Desde pequeño Willy Díaz Mateo supo que la pintura le apasionaban. A los 13 años comenzó a dibujar a lápiz, debido a que algunos materiales, como pinceles, pinturas y plumones eran caros y su familia no podía costearlos.
Willy es originario de Tierra Blanca, municipio de Acatepec, en la región de la Montaña, quería estudiar artes plásticas en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, ubicada en la Ciudad de México. «Fue complicado por la falta de recursos», mencionó Willy.
Por las dificultades económicas optó por entrar a estudiar a la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, donde cursa el segundo año de su licenciatura en Educación Primaria.
En la normal perfeccionó su técnica de dibujo y pintura. Desde pequeño «traía ese talento para la pintura».
«En la normal aprendí más, pero antes nunca tomé un curso sobre cómo agarrar un pincel o algo así, ahí me han enseñado mucho».
Las técnicas que maneja Willy son óleo sobre lienzo, hace un año comenzó también a pintar murales.
Willy tiene 80 obras de su autoría, entre retratos y pinturas; las vende para solventar sus gastos personales.
En sus obras no maneja un tema en específico, dice que pinta de todo. En la mayoría de sus obras plasma la vida cotidiana de las comunidades rurales de la entidad, mujeres que cocinan, niños y niñas que juegan y paisajes.
Algunas de obras las ha expuesto en el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro).
Su trabajo más reciente fue un mural sobre personas desaparecidas que pintó en una barda de una primaria en la colonia del PRI, en Chilpancingo.
El Centro de Derechos Humanos de las Víctimas Minerva Bello lo contactó para hacerlo; tardó 20 horas.
Willy hizo la propuesta y el boceto del mural en el que se observa a madres y padres buscadores con un semblante de preocupación y tristeza. Entre las piezas del mural se lee la frase «mi hijo fue desaparecido»; detrás hay elementos que representan una protesta por las personas no localizadas.
Este trabajo es importante para él por la desaparición de sus 43 compañeros de la normal en 2014.
«El arte es una forma en la que podemos expresar nuestros sentimientos, es importante este mural porque en muchos de estos casos (de desaparición) no hay justicias, son casos que están impunes».
Willy continuará con este tipo de trabajos, a raíz de este mural ya tiene propuestas para que realice otros murales con la misma temática en diferentes lugares.
«Pintar estos murales es una forma de lucha y exigencia».
Willy terminará su licenciatura y una de sus metas es que, una vez egresado de la normal, estudiará artes plásticas y cumplirá su sueño.
«Quiero estudiar artes plásticas y que mis cuadros se expongan en museos diferentes, pero primero terminaré de estudiar en la normal».
Los murales fueron pintado por Jaime Antonio Gómez del Payán, originario de Aguascalientes, para conmemorar el natalicio de Vicente Guerrero.
Texto: José Miguel Sánchez
Fotografía: Itzel Urieta
25 de enero del 2022
Tixtla
Vicente Guerrero levanta su espada al tiempo que una llama de fuego tricolor lo rodea. Detrás del tixtleco más famoso de esta ciudad, por quien lleva el nombre el estado, hay un águila y un jaguar en posición de ataque. Junto a él están otros insurgentes guerrerenses como Juan del Carmen, Pedro Asencio Alquisiras, y los hermanos Galena y Bravo.
Esta imagen resalta al entrar al ex ayuntamiento de Tixtla. La representación de Vicente Guerrero es parte de un mural de 730 metros, que realizado en el año de 1984.
El mural fue pintado por Jaime Antonio Gómez del Payán, originario de Aguascalientes, para conmemorar el natalicio de Vicente Guerrero.
“Aquí a Vicente Guerrero se le representa como el auténtico consumador de la independencia”, comenta el maestro en artes plásticas, Manuel Hernández Marbán, quien colaboró en el proyecto.
Hernández Marbán, junto a otras cuatro personas acudieron al llamado de Gómez del Payán para la realización del mural, una iniciativa de la Asociación Nacional de Tixtlecos Amigos (ANTA).
La ANTA fue la encargada de gestionar los materiales para el mural. Gómez del Payán y los ayudantes no cobraron nada para realizarlo.
La obra pictórica está plasmada en los corredores de un antiguo edificio que data de la época colonial, ubicado en el corazón de Tixtla.
La historia oral indica que durante la colonia, las familias españolas más poderosas de la región vivieron ahí, posteriormente fue la casa de Vicente Guerrero, y por muchos años albergó al ayuntamiento municipal.
El inmueble consta de un jardín central, los corredores son el lienzo donde Gómez del Payán plasmó la historia de México. Ciclo mural es como lo denomina Hernández Marbán.
Fue diseñado para que desde el jardín central se pudiera admirar. Está dividido en cinco partes: muro sur, poniente, norte, oriente y el vestíbulo.
En el muro sur comienza la obra que se prolonga 180 metros sobre los muros. Hay varios temas, el primero es una descripción pictórica del valle de Tixtla.
“En esta parte tratamos de representar como era el valle antes de fuera habitado”, menciona Hernández Marbán cuando señala parte del mural.
La parte que señala es el valle de Tixtla desde las alturas, y se observa la laguna rodeada por montañas. Ignacio Manuel Altamirano, escritor, dramaturgo, político y diplomático mexicano originario de este lugar, describió a la laguna como El espejo de los dioses.
Por esa razón, el dios mexica Quetzalcóatl se refleja en la laguna.
Continúa el mural en La Conquista, la cual está representada con un guerrero mexica y un jinete español en un enfrentamiento. Luego aparece el suplicio de Cuauhtémoc.
Los murales cuentan la historia de Guerrero y México
Este paraje es una representación del momento histórico donde el conquistador Hernán Cortes le quema la planta de los pies al emperador Cuauhtémoc, para, según los historiadores, dijera dónde ocultaban sus tesoros.
De acuerdo a Hernández Marbán con está pintura se trató de representar el fin del conocimiento y los saberes del pueblo mesoaméricano.
El mural continúa. Ahora se observa la fusión de la cultura de Mesoamérica y española, así como la fundación de Tixtla.
Al extremo del muro sur se plasmó el inicio de la Guerra de Independencia con Miguel Hidalgo, José María Morelos y al último la consumación de la Independencia con Vicente Guerrero. Esa parte del mural se ocupó hace algunos años para ser la portada de los libros de historia de Guerrero de nivel primaria.
Así culmina la primera etapa del mural.
En el muro poniente del edificio comienza la segunda etapa. Ahí está representado el Plan de Ayutla, con sus principales personajes, militares, políticos e intelectuales. Sigue la Guerra de Reforma
La parte que Gómez del Payán denominó La patria nueva está representado con una mujer que trae el fuego de la sabiduría y está postrada sobre un pedestal con símbolos prehispánicos.
Termina el muro poniente con un homenaje a Ignacio Manuel Altamirano, donde lo representaron en todas sus etapas como escritor, político, militar y poeta.
Hay una parte del muro poniente que esta sin terminar, esta solamente el dibujo a lápiz, para Hernández Marbán esta es una de sus partes favoritas, pues considera que se puede ver el proceso más rudimentario de una obra de arte.
Sobre el muro norte continua el mural, aquí está plasmado el porfiriato, para esta época de acuerdo con Hernández Marbán se quiso representar la explotación del hombre por el hombre que vivió el país en aquellos años.
Más adelante plasman la Revolución Mexicana, son dos hombres en una batalla cuerpo a cuerpo, uno con uniforme militar y un campesino. “Aquí representamos la lucha del pueblo contra el pueblo, porque esa fue la revolución, un pueblo vestido de militar, contra uno vestido de campesino”, comenta Hernández Marbán.
Después de la revolución se pintó la Constitución de 1917 y se pintaron elementos que se contemplaron en la Constitución, el reparto agrario, el derecho a la salud, a la educación y al deporte.
En la última parte del muro norte se comienza a plasmar la historia de Tixtla, con personajes famosos, y una representación del fandango tixtleco, un baile de tarima, con los músicos y el público jubiloso.
El muro oriente es la última parte del mural, ahí lo que se observa son las tradiciones de Tixtla, la peticiones de lluvias que se realizan en la región, la producción de mezcal, leyendas locales, y danzas tradicionales.
Durante el recorrido la última y quinta parte del mural se le conoce como El Vestíbulo, aunque realmente es la entrada al edificio, ahí se pintó a Vicente Guerrero en dos etapas, la militar y la intelectual, junto con otros elementos. En esta parte Vicente Guerrero está acompañado del libertador de Colombia y Bolivia, el militar Simón Bolívar.
Para Hernández Marbán esto se debe a que Gómez del Payan consideró que Guerrero y Bolívar fueron los verdaderos libertadores de América.
“Los dos (Bolívar y Guerrero) fueron fundamentales para lograr la independencia de América”.
El edificio donde están los murales está abierto al público. Fue remodelado y se llama Centro Cultural Vicente Guerrero, continuamente hay exposiciones de arte y conciertos.