Joven muralista guerrerense expondrá sus obras en España

Javier Téllez pinta sus cuadros con tierra de la Sierra de Guerrero


Texto: Andrea Mendoza

Foto: Javier Téllez

Chilpancingo 

24 de enero del 2024

 

Javier Téllez Villalba de 32 años, pintor y muralista guerrerense originario de Chilpancingo, fue seleccionado para una exposición en la Feria Internacional del Arte en Monzón, España.

Javier Téllez participará con sus obras Estallido visceral, Implosión del ser y Recordar con el corazón.

En su arte, Javier Téllez combina el realismo al óleo, con tierra traída de la sierra de Guerrero.

La exposición está programada del 15 al 22 de abril de este año, por lo que Javier Téllez busca apoyo económico, ya que dicha exposición no contará con apoyo para los artistas internacionales.

Mediante la venta de sus obras y donaciones monetarias de fundaciones, Javier Téllez planea obtener su financiamiento para los siete días que estará en Monzón, España.

El muralista comenta que ha buscado financiamiento con el gobierno guerrerense, sin embargo, aún no hay una respuesta concreta.

Para Javier Téllez estar presente en la actividad es una oportunidad de conocer artistas y diferentes estilos de arte, así como poner en alto el folclor guerrerense.

En sus obras para la Feria Internacional del Arte, planea una temática folklórica y decidió centrar su arte en la cultura Ñomndaa, combinada con el surrealismo.

Pintura «Recordar con el corazón» de Javier Téllez Villalba. Foto: Javier Téllez

La creación e inspiración de sus obras

A Javier Téllez le gusta descubrir y experimentar. En sus murales se observan diferentes texturas, colores y tierra.

Un ejemplo claro de su versatilidad son las obras con las que ganó su próxima participación en Monzón. Estallido Visceral e Implosión del ser son obras en las que mezcla pintura al óleo y tierra de la Sierra de Guerrero.

“Me gusta que mi arte tenga texturas y colores, por eso uso la tierra”, explicó Javier Téllez, quien recolecta diferentes tipos de tierra cuando va a la Sierra de Guerrero a visitar a su familia.

Para él, esa es una forma de estar con el pueblo, “con la esencia”. En sus murales abundan temas folclóricos y sociales de Guerrero, por lo que el uso de elementos extraídos de su estado son una parte fundamental en su arte.

Le gusta la cultura guerrerense, la población Ñomndaa, lo surrealista y el realismo, por lo que sus creaciones no tienen límite y tampoco un orden. Crea sus obras desde su visión visceral.

Pintura «Estallido visceral» de Javier Téllez Villalba. Foto: Javier Téllez

La creación de sus obras las define como un ritual; es metódico, por lo que para hacer una obra lee y se informa sobre el tema de la obra, con base en eso construye los bocetos y espera la aprobación de quien encarga la creación, por último, hace una selección de colores para comenzar un trabajo de tres meses.

El pintor comenta que su arte es variado y entre ellos se puede hallar temas folclóricos, sociales y temas íntimos.

¿Qué atrae de España a Javier Téllez? 

Javier Téllez huye de las zonas de confort y asegura que lo segundo más importante después del talento son las ganas de movilizarte por el arte.

“Nadie llega y te dice: pintas bonito te voy a pagar. Tienes que salir a buscar los apoyos: ser artista y gestor. No basta ser solo el pintor”.

Para el muralista guerrerense, la importancia de exponer en la Feria Internacional de Arte no es conocer España, sino al conocimiento que puede traer de sus colegas muralistas para Guerrero.

Pintura «Implosión del ser» de Javier Téllez Villalba. Foto: Javier Téllez

Considera que visitar y estar presente en exposiciones nacionales e internacionales abre un camino de conocimiento.

“Ir a España y regresar a Guerrero a contribuir es lo que rige mi tenacidad como pintor”, comenta el muralista.

En los planes a futuro del pintor figura enseñar arte a jóvenes guerrerenses.

Sus pasos por exposiciones internacionales son un camino al fomento del arte y la cultura en Guerrero, así como dar espacios y voces a artistas emergentes.

Sofía, una niña artista plástica que desde de la pintura desarrolló el gusto por la biología y astronomía 

Texto y fotografía: Itzel Urieta

30 de abril del 2023

Chilpancingo

 

Sofía Sarahí Figueroa Salas sostiene en sus manos un plumón de color azul, con el que pinta una botella de mezcal, esta pintura será expuesta en el centro cultural El Zanate Azul, como parte de la muestra colectiva, Guerreros del mezcal.

Sofía mostró gusto por el arte a sus dos años, su tía Olga Figueroa Lujano, quien se dedica a la pintura, la motivó a que desarrollara sus habilidades.

Desde los seis años entró a cursos de dibujo y pintura, ahora, a sus 10 años, para de sus habilidades son la pintura y el dibujos con diferentes técnicas.

Sofía es simpática y un poco tímida, pero al hablar de arte y pintura se muestra con confianza y seguridad.

La idea de su tía de acercarla al arte fue para que no estuviera “en su casa viendo televisión”.

A Sofía le gusta dibujar la naturaleza: paisajes, árboles, plantas, y animales; es lo que más dibuja.

“Me gusta hacer este tipo de dibujos porque me dan paz”, comentó Sofía.

Además de desarrollar sus habilidades, para Sofía asistir a sus clases de pintura es una manera de conocer y convivir con otras niñas y niños.

Su artista plástico favorito es Vincent van Gogh; ha replicado algunas de sus pinturas como la de la Noche Estrellada.

A Sofía le gustaría ser artista plástica de grande– ya lo es–, y ver sus obras expuestas en alguna galería grande. Sus pinturas ya son expuestas en el Zanate Azul.

Las técnicas que domina Sofía son el dibujo con plumones, las acuarelas, óleo y acrílico y experimentó con el grabado.

Pero su técnica favorita es la acuarela, porque “los colores se ven más bonitos, el agua hace que los colores se mezclen mejor”.

Dichas obras representan sus gustos y aficiones; de grande a Sofía también le gustaría ser bióloga o astrónoma.

“Me gusta el sol, la naturaleza, el cielo y por eso los pinto”. Lo importante es que todo eso lo puede expresar e sus obras.Ya hasta perdió la cuenta de cuántas obras tiene hechas.

“Con su trabajo ella ya puede hacer su propia exposición”, cuenta Figueroa Lujano.

El consejo de Sofia para otras niñas y otros niñas que les gusten las artes plásticas es “que usen la imaginación y hagan su mejor esfuerzo para poder dibujar bien”.

El arte como método de enseñanza

Para Figueroa Lujano la pintura es una manera de enseñar a los niños y a las niñas a pensar mejor, a desarrollar su imaginación, mejorar sus habilidades y para la concentración y la disciplina.

Aun cuando en Chilpancingo no existen muchos espacios para enseñar y aprender sobre arte y pintura, en el Zanate Azul, un espacio independiente, hay cursos permanentes para niños, niñas, adolescentes y adultos de pintura y dibujo.

Sofía aprendió en el Zanate Azul. Olga Figueroa Lujano, su tía, es una artista plástica y una de las fundadoras y maestra de este espacio de cultura y arte en la ciudad.

En un estudio sobre educación infantil, publicado en la Guía Infantil 2022, menciona que enseñar distintos tipos de arte a las infancias estimula la comunicación, la creatividad, sensibilidad, y aumenta la capacidad de concentración y expresión de los niños.

“La pintura es arte y como tal, no debe ser una actividad repetidora ni condicionada a viejos patrones. Los cursos de pintura infantil también son recomendables; en ellos los niños pueden aprender a utilizar diferentes materiales y distintas técnicas”, se lee en la Guía infantil 2022, en el capítulo llamado La importancia del arte en niños pequeños.

 

 

El arte de Hugo de la Rosa. Una visión de las realidades de los jóvenes

En su arte Hugo usa colores vivos y destacan personajes históricos y culturales, principalmente de Guerrero, y de la cultura pop 


Texto y fotografía: José Miguel Sánchez 

2 de junio de 2022

Chilpancingo

 

¿Qué tiene en común Carlos Salinas de Gortari, la bruja de Blanca Nieves, una nave de Star Wars y una pelea de Xochimincas en Zitlala? Probablemente nada, pero estos elementos son los que el artista Hugo de la Rosa plasma en sus lienzos como una manera de hacer una crítica a la globalización y expresar desde su visión la manera en que las nuevas generaciones conviven con sus tradiciones.

Los elementos antes descritos forman parte de un gran lienzo que, además, incluye personajes históricos y de la cultura pop, como memes y de videojuegos.

El lienzo aún no tiene nombre, pero es parte de la exposición Ficciones pictóricas que se presentó en el restaurante Tapanco, en Chilpancingo.

En la exposición hay más obras que juegan con esos elementos. Rugal del videojuego The King of Figther en una batalla con Mictlantecuhtli y de fondo los volcanes Popocatépetl e Iztaccihuatl.

Ficciones pictóricas es la tercera exposición de Hugo, y la segunda en Chilpancingo. Están expuestas 35 piezas de arte entre pinturas en lienzo, óleo y grabados que Hugo realizó en los últimos años.

En una entrevista previa a la inauguración realizada este viernes, Hugo contó su camino a través del arte y por qué sus pinturas cuentan con elementos tan diferentes. Usa colores vivos en sus pinturas y personajes históricos y culturales, principalmente de Guerrero, y de la cultura pop.

Contó que jugar con todos esos elementos es una forma de visualizar y expresar la manera en que los jóvenes conviven con su entorno.

«Nosotros como chavos estamos bien metidos en el internet, vemos memes y muchos generan contenido, pero fuera de eso hay otro mundo con el cuál también convivimos, esos dos mundos son los que trato de plasmar».

Para Hugo sus pinturas representan también esa lucha entre los productos de la globalización y la identidad de los pueblos y contextos con los que conviven las juventudes.

«Al final convivimos con los dos mundos, pero siempre es importante no perder nuestra identidad».

Los videojuegos son otro elemento que Hugo retoma, a él le gusta jugar desde niño, y reconoce el arte que hay detrás para crear no solo a un personaje o historia, también los paisajes y entornos de fondo, son los que se desarrollan en los juegos.

En sus pinturas conviven dioses aztecas con personajes de videojuegos, danzas de tigres están a lado de Pikachu.

Del arte urbano a la pintura

Hugo comenzó a dibujar y a pintar hace 15 años, cuando cursaba la secundaria en Taxco de Alarcón. Inició a hacer grafiti. Él considera que ese fue el comienzo de su carrera artística.

Con el paso del tiempo formalizó su técnica que, hasta ese momento, era principalmente arte urbano.

Por eso decidió estudiar arte en la Universidad de Morelos, y aunque no culminó la carrera se quedó con todo el conocimiento que pudo. En la Universidad aprendió diferentes técnicas que hoy aplica.

Poco a poco descubrió el tipo de pinturas que le gusta realizar, hasta llegar a los trabajos que están expuestos.

«Yo califico mi trabajo como una mezcla entre arte contemporáneo y surrealista».

Además de la pintura Hugo experimenta con otras técnicas como el grabado, que es una técnica recién aprendida, pero siempre conserva su estilo.

La exposición que también es venta estará hasta el próximo 20 de agosto en el restaurante Tapanco, en la calle Valerio Trujano en el centro de Chilpancingo.

 

 

 


Zeyder, el artista que difunde las tradiciones a través de su pintura

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: José Miguel Sánchez

Chilpancingo

 

La fotografía de una pintura de la pelea entre dos niños durante la tradicional petición de lluvias celebrada cada año en Zitlala, un municipio ubicado al norte de la capital, se viralizó en redes sociales por los detalles y la técnica de la pintura plasmada sobre óleo.

El autor de la pintura es Rolando César Esteban Bartolo, conocido en el mundo del arte como Zeyder, tiene 18 años y es originario de Zitlala. Es el mayor de tres hermanos.

Zeyder vivió los primeros años de su infancia en los campos agrícolas de Sonora. Sus padres viajaban a ese estado a trabajar en el corte de jitomate, práctica común en pobladores de la región.

Zeyder inició con su inquietud por la pintura cuando estudiaba la secundaria en Zitlala. Pintaba a lápiz los personajes de las caricaturas que le gustaban, como Dragon Ball, la que más influyó en su arte.

Inspiración

Cada artista tiene su inspiración y Zeyder no es la excepción. Hubo una artista que lo inspiró a querer aprender sobre el mundo de la pintura de manera profesional. Se trata de Osbelit García, a quién Amapola. Periodismo transgresor entrevistó en agosto de 2019, cuyo trabajo se dio a conocer también a través de redes sociales.

Osbelit tenía 14 años cuando se dio a conocer una pintura realizada con la técnica gis pastel seco donde plasmaba las manos de una anciana entrelazando palma.

“Cuando vi lo de Osbe en Facebook y se viralizó yo le escribí. Hace un año ella me platicó sobre su maestro, sobre cómo empezó y me dijo puedes escribirle al maestro Saúl (maestro de Osbelit) y decirle que te de algunos consejos”, recuerda Zeyder.

En febrero de 2020 Zeyder le escribió al maestro Saúl Meza, le comentó sobre su gusto por la pintura y su inquietud por aprender sobre la técnica gises pastel con la que trabaja Osbelit.

El maestro Saúl Meza le comentó a Zeyder que trabajaba en Chilapa que estaban cerca, que podría ir a verlo, mostrarle sus dibujos y hacerle observaciones.

Zeyder llevó sus dibujos con el maestro Saúl y recuerda que el maestro le dijo: “Vas muy bien”. En ese encuentro lo invitó a unos cursos de pintura que se impartían en la casa de la cultura de Tixtla.

Zeyder asistió una semana y posteriormente inició la pandemia y los cursos se suspendieron.

“El maestro me regaló un lienzo y unas pinturas con eso yo comencé”, comenta Zeyder.

Zeyder aún mantiene comunicación con Osbelit y su pasión por el arte los hizo amigos. Se han encontrado en exposiciones, suelen platicar por medio de mensajes y se animan mutuamente a seguir en el mundo del arte.

Mostrar su cultura a través de la pintura

A Zeyder le gusta plasmar en sus pinturas cosas relacionadas al lugar donde vive: Zitlala. Hasta ahora todas sus pinturas tiene ese toque tradicional.

Zeyder quiere dar a conocer la cultura y tradiciones de la zona donde vive. Para realizar sus pinturas se basa en el trabajo de fotógrafos reconocidos que asisten a su comunidad principalmente en el rito de petición de lluvias.

En Facebook busca fotografías que tengan ese toque de tradición. Así ha encontrado diversos fotógrafos del estado a quiénes les pide permiso para plasmar sus fotografías en pintura, con algunos de ellos ya ha entablado una amistad.

“No todos conocen la diferencia entre un tigre de Zitlala y uno de Chilapa, a veces ni la misma gente de la comunidad”, comenta.

Antes de plasmar algo relacionado a tradiciones suele investigar para tener conocimiento de lo que está pintando, pregunta a las personas de su comunidad para entender mejor lo que pinta y explicarlo a quiénes le preguntan sobre su trabajo.

En busca de su sueño

El camino en el mundo de la pintura no ha sido fácil para Zeyder, viene de una comunidad que carece de algunos servicios públicos, donde hay pobreza y  donde es difícil conseguir los materiales que él necesita para hacer sus pinturas. Tiene que viajar a Tixtla para conseguir el material.

Zeyder es un joven que siempre ha trabajado para ayudar a su familia y solventar sus propios gastos, ha trabajado en diferentes cosas. Como vendedor de ferretería y  lo más reciente, conductor de un bici- taxi en Chilapa, trabajo en el que estuvo los tres años de su nivel bachillerato. 

En agosto de este año Zeyder decidió dejar Zitlala y venir a probar suerte a la capital. Sin conocer a nadie se aventuró y buscó un empleo ese mismo día. No tuvo éxito en su búsqueda y optó por llamar a José Luis de la Cruz, uno de los fotógrafos con los que tiene amistad, para pedir apoyo.

José Luis de la Cruz lo puso en contacto con Ramiro Reyna Aguilar,  fotógrafo chilpancingueño y creador de la cafetería La Galería, un espacio ubicado en la capital del estado para artistas donde se produce y exponen obras de arte.

Ramiro no dudó en apoyarlo cuando vio el trabajo de Zeyder. Le propuso quedarse en la galería, trabajar con él un proyecto en el que algunas de sus fotografías serán plasmadas en óleo sobre lienzo por las manos de Zeyder.

Zeyder ahora trabaja en ese proyecto, Ramiro le permite quedarse en su casa, le brinda comida, techo y los materiales para desarrollar su trabajo. Tiene unos días de descanso para viajar a Zitlala y ver a su familia y se regresa a Chilpancingo a seguir trabajando.

Zeyder trabaja en 25 fotografías de Ramiro, al terminarlas serán expuestas en La Galería.

Las dificultades

La cuestión económica es lo más complicado, no tener la facilidad de conseguir materiales, no tener acceso a cursos de pintura o a un maestro que le enseñe.

El no tener un espacio en su hogar dificultó su proceso y el poco apoyo por parte de su familia.

“Mi papá me decía que dejara de pintar”, comenta.

Después al ver que realmente le apasionaba el arte fue su padre quien le hizo su primer caballete.

Un tiempo tuvo que abandonar sus estudios para apoyar económicamente en los gastos familiares, y por la pandemia sus clases en línea se dificultaban, sus maestros al conocer sus talentos, y sus ganas de superarse le brindaron su apoyo y pudo concluir su bachillerato.

También ha tenido que enfrentarse al regateo de las personas. El considera que es porque no conocen todo el trabajo que existe detrás de una pintura, afortunadamente todas las pinturas que ha realizado ha logrado venderlas.

El dinero que ocupa lo invierte en material y cosas personales.

Ser inspiración

Zeyer considera que salir de Zitlala a buscar oportunidades en el mundo del arte fue un acierto, pero no fue fácil dejar a su familia y su comunidad.

“Si lo hubiera pensado más, yo creo que no me vendría”.

Ha tenido la oportunidad de convivir con diferentes artistas y de todos ha tenido aprendizaje. “Me gusta pedirles consejos, yo tomo todo lo que me dicen, todo me ha servido”.

El arte también le ha permitido conocer y hacer amistades dentro de este espacio.

Gracias a la pintura ha podido conocer partes del estado, pintó junto al artista Javier Téllez un mural en la Marina, en el puerto de Acapulco.

Zeyder desea dedicarse ciento por cierto a la pintura y posteriormente apoyar a su familia económicamente. “Con lo que gano todavía no me alcanza para apoyar mucho a mis papás, pero a veces los invito a comer”.

Zeyder sabe que la pintura es su pasión y disfruta pintar, ha tenido que aprender a no hacer caso a quiénes le dicen que deje de pintar y busca sus sueños. Dentro de su lucha por conseguir su sueño de ser un artista reconocido, también tiene otros objetivos. “Yo quiero ser inspiración para los jóvenes de mi comunidad”.

Sin Límites. La Galería, una comunidad de arte en Chilpancingo

Texto: Margena de la O

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

 

En la esquina que hacen la avenida Alemán y la calle Antonia Nava de Catalán, un mural en tonos grises con caras de miradas caídas y flores de pétalos apagados cubre casi toda una pared. Es una pieza de Raúl Aguas que comparte espacio con un trabajo de Ángel Guzmán en tonos rosados y lilas, lo que hace de ese muro un gran contraste de valor artístico. Ambas obras de estos artistas plásticos son la invitación a un pequeño espacio en un primer piso con estrecho balcón en esa esquina del centro de la ciudad: La Galería, un café donde se exhibe y reposa arte.

La fachada sólo es una gran muestra, porque todas las paredes y rincones de ese espacio en renta están impregnadas del trabajo de los artistas plásticos, particularmente guerrerenses. Fueron sus lienzos.

En las paredes del pasillo con gradas que llevan a ese primer piso está, entre varias, una pintura de Hugo de la Rosa, quien además tiene cualidades para la prosa desde una irreverente construcción de oraciones, de lo que deja constancia en sus redes sociales. Es una pieza que representa una secuencia de su trabajo por 2019, año en que abrió La Galería: elementos de la ritualidad de transformación del nahual, que representa la cosmovisión de nuestros antepasados, envueltos en una lluvia de tonos rojos.

En la punta más alta de ese mismo camino –de tal manera que antes de descender de la cafetería te queda de frente– está el retrato de una mujer con el rostro distorsionado que lleva la firma del artista Jorge Cerros. Quienes lo conocen, saben que su trabajo está basado en la figura humana, donde también pone de manifiesto las emociones, las sensaciones y hasta los sentimientos.

Esto es sólo al entrar, porque en las paredes del balcón hay más. En una de ellas está Froster, un artista originario de San Luis Acatlán radicado en Chilpancingo, que tiene los cimientos colados en el arte urbano. Sólo sus amigos saben que se llama Ricardo Bustos Guzmán. Él con una ave representó el vuelo que se emprendió con este proyecto. “No es una obra de mayor complejidad, pero en su momento, la intención era plasmar algo en apoyo a una iniciativa que se gestaba”, comenta Froster.

A la vuelta de su nombre está el de Santiago Memije con una pintura construida con muchos de los símbolos que bien podrían representar una realidad de Guerrero: la osamenta de una res, unas aves y unos bulbos de amapola.

Pero cuando se dice que los rincones de este lugar están impregnados de arte no es adulación. Basta con sólo voltear la mirada al techo del balcón y te toparás con otra cara de arte visual: la fotografía. En el vinilo que hace el rol de un techo interior hay imágenes de los fotorreporteros José Luis de la Cruz y Franyeli García, también del fotógrafo nacido en el norte del país que radicó en Guerrero, Armando Vega, quien ahora es un explorador de National Geographic.

También hay fotografías del veterano fotógrafo local, Ramiro Reyna Aguilar, quien tiene el mayor de los méritos en este sitio. Además de sus más de 25 años de experiencia en la fotografía, es el creador de este espacio que nació el 7 de septiembre del 2019 y que pone en otro radar el arte guerrerense.

Construir comunidad, un ejercicio cotidiano

Es 16 de julio por la tarde y en La Galería hay mucho movimiento, porque Cloro al óleo –su nombre oficial Ernesto Carbajal, de quien Amapola. Periodismo transgresor ya contó su historia– expone Monocromo, una serie de pinturas donde destacan las siluetas de cuerpos humanos –“él es quien más trabaja la anatomía humana”, comparte uno de sus amigos– a un tono, ya sea blanco o negro.

En el centro de la cafetería hay un caos adicional al de los preparativos normales de una exposición. Resulta que recién terminaron los trabajos de ampliación de la sala principal de la cafetería, en realidad la única, porque La Galería es pequeña, pero singular, porque además de que se sirve buen café –que fue sembrado a unos 1,300 metros sobre el nivel del mar en La Pintada, la sierra de Atoyac, una de la zonas cafetaleras más importantes de Guerrero, y que es tostado de manera artesanal en tres niveles–, cumple con su rol de galería de arte: se exhibe, promociona y vende arte visual.

El caos es porque derrumbaron el muro que separaba la estancia o el corazón del lugar, con el cuarto donde Ramiro monta los marcos, portarretratos, marialuisas y caballetes, otra de sus varias facetas dentro del mismo gremio, y terminan de limpiar el polvo y algo de escombro. La ampliación tiene que ver con que Ramiro tiene más planes con el mismo propósito de incentivar el arte.

El primero de éstos fue ampliar el espacio de exposición para los artistas, de tal manera que la obra de Cloro ya se pudo apreciar desde dos propuestas dentro de su misma exhibición monocromática, uno en donde, efectivamente, destacó la anatomía humana, y en otro donde saltaron símbolos de la identidad guerrerense, según el lugar en el que te plantaras de la sala ampliada. Otro propósito es extender las actividades en el café.

Pero el caos puso otros elementos de manifiesto alrededor de La Galería, el ejercicio de comunidad.

Esa tarde en que se estrenó la exposición, Ramiro llegó apresurado y comenzó a pender las pinturas de Cloro en los carretes sostenidos desde el techo, para que reposaran en las paredes. Faltaban menos de dos horas para la inauguración, que se convocó a las siete de la tarde. Además de Soledad Valenzo, Adalid Abarca y José Guadalupe Dimas, quienes hacen posible el funcionamiento del lugar, pronto hubo varios sumados para sacar los pendientes.

Ahí andaba, acercándole las pinturas a Ramiro para que terminara de montarlas, mientras el artista que expone se preparaba para la presentación, Alan Díaz, un joven cineasta chilpancinguense, también con formación de antropólogo, quien inaugurará las nuevas actividades de La Galería. Entre el 15 y 16 próximo arrancará en la cafetería el taller Sembrando cine y así el lugar se estrenará como escuela de cine. Esta actividad estaba prevista arrancarla este martes 3, pero por la pandemia las fechas fueron modificadas.

Díaz es un creador audiovisual que “se ha centrado en la hibridación del género de ficción, el cine documental y la docencia académica”, según se lee en la publicidad de las redes sociales de La Galería.

A la dinámica de colaboración se sumó el cubano Rubén Iglesias Segrera, un creador visual, lo mismo se mueve en el diseño gráfico que en los lienzos con el pincel, la herencia familiar. Él lleva fácil la mitad de su vida en Guerrero y esta tarde también colabora para que Ramiro continúe con la secuencia que sugirió el artista para exhibir su obra.

Ramiro comenta entre grandes pausas que “aquí creas comunidad. Comunidad artística. Se promueve el arte”. Después comparte que Rubén fue quien diseñó el logo de la cafetería. Rubén, por su parte, aseguró que él tiene un espacio reservado en las paredes del pasillo de escaleras para una pintura, pero que él prefirió plasmarla en un lienzo con bastidor, para no dejarla en un muro sin posibilidades de mudanza; muestra lo que lleva hasta ahora: es un homenaje al maestro Toledo. El inmortal artista oaxaqueño está montado sobre un caballito de mar, con un pincel gigante de lanza y un papalote de escudo.

Amor al arte y a la cultura

Baltazar Castellano, Javier Téllez, Rogelio González y José Luis Correa son los artistas plásticos que han expuesto en La Galería y a quienes Ramiro menciona de corrido al seguir montando las pinturas esta misma tarde que toca el turno a Cloro.

La dinámica que se ha impuesto sola en este café –porque aquí no hay reglas ni protocolos. “Yo no tengo claridad de nada, yo sólo vivo y soy”, comenta Ramiro después de preguntarle cómo es que creó este lugar, y después ataja: “Es por amor al arte y a la cultura” –, es que los artistas llevan sus pinturas con el concepto que ellos deciden, Ramiro las monta, y ambos, el artista y el responsable del lugar, hacen un acto de inauguración donde se degusta el café de los pueblos serranos de Atoyac y mezcal de Tlacotepec (Heliodoro Castillo), el lugar de donde es originario Ramiro. A partir de entonces las obras se quedan en exhibición para su apreciación y venta.

Estos actos de inauguración generan otra posibilidad: reúnen a gran parte de la comunidad de artistas plásticos de Guerrero. Esta tarde-noche del 16 de julio, casi todos los artistas citados en este texto están presentes y varios más que no. Uno de ellos es Aarón Cabañas, otro joven artista a quien, cuenta Ramiro, le vio madera cuando lo conoció en la Escuela Superior de Artes de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), donde dio clases de fotografía. Ahí también conoció a Cloro y a otros tantos de los que estaban presentes.

Es, de entrada, la fotografía y su experiencia lo que pone a Ramiro de frente al arte, pero, sobre todo, su gusto por ella; también es un coleccionador. Fácil, a lo largo de estos años de su carrera personal, ha reunido unas 60 obras de diferentes tipos y tamaños, particularmente de artistas guerrerenses.

La Galería se ha tejido casi de manera independiente y le ha permitido a Ramiro reunir todas las facetas en las que se mueve, personales y colectivas y, a la vez, ha concedido un espacio flexible, casi inexistentes o inaccesibles en Guerrero, para los artistas plásticos locales. “Por la conexión que he tenido con los chavos, con los artistas, hemos construido esto. Honestamente yo no hice un proyecto para que existiera este espacio”, agrega Ramiro.

De tal manera que si quieres saber más de ellos y de su arte, sólo resta visitar La Galería.

 

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