Agua, una crisis de años que sobrellevan comunidades y colonias de Irapuato

En comunidades, pobladores buscan pozos naturales ante el abatimiento de los que fueron perforados hace años, mientras que en colonias se vive a punta de “tandeos” que Japami no reconoce


Texto: Edith Domínguez/Pop Lab

Foto: Pop Lab

Sábado 20 de abril 2024

 

Durante los últimos siete años, Juan ha caminado desde su casa para sacar agua del pozo natural en las orillas de la comunidad de Santa Rosa, en Irapuato. Va acompañado de su burrita para cargar los botes que, una vez llenos, abastecen las necesidades de su familia y su hogar.

Tiene que hacer este recorrido durante las madrugadas, porque de los cuatro pozos de agua potable que se han perforado para proveer a las comunidades de la zona, tres ya se secaron y uno sirve de vez en cuando, sin que sea insuficiente para las necesidades de las 200 familias de Santa Rosa.

La crisis hídrica, que se acerca a un punto culminante en Guanajuato como en el país, es cotidiana para quienes viven en comunidades y colonias irapuatenses, que han buscado la manera de arreglárselas pero que ven extenderse la mancha de la sequía cada vez más.

Es sábado 13 de abril. Hoy Juan no pudo ir por agua porque se enfermó. Una hija les compró el líquido para dos tambos de 200 litros, pagó 45 pesos cada uno; sólo le durará unos días, después verán qué hacen.

A seis kilómetros de Santa Rosa está la comunidad Cañada de la Muerte. Aquí vive Héctor, cuya historia no es diferente: él recorre cuatro kilómetros, también ayudado por una burrita, para sacar de entre las piedras el agua de un pozo natural, y lo hace por la misma razón que Juan; hace dos semanas dejó de salir agua del pozo que abastece a alrededor de mil habitantes, que esperan saber cuál es la causa de la falla. Para ello, cada uno de los 140 jefes de familia pagaron 200 pesos; esperan saber si tendrán o no agua otra vez.

En enero, la comunidad impuso el “tandeo” porque la presión del pozo no era la suficiente para dotar a toda la comunidad de Cañada. En la actualidad los que tienen un vehículo acarrean tambos de agua desde el pozo natural, mientras que quienes tienen más recursos comprarán el agua a los piperos.

La afectación es tan severa que incluso madres y padres de familia deben llevar cubetas, botes o botellas de plástico con agua a las escuelas donde estudian sus hijos. Aun con este acarreo seguirán batallando y prefieren que la comunidad siga a cargo de administrar la operación de los pozos, porque consideran que cederlos al manejo de la Junta de Agua Potable y Alcantarillado (Japami) no redundará en resolver la situación.

La escasez de agua también ha afectado a la zona urbana, donde miles de habitantes de colonias se han acostumbrados al tandeo impuesto por la Japami desde hace años. Aunque en una consulta hecha por POPLab el organismo aseguró que aplica esta medida en una sola colonia de Irapuato, la realidad es que en diversas colonias reciben el servicio por algunas horas, y en la zona sur ha dejado de surtirse el agua por días o semanas, sin aviso previo del organismo operador.

Comunidades: la eterna crisis hídrica y “cubetazos” para las escuelas

Hace por lo menos 11 años que comenzó a bajar el nivel de agua del río que pasa a la orilla de la comunidad de Santa Rosa en Irapuato, recuerdan pobladores. Las familias lavaban en la ladera y se abastecían de este lugar porque uno de los cuatro pozos de agua perforados para la comunidad se secó. Hoy está en agonía el último pozo que no tiene suficiente presión y de la que se extrae una poca agua cada ocho días. Estos pozos también brindaban el servicio a las comunidades de las Adjuntas, Las Estancias y a una parte de Encino del Copal.

Todas las noches Juan se levanta entre las doce y la una de la madrugada, carga dos barriles en la burra y camina hasta “el pocito”, y dura alrededor de una hora para llenar un bote de 200 litros.

El problema tiene varios años; Martina, esposa de Juan, no recuerda la fecha en que dejó de tener agua. La mujer dice que perdió la confianza con el delegado y el comisariado porque no hacen caso, y cuenta que cuando llegan apoyos, como la última vez que llegaron maquinarias para emparejar las calles de la comunidad, sólo se beneficiaron los cercanos al delegado.

De las 200 familias, 197 siguen pagando por el servicio de los pozos, aunque no funcionen, pues se debe cubrir el costo de la energía eléctrica para encender la bomba. “De todos modos pagas, por decir, ahorita que dura mucho el pozo prendido estamos pagando la luz del pozo”, además de 25 pesos a la persona encargada de encenderlo. El cobro se hace por cada jefe de familia, aunque haya más de una viviendo en una misma casa.

“Hay veces que tenemos que llevar (agua) en cubetas, dependiendo del niño llevamos una cubeta de agua, o de plano que no tengamos tampoco nosotros, cooperamos para comprar”, explicó María, quien tiene a un niño en el kínder Juan José Arreola en la comunidad de Santa Rosa, a donde ha tenido que acarrear cubetas.

Además, junto a otros padres de familia, debe pagar un mínimo de 25 pesos para que pague media pipa, que cuesta entre 500 y 600 pesos y se usa para los baños y limpieza de salones.

La última aportación la hicieron antes de las vacaciones de Semana Santa, por lo que el agua alcanzará un mes más. La secundaria y la primaria no padecen de este problema porque sí cuentan con el servicio.

A unos 20 kilómetros de la cabecera de Irapuato se encuentra Cañada de la Muerte, donde habitan alrededor de mil personas que se abastecen del pozo de la comunidad, mismo que hace más de una semana dejó de surtir agua.

Este pozo fue perforado hace 30 años; la gente de la comunidad dice que se detectó arsénico. Se instaló una planta potabilizadora que les vende cada tercer día garrafones de 20 litros a siete pesos.

Las autoridades de la comunidad solicitaron a cada uno de los 140 jefes y jefas de familia la cooperación obligatoria de 200 pesos o ya no les darían agua, una vez que se revise y se detecte la falla en su operación, y si alcanza el dinero para repararlo.

“El pozo ya no quiere echar agua, quién sabe qué tendrá, tenemos más de una semana que está descompuesto, no hay agua”, señalan vecinos.

Cuando el pozo funciona, y debido a que algunos habitantes se quejaron porque no llegaba agua a las zonas altas de la comunidad, a principios de este año determinaron dividir la entrega de agua y cada tercer día se surte del servicio a la mitad de la población, de las 8 de la mañana a la 1 de la tarde.

La gente también se ha visto obligada a comprar cisternas o botes para almacenar, aunque no todos lo han hecho. Héctor cuenta con dos tambos de 200 litros, pero dice que quisiera que lo apoyaran con tinacos grandotes, “y así no batallamos”.

La situación ha llevado a conatos de pleito entre pobladores en algunas de las juntas de la comunidad. Pero además porque la persona encargada de operar el pozo y de la potabilizadora a veces no quiere venderles los garrafones, y porque no hay transparencia en las cuentas del dinero que se obtiene por estas ventas.

Hay familias que pueden pagar hasta 35 pesos por cada tambo de 200 litros, y quienes tienen donde almacenar pagan hasta 1,200 pesos por una pipa de agua de 10 mil litros.

El Encino del Copal está a 5 minutos de Cañada de la Muerte en automóvil. Desde febrero, en esta comunidad el nivel de los pozos bajó y sólo se extrae por algunas horas el líquido. A decir de Efrén Chávez, comisariado ejidal, esto es por las sequías. “Se baja porque no llovió, no tuvimos cosecha, perdimos todo”.

En esta comunidad viven 400 personas; aquí por las pipas de agua se pagan mil 500 pesos. “Sabrá Dios que agua será, pero la usamos para tomar”. A veces el municipio envía pipas que no se les cobran, “nos la regalan” y esa agua se usa para abastecer la escuela primaria y la secundaria. “No es suficiente, pero ayuda”.

Alrededor de 16 niños y niñas del Encino del Copal van a la secundaria y preparatoria de Santa Rosa, donde, como ocurre en otras comunidades, les pidieron que llevaran garrafones o botes de agua para usar en los baños.

La Junta de Agua Potable y Alcantarillado de Irapuato (Japami) entregó una ficha informativa en la que indica que sólo se hace cargo del abasto de agua en las comunidades de Aldama, El Copalillo, Carrizalito, La Charca, San Ignacio, Venado Yóstiro, Pedro Arteaga, Rosario de Covarrubias y Ex Hacienda Buena Vista.

En el resto de las comunidades la población se hace cargo de sus pozos, pero el organismo envía pipas cuando se las solicitan, siempre y cuando las paguen.

Según el organismo, hay un convenio de “atención emergente de sequías” con la Comisión Estatal de Agua en Guanajuato (CEAG) para llevar 72 pipas de agua por 16 semanas a 18 comunidades, pero de esta agua no serán beneficiadas Cañada de la Muerte, Encino del Copal ni Santa Rosa.

En colonias de la zona urbana, “tandeos” no reconocidos

Según la ficha de la Japami, “no hay tandeos de servicio de agua potable en el Municipio”. Y sostiene que sólo se realiza un tandeo en la colonia Expofresas de las 10:00 a las 18:00 horas en la zona de terracería, y de las 18:00 horas a las 10 de la mañana siguiente en otra zona.

En la ficha informativa que entregó -tras cancelar una entrevista- el organismo indicó que la falta del servicio en colonias se debe a la reparación de los equipos y mantenimiento de los pozos, “estos daños ocurren por el uso o fallas que pueden variar de origen”.

En la actualidad se están reparando los pozos 88, 14 y 47, pero Japami no explicó a qué zonas o colonias abastecen.

Hace tres años, Japami instaló el medidor de agua en la casa de Verónica Ramos en la calle Ermita de la colonia Nuevo México, pero a finales del 2021 comenzó a escasear el agua; desde entonces el servicio lo ha tenido a partir de las 6 de la mañana y sólo por unas horas. “Antes sí había día y noche…ahora a las cinco de la tarde para ser exactos ya no hay”.

 

 

 

 

 

 

 

Este texto es reproducido por Amapola Periodismo como parte de la alianza de medios. Puedes leer la nota completa en Pop Lab

La sequía reventó al “granero de México”

Ahora mismo hay incertidumbre sobre los precios de los granos que se produjeron en Sinaloa, pues el maíz ya reporta baja productividad por falta de riego y el mercado del frijol y garbanzo ya cuenta con sobreproducción.


Texto: Marcos Viscarra/Revista Espejo

Foto: Cortesía de Gobierno de Sinaloa

Sábado 13 de abril 

 

Sinaloa es un estado que anualmente utiliza hasta 800 mil hectáreas para sembrar. Un buen año, que puede tomarse así cuando hay agua suficiente, se utilizan hasta 560 mil para maíz, pero en la actual temporada solo se usaron 200 mil.

“El problema va a estar en el rendimiento, porque le faltó un riego al maíz”, dijo Marte Vega en entrevista para Revista ESPEJO.

La gran producción agroalimentaria es el referente para nombrar a Sinaloa como el “granero de México”, pero la sequía ha reventado este gran centro siembra y cosecha. Ahora mismo no sabe cuántas toneladas de maíz, el producto estrella de éste Estado, podrán cosecharse, pero entre productores reconocen que será un año malo.

“Estamos hablando de que ya son 3 años malos…”, continuó Vega, quien dos días antes de hablar de esa preocupación estuvo sentado con funcionarios federales y empresarios industriales para exigir una atención en un precio justo de los granos.

La cotización actual se compondría de 176 dólares, que es el precio a futuro, más 76 dólares que es el costo de las bases, por un tipo de cambio de 16.44 pesos por dólar. El valor aproximado sería de 4 mil 142 pesos por tonelada.

La sequía convirtió al campo sinaloense en un problema con pocas salidas, se depende de las bolsas extranjeras y una baja producción del producto más importante del Estado.

¿CÓMO SE DETERMINÓ LA SUPERFICIE DE SIEMBRA?

El 1 de octubre se hace el corte por la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Se hace el cálculo sobre cuánta agua hay en las presas y se determinan los volúmenes pueden usarse en la distribución para el campo.

Se hacen reuniones en conjunto con módulos de riego, los cuales proponen una estrategia y se discute hasta llegar a un acuerdo.

La actual temporada limitó los cultivos por un bajo nivel de agua en las presas ante una muy reducida captación por falta de lluvias en 2023, se prefirió otorgar volúmenes de agua para permisos de siembra para productos de baja demanda, aunque eso provocó un gran problema.

EL PROBLEMA DE LA SOBREPRODUCCIÓN

“Ahora hay sobreproducción de frijol y de garbanzo, aunque eso ya sabíamos que iba a pasar. Hay también un problema de rentabilidad para el maíz”, dijo Vega.

Anualmente se siembran unas 50 mil hectáreas de frijol, pero esta temporada fue el doble. Lo mismo ocurre con el garbanzo, un producto de exportación que se suele sembrar en unas 30 mil hectáreas, pero en ésta ocasión fueron 70 mil.

Los rendimientos ahora dan un resultado que revienta el mercado y, por lo tanto, reduce los precios por tanta oferta.

De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), éste 2024 puede haber complicaciones meteorológicas y el nivel de lluvias estará limitado, a causa de que se establezca un “año Niña”, un fenómeno climático que tiene como característica principal la reducción de lluvias.

Lo que ahora es posible contar, es que en los próximos cuatro meses no se tendrá registro de lluvias sostenidas y, por lo tanto, no habrá captación en las 11 presas productivas.

En el último reporte de la Conagua se estableció que las presas se encuentran con un 13 por ciento de su capacidad de almacenamiento y aún se tiene extracciones superiores a los 100 metros cúbicos por segundo.

“Vienen meses complicados y ya hay meses críticos”, mencionó Vega, señalando que de no poder tener un almacenamiento que supere el 50 por ciento de las presas se volverá a apostar por productos de baja demanda de agua y, de nueva cuenta, caer en sobreproducción y bajos precios.

El campo guerrerense en riesgo por maíz transgénico y sequias

La UNTA alerta sobre la posibilidad de que los mexicanos de todos modos consuman maíz transgénico porque la mayoría de los productos derivados del maíz son importado de Estados Unidos y aunque oficialmente no hay confirmación de que se utilice maíz transgénico, nada les impide a las empresas del país vecino hacerlo


Texto: Itzel Urieta

4 de enero del 2024

Chilpancingo

 

Productores de maíz en Guerrero apoyan la posición del gobierno federal de no dejar que Estados Unidos y Canadá importen maíz transgénico, lo que generó una controversia entre México y sus socios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

En medio de las negociaciones del TLCAN, en octubre del 2021, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) emitió una sentencia donde prohibió el ingreso de maíz transgénico, bajo el argumento de que los organismos genéticamente modificados (OGM) dañan permanentemente la biodiversidad.

Por este hecho, Estados Unidos argumentó que México violó el TLCAN, también llamado Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA, por sus siglas en inglés). Su argumento fue la perdida de exportaciones y aseguraron que el decreto de la SCJN era proteccionista y emocional.

México se mantiene en la postura de no permitir el ingreso de maíz transgénico, por lo que se abrió un panel para discutir una salida al tema que, de acuerdo con el calendario, deberá resolverse este 5 de enero.

“Mi opinión es que el gobierno de México tiene razón, aunque todavía no está muy definido que tanto daño hace el maíz transgénico, meter el maíz transgénico en México causaría un ecocidio por el tema de que somos país de origen”, afirmó Ventura Reyes Urióstegui, líder estatal de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA).

Con la posible llegada masiva del maíz transgénico, la cultura milenaria de sembrar maíz orgánico, de escoger la mejor semilla para el tipo de suelo, temporada y altitud, está en riesgo de desaparecer.

“La introducción del maíz transgénico lleva también a que se monopolice la venta de las semillas y a la desaparición de las variedades de maíz que alimenta a la población de México», agregó el líder de la UNTA.

Foto: Oscar Guerrero / Archivo.

La disputa entre México contra Estados Unidos y Canadá por el maíz transgénico genera incertidumbre en el campo guerrerense, sumado a eso, la sequía y la falta de apoyos a los productores afecta la producción del principal alimento de los mexicanos.

Aunque el narcotráfico y la migración ocupan el centro mediático de las negociaciones del TLCAN, durante meses están detenidos en otro tipo de conflicto: una pelea por alimentos.

Para Reyes Urióstegui el tema va de la mano con la producción de maíz en México, la cual asegura deber ser una producción que garantice la autosuficiencia alimentaria.

La mayoría de los productos derivados del maíz son importado de Estados Unidos y aunque oficialmente no hay confirmación de que se utilice maíz transgénico, nada les impide a las empresas del país vecino hacerlo.

Es decir, en México no se puede sembrar este tipo de maíz transgénico, tampoco se debería importar, pero Estados Unidos es el mayor importador de este grano y sus normas no son claras sobre el producto que llega a México.

El maíz amarillo de Estados Unidos que se sospecha es transgénico se ocupa para la producción de alimento para animales, alimentos procesados y algunas harinas para hacer tortillas, por lo que el mexicano a pesar de no producir maíz transgénico, está expuesto a ese producto en su vida cotidiana.

Al pollo de granja se le alimenta con este tipo de maíz importado de Estados Unidos y las frituras procesadas también se hacen de este maíz, de acuerdo con lo relatado por Reyes Urióstegui en entrevista telefónica.

“La cultura del mexicano en el campo es siempre tener una parcela de maíz y eso nos lleva que siembra bastante maíz para autoconsumo, de distintas variedades que el campesino selecciones depende del clima, el suelo y la altitud”, dijo Reyes Urióstegui.

Foto: Salvador Cisneros / archivo. 10 de marzo del 2021.

La opción que tiene México contra el maíz transgénico es el maíz hibrido; un tipo de maíz que naturalmente, de manos de campesinos y académicos, combina especies de maíz nativo para mejorar la semilla.

En el caso del transgénico “el asunto es que las empresas semilleras transnacionales de Estados Unidos le han introducido genes que hacen resistente al maíz, sobre todo del glifosato, lo que genera que puedan aplicar herbicidas indiscriminadamente y al maíz no le afecta”.

“Esa alteración genética que hacen del maíz transgénico ayuda a los maíces para que no se lo coman las plagas, pero siendo para consumo humano esa alteración genética puede afectar al consumo”, agregó Reyes Urióstegui.

 

Con el maíz transgénico se pone en riesgo la reproducción natural del maíz: Especialista

Para el biólogo Epifanio Blancas Calva, especialista en aves polinizadoras, la introducción de especies genéticamente modificadas pone en riesgo la reproducción natural de las especies de plantas y aves.

El maíz es una planta que realiza sola su propia reproducción; las espigas sueltan su polen y lo recogen los cabellos del elote, lo que genera su reproducción.

“Los paquetes tecnológicos con lo que alteran las semillas son un problema porque son sumamente agresivos para el ecosistema y acaban con todo, con los polinizadores, insectos, hierbas y hasta la especie humana”, explicó Blancas Calva.

Otro problema con las semillas transgénicas, de acuerdo con el académico, es que son conocidas como terminator, porque se siembran una sola vez y al ser alteradas genéticamente por las corporaciones transnacionales ya no se reproducen y en la próxima temporada, se obliga a los campesinos a comprar la semilla a las mismas empresas.

“El proceso de la selección del maíz se dio en Mesoamérica y consiste en seleccionar una por una la semilla, de decir cuál siembro, cuál guardo y de esa manera hoy tenemos una gran diversidad de semillas y maíces que están adaptadas a las condiciones locales de cada punto del país”, agregó Blancas Calva.

“El proceso histórico de selección de semillas se está truncando, lo cual es gravísimo y muchas veces en la ciudad no nos damos cuenta del problema que representa eso», consideró el académico.

De acuerdo con Reyes Urióstegui la falta de lluvias este año y la falta de apoyos para los productores también ponen en riesgo la cosecha y los precios del maíz.

Los datos de la UNTA indican que puede haber una merma del 50 por ciento en la producción del maíz este año, a consecuencia de la mala temporada de lluvias.

Para Reyes Urióstegui, en Guerrero, no hay datos precisos sobre la producción el maíz. Los datos varían porque las instituciones “siempre quieren dar la impresión de que hay buena producción y no aceptan que se disminuye la producción”.

El dato oficial de la Secretaría de Desarrollo Rural indica que se produce un millón y medio de toneladas anuales; la cifra del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) es de un millón 300 mil toneladas, dato que coincide con otras dependencias.

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