Las palomas del zócalo llegaron hace más de 500 años y son consideradas una plaga

Existen alrededor de 40 enfermedades zoonóticas ligadas a las palomas, 30 transmisibles a los humanos y 10 a los animales domésticos


Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Óscar Guerrero y Tony Luviano

Chilpancingo

 

Luis, un niño de cuatro años, alimenta palomas en la Plaza Cívica Primer Congreso de Anáhuac, en Chilpancingo.

Cuando las palomas se acercan, el pequeño suelta el alimento y corre para tocarlas.

Las aves vuelan para alejarse del peligro.

Luis repite la fórmula una y otra vez, aunque nunca logra su objetivo.

Alimentar a las palomas es una de las actividades recurrentes entre las familias chilpancingueñas.

Esta actividad recreativa y de convivencia familiar significa la alimentación de una plaga.

La familia Cortés Bravo, de la colonia Obrera, al oriente de la capital, asiste algunos domingos al zócalo, junto a sus dos hijos, Mariana y Luis, de cuatro y ocho años, a realizar esta actividad.

Llevan una bolsa con arroz. Se sientan en una de las bancas ubicadas frente al quiosco, abren la bolsa, los niños toman un montón de arroz y lo lanzan al piso.

Baja una paloma color gris, a Luis le entretiene ver como poco a poco se acercan más palomas. En cuestión de segundos ya hay más de cinco palomas que comen del arroz.

En la cara de los niños se dibuja una sonrisa, después de que hay varias palomas que comen, Luis intenta atrapar una, de inmediato la paloma se asusta y junto a las demás, se van del lugar.

María Cortés González, la madre, dice que para ellos significa un momento de convivencia familiar.

«Venimos cada ocho o quince días, ahora tardamos un poco más porque en las tardes a veces llueve. Nos parece entretenido, los niños se divierten».

Del otro lado del quiosco está Manuel, un joven de 25 años que comparte migajas de bolillo con las palomas mientras espera a una persona.

«Simplemente ya lo haces porque los demás lo hacen, a mi me parece divertido ver como se acerca una, luego otra y de repente ya son muchas», comenta Manuel.

Manuel no hace esta actividad de manera constante, comenta que, si a caso dos o tres veces la realizó.

Como esperaba a alguien, fue una forma de hacer tiempo.

Después de muchos años, la paloma se reincorporó a la vida citadina acostumbrándose a la presencia de las personas y se generó sobrepoblación porque no existía un controlador biológico.

El nombre científico de estas palomas es Columbia Livia.

El profesor investigador de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), especialista en ornitología (ciencia del estudio de las aves), Epifanio Blancas Calva, explicó que este tipo de aves son una especie exótica distribuida en toda América y en Europa.

“Fue traída desde la conquista, no es una paloma residente oriunda del continente, la trajeron con la conquista nuestros antepasados”, comenta Blancas Calva.

En las ciudades, tiene una tasa de reproducción bastante alta debido a que en las ciudades no tiene depredadores naturales, las aves rapaces.

Blancas Calva comenta que muchas veces estas aves son adoptadas como aves de compañía e incluso como alimento. No están en peligro de extinción, su adaptación a la vida de la ciudad les beneficia, tienen acercamiento con muchas personas que las alimentan.

En la imagen, una paloma posa sobre un edificio público del centro de Chilpancingo. Foto: Tony Luviano

No es malo que las personas las tengan en sus hogares, ya que son una plaga que se controlaría mejor de esa manera. El problema viene cuando las personas dueñas de esas aves las liberan después de mucho tiempo y tienen que incorporarse nuevamente a la vida silvestre.

En la cuestión de los alimentos, estas aves comen residuos de alimentos y granos.

El ornitólogo explica que estas aves son una plaga debido al acercamiento que tienen las personas con ellas al alimentarlas y su alta tasa de reproducción.

“Las especies exóticas en todo el mundo son un gravísimo problema porque sustituyen a las especies locales que no resisten la presión de sus propios congéneres”.

Uno de los problemas que genera la plaga de palomas es el desplazamiento de aves locales, en nuestro caso las tórtolas, que son con quienes se pelean directamente el alimento.

Sobre la estatua de Vicente Guerrero, que está en la Plaza Civica, hay una paloma sobre su cabeza, lo cual es otro de los puntos negativos acerca de estos animales.

El excremento suele ser muy corrosivo para los monumetos y los edificios históricos.

En el centro de Chilpancingo se observan grandes cantidades de palomas posadas sobre el Museo Regional de Guerrero, el Ayuntamiento municipal y el Palacio de la Cultura, monumentos históricos del centro de la capital.

Además, ligadas a las palomas, existen en la capital alrededor de 40 enfermedades catalogadas como zoonóticas, de éstas hay 30 enfermedades transmisibles a los humanos y 10 a losa nimales domésticos, que causan problemas de salud pública en la ciudad.

Generalmente son transmitidas por los excrementos secos que son transportados por el aire o por tener contacto directo con ellos.

Aunque hay algunas iniciativas en el país para tratar de evitar este tipo de introducción de especies exóticas, “Pero las que ya están, ya están y es muy difícil quitarlas”.

Blancas Calva aclara que no es malo alimentar a estas palomas, finalmente son aves que viven entre nosotros y se debe aprender a convivir con ellas y a respetarlas.

Al ser un animal con el que convivimos día a día es fácil observarlos y alimentarlos, pero no olvidemos que especies como esta, que fueron traídas hace 500 años por los españoles ahora son una plaga sobre la cuál poco se puede hacer para controlarla.

En la imagen, un niño juega con palomas en la la Plaza Cívica Primer Congreso de Anáhuac en Chilpancingo. Foto: Óscar Guerrero

*Este texto es parte de una iniciativa de Amapola periodismo para sensibilizar a la sociedad acerca del respeto y cuidado de los animales.

En Amapola Periodismo creemos que los altos índices de violencia en México, expresado principalmente en la tasa de homicidios, están relacionados a la falta de respeto a la vida.

El cuidado o maltrato a los animales silvestres y domésticos demuestran nuestra calidad humana.

¡No maltrates, protege!

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