especializada en Materia de Desaparición Forzada y Búsqueda de Personas Desaparecidas, de la Fiscalía General del Estado (FGE) para denunciar la desaparición de su hija.

Buscó a su hija por todos los medios que le fueron posibles, pero 11 meses después, María Josefina cayó en una depresión, lo que le causó algunas enfermedades y murió.

María del Carmen continuó con los trámites hasta que en 2021, tres años después de la desaparición de Karla Mariel, las autoridades comenzaron su búsqueda.

“Hasta la fecha se han realizado dos búsquedas, en las cuales lamentablemente se han encontrado restos de mi hermana. No hay día que no la recuerde”.

Los restos de Karla Mariel los hallaron por el viejo Libramiento a Tixtla.

De acuerdo con María del Carmen, en 2021 giraron una orden de aprehensión en contra de Moisés por el feminicidio de Karla Mariel.

María del Carmen no dio detalles sobre cómo las autoridades determinaron que Moisés tenía responsabilidad en el feminicidio de Karla Mariel.

El ex esposo de Karla Mariel está en prisión preventiva. Como aun no hay una sentencia, María de Carmen teme que quien es el presunto feminicida de su hermana quede libre.

“No nos han entregado los restos aún, lo poco que se pudo rescatar de mi hermana, encontramos sólo fragmentos que aún tienen las autoridades”.

María del Carmen continúa con la búsqueda de justicia para Karla Mariel y en la lucha para que el presunto feminicida no quede en libertad.

Una iniciativa para visibilizar y eliminar violencia

Los casos de Sendy y Karla Mariel son parte de los 16 casos que se abordan en el libro Sobrevivientes y Víctimas Indirectas de Feminicidio en Guerrero (Memorias).

El libro fue presentado ayer en la tarde por la Asociación Guerrerense Contra la Violencia hacia las Mujeres (AGVIM), en el lobby del Palacio de Cultura del Ayuntamiento de Chilpancingo.

Este libro es una iniciativa de la presidenta de la AGVIM, Marina Reyna Aguilar, junto a la iniciativa internacional Spotlight, una alianza global puesta en marcha por la Unión Europea y las Organización de las Naciones Unidas (ONU), orientada a eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas. También ONU mujeres participó en la iniciativa.

En el libro se comparten los testimonios de 16 víctimas indirectas y directas de feminicidio en el estado.

Los testimonios son de víctimas a la cuales la AGVIM da acompañamiento y fueron las víctimas quienes decidieron contar sus historias.

Uno de los objetivos de este libro es entregarlo a las diferentes dependencias, como la FGE, para que conozcan el sentir de los familiares de mujeres que sufrieron feminicidio y tengan un trato mejor hacia ellas.

“Esto es una muestra de lo que viven las mujeres, es algo muy fuerte pero es la realidad. Creo que esto hacia falta, que se visibilizaran algunos casos”, mencionó Reyna Aguilar.

Es importante, agregó, que se conozcan estos casos y haya apoyos para las víctimas indirectas de feminicidios, que en la mayoría de los casos no saben cómo lidiar con el dolor emocional de la pérdida de su ser querido.

Para Reyna Aguilar, además del sufrimiento de perder a su familiar, los familiares se enfrentan a instituciones que ejercen violencia institucional.

“A través de este material se hace un llamado a las autoridades, se apela a que redireccionen sus políticas, sus formas de actuar con su equipo que tienen al frente atendiendo a las víctimas”.

La AGVIM ha documentado tan sólo en lo que va de este año 54 casos de muertes dolosas de mujeres. La organización documenta desde hace años el conteo de mujeres asesinadas en Guerrero a partir de las noticas en los medios de comunicación.

El Secretariado Ejecutivo sólo contabilizan cuatro feminicidios. Aguilar Reyna expuso que esto se debe a la falta de perspectiva de género y de un protocolo de feminicidio para investigar la muertes violentas de mujeres.

 

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