Amparos para obtener acceso a la salud aumentan siete veces en cinco años: falta de medicamentos, la causa más frecuente

El número de amparos presentados contra instituciones de salud pasó de 229 en 2017 a mil 602 en 2022, de acuerdo con el colectivo Cero Desabasto. Con estos recursos legales, personas buscan que se garantice su derecho a la salud con los medicamentos o las cirugías que necesitan.


Texto: Marcela Nochebuena / Animal Político 

 

Rumy tiene casi cinco años y nació con hipoacusia en los dos oídos. La hipoacusia severa es un padecimiento que impide escuchar casi completamente. Su mamá nació con el mismo diagnóstico, pero con un aparato auxiliar logró escuchar bien y tener una comunicación funcional complementada con lengua de señas. Para Rumy, la solución era un implante coclear, dispositivo que se coloca mediante cirugía dentro del hueso que rodea al oído.

El implante se complementa con un dispositivo externo que tiene un receptor, un procesador de lenguaje y una antena. El aparato recibe el sonido y lo envía a la parte interna del implante. Después de meses de peregrinar por varias instituciones de salud, Federico, su abuelo, logró que se lo colocaran en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), pero solo gracias a la orden de un juez, en respuesta a la acción legal que interpuso en diciembre de 2022.

En ese mismo año, otras mil 602 personas interpusieron amparos contra instituciones de salud pública por desabasto de medicamentos e insumos, la mayoría contra el IMSS (mil 024), el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y el ISSSTE (227). Aunque en 2022 la cifra se redujo respecto de 2021, el año con peores efectos para la salud, cuando sumaron 2 mil 307, en los últimos cinco años la promoción de amparos ha crecido siete veces, pues en 2017 fueron solo 229, de acuerdo con la Radiografía del desabasto de medicamentos en México 2022, del colectivo Cero Desabasto.

Para 2018, se mantuvieron más o menos igual, pues se registraron 220, mientras que en 2019 crecieron a 387 para dispararse en 2020 a más de mil. La cifra de 2022, aunque se reduce respecto del año previo, representa un aumento de 600 amparos más respecto del año en que comenzó la pandemia. Las organizaciones Renace San Luis y Justicia que Transforma México, dos de las que promueven gratuitamente estas acciones, coinciden en que la mayor parte responde a la falta de suministro de medicamentos.

Hoy, Rumy pasea por su casa, en el municipio de Ecatepec, mientras intenta balbucear algunas palabras. A veces también presta atención, cuando su abuelo le hace alguna señal, a los ruidos más diversos: el golpe de llaves contra el vidrio, el grito lejano del hombre que pasa vendiendo pan, la licuadora o un toquido en la puerta. Su abuelo remarca las sílabas de ciertas palabras para que ella las repita: “pa-pá”, “a-zul”, “ver-de”.

Así es como la ayuda a sacar el máximo provecho del pequeño aparato que ahora trae en el oído, como le indica la terapeuta cada 15 días. Mientras Rumy colorea, una de sus actividades favoritas, su abuelo explica cómo empezaron a lidiar con el sistema de salud: cuando Rumy tenía poco más de un año, su familia notó que no escuchaba porque le hablaban y no hacía caso.

Rumy nació con hipoacusia en los dos oídos.

Cuando nació, en el centro de salud de San Juan Ixhuatepec, Estado de México, le habían hecho un tamiz auditivo que indicó erróneamente que sí escuchaba. Al notar lo contrario, un pediatra particular les dijo que una audiometría era necesaria para determinar sus niveles de escucha. Le hicieron también un estudio de potenciales auditivos. Entonces, llegaron al INER.

Era abril de 2020, así que, tras una cita inicial, la pandemia de COVID-19 aplazó su atención indefinidamente. Para entonces, Rumy estaba por cumplir dos años.

La familia exploró la posibilidad de que la atendieran en otros hospitales, pero en todos los casos posibles, la pandemia lo impidió. Finalmente, casi dos años después, volvieron a abrirse las citas en el INER. Ahí le hicieron de nuevo todos los estudios y en noviembre de 2022 les confirmaron que la niña era candidata a un implante coclear. Sin embargo, el instituto argumentó que no contaba con el aparato.

“El gobierno quitó la ayuda; el programa se llamaba Siglo XXI. Quitaron ese programa y no pusieron ningún otro para que nos ayudaran”, relata Federico. La única posibilidad —según le comentaron los médicos— era conseguir los aparatos por fuera con una asociación o con sus propios recursos, y entonces la dependencia les apoyaría con la operación. Le dieron una cita de seguimiento hasta dentro de dos meses.

El programa Seguro México Siglo XXI, destinado a las infancias, entró en vigor en México en 2007, mediante un esquema de aseguramiento médico de cobertura total con recursos públicos para niños menores de cinco años incorporados al Sistema de Protección Social en Salud (SPSS). Contemplaba todas las intervenciones médicas de rehabilitación física y neurosensorial; sin embargo, para 2022, se eliminó por completo el presupuesto que se le destinaba.

El abuelo de Rumy investigó con las empresas que comercializan los aparatos y con las asociaciones que podían conseguirlos, pero eran inaccesibles: entre 600 y 800 mil pesos dependiendo la marca. “No tenemos los recursos para solventar ese gasto así de un solo golpe, y yo le comentaba a mi yerno, al papá de la niña, que si existiera la facilidad de dar un enganche y luego irlo pagando mensualmente, adelante, pero no”, explica.

Finalmente, le dieron el contacto de Renace San Luis para iniciar un proceso legal que obligara al hospital a poner el implante. “No tengo nada que perder”, pensó Federico. Firmó la demanda y en unos días el amparo ya se había ganado parcialmente: aunque el proceso legal llevara dos o tres años, la operación se haría lo más rápido posible. Al principio, el INER trató de desplazar la responsabilidad al Insabi, porque esa dependencia concentraba los recursos federales.

Ante ello, se presentó una ampliación de demanda contra el Insabi, la Cámara de Diputados y el INER. Volvieron a ganar, y el INER finalmente estuvo obligado a conseguir y colocar el implante. Finalmente, el instituto se comunicó a finales de febrero para avanzar en el proceso, hacer los estudios preoperatorios y explicar lo que seguiría. La cirugía se retrasó algunos días más por pruebas positivas de COVID-19, pero sucedió por fin, el 6 de abril, tres años después de la primera ocasión en que el abuelo de Rumy buscó atención.

El abogado José Mario de la Garza, de Renace San Luis, explica que el resultado relativamente rápido se debe a que los jueces deben otorgar medidas de carácter urgente, lo que obliga a las instituciones a brindar la atención aun cuando el juicio no está resuelto: una vez que los recursos legales se presentan ante los jueces federales competentes —en el lugar donde se busca la atención—, tardan entre tres o cuatro días en admitirlo o rechazarlo. En el momento que hacen lo primero, también deben tomar una resolución sobre una suspensión, es decir, ordenar esas medidas.

“Como se trata de derechos humanos, hay unas medidas de carácter inmediato que se tienen que llevar a cabo. En el tema de salud, estas medidas son muy importantes porque, si yo te estoy diciendo que necesito una operación, en principio no debería esperarme hasta que se concluya un juicio. Un juicio de amparo puede durar un año y medio, dos años, dependiendo la complejidad del tema”, abunda.

El implante de Rumy es de por vida. Su familia solo debe tener particular cuidado con evitar golpes en la cabeza, agua a demasiada profundidad, resonancias magnéticas o puertas imantadas. Al aparato que lleva afuera hay que darle mantenimiento; su abuelo también recibió pilas recargables y una antena extra, pero hay que actualizarlo. Hasta hoy, el INER sigue atendiendo su tratamiento, y la acción legal continuará para lograr lo mismo en su otro oído.

De acuerdo con su informe de avances y resultados 2022, el INER retomó, a partir de junio de 2022, la implantación coclear en sus instalaciones, pero al cierre de ese año, colocó únicamente cinco dispositivos. En su momento, durante ese periodo y antes del amparo, negó contar con alguno para Rumy. Según la dependencia, el año pasado también realizó un proyecto para la actualización de procesadores de implante coclear a los pacientes del INER con apoyo de la beneficencia pública, que atendería a 111 pacientes. En el momento de publicación del informe, el plan estaba en espera de aprobación.

Al mismo tiempo que los amparos han crecido, las autoridades también han ido encontrando mecanismos para no cumplir, y la complejidad se ha incrementado. “Ya no son amparos así tan fáciles que tú llegabas, presentabas un amparo, te daban una suspensión y a los dos días te daban los medicamentos. Ahora ya nos encontramos que han ido buscándole formas, contestan de una manera, te dicen que no tienen los medicamentos y van haciendo que el amparo se vuelva complejo”, afirma el abogado.

Él calcula que esta complejidad data de los últimos dos años a dos años y medio, aunque también depende del juzgado y de que este comprenda bien el alcance de la acción legal. “Es casuístico, porque cada amparo lo tienes que presentar ante un juez diferente en una ciudad diferente y en otras circunstancias, pero yo te diría que se ha agravado la situación cuando menos en los últimos dos años, más complejo, más tiempo, más tardado”, añade.

Otra complejidad es que la mayor parte de la población que está sufriendo la violación a sus derechos por la falta de medicamentos o tratamiento ni siquiera tiene la posibilidad de promover amparos. “O no tiene acceso a las personas que lo hacemos, o no sabe que se puede hacer esto o viven en situaciones de poblaciones marginadas, nos pasó mucho, hay gente que se tiene que trasladar a las capitales de los estados para que le atiendan ciertas enfermedades, mucha gente está invisibilizada también y difícilmente van a ir a promover un amparo”, explica.

Por ello, estas acciones legales se han concentrado, mayormente, en personas con cierto nivel de vida urbana y conocimiento o acceso por redes sociales. La necesidad es enorme, de acuerdo con la organización, y aunque muchas veces han encontrado maneras de intentar justificarse ante el juez por falta de infraestructura, recursos o abasto, las autoridades tienden a cumplir porque la Ley de Amparo establece que es posible destituir a los funcionarios que no lo hagan. Por otro lado, el incumplimiento puede conllevar delitos federales.

“Entonces, por un lado, el sistema está en una situación crítica, no atiende a las personas, no les da medicamentos; por otro lado, algunos y algunas mexicanas logran promover amparos, algunos logran que esos amparos se materialicen en cuestiones prácticas, y también ocasionamos que los doctores estén atendiendo, de manera desproporcionada, demandas y demandas de amparo que les llegan todos los días”, lamenta el abogado.

De acuerdo con el registro actualizado de Renace San Luis, de 2020 a la fecha la organización ha gestionado un total de 38 amparos por violación al derecho de acceso a la salud: dos por omisión de medidas de seguridad eficaces para evitar el contagio de COVID-19; 24 por omisiones en medicamentos para niños y adultos con cáncer en CDMX, Jalisco, Puebla, Morelos, Yucatán y Aguascalientes; 11 por desabasto de insumos médicos o medicamentos en Estado de México, CDMX, Guanajuato, Oaxaca, Chihuahua y San Luis Potosí, y uno por omisión de dictar medidas ante COVID-19 en centro penitenciario.

Rumy nació con hipoacusia en los dos oídos.

Presentar amparos desde una plataforma virtual

La asociación Justicia que Transforma México —antes conocida como Justicia contra el cáncer— hace énfasis en que la recurrencia a amparos es muestra de que no está funcionando el sistema de salud, aunque no todas las personas lo hacen, ya sea por desconocimiento de sus derechos, de la ley o por temor de que pudieran generarse represalias en la atención. A partir de la pandemia, fue cuando los amparos empezaron a adquirir notoriedad y “es una medida que llegó para quedarse”.

“Ante este conocimiento de la población, y de voz en voz, de que el amparo puede solucionar entre la vida y la muerte, o el hecho de hacer efectivo que te escuchen a través de esta vía cada vez tiene más relevancia. Cuando menos nosotros tenemos dos, tres, cuatro casos por semana propiamente para temas de cáncer o de casos urgentes de acceso a la salud, y creemos que esto va en aumento”, señala Guillermo Rivera, director de la organización.

La promoción de los amparos también les ha permitido ver, en diversas entidades e instituciones, que cada vez falta más medicamento, hay menos camas, más escasez de medicinas de patente, aparatos costosos y menos subrogaciones. Sin embargo, el motivo que permanece más recurrente es el desabasto de medicamentos. A este le sigue la necesidad de quimioterapia para pacientes con cáncer, así como la radioterapia e inmunoterapia.

Del mismo modo, se han presentado casos por falta de recursos materiales, como agujas para las biopsias, limpieza de catéteres o máquinas inservibles para la aplicación de estudios. Antes de retomar todas esas causas, el colectivo Justicia Covid originalmente se formó a raíz de la pandemia en Baja California, para prestar un servicio jurídico gratuito a quienes estaban viviendo los peores efectos de la pandemia. A partir de ahí comenzaron a ubicar abogados en los 32 estados que estuvieran dispuestos a sumarse pro bono.

“Gran porcentaje de los amparos que nosotros estábamos promoviendo, sobre todo en materia de salud, casi todos eran en sentido favorable por parte de los criterios de los jueces, y vimos que existía una necesidad de crecer y de sumar a más personas que estuvieran dispuestas a dedicarle horas pro bono a nuestra ciudadanía. También nos dimos cuenta que ya cuando teníamos cumplido un año, más del 50% de los asuntos que nosotros recibíamos pertenecía al sector salud, es decir, que había una gran masa de ciudadanía que estaba percibiendo los efectos del desabasto de medicamentos”, añade Fernanda Rizo, parte de la organización.

De esa manera, de las mil 295 asesorías en total que ha dado la organización, 383 resultaron en acciones legales, 275 de ellas —poco más del 70%— relativas al derecho a la salud. Estas últimas se han presentado por diversos motivos pero principalmente por servicios médicos (37), vacunas para menores de edad en Campeche (36), vacunas COVID para menores de edad (32), otorgamiento de medicamentos (19) y diferentes atenciones médicas y tratamientos específicos.

Ahora, Justicia vs Cáncer es una plataforma virtual que permite a la ciudadanía hacer una demanda de amparo y presentarla ante el Poder Judicial para que un juez le ordene a cualquiera de las instituciones públicas de salud que, de manera inmediata, detenga la violación del derecho al acceso a la salud, desde lo más particular —medicamentos, citas médicas— hasta tratamientos como quimioterapia o radioterapia. En diciembre de 2021, nació como asociación Justicia que Transforma México, que arropa a sus dos antecedentes.

Mediante esta plataforma, se han generado 229 demandas, de las que la organización ha presentado 97 ante el juez con fallo en favor de los pacientes —la herramienta puede usarse para hacerlo con cualquier otro abogado—. Esto representa más de 4 mil horas de trabajo pro bono. Con ello, en 25 estados se ha logrado obtener servicios como quimioterapia, medicamentos, inmunoterapia, biopsias, tomografías, cirugías, entre otras, con un valor de más de 74 millones de pesos, principalmente para cáncer de mama, de próstata, de riñón, de colon, de ovario y cervicouterino.

“El reto que nosotros tenemos es que esta plataforma sea para cualquier tipo de enfermedad, que de repente sí hay usuarios que tienen una necesidad muy urgente, de vida o muerte, y claro que la atendemos, pero la intención sería que esta plataforma se ampliara a todas las enfermedades y le pudiéramos dar abasto de manera inmediata a todas las personas que lo necesitaran”, añade Rivera.

Para generar una demanda de amparo en casos de cáncer, es necesario acceder a https://justiciavscancer.com.mx/genera-tu-demanda/, donde hay un video tutorial para hacerlo. Después de elegir el estado de residencia, el servicio público del cual se es derechohabiente en caso de serlo, el representante legal que se desea, el tipo de cáncer, la falta de tratamiento que se demanda o de medicamento, si se tiene un caso específico y los datos personales, la demanda de amparo se genera tras esos ocho pasos.

“Desafortunadamente, la demanda existe en los 32 estados de la República. Creo que mientras siga existiendo esta falta de capacidad operativa por parte de nuestras autoridades en hacer las gestiones necesarias presupuestales y administrativas suficientes para dar a toda la ciudadanía que se encuentre inscrita a un padrón de una institución de salud, vamos a seguir como ciudadanos ejerciendo este tipo de acciones que nos permiten exigirle a las autoridades asegurarle un derecho a una persona”, concluye Rizo.

Este texto es propiedad de Animal Político y lo reproducimos con su autorización. Puedes leer el texto original en este enlace.

Organización Justicia que Transforma México formaliza amparo contra la eliminación de 35 NOM en salud

El amparo presentado ante el Poder Judicial federal argumenta que la eliminación de 35 NOM en salud vulnera derechos de la ciudadanía.


Texto: Marcela Nochebuena / Animal Político

Fotografía: Amapola periodismo

 

Por peligro a la salud, la vida y la certeza jurídica de la ciudadanía, la asociación Justicia que Transforma México presentó ante el Poder Judicial de la Federación una demanda de amparo contra la decisión del gobierno federal de cancelar 35 normas oficiales mexicanas (NOM) en materia de salud.

La demanda con folio 5182739/2023 fue ingresada ante instancias judiciales en Baja California y se dirige contra la publicación del Suplemento del Programa Nacional de Infraestructura de la Calidad 2023, que el gobierno publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 1 de junio de 2023.

En esa publicación se aprueba la cancelación de 35 NOM relativas a la salud, nueve de ellas relacionadas con enfermedades prioritarias o de alta incidencia, que se consideran obligatorias para brindar una asistencia médica de calidad a todas las personas y a los grupos en situación de vulnerabilidad. La asociación asegura en el documento que, con ello, las autoridades pretenden limitar una atención médica íntegra, digna y de calidad a quienes hacen uso de instituciones de salud públicas o privadas.

De esa manera, violentan los derechos a la disponibilidad, accesibilidad, no discriminación, aceptabilidad y calidad de los servicios de salud, certeza, seguridad y legalidad jurídica. “Esto al decidir cancelar la totalidad de las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) en materia de salud, sin delimitar en específico si era necesario su actualización, modificación o revisión posterior a los cinco años a partir de su entrada en vigor”, señala la organización.

En la demanda de amparo, Justicia que Transforma México plantea violaciones a la Ley General de Salud y a la de Infraestructura de la Calidad, así como al artículo 4 constitucional. De acuerdo con la organización, la Secretaría de Salud no cumplió con verificar el cumplimiento de las NOM ni presentó un informe de la revisión sistemática de cada una de las normas que deseaba modificar o cancelar, ni el análisis de las alternativas, impacto o beneficios de cada una de las canceladas.

“Al considerar que no se justifica, fundamenta, ni motiva la violación al derecho humano de la salud de todos los ciudadanos que se encuentren en territorio mexicano para razonar la cancelación de brindar un estándar de calidad en los servicios de salud, ya que se encuentran omitiendo verificar el efectivo cumplimiento de cada una de ellas, así como omite señalar los argumentos mediante los cuales justifique o motive dicha cancelación de manera arbitraria”, establece el documento.

Por ello, según los argumentos de la asociación, no existe una justificación para limitar, restringir o coaccionar el derecho a la salud ni medidas que se pretendan tomar para garantizarlo. Por el contrario, se pretende justificar una negativa y omisión de brindar asistencia médica adecuada y de calidad, pues se elimina toda regulación obligatoria que norme los servicios médicos en instituciones de salud públicas o privadas.

La demanda recuerda que las NOM en materia de salud tienen distintos objetivos, como establecer y unificar criterios o procedimientos para la prevención, detección, diagnóstico, tratamiento y atención médica integral de diversas enfermedades, así como estrategias, técnicas operativas y medidas de control y vigilancia que deben realizarse en todos los establecimientos que prestan atención médica. Además, deben brindar información homogénea para prevenir problemas de salud para todas las personas, y específicamente para grupos en situación de vulnerabilidad.

De acuerdo con el artículo 51 de la Ley Federal sobre Metrología y Normalización, la modificación de las NOM debe cumplir con el mismo procedimiento que para su elaboración, y solo en caso de que no subsistan las causas que motivaron su expedición, las dependencias o la Comisión Nacional de Normalización pueden modificarlas o cancelarlas. Del mismo modo, precisa que deben ser revisadas cada cinco años a partir de su entrada en vigor.

Animal Político publicó que nueve de las eliminaciones publicadas en el DOF se relacionan con la atención de enfermedades prioritarias o de alta incidencia, como el cáncer de mama y cervicouterino, la hipertensión, la diabetes, las infecciones de transmisión sexual, las adicciones y el tratamiento integral del sobrepeso y la obesidad.

Además, se incluyó una NOM destinada al fomento, protección y apoyo a la lactancia materna.

De acuerdo con una reciente publicación de México Evalúa, la propuesta de cancelación de diversas NOM para el tratamiento de enfermedades llega en un pésimo momento para el sistema de salud, pues las métricas de atención, calidad y acceso se han deteriorado tanto en los últimos años que la eliminación de dichos lineamientos de calidad terminaría pulverizando la capacidad de las autoridades de garantizar ese derecho humano.

 

Otra vez trabajadores de Hospital de Acapulco protestan por falta de insumos médicos y alimentos para los pacientes

Texto: Amapola Periodismo

Fotografía: Especial 

Chilpancingo

Personal del Hospital General El Quemado de Acapulco protestaron por la falta de insumos médicos, aire acondicionado en los quirófanos y alimentos para los pacientes y trabajadores de este nosocomio.

En un video que subieron a las redes sociales, la dirigente sindical del hospital, Mayanin Zúñiga Leyva, denunció que los pacientes, médicos y enfermeras se quedaron sin comer este fin de semana porque el almacén se quedó sin víveres.

“Estamos carentes desde haces meses, pero el día de ayer (domingo) se acentuó de forma definitiva, tal es el grado que no comieron los pacientes ni cenaron los pacientes ni el personal que labora una jornada de 12 horas”, dijo. 

En el video la dirigente sindical presenta a un hombre que, dijo, es empleado de una tortillería, y acudió al hospital para cobrar al menos de 2,592 pesos para seguir surtiéndoles las tortillas.

“Tienen un adeudo bastante importante, ya que ellos son los que abastecen las tortillas para todo este hospital”, comentó la dirigente sindical, quien es allegada a la secretaria general de la Sección 36 del Sindicato de Trabajadores de Salud (SNTS), Beatriz Vélez Núñez.

Ayer domingo y este lunes, los médicos, enfermeras y trabajadores administrativos del Hospital General El Quemado pegaron pancartas en las paredes donde hacen saber las irregularidades que existen en este nosocomio.

“Suspensión de cirugías por falta de aire acondicionado”, “En mis 50 años de servicio jamás un paciente se había quedado sin comer y sin cenar”, se leía en las cartulinas.

Los trabajadores exigen la salida del director general del hospital, Santos Olivares y el jefe administrativo, Saúl Jonathan Santiago, a quienes acusan de presuntos actos de corrupción.

Según los trabajadores desde el pasado jueves 15 de junio suspendieron las cirugías en los quirófanos porque siguen sin reparar el aire acondicionado.

A diario realizan entre 15 y 20 cirugías en este hospital ubicado en la zona rural de Acapulco, que en enero del 2018 fue puesto en marcha por el entonces presidente Enrique Peña Nieto y el ex gobernador Héctor Astudillo Flores.

El fin de semana pasado, la titular de la secretaría de Salud estatal, Aidé Ibarez Castro, reconoció que por falta de anestésico y las fallas en el aire acondicionado suspendieron las cirugías el miércoles y jueves de la semana pasada en este hospital y que las reprogramaron.

La funcionaria estatal aseguró que ya reparaban al aire acondicionado en los quirófanos. Mencionó que una de las causas de la cancelación de las cirugías es por la falta de fentanilo, un medicamento anestésico controlado que, dijo, pronto surtirían.

Pero hoy volvió a protestar por la misma razón.

 

Por falta de insumos médicos y aire acondicionado suspenden cirugías en Hospital de Acapulco

Texto: Jesús Guerrero 

Fotografía: Especial

Chilpancingo

Por falta de insumos médicos, como los anestésicos y aire acondicionado en los quirófanos, están suspendidas las cirugías en el Hospital General de El Quemado, en Acapulco, informó la dirigente de la Sección 36 del Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud (SNTS), Beatriz Vélez Núñez.

A diario realizan entre 15 y 20 cirugías en los quirófanos de este hospital, ubicado en la zona rural del puerto.

«Algunas cirugías se están realizando porque los familiares de los pacientes compran los insumos médicos», dijo Vélez Núñez.

El Hospital General de El Quemado, que depende de la Secretaría de Salud estatal, fue inaugurado por el entonces presidente Enrique Peña Nieto y el ex gobernador Héctor Astudillo, en enero del 2018.

En su momento informaron que el nosocomio, con 120 camas, estaba diseñado con las más altas tecnologías, sin embargo, sus deficiencias son constantes después que entró en funcionamiento.

«La falta de aire acondicionado, insumos médicos, personal de limpieza, desabasto de alimentos en la cocina y seguridad son los problemas que enfrenta el Hospital», aseguró la líder sindical.

Mencionó que ya tuvo pláticas con las autoridades de la Secretaría de Salud y le confirmaron que el gobierno estatal no ha liberado los recursos para la compra de insumos médicos porque el administrador del hospital no ha entregado la comprobación de gastos correspondientes a los últimos cinco meses.

«Es lo que me contaron, pero a mí no me consta que esto sea por culpa del administrador, pero sí es lamentable que sucedan estas cosas porque los afectados son los usuarios», afirmó Vélez Núñez.

En las redes sociales varios médicos internistas denunciaron que es el director del hospital, Santos Olivares y el administrador, Saúl Jonathan Santiago, son los responsables de las irregularidades en el nosocomio.

«Cómo es posible que dejen sin comer a los médicos internos porque no hay presupuesto», cuestionaron unos inconformes que no escriberon sus nombres.

Un trabajador del hospital mencionó que este jueves muchos enfermos y familiares se retiraron del hospital porque les negaron cirugías.

«Con estas altas temperaturas que hay los trabajadores y los pacientes están desesperados porque no hay aire acondicionado», dijo el empleado del hospital entrevistado vía telefónica.

Mencionó que otra de las carencias son los aparatos de rayos X y de ultrasonido; no funcionan porque tienen algunos desperfectos.

En los casi dos años del gobierno de la morenista Evelyn Salgado Pineda los problemas en el sector salud han aflorado en diversos municipios de Guerrero. Las denuncias más recurrentes son la falta de medicamentos, médicos generales, médicos especialistas, enfermeras y equipo.

Por ejemplo, en este año, en el municipio de Tlapa estallaron paros de labores de médicos, enfermeras y personal administrativo en el Hospital General de Tlapa y en el Hospital del Niño y la Madre Indígena.

Durante varias semanas en los dos nosocomios hubo servicio a los usuarios de manera parcial por el paro de labores de los trabajadores. Sólo atendían en el área de urgencias durante la protesta de los paristas.

En el caso del Hospital General de Tlapa, el paro de los inconformes duró más de dos meses y en el Hospital del Niño y la Madre Indígenas mes y medio.

 

10,064 casos de diarrea en menores de cinco años por calor en Guerrero

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Oscar Guerrero / Archivo

Chilpancingo

En Guerrero se registraron 10,064 casos de diarrea en menores de cinco años por las altas temperaturas durante abril, mayo y junio, informó el director de Epidemiología y Medicina Preventiva de la Secretaría de Salud Guerrero (SSG), Rufino Silva Domínguez.

De acuerdo con el boletín meteorológico de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil del estado, en Guerrero las temperaturas alcanzan los 45 grados en algunos municipios de la Tierra Caliente.

Por las altas temperaturas, las niñas y los niños menores de cinco años es el principal grupo vulnerable por las diarreas que puedan presentar.

Silva Domínguez explicó que además de la diarrea, el dengue y enfermedades transmitidas por vector son de los padecimientos que más se presentan en temporadas de calor.

«En esta época puede presentarse insolación, golpes de calor, que son severos y pueden provocar desmayos y hasta una defunción», agregó.

Los datos de la SSG exponen que son los municipios de Arcelia, Tlapehuala, Coyuca de Catalán y en la zona Norte, Cocula y Copalillo, son donde se registra mayores temperaturas.

Los datos de Protección Civil arrojan que en Acapulco las temperaturas van de los 24 grados por la noche, hasta los 38 durante el día; en la zona Centro las temperaturas van de los 14 a los 34 grados, en la Montaña de los 14 a los 34 grados, en Costa chica van de los 24 a los 38 grados, Costa Grande de los 24 a los 32 y en la Tierra Caliente de los 24 a los 44 grados.

De acuerdo con habitantes de la Tierra Caliente, en la región las temperaturas alncanzan hasta los 45 grados centígrados, lo que provoca «que el calor se sienta insoportable».

Ante las altas temperaturas en la Tierra Caliente, algunos habitantes han presentado golpes de calor y cuadros leves de deshidratación.

Las recomendaciones de Silva Domínguez son usar protector solar, cubrirse del sol con gorra o sombrero, usar manga larga, tomar mucha agua y no hacer ejercicio entre las 12 del día y las cuatro de la tarde.

 

Se intoxican estudiantes por consumir brownies con mariguana

Texto: Jesús Guerrero

Fotografía: Facebook

Chilpancingo

Dos estudiantes de una escuela secundaria de Chilpancingo fueron atendidos en la Cruz Roja por haberse intoxicado al consumir un pastelillo de chocolate con mariguana esta mañana.

El director de la escuela secundaria Antonio I Delgado, Joaquín Lugo Millán, informó que fueron entre cuatro y cinco alumnos los que habrían consumido estos pastelillos, pero sólo dos, una mujer y hombre, se intoxicaron.

«Entre las ocho y ocho y media de la mañana de hoy viernes me percaté de que una estudiante que estaba en el baño no dejaba de vomitar y la fuimos atender, para posteriormente llevarla a la Cruz Roja», declaró Lugo Millán entrevistado en sus oficinas en las instalaciones de la escuela.

Mencionó también se percataron que otro estudiante presentaba mareos y ansias de vomitar, y también lo llevaron a la Cruz Roja para que fuera atendido.

«Lo que me dijeron los estudiantes es que el brownie (un tipo de pastel de chocolate) lo compraron a través de internet, afuera del plantel», dijo Lugo Millán.

Agregó que después de estos acontecimientos fueron citados los padres de los estudiantes para pedirles que hablaran con sus hijos.

«También le hicimos del conocimiento de esta situación a las autoridades de la Secretaría de Educación en Guerrero (SEG)“, mencionó.

Lugo Millán se quejó que desde agosto del 2022, cuando empezó el ciclo escolar, le enviaron oficios a las autoridades del gobierno estatal y del municipio para que haya medidas de seguridad en la escuela.

«Queremos que el programa de revisión de mochilas en la entrada de la escuela entre nuevamente en operación, pero las autoridades no nos hacen caso”, comentó el director de la ESFAID.

El personal de la Cruz Roja informó que a los dos estudiantes de la secundaria atendidos por intoxicación los canalizaron al Hospital General Raymundo Abarca Alarcón, ubicado en el punto conocido como Tierras Prietas de Chilpancingo.

«Al parecer 10 estudiantes fueron los que consumieron el brownie relleno de mariguana, pero sólo dos de ellos se intoxicaron», agregó un trabajador de la Cruz Roja.

La Montaña de Guerrero: el lugar donde los servicios y los programas para el campo son casi inaccesibles

La ausencia del Estado en La Montaña guerrerense va desde el abandono en materia de salud, educación, seguridad y empleo hasta la desaparición de programas sociales específicos para la población trabajadora agrícola. En comunidades donde las personas no tienen nada, mucho menos cuentan con terrenos suficientes para cumplir los requisitos del programa Sembrando Vida.


Texto y fotografía: Marcela Nochebuena / Animal Político

Ilustración: Andrea Paredes

 

Rodeada enteramente de cerros, la cabecera municipal de Tlapa de Comonfort, al oriente de Guerrero, parece el último destino de la región montañosa de la entidad, pero no lo es. Es apenas el centro y punto de partida para la migración a otros estados de quienes habitan sus 19 municipios. Aquí quien no trabaja en el campo ya lo hizo antes o lo hará en el futuro. En los últimos 50 años, tres o cuatro generaciones de jóvenes han estado destinadas al trabajo agrícola.

Para los pueblos de la montaña, no existe un antes glorioso de atención gubernamental o de desarrollo, nunca lo ha habido. Todo antes es trágico, porque la historia de las comunidades aledañas a Tlapa se ha escrito con dolor: les han despojado, dividido, engañado, asesinado, masacrado, expulsado de sus tierras y explotado. Así resume Abel Barrera, director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, el abandono de esas poblaciones del sureste desde hace décadas.

De esa manera ocurrió el retiro del Estado, cuyas instituciones nunca terminaron de llegar a los habitantes de Tlapa. La ausencia sigue vigente: desde la atención a la salud hasta la educación, la seguridad y el acceso al empleo. Por épocas, han existido programas sociales dirigidos a pequeños productores y algunos subsidios que funcionaron, como uno de Conasupo de almacenes para el manejo y la compra de maíz. Hoy han dejado de existir.

En Tlapa, el porcentaje de personas de 15 años y más analfabetas es de 83.4% —con un crecimiento gradual desde el 2000, cuando era de 69.8%—, según estadísticas del Inegi. El promedio de escolaridad es de secundaria inconclusa (8.2 años). El 64% de la población de más de tres años no asiste a la escuela, frente a 36% que sí.

La migración de los habitantes de la región a otros estados comenzó a volverse sistemática en la década de los 70, cuando se evidenció la insuficiencia de las condiciones de las comunidades. En México, las personas que trabajan en el campo sobreviven al margen de todo, incluso de las estadísticas oficiales, pero estimaciones del Inegi señalan que alrededor de 2.5 millones laboran como empleadas en centros de producción agrícola.

Sin embargo, el Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas (PAJA), que contemplaba apoyos directos y acciones sociales para el desarrollo de esta población, y que había disminuido en 84% sus beneficiarios entre 2008 y 2016 a pesar de haber recibido 91% más de presupuesto en ese periodo, hoy ya no existe. En 2015, alcanzaba a 103 mil 140 personas.

Destinado específicamente a reclutar, seleccionar y enviar población migrante internacional a Canadá, sobrevive el Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales (PTAT), que en los últimos seis años, según datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), ha beneficiado anualmente a 24 mil 800 personas en promedio. De ellas, solo 3% son mujeres. Las variaciones por año son mínimas; mientras el registro no crece, la migración sí.

Si antes se limitaba a la temporada más alta, entre septiembre y mayo, hoy es permanente, según lo documentado por Tlachinollan. Aunado a ello, las remesas recibidas en Tlapa, uno de los municipios guerrerenses con más envíos de dinero por parte de migrantes internacionales a sus familias, pasaron de más de 49 millones de dólares en el cuarto trimestre de 2019 a 106 millones de dólares en el mismo periodo de 2022, un incremento del 116%, de acuerdo con datos del Banco de México.

Para el campo mexicano, a partir de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador el apoyo se enfocó en el programa Sembrando Vida, que según el gobierno federal tiene la finalidad de generar autoempleo e incentivar a las y los trabajadores del campo a convertirse en productores. A cargo de la Secretaría de Bienestar, desde 2018 presumió el objetivo de revertir el abandono al sector por parte de gobiernos anteriores.

Según sus reglas de operación, las personas trabajadoras agrícolas deben cumplir con habitar en municipios catalogados como de medio a muy alto grado de rezago social, por debajo de la línea de pobreza por ingresos rural, pero al mismo tiempo tienen que acreditar la propiedad o posesión individual de 2.5 hectáreas —25 mil metros cuadrados— para trabajar en proyectos agroforestales que no se ubiquen a más de 20 kilómetros de su domicilio. A ello añaden más de cinco características específicas del terreno. Todo para obtener 6 mil pesos mensuales.

Si en La Montaña guerrerense no hay acceso a servicios o empleo, mucho menos a terrenos suficientes para cumplir con esos requisitos. Por ejemplo, en Calpanapa, municipio de Cochoapa el Grande, uno de los más pobres de México, al que se llega solo por caminos de terracería, hay cerca de 50 personas inscritas en el programa, mientras entre 70% y 80% de sus 336 habitantes sigue migrando a otros estados, temporal o definitivamente, para poder trabajar en el campo, según lo refirieron autoridades comunitarias.

En su evaluación más reciente, correspondiente a los recursos ejercidos en 2021, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) consignó que Sembrando Vida otorgó apoyos económicos a un total de 481 mil 205 personas en 20 estados, 30.7% de ellas mujeres. Sin embargo, de los 968 municipios donde se distribuyeron, 456 no correspondían a localidades marginadas. Por otro lado, no hubo mecanismos de control, en general, para probar documentalmente que los beneficiarios del programa cumplían los criterios y requisitos de elegibilidad.

Para 2023, Sembrando Vida tiene una meta de 455 mil 749 beneficiarios en más de 25 mil localidades de 23 estados. Las reglas de operación establecen que al menos 20% deben ser mujeres. Tomando en cuenta la estimación del Inegi, la población beneficiada por el programa representaría apenas 19% del total de personas dedicadas al trabajo agrícola en México. En contraste, entre quienes no tienen propiedad y no les queda más que trabajar para un empleador, solamente del 3% al 7% cuenta con contrato escrito.

“Queda el programa de fertilizante (Fertilizantes para el Bienestar), pero es un programa para asegurar clientela política, y obviamente también en el cambio al uso de agroquímicos es cuando llega el fertilizante, y es utilizado primero y después los demás; entonces, la gente se vuelve dependiente de todos los insumos químicos de fuera. Tanto ya no recibe apoyos como le llegan las nuevas tecnologías y las nuevas prácticas agrícolas, que los vuelven dependientes, y viene la privatización. Todo eso hizo que la gente prefiriera salir”, explica Barrera.

“Primero los pobres”: negativas y ausencias en el último sexenio

Abel Barrera recuerda que, desde el principio de esta administración, Tlachinollan intentó y logró reunirse con Ariadna Montiel, entonces subsecretaria de Bienestar, “con esa ilusión de que obviamente tienen una perspectiva en favor de los pobres, como lo ha dicho AMLO”. Le explicaron el trabajo del centro y le externaron su preocupación por la población jornalera en La Montaña, para plantear la posibilidad de que se implementara un programa específico.

En la reunión, supieron que la administración no tenía intención de implementar programas sociales sectoriales, sino únicamente universales para el supuesto beneficio de toda la población pobre. Sin embargo, hay una población jornalera —explica Barrera— que no se está beneficiando porque no está en la comunidad por su frecuente movilidad. Los Servidores de la Nación ni siquiera los ubican. “Quedó ahí; está muy difícil que hagan un programa para jornaleros”, lamenta.

Más tarde, fueron contactados por la misma secretaría para plantearles un programa piloto en Guerrero, Oaxaca, Veracruz y Chihuahua. Le pidieron apoyo a Tlachinollan para identificar comunidades específicas; sin embargo, al final no se concretó, presuntamente porque se necesitaban recursos para la campaña en Zacatecas, según confiaron a Barrera. “Nosotros fuimos a dar la cara y a decir que iba a haber programas para jornaleros… no se hizo y ni siquiera hubo forma de reclamarle a nadie”, agrega.

Por otro lado, lograron tener una reunión —a través de la Alianza Campo Justo— con la STPS. A partir de ella, el resultado fue que la población jornalera fuera incorporada a la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami). El monto considerado sigue siendo bajo —aclara Barrera—, pero al menos ya está contemplado. Las personas trabajadoras agrícolas han pedido que se fije en al menos 300 pesos diarios.

Se refiere a la reforma que se dio finalmente en 2019 —después de años de solicitarla— al artículo 280 de Ley Federal del Trabajo, que indica que la Conasami fijará los salarios mínimos de las y los trabajadores del campo, tomando en cuenta su naturaleza y cantidad, el desgaste físico y los salarios en establecimientos y empresas dedicadas a producción agrícola. En 2020, lo fijó por primera vez en 213.39 pesos en la Zona Libre de la Frontera Norte y 160.19 en el resto del país. Este año asciende a 312.41 y 234.52, respectivamente.

En el caso de la STPS, también lograron que accediera a una única inspección en campos agrícolas. “Pero ya nos dimos cuenta que hay una burocracia en medio que dice ‘A ver, dime dónde está ese campo agrícola, cuáles son las coordenadas, quién es el dueño, cuál es su registro federal de causantes’. Eso lo tuvimos que hacer nosotros y todavía decían ‘Es que esta dirección no existe porque está sobre la carretera’. Nosotros teníamos que hacer su trabajo”, dice Barrera.

“No podían hacerlo ellos, alguien tiene que solicitarlo, y también ahí nos dimos cuenta que una cosa es la empresa que contrata a los trabajadores, otra la dueña de los terrenos, otra la de los camiones; entonces, hay cinco o seis”, agrega. Eso genera el problema de que lleguen a presentarse en una empresa cuya dirección no corresponde necesariamente con los terrenos agrícolas. En su opinión, el trámite burocrático de las inspecciones está hecho para los empresarios, no para los trabajadores.

Por ejemplo, la empresa Divemex, que se dedica a cultivo, cosecha, distribución y comercialización de granos, frutas, hortalizas y verduras, se ubica en Guadalajara, Jalisco. En su acta constitutiva, como única dirección oficial registra la Zona Metropolitana de esa ciudad. En su página oficial en internet puede conocerse de manera más específica que su sede está en Ostia 2756-6, colonia Lomas de Guevara, Guadalajara. Ninguna otra ubicación se publica ahí.

Sin embargo, sus campos de cultivo están en un punto distinto: la carretera El Dorado-El Salado número 12510, a media hora de Culiacán, aunque en una búsqueda general en internet, en primera instancia solo aparece como 80300 Culiacán, Sinaloa. Por otro lado, en respuesta a una solicitud de información sobre las inspecciones que ha realizado en centros agrícolas, la oficina de representación federal del trabajo en Sinaloa solo enlistó direcciones, muchas únicamente con el nombre de la carretera sin número, por lo que es imposible saber de qué empresas se trata.

De la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Tlachinollan solo obtuvo el compromiso de que se garantizara que algunos programas generales de producción ya existentes llegaran a la población minoritaria que es candidata, y del Inegi, que en los censos agropecuarios se incorporen rubros relacionados de manera más específica a las características de la población jornalera. Con el IMSS, hasta ahora no ha habido avances en alguna estrategia para hacer efectiva la afiliación.

Sobre los campos agrícolas en los estados de destino de la migración interna —Sonora, Sinaloa y Baja California, principalmente— y las inspecciones mencionadas, la STPS tampoco puede dar muchas certezas. A la petición del censo específico de centros de trabajo agrícolas vía transparencia, la STPS respondió con un padrón extenso de empresas registradas en todo tipo de sectores, sin especificar cuáles corresponden al agrícola.

En respuesta a otra solicitud de información, la Dirección General de Inspección Federal del Trabajo contestó que de 2017 a la fecha localizó únicamente 57 actas de visitas de inspección ordinarias y extraordinarias, la mayoría por comprobación de seguridad e higiene.

A estas se suman las realizadas por las delegaciones estatales de la dependencia. Tan solo en Sinaloa pasaron de 17 en 2015 —y un máximo de 34 en 2018— a seis en 2022; en Baja California Sur, de 18 en 2016 a una en 2022, mientras que en Jalisco, uno de los principales estados productores, han sido únicamente entre cero y siete anuales en los últimos ocho años.

Reclutamiento en La Montaña: “Aquí no hay nada”

A unos 10 minutos a pie desde el centro de Tlapa, en una superficie seca conocida como Río Jale, se estacionan los transportes —camionetas medianas— que llegan de las comunidades de la montaña. De ahí, a unos cuantos pasos se encuentra la casa del jornalero. En la reja exterior, las cartulinas se amontonan con una diversidad de ofertas para ir a otros estados a trabajar al campo.

“Se solicitan trabajadores el campo Santa Elena en Culiacán, Sinaloa, el corte de pepino; tarea de enrede, desbrote y desoje y otras más, el salario de 300 pesos diarios de 7:00 AM a 4:00 PM más 40 pesos, horas extras después de las 4:00 OM, hombres y mujeres a partir de 16 a 65 años con o sin experiencia, nosotros te capacitamos”, dice una de ellas.

“La empresa proporciona cuarto, tanque con gas, estufa, colchoneta, seguro social, guardería y escuela, el traslado y alimentos”, se añade en el letrero. Apenas cruzando la reja, en la primera mesa un contratista espera con un bonche de folletos. Sin que alguien se lo pregunte, explica que hoy ya no está permitido que los menores de edad trabajen y de inmediato culpa a las familias por insistir. Luego asegura que su empresa no miente: lo que dice en el tríptico se cumple.

“Campo Patricia Sinaloa, ¡Te ofrecemos empleo! Contrato gratuito”, dice el folleto. Tiene unos espacios en blanco para los días de salida, que no se especifican. Adentro, responden qué ofrecen: traslado gratuito, guarderías, seguridad social y consultorio médico, zonas habitacionales, despensas, primer cilindro de gas regalado y traslado de la zona habitacional al área de trabajo.

“Podrás ganar mínimo 280 diarios por tarea (cumpliendo con asistencia de seis días a la semana) y dependiendo de tu esfuerzo incrementar hasta 400 con tareas extras”, específica el interior del tríptico, antes de ofrecer incluso un bono de lealtad por el cumplimiento de contrato hasta el final de la temporada y buena asistencia. Necesitan personas en las áreas de trabajo en el campo, empaque, bomberos (fumigación) y actividades varias.

En la casa del jornalero, quienes vienen de las comunidades más lejanas pueden pasar una o varias noches mientras llega la fecha de tomar alguna de esas ofertas. Los camiones los recogen ahí mismo en la parte de afuera, o incluso llegan a otros puntos, como la intersección que conduce a Ayotzinapa, a unas dos horas en auto desde Tlapa. Dentro de la casa, a cargo de la cocina, está Aure. Como casi todos, ella también fue trabajadora agrícola desde pequeña, con su familia, que migró porque “aquí en La Montaña no hay nada”.

Recuerda que ella iba a Morelos al corte de ejote y elote, nunca a Sinaloa. Desde los 10 años, la llevaba su papá y después, ahí conoció a su esposo. “Siempre andábamos allá trabajando, hasta que falleció en 2005”, dice. Después, ya no pudo ir a trabajar, porque no podía ir sola con sus hijos pequeños. Fue entonces que regresó a vivir con sus papás en Chiepetepec, su comunidad en La Montaña, y más tarde llegó a la casa del jornalero por una recomendación, donde ya tiene 13 años.

Cuando trabajaba, iban muchas mujeres embarazadas y con bebés a cuestas, en el surco y en la sombra. Eran campos sin guardería y sin atención médica en casos de enfermedad o accidente. Había que llevarlos por fuera a un centro de salud. Remarca que en Culiacán hay campos diferentes que sí tienen todos esos servicios, aunque eso es solo en algunos casos; para quienes trabajan día por día con empleadores diferentes, como en Villa Unión, no existen esas condiciones.

Ahora, los hijos de Aure ya crecieron y son sus nietos quienes la acompañan ese día en el comedor. Sus hijos trabajan en la construcción, pero sus sobrinos sí van al campo a Sinaloa. Cuenta que quienes pasan por ahí y se van contratados salen en septiembre u octubre, y regresan hacia mayo a sus comunidades. Otros compran boletos por su cuenta, ya saben a dónde llegar a trabajar, están allá uno o dos meses y vuelven. Llegan de Cochoapa, de Joya Real, de Metlatonoc y de otras comunidades de La Montaña.

Aure hace ahora la limpieza y la comida, e incluso la cena, para los trabajadores, aunque en esta ocasión no hay gas. Como es abril, en este momento no hay tantas salidas de personas contratadas, sino de quienes van por su cuenta. Algunos ya saben más o menos a dónde; otros aceptan alguna de las ofertas en la reja esperando que lo prometido sea realidad. La mayoría prácticamente ya está por regresar a Guerrero.

En la casa del jornalero se genera, además, un registro local. No es un censo, aclara Paulino Rodríguez, de Tlachinollan, pero es un indicador que permite conocer más de lo que pueden informar las autoridades. Cada temporada, ascienden a entre 12 y 15 mil personas de diferentes edades que van en busca de trabajo a Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Baja California, y se dispersan a hasta 21 estados de destino.

Sin acceso a la salud, en una de las comunidades más alejadas

Si en La Montaña no hay nada, para las mujeres mucho menos. Más aún en una de las comunidades más alejadas: Calpanapa Viejo, municipio de Cochoapa el Grande, a unas cinco horas de Tlapa, casi la mitad de pura terracería. En una comunidad de 336 habitantes, de los que más del 40% es hablante de lengua indígena, y 145 viviendas, para ellas no existe el acceso seguro a la educación o la salud de sus hijos, que llegan a morir por una diarrea, y a veces ni siquiera la posibilidad de parirlos en un hospital.

A sus 30 años, Angela tuvo que dar a luz a la orilla de una barranca, de camino al hospital que tenía más cercano, a dos horas y media. No habla español. Paulino ayuda con la traducción del ñuu savi. Embarazada de su sexta hija, había ido a una última cita médica. El 11 de enero, salió de su comunidad para el nacimiento de su bebé, porque no encontró doctor en el centro de salud.

En el hospital al que llegó, en Dos Ríos, la revisó solo una enfermera, pero argumentó que como Angela no iba a las citas ahí constantemente, no podían recibirla. “No aceptaron que mi niña naciera en ese hospital y fue que tuvimos que regresar”, relata. Cuando iban por un paraje de Dos Ríos a Calpanapa, llegaron a un punto que se conoce como barranca de ocote. No pudo más y ahí nació su bebé.

En la camioneta viajaban también su suegro y su esposo. La enfermera de Dos Ríos le dio la opción de ir al hospital básico de Cochoapa o al de Ometepec, pero no alcanzaron a llegar. El más cercano quedaba a dos horas mínimo de distancia.

“En ese instante hicimos una llamada al hospital básico porque teníamos el número de teléfono. No entró la llamada y a veces se va la señal, o quién sabe qué había pasado, y con el simple hecho de que no estaba el médico en ese momento el día que ella nació, las enfermeras me dijeron que no me podían atender porque ellas iban a meterse en problemas”, cuenta Angela.

Su esposo y su familia se dedican al cultivo de la milpa en Guerrero. Antes y desde hacía muchos años, también iban a trabajar a Jalisco como jornaleros al corte de tomate y chile, pero ya no lo han hecho porque el papá de sus hijos logró entrar al programa Sembrando Vida, y sus hijos pequeños están estudiando. Hace cerca de cuatro años que permanecen en la comunidad.

“Nos apoya el programa, pero aparte sembramos maíz y vamos acompletando. Principalmente, los hombres son los que hacen ese trabajo, y nosotras las mujeres aquí en el hogar”, agrega. A solo unas viviendas de distancia, Guadalupe, de 52 años, borda al aire libre afuera de su casa, en un pequeño espacio techado con lámina. A esa hora, el calor supera los 30 grados en toda la región de La Montaña. Entre cuatro y cinco niños juegan o aprovechan para comer alrededor de ella.

Es abuela de todos ellos. También de un niño que recién falleció a los dos años de edad, la misma que tiene uno de los que permanecen sentados junto a ella mientras recuerda la enfermedad y muerte de su nieto. Guadalupe tampoco habla español. El niño, relata en ñuu savi, amaneció un día con vómito y diarrea, y en la noche su estado empezó a complicarse más. Al día siguiente, martes 21 de marzo, murió.

“Aquí no hay servicio médico. Tuvimos que ir al centro de salud, u hospital básico, de Dos Ríos —explica—. Fuimos y no lo atendieron, nos mandaron a Cochoapa el Grande, logramos llegar todavía, pero cuando revisaron a mi nietecito, los médicos detectaron que ya tenía como dos horas que había dejado de existir”. De un hospital a otro, hicieron tres horas de camino.

El papá de su nieto tenía ya meses en la migración, pero la mamá había salido de Calpanapa a trabajar en los campos de Jalisco hacía apenas 22 días. “Quiero agregar que el niño estaba sano cuando me lo dejó su mamá; así como vemos a este niño, así estaba él”, enfatiza. Otros dos nietos, de 11 y cinco años, hijos de la misma pareja, siguen a su cuidado. Los demás que la rodean están ahí solo por un rato; sus papás siguen en la comunidad.

“Aquí surgen muchas enfermedades y no hay medicinas. Tenemos un centro de salud, pero no hay médico, no hay enfermera. Anteriormente hubo un médico, pero a la fecha no. Es muy diferente cualquier situación de emergencia teniendo centro de salud con médico; pueden salvar la vida de alguien, de los niños, pero como aquí no hay eso, tenemos que ir hasta Ometepec. A otros dos de mis nietos los han tenido que llevar hasta allá para su atención médica”, reclama la abuela.

Guadalupe solo sabe que su nieto murió por vómito y diarrea, sin un diagnóstico específico. En abril, habría cumplido tres años.

“El pequeño Sinaloa”

Francisco y María Ignacia, que viven en Cacahuatepec, son ejemplo de que no hay programa social que alcance para subsistir en La Montaña. Tienen un pequeño invernadero en esa comunidad guerrerense. Les gustaría —y todavía conservan la esperanza de que un día sea posible— vivir de sus cultivos de tomate, cilantro, pepino y chile, pero sin apoyos, sería más costoso mantenerlo que el dinero que ganarían.

María Ignacia fue por primera vez a los campos de Culiacán con su papá, cuando tenía 15 años. A veces también ha ido a Baja California. Se juntó con Francisco hace 16 años. Juntos, han migrado a Sinaloa por contrato de seis meses. Francisco relata que antes los contrataba el señor Pedro Gálvez, que está en Tlapa. Ahora sus paisanos de la comunidad y él han asumido ese papel.

“Ahorita ya estoy contratando yo, pero ahorita mi gente los fui a dejar y me quedé la temporada, siempre he andado con ellos. Antes era trabajador y después me fui guiando sobre los patrones, les pedí el número y ya me dijeron que si podía buscarles gente, y empecé a trabajar así”, revela Francisco.

Antes, había ido cada temporada por unos cinco años solo como trabajador a esa empresa. En cada pueblo, dice, debe tener un conocido o alguien de confianza, y no mentirle a la gente sobre cuánto van a ganar y por cuántos meses es el contrato. Francisco dice que de entrada son tres, pero casi siempre se quedan seis. Recién llevó a 40 personas de Cacahuatepec, más otros dos camiones de Olinalá y Chilapa.

Le han pagado hasta 7 mil 500 por camión, solo que ahora la empresa también le ha fallado a él: dos semanas después de que llevó a las personas, dejaron de pagarle. “No sé cómo le hicieron, pero es como si me sacaran de la nómina”, reclama. Aun así, dice que debe ir a Sinaloa a estar con el grupo que mandó, y tratar de resolver el pago. Recuerda que antes las empresas daban otros apoyos o programas, pero ahora “ya trabajan mal”.

La paga, en este momento, es de 250 pesos, y el horario depende del rendimiento. “Si son seis surcos, tienes que sacar los seis y sales como a las 9:00 o 10:00; si sacas los seis surcos temprano, ya”, añade María Ignacia. Allá, lo que hagas es lo que vas a ganar, remata Francisco. Las personas duermen en un albergue al que le conocen como el Regalito, por la zona de El Dorado. Ahora, él tiene un compromiso como autoridad comunitaria, y eso también le impide volver a Sinaloa, pero casi toda su familia está allá.

La empresa para la que trabaja tiene la ventaja, dice, de que todavía les deja llegar con sus seis hijos, que van a la escuela o a la guardería, no a trabajar. Como ya no se permite el trabajo de menores de edad, hay algunas empresas que han restringido a que las familias migrantes lleguen a las viviendas con máximo dos niños. Francisco recuerda que cuando él inició en el campo, tendría 12 o 13 años, y los niños sí trabajaban limpiando surcos y en el enrede.

Asegura que el pago también va cambiando cada temporada, incluso ya se usa tarjeta. Los autobuses están un poco más equipados, no como los urbanos que todavía existen en la sindicatura de Villa Juárez, cerca de Culiacán. Ahora son los Costa de Oro los que hacen el viaje de más de 20 horas que los lleva a Sinaloa. La gente sigue prefiriendo irse porque en la comunidad no hay apoyo, dice la pareja.

De su invernadero propio incluso venden en Tlapa cuando no es temporada de migrar. A unos metros de su hogar, más allá de la breve superficie urbanizada, ya en el invernadero María Ignacia y Francisco muestran, a mucho menor escala, cómo es el trabajo en Sinaloa. En Cacahuatepec, el precio de las verduras es muy bajo comparado con lo que cuesta comprar simplemente un herbicida. “¿Cómo le vas a hacer? No sale. Por eso casi la mayoría migra”, asegura Francisco.

“Antes había más apoyos, había vivienda para los jornaleros, ahorita nada. Antes había hortalizas, piso firme, techados, mucho apoyo, era bueno, a mí me tocó de esos invernaderos, pero ahorita estamos viendo que definitivamente ya no hay nada”, agrega. De Sembrando Vida, la pareja reclama que solo aceptan a algunos, porque hay que cumplir con los requisitos de la dimensión del terreno.

Después de un rato en el invernadero, María Ignacia corta algunos chiles, tomates y cilantro para la salsa de ese día. Hace mucho, a su abuelita le pagaban 35 pesos con menos derechos. Ella gana más en la temporada del campo, pero también vende su cosecha cuando está de regreso en la comunidad. Tiene un papel central en el trabajo, la crianza, la alimentación y la migración de su familia. Está convencida de que con otro invernadero y más materiales, podrían hacer mucho más, e incluso quedarse.

A más de mil 500 kilómetros de su invernadero, algunas mujeres, en cambio, deciden ya no regresar. Optan por quedarse a formar comunidad en diferentes sindicaturas de Sinaloa, principalmente en Villa Juárez, donde su presencia no solo sostiene a sus familias, sino que implica gestiones, mejoras e incidencia en sus comunidades y en las generaciones de mujeres por venir.

Los reportajes de esta serie se realizaron en alianza con la Iniciativa Periplo de Fundación Avina.

 

Este texto es propiedad de Animal Político y lo reproducimos con su autorización. Puedes leer el original en este enlace.

Con compromisos a medias de la gobernadora, habitantes de Cochoapa el Grande levantan plantón

Texto: Jesús Guerrero

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

 

A puerta cerrada en un salón de la residencia oficial de Casa Guerrero, la gobernadora Evelyn Salgado Pineda atendió este lunes a un grupo de habitantes de comunidades del municipio de Cochoapa el Grande, quienes, según sus dirigentes, les dio soluciones “a medias” a sus demandas de maestros y servicios de salud.

“Nos dieron de almorzar frijoles con huevo y un vaso de agua en Casa Guerrero», dijo Elvira García Rodríguez, quien formó parte del grupo que atendió la mandataria estatal junto con el titular de la Secretaría de Educación en Guerrero (SEG), Marcial Rodríguez Saldaña.

Las respuestas a sus demandas, según García Rodríguez, no fueron del todo satisfactorias, pero acordaron levantar el plantón que mantenían desde el miércoles 24 de mayo pasado afuera del Palacio de Gobierno y volver a sus comunidades. Los inconformes pedían maestros, una ambulancia y la reapertura de centros de salud.

“Ya no queremos exponer a los niños a alguna enfermedad grave”, dijo la activista entrevistada al salir de la residencia oficial.

García Rodríguez comentó que el único punto que la gobernadora resolvió fue el envío de dos maestros y una maestra de educación preescolar; a la maestra de la primaria a la comunidad de Dos Ríos le renovarán su contrato laboral. Es la profesora Lizeth Pacheco Alonso, a quien desde abril le dejaron de pagar su salario.

“Frente a la gobernadora, el secretario de Educación, Marcial Rodríguez, reconoció que la suspensión del pago del salario a la maestra Pacheco Alonso fue una confusión y ni siquiera sufrió un regaño por ese error”, mencionó Elvira García.

En la reunión, Salgado Pineda y Rodríguez Saldaña les dijeron a los manifestantes que la reapertura de ocho escuelas que están cerradas por falta de ocho maestros es un punto que analizarán hasta que inicie el nuevo ciclo escolar del 2023-2024; sería un grupo de egresados normalistas.

Sobre el caso del equipamiento del centro de salud de la comunidad de Dos Ríos y el envió de una ambulancia para el traslado de enfermos y enfermas, la gobernadora y un funcionario de la Secretaría de Salud contestaron que lo analizarán.

Elvira García afirmó que en casi todas las comunidades del municipio de Cochoapa hacen falta ambulancias y los pocos centros de salud que hay, unos están cerrados y donde sí hay servicio carecen de medicamentos y personal.

“Nos dijeron que estas demandas en materia de salud las van analizar y nos entregarán una respuesta posteriormente”, comentó la dirigente.

El grupo de habitantes de localidades de Cochoapa llegaron a las ocho de la mañana a Casa Guerrero y una hora después fueron atendidos por Salgado Pineda, los secretarios General de Gobierno, Ludwig Marcial Reynoso Núñez; de Educación, Marcial Rodríguez, y un funcionario de la Secretaría de Salud.

Otro grupo de inconformes permaneció en plantón afuera del Palacio de Gobierno.

Elvira García contó que durante el encuentro, Ludwig Marcial Reynoso los regañó por haber traído a niños a su protesta y que, incluso, los acusó de cometer un delito por ese hecho.

“Yo le contesté al secretario General de Gobierno que allá en nuestros pueblos todos luchamos”, comentó García Rodríguez.

Durante los cinco días que duró el plantón del grupo de pobladores de Cochoapa afuera del Palacio de Gobierno llovió y como consecuencia, informaron, cinco niños se enfermaron de gripa y tos, pero ya están bien de salud.

La reunión con la mandataria estatal fue concertada por la presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), Cecilia Narciso Gaytán, quien este domingo a mediodía atendió al grupo de inconformes en sus oficinas en Chilpancingo.

El grupo de habitantes interpuso una denuncia contra autoridades del gobierno estatal por el desalojo que sufrieron el pasado jueves 24 cuando tenían cerrada una de las laterales del Palacio de Gobierno, con lo que impidieron la entrada y la salida de funcionarios y trabajadores del edificio.

Elvira García dijo que las demandas que le plantearon a la mandataria estatal este lunes son las mismas que están plasmadas en una minuta de acuerdos que firmó el 22 de septiembre del 2022, luego de que también se instalaron en plantón afuera del Palacio de Gobierno.

“En esa fecha del 22 de septiembre la gobernadora dio instrucciones a los funcionarios que recorrieran las comunidades y atendieran las demandas, y en la reunión de este lunes 29 de mayo les dio las mismas indicaciones”, comentó.

Uno de los nuevos compromisos que estableció Salgado Pineda con los habitantes de Cochoapa es realizar una visita a las localidades para supervisar los trabajos de una carretera.

Después de la reunión en Casa Guerrero, el grupo de habitantes encabezados por Elvira García y el profesor Paulino Hernández se dirigieron al Palacio de Gobierno para informar al resto de los inconformes el resultado de estas pláticas. Después de eso se trasladarían a sus comunidades.

 

Normalistas bloquean por tres horas entradas a Palacio de Gobierno; piden plazas y material didáctico

Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

Integrantes del Frente Unido de Normales Públicas del Estado de Guerrero (FUNPEG), que aglutina a siete normales del estado, marcharon y cerraron los accesos al Recinto Oficial del Poder Ejecutivo para exigir a la Secretaría de Educación Guerrero (SEG) cumpla la promesa de otorgarles plazas para egresados y material didáctico.

El grupo de alrededor de 300 normalistas en una primera actividad marchó por la avenida Lázaro Cárdenas hasta llegar a la entrada principal de la sede el Poder Ejecutivo.

Durante la marcha, la dirigencia del FUNPEG mencionó que la SEG incumplió con la entrega de material didáctico para todos los grados académicos y la entrega plazas para los recién egresados.

Al llegar a la sede del Poder Ejecutivo, los manifestantes cerraron todos los accesos para presionar a las autoridades y pedir una reunión con la titular de la SEG, Marcial Rodríguez Saldaña.

Los estudiantes se colocaron en todas las entradas e impidieron el ingreso y la salida de los trabajadores, por lo que llegaron policía antimotines para intentar desalojar a los manifestantes.

El desalojo no ocurrió y los estudiantes permanecieron otra hora en las entradas de palacio hasta que una comisión entró para reunirse con Rodríguez Saldaña y el subsecretario de Educación Media Superior, Marco Antonio Marbán Galván.

Los estudiantes negaron que la manifestación sea para solicitar recursos económicos para clausuras, «tal y como se ha manejado por parte de algunos funcionarios en Guerrero que sólo pretenden desarticular el movimiento», mencionó uno de ellos.

Si solicitan recurso económico, pero «es un apoyo que dan las autoridades año con año para titulación y aranceles, no para eventos de clausura», comentó uno de los representantes del FUNPEG quien pidió omitieron su nombre.

A la una de la tarde instalaron una mesa de negociación entre las autoridades y los estudiantes. Fue entonces que los normalistas se retiraron de las entradas y permitieron el acceso a los trabajadores.

Durante el bloqueo, en el auditorio José Joaquín de Herrera, ubicado dentro de la sede de Palacio de Gobierno, se realizó una clausura de fin de de cursos de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), por lo que muchos de los invitados y hasta el mariachi no entraron a la ceremonia.

Algunas personas con globos y ramos de flores permanecieron en la manifestación en espera de que liberaran el edificio.

 

Cumplen tres días plantonistas de Cochoapa afuera del Palacio de Gobierno; exigen maestros y centros de salud

Texto: Jesús Guerrero 

Fotografía: Óscar Guerrero 

26 de mayo del 2023

Chilpancingo

 

Habitantes de comunidades del municipio de Cochoapa el Grande cumplieron tres días de plantón afuera de Palacio de Gobierno en reclamo de maestros y reapertura de centros de salud, donde han dormido con frío y lluvia.

En el grupo hay mujeres y hombres adultos, niñas y niños de los pueblos de este lugar región de la Montaña; llegaron miércoles pasado.

Durante dos noches han dormido en el piso afuera del edificio de la sede del Poder Ejecutivo, conocido como Palacio de Gobierno, en espera que la gobernadora Evelyn Salgado Pineda los reciba en audiencia.

“En las dos noches que hemos dormido aquí nos hemos mojado por la lluvia, pero nadie se ha enfermado porque estamos acostumbrados a vivir en las inclemencias del tiempo en la Montaña”, dijo Elvira García Rodríguez, quien representa a los manifestantes.

En un video borroso que grabó uno de los plantonistas se escucha una intensa lluvia.

Algunos de los plantonistas informaron que los policías que son la guardia del Palacio de Gobierno apagaron las luces y cuando estaba la lluvia corrieron a protegerse a un lugar cubierto.

«Apagaron la luz en la noche porque pensaron que nosotros haríamos daños al edificio, pero cómo íbamos a realizar esas acciones si aquí hay niños con nosotros”, explicó García Rodríguez.

El grupo de habitantes de las comunidades del municipio de Cochoapa el Grande cerraron el jueves pasado una de las puertas laterales del Palacio de Gobierno para impedir la entrada y salida de funcionarios y trabajadores.

La Policía Estatal de antimotines los desalojó.

Según Elvira García un niño salió lastimado y una niña se desmayó porque entró en crisis nerviosa cuando vio a los policías enojados y armados con los toletes.

Este viernes la ex candidata de Morena a la alcaldía de Chilpancingo, Silvia Alemán Mundo, visitó a los plantonistas y les ofreció su intermediación para que fueran atendidos por el Secretario General de Gobierno, Ludwig Marcial Reynoso Núñez.

«Nosotros no estamos pidiendo ir a la oficina de ese funcionario para hablar, si él quiere hacerlo que venga aquí al plantón, pero le diremos que no aceptamos nada con él porque exigimos hablar directamente con la gobernadora», le contestó García Rodríguez a la morenista.

«Si la gobernadora nos tiene asco porque a lo mejor tenemos mal olor, estamos dos metros lejos de ella, pero queremos que nos escuche», agregó.

En la reunión afuera del Palacio de Gobierno, donde también estaban algunos líderes de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG), Alemán Mundo le dijo a los plantonistas que la secretaria de Salud, Aidé Ibarez Castro, les proponía donar su salario para la compra de zapatos a los niños que están en la protesta.

«Si necesitamos ese apoyo porque nos falta, pero no queremos que nos dé nada esa funcionaria porque ayer jueves cuando nos estaban desalojando los policías ella andaba cerca y ni siquiera les dijo a los agentes que no actuaran así», respondió García Rodríguez.

Dijo que Ibarez Castro entregó una ambulancia al alcalde de Cochoapa el Grande, Bernardo Ponce García, quien en vez de poner esta unidad a disposición del centro de salud de la cabecera municipal la envió a su pueblo natal.

«Esa ambulancia era para la comunidad de Dos Ríos, pero la Secretaria de Salud se la entregó al presidente municipal y no sabemos qué uso le dan, pero nosotros lo que estamos exigiendo es que lleven otras ambulancias para 52 pueblos».

Recordó que recientemente un grupo de jornaleros agrícolas de Cochoapa el Grande se accidentaron en Apatzigan, Michoacán y solicitaron una ambulancia para su traslado, pero sólo el gobierno federal los apoyó

La gente de las comunidades de este municipio de la Montaña se trasladaron a Chilpancingo debido a que la gobernadora, dijeron, les incumplió con una minuta de acuerdos que firmaron el 22 de septiembre del 2022.

En esos acuerdos se establecía el envío de 11 maestros bilingües de educación primaria y de preescolar, pero sólo llegaron tres profesores.

Además una maestra dejó de impartir clases en la comunidad de Río Chiquito porque desde el 15 de abril la Secretaría de Educación en Guerrero (SEG) ta no le pagó su salario, denunció el profesor Paulino Hernández, uno de los plantonistas.

García y Hernández recordaron que en esa reunión con Salgado Pineda, ocurrida el 22 de septiembre pasado, sure hermana Liz Salgado, presidenta del DIF estatal, se comprometió a realizar un recorrido por los pueblos de Cochoapa para llevar apoyos, pero, dijeron, sigue sin cumplir su palabra.

García Rodríguez contó que Liz Salgado les dijo que llevaría a los pueblos despensas, cobertores y hasta sillas de ruedas.

Consideró que la mandataria estatal los discrimina al no darles una audiencia. «Aquí vamos a estar afuera del Palacio así haga calor, frío y llueva», advirtió.

Hasta este viernes ningún funcionario del gobierno del estado se les acercó para dialogar, aun cuando había varios agentes de Gobernación del estado a unos metros de los plantonistas en labores de vigilancia.

 

Una muerte materna detonó el paro de labores en Hospital del Niño y la Madre Indígena en Tlapa

Texto: Jesús Guerrero

Fotografía: Tlachinollan

Chilpancingo

 

Al cumplirse tres días el paro laboral de médicos, enfermeras y personal administrativo del Hospital del Niño y la Madre Indígena de Tlapa, los líderes de este movimiento denunciaron que su inconformidad la detonó la muerte de una mujer que no pudo ser trasladada a Chilpancingo por falta de ambulancia, luego de tener un parto.

El pasado seis de mayo, Mariana Andrés Toribio, de 16 años, originaria de la comunidad de Santa María Tonaya, municipio de Tlapa, fue atendida de un parto en el hospital de Tlapa y aun cuando el bebé nació bien de salud, tuvo complicaciones graves, y requería ser trasladada de manera urgente al Hospital General de Chilpancingo, pero la ambulancia que tienen está en mal estado.

“Hay una ambulancia que desde hace un año y medio estamos diciéndole a las autoridades estatales que está en malas condiciones, pero no nos hacen ningún caso”, dijo una enfermera de este hospital que pidió mantener su nombre en anonimato.

Mariana Andrés murió dentro de la unidad. Una trabajadora atribuyó esta situación al mal estado de la ambulancia.

También denunció que han enviado oficios a la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, haciéndole una reseña de todas las carencias en el Hospital del Niño y la Madre de Tlapa, pero siguen sin recibir respuesta.

“En el quirófano no hay aire acondicionado, además de que se carece de insumos en el hospital”, comentó.

En el paro de labores participan 300 trabajadores del hospital, quienes también exigen la destitución de la directora de este nosocomio, Lorenza Jiménez Villanueva, a quien señalan de ser incapaz de gestionar mejoras en la infraestructura del nosocomio y en la situación laboral de la base trabajadora.

En un anuncio que los trabajadores colocaron en la entrada del hospital piden a la ciudadanía su comprensión por la falta atención médica. Sólo atienden servicios de urgencias médicas.

Este Hospital del Niño y la Madre Indígena da atención a las mujeres embarazadas de los 19 municipios de la región de la Montaña.

El Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan informó que la muerte de Mariana Andrés por falta de atención médica no es el único caso del hospital.

“Ahí (en el Hospital) son sumamente negligentes, al grado que han acaecido muchas muertes de mujeres embarazadas que pueden haberse evitado”, planteó Tlachinollan en un artículo difundido hace algunos días.

Reportó que Mariana Andrés era jornalera agrícola, y empezó con los dolores de parto el 5 de mayo y sus familiares la llevaron al centro de salud de su comunidad, Santa María Tonaya.

El médico que la atendió le diagnóstico un grave problema de desnutrición y la envío al Hospital del Niño y la Madre Indígena de Tlapa, donde parió pero, al final, se agravó.

“Una ambulancia que iba a trasladar a Mariana al Hospital de Chilpancingo se quedó parada una hora y, aunque se habló de que estaba en disposición otra ambulancia, Mariana murió”, publicó Tlachinollan.

 

Paran labores en hospital de Tlapa para que gobierno estatal atienda necesidades para dar atención a usuarias

Texto: Jesús Guerrero

Fotografía: Canal 12 TV

Chilpancingo

Unos 300 trabajadores de las áreas de la salud, entre médicos, enfermeras y administrativos, del Hospital de la Madre y Niño Indígenas en Tlapa iniciaron este lunes un paro de labores por tiempo indefinido para exigir insumos, equipo, seguro de vida y otras demandas laborales.

También plantearon la destitución de la directora del nosocomio, Lorenza Jiménez Villanueva porque, dijeron, es incompetente para realizar las gestiones ante el gobierno de la morenista Evelyn Salgado Pineda.

Los manifestantes comenzaron su protesta a las 12 horas. “Este hospital no depende de la Secretaría de Salud, depende directamente de la gobernadora, por lo que le exigimos que resuelva nuestras demandas”, dijo Adolfo Reyes Hernández, quien es pediatra del hospital.

A través de un en vivo en redes sociales, Reyes Hernández aseguró que ante la falta de insumos médicos los familiares de las pacientes tienen que comprarlos en las farmacias particulares.

“Es mentira lo que dice el gobierno federal de que en todos los hospitales públicos hay suficientes medicamentos y además gratuitos”, dijo.

En el Hospital del Niño y Madre Indígenas de Tlapa se atiende a las madres de los 19 municipios de la región de la Montaña que van a parir, zona de las más marginadas del país.

Adolfo Reyes dijo que otra de las carencias que enfrenta este hospital es la falta de médicos especialistas. “Hay un médico internista que tiene que trabajar arduamente”, mencionó.

En asamblea los trabajadores acordaron parar las oficinas de gobierno del hospital; sólo atienden urgencias.

Otra de las peticiones de los manifestantes en paro es de que se les otorgue un seguro de vida institucional y otras peticiones laborales.

Adolfo Reyes agregó que si bien es cierto qu la secretaria de Salud estatal, Aidé Ibarez Castro, no resolvería directamente este problema, cuando menos debería de acudir al hospital de Tlapa a ver las necesidades y ser una intermediaria ante la gobernadora.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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