Le dijo que se dedicaba a asesinar
Texto: Marlén Castro
Foto: Andrea Mendoza
Chilpancingo
02 de febrero del 2024
El 23 de septiembre del 2023, la profesora Sandra Nava Bustamante, del Jardín de Niños María Luisa Ocampo, de la colonia Cooperativa, recibió la primera de las dos amenazas de muerte que afectaron su trabajo y con ello su vida.
“Te voy a matar. Eso es lo que yo hago. No sabes con quien te metiste”, le dijo la madre de una de sus niñas más queridas.
No estaban solas. Había otras madres y algunos menores del segundo año que atiende, entre ellos, su propia hija.
El problema inició porque la madre, una joven de unos 23 años, quería que la profesora escribiera en el cuaderno de la niña todas las tareas acumuladas por varios días que no llevó a su hija a la escuela.
“Me es imposible hacerlo yo –recuerda que le dijo–. Tengo otras mamás que atender, yo te voy pasando las tareas pendientes y tú vas escribiendo y pegando los dibujos”.
La maestra así procede con las niñas y los niños que no van por varios días a la escuela. Cuando tiene el cuaderno de tareas en el salón, al final del día, escribe en cada cuaderno, cuando no y además son muchos días, no puede hacerlo sola, necesita la ayuda de la madre o el padre de familia.
En esta ocasión, la madre le dijo que para eso estaba la maestra. Sandra explicó que necesitaba de su ayuda. La mamá se enojó y soltó la primera amenaza de muerte.
Días después, el Comité de Madres y Padres de Familia del Jardín de Niños María Luisa Ocampo acudieron con la directora Ricarda Real Don Juan, para que reconviniera a la madre de familia a cambiar su actitud.
“Pero ellas son amigas –la madre que amenazó y la directora– y la madre continúa con una actitud grosera con otras maestras y trabajadores del plantel”, contó Luisa Fernanda Ramírez, integrante del Comité de Madres y Padres de Familia.
Por esa razón, el pasado martes 30 de enero, madres, padres y docentes de la institución bloquearon la avenida Gobernadores, la artería principal de la colonia Cooperativa, para exigir la destitución de la directora.
La maestra Sandra Nava cree que la solución no es expulsar a la niña, porque a la menor no se le puede violar su derecho a la educación por culpa de la madre, pero si destituyen a la directora que la protege, probablemente, la actitud de la señora sea diferente. Además la niña, dijo la maestra, es apreciada en el plantel por la mayoría de los docentes. “Aquí todos la queremos, se da a querer”.
Sandra tiene 24 años como educadora, aquí sólo nueve.
El aula de Sandra es cálida y alegre. El color amarillo que domina proporciona esa sensación. Tiene cortinas de flores y caracoles, jugueteros rebosantes de diversas piezas, libreros, un garrafón y vasos pequeños para que sus estudiantes tomen agua.
La segunda amenaza ocurrió en diciembre, porque pidió la cooperación para hacer los aguinaldos para las niñas y los niños.
La madre no quiso aportar cooperación económica o en especie. Cuando se la pidieron se enojó, se acuerdan de que gritó y amenazó de nuevo. En esta ocasión dijo textual: “Soy sicaria y me dedico a matar”.
Las madres, padres de familia y los demás docentes volvieron a hablar con la directora. Creen que Ricarda Real nunca le dijo nada a la madre, porque mantuvo su actitud desafiante con la maestra de su hija, otros trabajadores y, además, comenzó a tener problemas con otras madres y padres de familia.
El Jardín de Niños es un edificio de dos pisos, desprovisto de vegetación, con restos de pasto silvestre seco. Algunas partes del edificio están descarapeladas. El entorno no es agradable a la vista. Las madres y padres de familia acusan de este descuido a la directora, porque en los ocho años al frente no hizo gestiones para mejorar las condiciones y, obstaculiza, las que ellos realizan.
Luisa Fernanda Ramírez y Fernando Manrique Miguel, ambos integrantes del Comité de Madres y Padres de Familia indicaron que la directora no les quiere sellar las solicitudes que necesitan llevar a las instituciones para hacer alguna gestoría.
“No hace y ni deja hacer”, se quejó Fernando Manrique.
Lo peor de todo, contaron, es la actitud con respecto a la señora que amenazó a la maestra Sandra.
La maestra Sandra, por su parte, asegura que recibe a la niña igual que antes, porque nunca va a coartar su derecho a la educación. Hizo sus denuncias ante el área jurídica de la Secretaría de Educación Guerrero (SEG) y ante el Ministerio Público no la ha hecho porque requiere emplear mucho tiempo, dar varias vueltas, y tendría que dejar solos a las niñas y los niños.
Sandra Nava contó que con las amenazas se siente vulnerable y alguien de su familia la lleva a la escuela y va por ella.
“Lo único que le pido a Dios es que me cuide, porque sí me siento expuesta”.