Adolescentes en anexos: tortura disfrazada de rehabilitación

Texto: Eduardo Cordero / Escenario Tlaxcala
12 agosto del 2024
Ilustraciones: No.tenteres 

 

Tribedoce compuesto, pomada barmicil, sobres de suero y pantoprazol son parte del tratamiento rudimentario de desintoxicación en un anexo en el Estado de México. 

Los hay de diferente tipo: de puertas abiertas (donde la residencia es breve), granjas (anexos ubicados en el campo), centros de rehabilitación que funcionan con los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos, los fuera de serie (en extremo violentos), etc. En todos estos espacios se llega en contra de la voluntad. 

En un barrio del Estado de México (Edomex), Job* recuerda su paso por la preparatoria. “Yo era de aquellos que decían de todo menos cristal y piedra. Pero toda mi preparatoria consumía cristal. Estaba bien cabrón”. 

Para adquirir cristal debía ir a otro barrio, ya que en donde el trabajaba sólo se vendía marihuana y piedra (crack). Cerca del punto, pueden verse latas o envases vacíos de Yakult, utilizados para hacer pipas con el uso de ceniza de cigarro. 

En nuestro país, de acuerdo con el Informe del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones 2022 (SISVEA) -realizado en Centros de Tratamiento no gubernamentales, Centros de Tratamiento para Adolescentes, Servicio Médico Forense (SEMEFO) y Servicio Médico de Urgencias-, las drogas de inicio más consumidas son el alcohol y el tabaco, seguidas de la marihuana. 

Sin embargo, en Edomex, el cristal es la segunda droga de impacto (por la cual las personas buscan ayuda) después del alcohol. También es la droga de impacto en 24 estados del país: entre 2019 y 2022 siete de cada diez personas (69%) demandaron tratamiento por el consumo de esta sustancia de tipo anfetamínico. 

Los registros del SISVEA- realizados a partir de 1994- indican que, desde el año 2017, el cristal se posicionó en el cuarto lugar como sustancia ilícita de inicio, con un crecimiento sostenido, desplazando a los solventes. 

El 9.3% de personas atendidas en 1, 771 en Centros de Tratamiento iniciaron su consumo de drogas con cristal. 

El cristal y la piedra tienen a Mario* y Joaquín*, conocidos de Job, en dos anexos distintos. En uno de ellos cobran 800 pesos quincenales para mantener encerrado a Mario, lejos de las calles. Su madre y familia sostienen este gasto con dificultad, hartos de convivir con un consumidor que extraía de su casa todo lo que pudiera ser vendido. 

Joaquín estudiaba la preparatoria en una vocacional del Instituto Politécnico Nacional, hasta que comenzó a fumar piedra. Después de abandonar la escuela, su familia lo anexó en un centro de rehabilitación de corte cristiano. Tienen 17 años. 

El tratamiento del Estado para personas con adicciones

En México existen  tres instituciones principales para atender a las personas tienen un uso problemático de sustancias: el Consejo Nacional de Salud Mental y Adicciones (CONASAMA), los Centros de Integración Juvenil (CIJ) y el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, menciona en entrevista Kosett Torres Bonilla, directora de los Centros de Integración Juvenil (CIJ) de Querétaro. 

En Edomex existen 13 establecimientos residenciales reconocidos por el CONASAMA. Estos establecimientos cumplen con la norma 028-SSA2-2009, donde se enumeran qué requisitos deben cubrir para operar centros estatales y privados. 

La NOM 028 clasifica a los adolescentes como grupo de alto riesgo ya que tienen mayor posibilidad de uso y abuso de sustancias, por lo que deben ser atendidos aparte de niños, personas adultas mayores y con capacidades diferentes. 

La Norma estipula la obligación de contar con un área de recepción, regaderas, independientes, camas independientes, dormitorios separados por sexo, comedor, botiquín de emergencia, etc., deben ser atendidos por personal especializado, donde la medicación es prescrita por un médico, además de contar con un expediente clínico propio. 

La estancia debe ser voluntaria, salvo casos excepcionales donde peligre la vida del consumidor. 

En los CIJ, por ejemplo, se atendieron a más de 8 millones de personas en una red de 120 unidades distribuidas en todo el país durante 2023, con acciones preventivas en su gran mayoría. Del total, el 2% recibió algún tratamiento a través de consulta externa y hospitalización, es decir, 139 mil personas.

Kosette Torres refiere que sólo 10 de las 120 unidades del CIJ son de hospitalización ya que entre el 10% y 12% de personas con adicciones tienen problemas que requieren ayuda clínica. 

Para tratarse residencialmente en los CIJ, se requiere expresamente de voluntad. Sin embargo, el nivel de consumo no permite que las personas lleguen a atenderse por su propio pie, por lo que los anexos se convierten en opciones donde, por una cantidad mínima, se incluye el servicio de traslado. 

“Tú dime quién es y lo amarramos dos días para que se esté ahí cagado y miado”, fue la respuesta al preguntar por un anexo cercano en el barrio donde viven Mario y Joaquín. 

Entre el 75 y 80% de la población que se atiende en centros CIJ tienen otro trastorno mental, como depresión, ansiedad déficit de atención o trastorno límite de la personalidad, asegura Torres. Los diagnósticos de estos tratamientos son costosos para el Estado. 

Anexos: el negocio alimentado por la tortura

Mario empezó a fumar marihuana a los 14 años. Recibió un disparo por estar inmiscuido en asuntos del punto, cuando pasó de consumir a vender. 

Ahí continuó  ya no con marihuana, sino con piedra. El  uso problemático le quitó el privilegio de portar un arma metida en el pantalón: regresó a las calles a juntar lentamente dinero para saciar su sed de humo. 

La hora no importaba. De mañana o noche la frenética búsqueda no cedía. La piel comenzó a secarse, los músculos resaltaron ágiles y ansiosos de entre la piel de uva seca. Ojeras prominentes decoraban su anguloso rostro, donde los dientes comenzaron a corromperse. 

Ahora pasa los días anexado, por tercera vez antes de cumplir 20 años. 

“Los anexos surgen porque se abre un mercado. En el momento en que el Estado no tienen la capacidad o no ofrece el servicio para internar a las personas que requieren la atención residencial, deja un espacio abierto. Ese espacio lo ocupan negocios privados” dice Pablo Chiw, psicólogo clínico y doctor en Ciencias Sociales. 

Ahí adentro la tortura física y mental está definida por el padrino, quien usa su genio inventivo para idear castigos o faenas humillantes: ser amarrado de pies y manos durante días, mirar un objeto durante horas o servir como costal de box son sólo algunos ejemplos ofrecidos por Chiw, quien hizo su estudio en Baja California Sur. 

El objetivo de la tortura en los anexos es “instalar la suficiente cantidad de miedo y terror para que la idea de escapar sea impensable”. Para el doctor en Ciencias Sociales, la producción de sujetos emocionalmente desvinculados y sin empatía es la consecuencia más grave de pasar por un anexo. 

Además de las secuelas generadas por la tortura física y mental en un anexo, las poblaciones adolescentes sufren de un desfase académico y de integración social. “La persona pierde la posibilidad de entrar a otras opciones porque llegó a un lugar donde lo trataron mal”, menciona Kosett Torres. 

En Edomex se han registrado 1620 víctimas de tortura o tratos crueles, inhumanos o degradantes, entre 2018 y 2023 de acuerdo con el Registro Nacional del Delito de Tortura (RENADET). 

A pesar de que ocupa el cuarto lugar a nivel nacional por este delito con 991 expedientes abiertos, la Fiscalía General de Justicia del Estado de México “no cuenta con carpetas de investigación abiertas y carpetas judicializadas (causas penales) por la posible comisión de delitos de tortura y tratos crueles, inhumanos o degradantes, por hechos perpetrados en centros de rehabilitación conocidos como anexos”, de acuerdo con la solicitud de transparencia folio 601613. 

Los anexos, al ser espacios particulares, no son visitados por la Comisión Estatal de Derechos Humanos del Estado de México, por lo que no existen registros de recomendaciones emitidas. Al no ser de carácter gubernamental, el Departamento de Estadística de esa institución no tiene quejas al respecto, como se lee en la solicitud 00125/CODHEM/IP/2024.

Sin embargo, La Ley General para Prevenir, Investigar y Sancionar la Tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes indica que el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura puede realizar supervisiones en lugares de privación de la libertad, públicos o administrados por particulares.  

El Informe de Supervisión 01/2022 del Mecanismo Nacional para Prevenir la Tortura (MNPT), realizado en Centros Especializados para el Tratamiento de Adicciones de Jalisco y Nayarit, indica que hace falta una supervisión sistemática y permanente en centros especializados en adicciones, la falta de estas supervisiones  dificulta la prevención de la tortura. 

El MNPT realizó visitas de supervisión en septiembre de 2021 a 13 centros especializados en adicciones de Jalisco y Nayarit, documentando castigos como: permanecer sentado durante 5 horas, permanecer parados hasta por 6 días, en silencio, suspensiones de visitas familiares, etc. 

De las 145 personas usuarias entrevistadas por el Mecanismo, el 75% dijo que los castigos fueron infligidos por el padrino. 

En Edomex, la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) registró 271 centros de rehabilitación para personas usuarias de drogas y alcohol entre enero de 2018 y mayo de 2024, sin que se tenga registro de cuántas personas habitan en cada espacio, de acuerdo con información entregada vía transparencia. 

“El primero objetivo de la tortura en los anexos es el lucro (…), su función es mantener a estar personas allí. No son lugares para la rehabilitación”, menciona Pablo Chiw . Su trabajo en anexos realizado en Baja California Sur es prolijo en detalles sobre los métodos de tortura empleados por los padrinos. En cada región del país los métodos de tortura son distintos. 

Mario llegó al barrio un día por la mañana, descalzo, huyendo de su segundo anexo. Logró escapar al segundo intento- el primero, fallido, lo pagó con una golpiza-, corrió desorientado sin saber a dónde ir cuando saltó la barda. 

Después de estar encerrado durante meses, regresó al mismo barrio a vivir tranquilo unos días y reiniciar el consumo de piedra. 

A pesar de las recientes reformas a la Ley General de Salud en materia de salud mental y adicciones, que obliga a los prestadores de servicios de salud a considerar la voluntad de adolescentes para determinar sus tratamientos, los anexos siguen siendo espacios sin regulación, donde la tortura sólo tiene como límite la imaginación de los padrinos. 

*Seudónimo utilizado para proteger la identidad de personas menores de edad. 

Este reportaje es republicado por Escenario Tlaxcala bajo la premisa de máxima publicidad de la información pública.

Esta investigación que fue realizada en el marco del proyecto “Periodistas contra la Tortura” con el acompañamiento de la organización Documenta. El contenido de este reportaje es responsabilidad de su autor y no necesariamente refleja el punto de vista de Documenta.

Este texto es original de Escenario Tlaxcala y es reproducido por Amapola Periodismo como parte de una alianza de medios. Puedes leer la nota original aquí.

Solo el 5% de las medicinas requeridas contra el cáncer llegó a hospitales en 2021; Auditoría demuestra el desabasto

La revisión de la Auditoría Superior a la Cuenta Pública de 2021 revela que fallaron los mecanismos con los que el gobierno quería cubrir la demanda de medicinas. En el caso de los fármacos oncológicos, solo el 5% llegó a donde debía.


Texto: Nayeli Roldán

Fotografía: Amílcar Juárez (Archivo)

21 de febrero del 2023

 

La compra consolidada de medicamentos a través de la ONU, como propuesta del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para supuestamente combatir la corrupción, no funcionó: 31 hospitales de especialidad del país recibieron solo el 5% de los medicamentos que habían solicitado para el tratamiento del cáncer en 2021.

Así lo reveló la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en la revisión que hizo a la “Adquisición Consolidada y Distribución de Medicamentos Oncológicos” del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), en la auditoría de cumplimiento 2035 publicada este lunes como parte de la revisión de la Cuenta Pública 2021.

Durante la administración del presidente López Obrador, padres de niños con cáncer han denunciado el desabasto de medicamentos oncológicos, pero el mandatario lo ha negado permanentemente e incluso los acusó de “opositores”, mientras que el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, aseguró que las protestas eran parte de una campaña con una “visión golpista”.

Sin embargo, la Auditoría confirmó el desabasto después de revisar contratos y contrastar esto con inventarios y entregas durante 2021 en 31 instituciones como IMSS, ISSSTE, Sedena, Marina y hospitales regionales, como el de Alta Especialidad de Chiapas, el de Ixtapaluca, el de Oaxaca o el del Bajío, el Hospital de Especialidades Pediátricas, el Hospital Infantil de México Federico Gómez, el Instituto Nacional de Cancerología o el Instituto Nacional de Pediatría, entre otros.

El proceso que llevó al desabasto fue el siguiente: por primera vez en el país, en 2021, el Insabi fue la institución encargada de hacer la negociación de compra de medicinas para el resto de instituciones de salud del país con la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS, por sus siglas en inglés); es decir, este organismo internacional se encargaría de encontrar a los proveedores.

Sin embargo, la UNOPS no consiguió vendedores que proveyeran todas las medicinas que el sistema de salud mexicano requería, como ocurrió con los oncológicos. El 30 de noviembre de 2020, los 31 hospitales de especialidad solicitaron al Insabi 194 claves (tipos de medicamentos) que usarían en 2021 para los tratamientos contra cáncer.

La UNOPS solo encontró vendedor para 128 claves por un total de 5 millones 621 mil 199 piezas, y aun así no se cumplió, pues al comparar la información de los contratos con las entregas reportadas por los 31 hospitales, la Auditoría encontró que al 31 de diciembre de 2021, las unidades médicas solo habían recibido 127 claves de medicamentos oncológicos por un total de 643 mil 945 piezas. Esto “representa el 11.5% del total adjudicado en cantidad de piezas del medicamento oncológico”.

“Al comparar la cantidad de claves oncológicas y piezas entregadas contra lo demandado de dicho grupo de medicamentos en 2020 por 194 claves, se observó que solo se hicieron entregas por el 5.1% del total demandado por el Sector Salud en 2021”, afirma la Auditoría.

Ni siquiera se cumplió con la entrega de 61 claves de medicamentos considerados como prioritarios, es decir, aquellos “con alta demanda y que su desabasto podría provocar daños a la salud o la interrupción de tratamientos de continuidad, como es el caso de los medicamentos oncológicos, así como haberse solicitado por más de una institución”.

Dichas claves prioritarias sumaban 1 millón 894 mil 126 piezas que debían ser entregadas durante el primer trimestre de 2021, pero cuando la Auditoría solicitó datos, el Insabi respondió que “no tuvo información respecto de las claves que fueron entregadas a cada hospital”.

La Auditoría solicitó a cada hospital la relación de entregas y confirmó que al “al 31 de marzo de 2021, únicamente se entregaron 10 claves por 21 mil 484 piezas (1.1% de las claves prioritarias solicitadas), por lo que se desconoce cómo se cubrió la demanda de las restantes 51 claves por 1 millón 872 mil 642 piezas de medicamentos oncológicos requeridos en dicho trimestre”, afirma el organismo auditor.

Los hospitales

El Hospital Infantil Federico Gómez debía recibir 20 claves de medicamentos oncológicos con 16 mil 149 piezas como parte de la compra a la UNOPS, pero al 31 de diciembre de 2021, solo se entregaron 4 mil 517 piezas por 1 millón 865 mil pesos, correspondientes al 28% de las piezas establecidas en la Conciliación de Requerimientos; “de las restantes 11 mil 632 piezas, el citado hospital no proporcionó información que sustentara su entrega, o en su caso, las acciones efectuadas ante el Insabi respecto de las piezas pendientes de entrega”.

Y peor aún, esta entrega no se compara con la demanda inicial del hospital, pues había solicitado 46 claves con 46 mil 294 piezas de medicamentos oncológicos en noviembre de 2020 para cubrir su demanda de 2021. Esto significa que la institución solo recibió 9% de lo que necesitaba.

La Auditoría también detectó que los medicamentos oncológicos y cardiovasculares llegaron tarde en el caso del ISSSTE, pues “según las Bases y Requisitos para el Procedimiento de Contratación se estableció que los hospitales podrían solicitar medicamentos oncológicos prioritarios a partir del mes de abril de 2021, conforme a sus necesidades; sin embargo, el ISSSTE los requirió a los proveedores a partir del 23 de junio de 2021, y estos los comenzaron a surtir hasta el 6 de julio de 2021”.

El ISSSTE respondió que la demora se debía a que “a nivel mundial, en el año 2021 hubo escasez de estos (medicamentos oncológicos), derivado de la pandemia, y que el instituto pudo hacer frente a esta escasez al contar con un stock de dichos insumos, lo que permitió continuar con la entrega del producto y por lo tanto con los tratamientos de los pacientes”.

No obstante, la Auditoría considera que el ISSSTE “debió iniciar su requerimiento de los medicamentos citados a partir del mes de abril de 2021 y así cumplir con uno de los objetivos de participar en la contratación consolidada, en específico, en la adquisición de los medicamentos oncológicos con claves prioritarias”.

Por otra parte, el Instituto Nacional de Cancerología (Incan) pagó 302 millones 939 mil pesos para la compra de oncológicos a través de la UNOPS, pero la entrega fue “muy lenta”, pues “se tenía planeado que se recibieran insumos en el primer semestre de 2021 y se empezaron a recibir hasta el segundo semestre de dicho año, y las cantidades que llegaron no fueron en función de las necesidades que tenía el Incan”.

Además, el Incan también señaló que “para el caso de los proveedores adjudicados por el Insabi, muchos de ellos han sido foráneos y se ha dificultado la formalización de los contratos; asimismo, de los primeros proveedores que el Insabi adjudicó, los insumos los traen del extranjero, lo que dificultó su entrega debido a que tienen que pasar trámites aduanales para que puedan ingresar al país”.

En la imagen, un centro de vacunación contra el Covid-19, en el centro de Chilpancingo, el pasado 12 de abril del 2022. Foto: Amílcar Juárez (Hemeroteca Amapola)

Tratamientos contra cáncer, anticonceptivos, antibióticos: 141 medicamentos y materiales aún no tienen proveedor para 2023

La licitación lanzada por el Insabi declaró desiertas esas claves porque el instituto no encontró a algún proveedor. La cifra representa 22% de las claves que se licitaron.


Texto: Nayeli Roldán / Animal Político

Fotografía: Amílcar Juárez (Archivo)

3 de febrero del 2023

 

En la primera megalicitación para adquirir medicamentos y materiales de curación para proveer a nueve instituciones durante 2023, 141 claves se quedaron desiertas, es decir, no se eligió a algún proveedor debido a que no hubo ofertas o a que el precio era “no aceptable”.

Esas 141 claves desiertas representan el 22% de las 639 claves que se sometieron a licitación.

Entre los medicamentos que no tienen proveedor está la vincristina, que es utilizada en el tratamiento contra la leucemia; en este caso, “no se recibió propuesta”. También están en esa situación medicamentos para tratar el asma, como la orciprenalina y la teofilina.

Otros ejemplos son anticonceptivos como etinilestradiol y parches de norelgestromina; misoprostol, tratamiento para la interrupción del embarazo, y antibióticos como dicloxacilina, clindamicina, etambutol, rifampicina y azitromicina.

Del mismo modo, tampoco hay proveedor para algunos medicamentos básicos como naproxeno o ácido acetilsalicílico (aspirinas) y fórmula para lactantes.

Entre los materiales de curación cuya compra aún no está asegurada, hay jeringas para biopsias, catéteres, cánulas, suturas y vendas, entre otros.

Se trata de la licitación LA-12-M7B-012M7B997-I-1-2023, lanzada el 6 de enero, mediante la cual el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) debía adquirir hasta 700 millones de 639 claves de medicamentos y materiales de curación para surtir la demanda de 2023 en nueve instituciones.

Dichas instancias son el IMSS, el ISSSTE, las secretarías de Marina, Defensa Nacional y de Salud, el propio Insabi, la Guardia Nacional, el Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social y la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad.

El proceso de licitación tuvo dos retrasos. El primero ocurrió el 17 de enero, cuando se vencía el plazo para que los proveedores publicaran sus ofertas para participar en el concurso, pero debido a las fallas en la plataforma que les impidieron hacerlo, el Insabi extendió el plazo hasta el siguiente día.

De acuerdo con la convocatoria de la licitación, sería el viernes 27 de enero a las 5:00 de la tarde, pero esto no ocurrió. Ese día, en lugar del fallo, el Insabi publicó el “aviso de diferimiento de fallo” para este martes 31, a las 19:00 horas, debido a que aún se estaba “realizando la evaluación de las propuestas recibidas”.

 

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