Se revelan fines políticos en el crimen del alcalde de Chilpancingo

Alejandro Arcos, abanderado por tres fuerzas disminuidas, ganó la alcaldía más importante de la entidad; la FGE planteó como móvil la negativa del alcalde a nombrar en su gabinete a gente impuesta por Los Ardillos, pero colaboradores cercanos aseguran que nombró a todos los que el grupo criminal le impuso, por lo que descartan esa motivación


Texto: Marlén Castro y Margena de la O

Foto: Antonio Castañón

Martes 10 de diciembre del 2024

Chilpancingo

Primera Parte


El día que lo asesinaron, el alcalde de Chilpancingo Alejandro Arcos Catalán (43 años) confió a las 11 personas que iban con él que “tenía que ir a atender un tema, solo”. Eso ocurrió en el entronque de Tepechicotlán, a las doce del día, el 6 de octubre del 2024, apenas seis días después de rendir protesta como primera autoridad municipal.

Cuatro horas y media después, su cabeza decapitada apareció en el toldo de la camioneta Robust, Volkswagen en la que se fue rumbo a Mochitlán, un municipio en el que la gente sabe y lo dice de forma coloquial que se está en terreno ardillo, es decir, en una porción de territorio guerrerense controlado de forma férrea por el crimen organizado conocido como Los Ardillos, compuesto por grupos políticos, económicos, agentes estatales y criminales.

Desde su llegada a la alcaldía pesaba sobre el alcalde una advertencia por el asesinato de quien sería su secretario de Seguridad Pública, Ulises Hernández Martínez, la cual se convierte en una sentencia porque a los tres días de estar en funciones matan a quien nombra como el secretario general del Ayuntamiento, Francisco Gonzalo Tapia Gutiérrez, caso que le obliga a pedir ayuda al gobierno del estado para su seguridad, pero la gobernadora Evelyn Salgado Pineda nunca le toma la llamada.

Entonces, creó su propio equipo de seguridad, porque tampoco confiaba en los policías municipales a cargo de Germán Reyes Reyes, a quien nombró encargado de despacho de la Secretaría de Seguridad Pública, y a quien detuvieron el 12 de noviembre, acusado como autor intelectual de su crimen. El primer día de estar en funciones, sus escoltas lo dejan andar solo en territorio ardillo, donde ocurre su muerte.

Para líderes del PRD, el asesinato de Alejandro Arcos acabó totalmente con ese partido.

“Siendo él el alcalde de la capital era el dirigente más visible del partido para los próximos años”, compartió el líder de su corriente en el PRD, Celestino Cesáreo Guzmán.

Para el sacerdote Filiberto Velázquez Florencio, quien junto a otros obispos de Guerrero han mediado con grupos criminales durante crisis violentas en Chilpancingo, las motivaciones del crimen de Alejandro Arcos “son más amplias que un simple ajuste de cuentas”.

El sacerdote sostiene que el asesinato del alcalde por parte de Los Ardillos, como estableció la Fiscalía General del Estado (FGE), es una forma de calentar el terreno de manera innecesaria. Recuerda, entonces, que el Estado suele utilizar a “la delincuencia organizada o a ciertos grupos” para generar este tipo de escenarios.

El móvil que sostiene la FGE es por la negativa de Alejandro Arcos en nombrar incondicionales de Los Ardillos en su gabinete, pero hay quienes sostienen, también dentro de lo que fue su equipo, que espacios de la administración debieron otorgarse solo con la anuencia del grupo del crimen organizado, lo que expone dos posibles escenarios: acuerdos o imposiciones.

Una fuente del equipo cercano de Alejandro Arcos expuso que el tema de los cargos en el gabinete no pudo ser la razón del asesinato, porque el alcalde nombró a todos los que le impusieron y debió hacer a un lado a sus colaboradores cercanos.



Alejandro Arcos, un político que desde la infancia trazó destino

Era un día de campaña del proceso electoral local del 2012, en un recorrido por la colonia CNOP, al oriente de la ciudad de Chilpancingo. El resto del equipo avanzó y él, un tanto a propósito, se rezagó. Entró a una pequeña casa que le quedó al paso y fue directo al fogón de la cocina, donde hervía un caldo; tomó un plato y se sirvió, como si estuviera en su casa.

La dueña de aquella casa modesta vio aquel acto con tanto beneplácito que desde entonces fue su seguidora y simpatizante en cada uno de sus proyectos políticos. También enfrentó su asesinato como una doliente directa.

Alejandro Arcos solía hacer este tipo de cosas. En una plática informal, uno de sus colaboradores cuenta que era común que bajara de su carro, saludara y abrazara a las personas, las conociera o no. Por esa razón no le pareció extraño que el día que lo mataron decidiera ir solo a Tepechicotlán para repartir por su cuenta las despensas a los afectados por las lluvias de John.

Alejandro solía tocar a las personas, aun cuando llegara a interpretarse como un acto de exceso de confianza, porque con eso rompía cualquier tensión en el trato, además, siempre utilizaba la palabra “hermano” para referirse a propios y extraños, cuenta el abogado Valentín Sandoval Montiel, uno de sus amigos cercanos.

Tiene un recuerdo entre ambos que cree lo definen. En una ocasión fueron al campo, a un sembradío de elotes, los que más tarde comerían pero, primero, decidieron hervir frijoles en una olla de barro que dejaron abandonada en un anafre. Cuando volvieron, la olla había tronado porque se sobrecalentó. Alejandro se sirvió los frijoles que quedaron a salvo en la cuenca de lo que fue la olla.

En realidad, estas formas en los políticos locales son comunes –como si fueran herencia de una vieja guardia priísta que ocupó la mayoría de los espacios públicos–, que parece se graduaron en la misma escuela.

Arcos Catalán logró la alcaldía como un escalón para conseguir su objetivo de vida: ser gobernador de Guerrero. Trabajó, en cargos públicos y fuera de ellos para tratar de conseguirlo; se graduó como licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública, en la Universidad Sentimientos de la Nación (USN).

En el argot de la clase política se sabe que su gurú era el exgobernador Ángel Aguirre Rivero, quien formó parte de la vieja camada del PRI. Durante los primeros meses de su administración como gobernador por segunda vez (ya como parte del PRD, 2011-2014, no hizo su mandato completo hasta 2015, por el caso Ayotzinapa), lo nombró titular del Instituto Guerrerense para la Atención Integral de las Personas Adultas Mayores (Igatipam) y lo arropó para ser diputado local en el periodo 2012-2015. En ese recorrido proselitista por la CNOP, Alejandro, como candidato del PRD, buscaba las simpatías para ser diputado local.

Arcos y Aguirre se conocieron cuando el primero era adolescente y el segundo, gobernador interino (1996-1999), al suplir a Rubén Figueroa Alcocer, revocado por la matanza de Aguas Blancas.

Existen dos versiones de cómo ocurrió ese encuentro entre ambos en 1996. Queda claro que Alejandro tenía el deseo de convertirse en gobernador del estado desde adolescente.

José Villanueva Manzanares, quien fue el secretario particular de Aguirre durante su interinato, narra una de ellas. Era la inauguración de la primera tienda de autoservicios en la ciudad, ubicada a la altura del paseo Alejandro Cervantes Delgado, y el gobernador y su comitiva estaban en lo que, entonces, era un acto de mucha relevancia. Un jovencito de evidente carisma –tendría entre 15 y 16 años; nació el 12 de febrero de 1981– llegó hasta el mandatario y tendiéndole la mano le dijo: ‘Yo algún día quisiera ser gobernador como usted, ojalá me conceda una audiencia para platicar’.

La otra versión la ofreció el mismo Aguirre. En su anécdota, el encuentro ocurrió en Casa Guerrero, entonces la residencia oficial, durante un acto público. Al término llamó al joven que se hizo notar para preguntarle su nombre y qué quería ser de grande, quien le contestó ‘gobernador, como usted’. Desde entonces, expone, asumió el papel de su “tutor” político.

Las dos narraciones de lo que se supone es un mismo momento fueron publicadas a manera de artículos de opinión por esos personajes políticos en el periódico El Sur, en ediciones distintas después del asesinato de ese joven que, con 43 años, logró convertirse en el alcalde de la capital de Guerrero.

Hay quienes veían en él toda la influencia de Aguirre en su manera de hacer política.

–¿Cómo es Aguirre?,–increpa el empresario local Pioquinto Damián Huato en una entrevista sobre su opinión de lo que ocurre en Chilpancingo, después del asesinato de Arcos Catalán. Pero no consigue respuesta y se responde solo. –Le encanta prometer. Así era Alejandro.

Otras personas que lo conocieron le dan sólo a él, el crédito de sus logros políticos, porque siendo casi un niño trazó su objetivo. “Yo no sé cómo sea la gente en particular, lo que sí sé es que hay gente que tiene claras sus metas. Él (Alejandro) nunca se preguntó si iba a poder ser gobernador, él sabía que iba a ser gobernador”, agrega el abogado Sandoval.

Para ese propósito, comparten otros que también lo conocieron muy de cerca, sabía que necesitaba dos cosas: dinero y que más personas lo conocieran.

Su ocupación personal, un hombre joven casado con Sandra Elena Solís Peralta, padre de un hijo menor de 10 años, era la de comercializador o proveedor de productos en diferentes ramos, hasta en el de medicamentos, a la iniciativa pública y privada. Era miembro de una familia tradicional de una evidente medianía económica. Sus padres, Leonel Arcos Luna y María del Socorro Catalán Chávez, son personas muy conocidas en la ciudad, al igual que sus otros dos hijos, hermanos de Alejandro.

A partir de sus ingresos y gestiones realizaba acciones –aun sin cargos públicos– que en la política gustan nombrar como sociales, cuenta una persona cercana de quien se guarda su identidad.

Buscaba, además, tener círculos de convivencia variados, hasta la de corredor de maratones, para eso su carisma y don de socializar le ayudaron, pero su objetivo era el político. Desde 2005, cuando tenía apenas unos 24 años, fundó la asociación civil Muévete por Guerrero, en la que amparó sus acciones con ese propósito.

“Entendía que esto (las aspiraciones políticas) se movían con dinero y para acceder al cargo tenía que tener dinero, para cuando no había campañas, hacer obras. Entendía mucho el esquema de cómo hacer política”, cuenta alguien más.

Pero el rasgo común que le veían varios es que, al final, jugaba solo. Tuvo la simpatía de Aguirre, pero no era su incondicional, lo consideraba aliado, pero lo mismo trataba con él, como con otros. El exgobernador Héctor Astudillo Flores lo mantuvo como director de Catastro en su administración como alcalde de Chilpancingo (2009-2012).

En 2012, Alejandro tuvo una fricción con Aguirre, comparte uno de sus allegados, porque como diputado local buscó ser el coordinador de la bancada del PRD, en ese entonces con la mayor fuerza a nivel estatal, para convertirse en la máxima figura en el Congreso local, pero no tuvo su apoyo.

En ese trienio legislativo (2012-2015), el coordinador del Congreso local fue Bernardo Ortega Jiménez, el político perredista que es hermano de los líderes del grupo criminal de Los Ardillos, Celso y Jorge Iván Ortega Jiménez, quienes tienen su feudo en la zona donde asesinaron a Arcos Catalán.

Alejandro siguió en su objetivo de ganar simpatías, porque era “perspicaz», “inteligente”, pero, sobre todo, “amigable”. “Así como él era, imposible que no los tuviera”, dice alguien del PRD cuando se le pregunta si tenía amigos adentro del partido. Esto no significa que necesariamente fuera solidario, aclara alguien más cuando lo describe, porque “su ambición era personal”.

Cierta o no esta última interpretación sobre él, muchos en Chilpancingo no se resistieron a su trato, porque en la votación del 2 de junio del 2024, aun con una diferencia pequeña, logró lo que parecía casi imposible: venció a Morena, el partido que tiene todas las mayorías en Guerrero y se quedó con la alcaldía de la capital del estado, la más importante.



Los rasgos políticos que brotan en el crimen de Alejandro Arcos

En la elección local del 2024 nadie quería al PRD, un partido que perdió toda su razón de origen y, como consecuencia, en esta elección su permanencia a nivel nacional, expone una de las personas más cercanas Alejandro Arcos Catalán para tratar de dimensionar lo que este político logró al convertirse en alcalde de Chilpancingo desde esa militancia.

Cree que debió tener simpatías genuinas para conseguirlo, porque tampoco es que el PRI o el PAN, sus aliados, sumaran demasiado, si Guerrero es una referencia nacional sobre la mayoría de Morena. Después del proceso del 2024, el partido guinda se quedó sin Chilpancingo, la alcaldía más importante de entre los cuatro municipios más relevantes del estado, porque tiene en sus manos el Ejecutivo y el Legislativo local.

Desde el lado político, el exsenador Celestino Cesáreo Guzmán, líder de la corriente interna del PRD estatal, Alternativa Democrática Guerrerense (ADG), donde militaba Arcos Catalán, evalúa el asesinato, porque nunca habían asesinado a un alcalde de estas dimensiones, en cuanto a la importancia del municipio.

“Su repentina muerte y la forma en cómo se llevó a cabo nos lastimó profundamente, y también puedo decirte que descabezó al PRD en general, el PRD estatal, porque siendo él el alcalde de la capital, era el dirigente más visible del partido para los próximos años”, menciona. Con esto, expone que los perredistas locales pusieron sobre los hombros de Arcos Catalán un peso mayor a la de ganar una elección, la esperanza de sostener el futuro del partido que con dificultades conserva su registro local.

Arcos Catalán le ganó a Jorge Salgado Parra, el candidato de Morena por poco más de 1,700 votos, en realidad una ventaja mínima, porque los votos nulos fueron casi 4,000, de acuerdo con los resultados disponibles en el portal del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado (IEPC) de Guerrero.

El sacerdote Filiberto Velázquez Florencio, quien junto a obispos guerrerenses medio con líderes de grupos criminales en varios momentos de crisis por la violencia en Chilpancingo, también puso los ojos en los aspectos de corte político, como posibles causas del asesinato.

Por todo el contexto que conoce, a Velázquez Florencio le parece inviable, si la responsabilidad material del caso está orientada hacia uno de los grupos criminales asentados en Chilpancingo –extendidos hasta la zona Centro y Montaña de Guerrero, de acuerdo con la información oficial de la criminalidad–, que fuera un asunto por cuenta propia.

“Sería una tontería generar o calentar el propio territorio donde ellos operan con algo así, o sea, si no hubo de por medio algún acuerdo que beneficiara con el riesgo de que se calentara su propio territorio, o que generara una reacción de desbandada en contra de algún grupo, se me haría tontería haberlo hecho así”.

El cura expuso con contundencia que en Guerrero y el país se vive en una democracia de apariencia donde simplemente no se respetan las libertades, porque existe un Estado que usa grupos de presión para disuadir contrincantes.

Con este comentario como antecedente plantea una hipótesis del caso “más amplia que simplemente un ajuste de cuentas”, porque conoce cómo operan los dos grupos, sus intereses y códigos.

Velázquez Florencio medió en febrero pasado entre Los Ardillos y Los Tlacos para que dejaran de atacarse, donde la ciudad de Chilpancingo fungió como escenario y los transportistas, otra vez, como el blanco, lo que pegaba de manera directa en el grueso de la población que depende del transporte público y que, al igual que los propios transportistas, salen diario a trabajar. En los días previos a la tregua asesinaron a siete conductores del transporte público en la ciudad.

En el caso particular del asesinato del alcalde expone que pudieron involucrase diferentes actores con un fin político: “No puede operar en impunidad un grupo del crimen organizado si no existe, de una manera, en este caso, una estrategia de no confrontación. (…) Uno de los mensajes es medir la fuerza del Estado, tanto federal como estatal, y ya lo estamos viendo, pareciera que no hay una persecución frontal si los perpetradores son los que el mismo Estado está señalando, de ahí vienen otras hipótesis: el propio Estado puede utilizar a la delincuencia organizada o a ciertos grupos para generar este tipo de escenarios que, al final, lo que tiene es un beneficio político, y de alguna manera el Estado se lava las manos al decir que es algo del crimen organizado”.

Una persona que fue muy cercana a Arcos Catalán, de quien su guarda la identidad, dice –en lo que no parece un intento de glorificar su imagen, porque lo reconoce como una persona excesivamente amigable, más no solidaria en el aspecto político– que le cuesta creer que lo que pasó tenga que ver con malos acuerdos entre Arcos Catalán (y su figura como alcalde) y líderes criminales, porque hay más implicaciones políticas de por medio.

Hay quienes sostienen, también dentro de lo que fue el equipo del alcalde asesinado, que espacios de la administración debieron otorgarse solo con la anuencia de Los Ardillos, lo que expone dos posibles escenarios: acuerdos o imposiciones.

Una fuente del equipo cercano de Alejandro Arcos expuso que el tema de los cargos impuestos en el gabinete no pudo ser la razón del asesinato, porque el alcalde nombró a todos los que le impusieron.

En los casos donde Alejandro no podía tomar una decisión, porque implicaba hacer a un lado a gente que lo acompañó y con quienes personalmente se comprometió, esas personas recibieron llamadas amenazantes para que se hicieran a un lado.

“Nos hicimos a un lado, entendimos que esos compromisos eran de otra índole”, aseguró.

Una fuente que conoce la actuación de los grupos criminales comparte con contundencia que Los Tlacos se deslindaron del asesinato del alcalde y del secretario general del Ayuntamiento de Chilpancingo, Francisco Gonzalo Tapia Gutiérrez, asesinado tres días antes que Arcos Catalán.

No ocurre lo mismo con quien estaba previsto sería el secretario de Seguridad Pública, Ulises Hernández Martínez, un capitán retirado del Ejército y quien ocupó el cargo de coordinador de la Unidad de Fuerzas Especiales en Guerrero, asesinado el 28 de septiembre pasado, antes de arrancar la actual administración municipal. La fuente explica que el posible servidor público vivía fuera de Guerrero y volvió por el cargo, pero olvidó que tenía cosas pendientes con Los Tlacos por sus pasadas acciones policiales.

La investigación oficial expone un único autor intelectual relacionado con Los Ardillos, aun cuando la jueza del caso refutó que la FGE no presentó elementos contundentes para comprobar esa relación.

El empresario local Pioquinto Damián, quien conoce el municipio en su dimensión social y política, no tiene elementos para decir que el trasfondo en el caso del alcalde sea concretamente político, “pero lo cierto es que pasó algo, que ofendió a alguien, le falló a alguien, eso es incuestionable”.



 

Repudian a Norma Otilia Hernández en el homenaje póstumo a Alejandro Arcos


Texto y Foto: Amapola Periodismo

Lunes 7 de octubre de 2024

Chilpancingo


Asistentes al homenaje que se le rindió al presidente municipal de Chilpancingo asesinado el domingo 6 de octubre, Alejandro Arcos Catalán, repudiaron a gritos a la ex presidenta municipal Norma Otilia Hernández Martínez.

Entre la multitud congregada en la plaza Primer Congreso de Anáhuac para despedir a Alejandro Arcos, estaba la exalcaldesa, pero cuando alguien la identificó, la gente empezó a lanzarle gritos de repudio.

«Fuera»… «Eres una hipócrita», le gritaron mujeres a Norma Otilia, mientras perseguían a la exedil y a su hija Valeria, su hermana y esposo Diego Omar Benigno González.

Unas 10 personas protegieron Norma Otilia, quien, llorando, apresuró el paso.

«Que se vaya», «qué se vaya», retumbaron los gritos a espaldas de Norma Otilia, quien portaba un vestido negro.

«Alejandro era un hombre bueno; exigimos justicia», demandó en entrevista la exalcaldesa, quien en septiembre pasado fue expulsada de las filas de Morena, a raíz de que el año pasado se le exhibió en redes sociales en compañía de un jefe de una organización criminal.

En julio de 2023, fueron difundidos un video y fotografías en las que Norma Otilia Hernández se ve en un restaurante con un hombre armado al que la Fiscalía General del Estado (FGE) ubicó como Celso Ortega Jiménez, líder del grupo del crimen organizado Los Ardillos.


Ciudadanos que asistieron al homenaje postúmo al alcalde Alejandro Arcos le gritaron a la ex alcaldesa Norma Otilia Hernández Martínez

Tras la difusión de estos materiales, se desató una ola de violencia en las calles de Chilpancingo, que dejó transportistas asesinados y taxis incendiados.

En febrero de este año, de nueva cuenta se vivió una oleada de violencia, por la pugna entre los grupos del crimen organizado Los Ardillos y Los Tlacos.

«Por tu culpa, Chilpancingo está en esta situación», le reprochó una mujer a Norma Otilia.

Los insultos contra la también ex diputada local se dieron la tarde de este lunes 7, luego de que una carroza se llevó el féretro de Alejandro Arcos, a quien sepultaron en el panteón privado ubicado en la colonia Santo Domingo.

El cortejo fúnebre partió al panteón privado después del homenaje póstumo a Alejandro Arcos frente al edificio del ayuntamiento donde despachó seis días.

Durante los actos de despedida del alcalde asesinado, la gente exigió justicia a gritos.

«Fuera Evelyn»… «Fuera Félix»… «Fuera Morena», fueron los reclamos del gentío arremolinado frente a la catedral de Santa María de la Asunción, donde el sacerdote Mario Mayo Cuenca ofició una misa de cuerpo presente.

Cabe resaltar que a ninguno de los actos de despedida de Alejandro Arcos asistieron funcionarios del gobierno del estado.

 

Justicia y paz, los reclamos en el velorio del alcalde de Chilpancingo asesinado


Sus restos fueron velados en la iglesia de Santa Cruz, lo que nunca había ocurrido. La ausencia más evidente en el velorio fue la de la gobernadora Evelyn Salgado 


Texto y Foto: Margena de la O

Chilpancingo

Lunes 7 de octubre del 2024


El cadáver del alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, asesinado ayer por la tarde, fue velado en la iglesia Santa Cruz, ubicada en el barrio con el mismo nombre, muy cerca del centro de esta ciudad, donde nunca se acercaron autoridades o servidores públicos del gobierno estatal.

Esta tarde, después del velorio, hay una misa de cuerpo presente en la Catedral de la Asunción, ubicada en el zócalo de la ciudad. En el cortejo fúnebre se supo que los restos serán llevados al panteón privado de la ciudad.



Es poco usual que el cadáver de una persona sea velado dentro de una iglesia. No existe evidencia de que haya ocurrido antes. Al alcalde lo velaron en un recinto católico desde la una de la mañana hasta alrededor de las tres de la tarde que su féretro fue trasladado a la catedral.

En todas las horas del velorio ni la gobernadora Evelyn Salgado Pineda ni sus colaboradores llegaron al lugar a ofrecer sus condolencias a la familia, aun cuando Arcos Catalán era el alcalde del municipio, en términos políticos y administrativos, más importante del estado; es la capital de la entidad que concentra todos los poderes de gobierno.

Solo a la misa de la catedral acudió Rubén Hernández Fuentes, quien es el coordinador general operativo de la Oficina de la Gubernatura y pareja sentimental de Salgado Pineda. También se vio al titular de la Procuraduría de Protección Ambiental, Carlos Arturo Toledo Manzur.


En la imagen, aspectos de la misa en la Catedral de la Asunción. Foto: Jesús Guerrero.

Es la primera ocasión que un alcalde de Chilpancingo en funciones es asesinado. Arcos Catalán, además, fue decapitado en circunstancias que las áreas de investigación aún no aclaran. Todavía se desconoce cómo ocurrieron los hechos; ayer transcurrieron al menos dos horas para que confirmaran su asesinato.

Después que la Fiscalía General del Estadio (FGE) lo hizo –ya por la noche–, surgieron varias especulaciones sobre la seguridad –o inseguridad que podría surgir– en la ciudad, que mermaron en la cotidianidad.

Las actividades en las escuelas fueron suspendidas, aun cuando de manera oficial reanudaban hoy después de dos semanas sin clases por las lluvias durante y después del fenómeno John que afectó gran parte de Guerrero. No existe una suspensión oficial pero, se supo, que la indicación de las autoridades a los directivos de los planteles fue que tomaran precauciones; de manera interna en las escuelas enviaron circulares para cancelar actividades, la mayoría, con el justificante de las lluvias.

Desde anoche que era oficial el asesinato del alcalde se especuló sobre la suspensión del transporte público. Pero el servicio no fue suspendido, pero sí muy temprano se observaron mucho menos unidades en circulación; con el paso de las horas hubo más flujo.



En momentos complicados de inseguridad son comunes las repercusiones al transporte público. Los ataques a unidades en servicio de parte de grupos criminales es una acción ya conocida en la ciudad.

En la alcaldía de Chilpancingo también pararon algunas actividades, informaron trabajadores. Desde temprano, afuera del inmueble había varias veladoras encendidas que las personas dejaron en memoria del alcalde.

El asesinato del alcalde recién llegado a sus funciones también es el tema que se discute en todos los círculos, donde más se comenta es en el transporte público. En una urvan de la ruta Lázaro Cárdenas-Palacio de Gobierno, una mujer comenzó a decirle a otra que no había dormido pensando en el asesinato del alcalde, eso desató una conversación colectiva del caso.



Aun cuando el flujo de personas en el velorio es evidente, por la mañana, al menos hasta las 10:00 horas, no había presencia de políticos o servidores públicos destacados; la familia Arcos Catalán es muy conocida, independiente de la carrera política del alcalde.

Arcos Catalán fue asesinado y decapitado en el sexto día de sus funciones. Su cadáver lo abandonaron ayer por la tarde en una camioneta en la colonia Villas del Roble. Aun en las condiciones en que fue hallado su cadáver, es una incógnita lo qué pasó con él. No hay reportes de que antes fuera privado de su libertad.

Pasadas las diez de la mañana llegó al velorio el ex gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores; solo estuvo un momento, unos 10 minutos si acaso, para dar el pésame a la familia. En ese tiempo comentó a reporteros que el crimen del alcalde era un acontecimiento “fuerte, reprobable y lamentable”.

Arcos Catalán fue colaborador de Astudillo Flores cuando fue alcalde de Chilpancingo, en su faceta de priísta; fungió como director de Catastro.

El ex gobernador, que ahora milita en Movimiento Ciudadano, comentó que dialogó con Arcos Catalán antes de que tomara protesta, lo que ocurrió apenas el 30 de septiembre pasado. Dijo que estaba lleno de ánimo por su nuevo encargo, en el que solo estuvo seis días.



Comentó que aprovechó para sugerirle que trabajara para todos, porque los chilpancinguenses tenían la esperanza puesta en él. “Es un joven que lamentamos mucho su partida”, insistió. Se sabe que Arcos Catalán tenía 43 años.

Agregó que espera pronto Chilpancingo “encuentre el camino de la paz” y que el caso no debe quedar impune.

Después fueron acercándose al lugar del velorio, hasta llenarse, otros personajes políticos, incluidos algunos dirigentes de los partidos que postularon para el cargo –fue la propuesta de la alianza PRI-PRD-PAN– y conocidos de la familia, pero nunca llegó la gobernadora ni su equipo, tampoco legisladores o líderes de Morena, el partido que ocupa la mayoría de los espacios públicos.

En diferentes momentos del velorio, con mayor insistencia cuando ocurría la misa en la iglesia, antes de llevar el cadáver del alcalde a la catedral, los asistentes corearon la consigna de “¡Justicia!”, lo que se replicó hasta adentro del recinto, donde estaban todos los familiares más cercanos.

Hubo quienes agregaron otras peticiones, como la de paz para Guerrero, para Chilpancingo. Algunos de los asistentes hasta pancartas llevaron para reclamarla. “Queremos paz para Chilpancingo”, se leía en una que portaba un hombre que se plantó frente a los reporteros.

Una persona, entre el tumulto, gritó: “¡Fuera Evelyn!”, y algunos la secundaron de manera tímida.


Es asesinado el alcalde de Chilpancingo en su sexto día de funciones

Texto: Jesús Guerrero y Margena de la O

Foto: Archivo Amapola

Chilpancingo 

Domingo 6 de octubre del 2024


El alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, fue asesinado y su cabeza cercenada, la cual dejaron sobre la cabina de una camioneta que abandonaron esta tarde en la calle Moctezuma, de la colonia Villa del Roble, ubicada al oriente de esta capital, la tarde de este domingo.

Su asesinato ocurre al sexto día de estar en funciones. Rindió protesta como alcalde de la capital de Guerrero el pasado 30 de septiembre, día en que fueron renovados la mayoría de los ayuntamientos del estado.

El jueves 3 de octubre pasado asesinaron a uno de sus colaboradores más cercanos, el secretario general del Ayuntamiento de Chilpancingo, Francisco Gonzalo Tapia Gutiérrez, en una calle del centro de la ciudad, y unos días atrás, el 28 de septiembre, antes de que riendiera protesta, asesinaron a quien, se sabía, sería su secretario de Seguridad Pública, Ulises Hernández Martínez.

El resto del cadáver del alcalde estaba dentro de la misma camioneta color blanco abandonada cerca de lo que se conoce como el libramiento a Tixtla, entre los asientos. De acuerdo con los reportes policiacos ahí mismo fue hallada la credencial de elector del alcalde.

Al confirmar los hechos, la Fiscalía General del Estado (FGE) difundió que integraron una carpeta de investigación por el homicidio en agravio del edil. Para que difundieran de manera oficial la confirmación pasaron al menos unas dos horas y media de que circuló la primera versión del crimen.

Pasadas las seis de la tarde se conoció del reporte de un cadáver decapitado en la colonia Villas del Roble –que habrían abandonado desde antes– y con ello circuló la fotografía de una cabeza humana cercenada sobre la cabina de una camioneta; adelantaba del parecido con el alcalde, pero el silencio de las autoridades locales propició la especulación.

Fue hasta la noche que la FGE difundió el comunicado.

Efectivos del Ejército, Guardia Nacional y la Policía Estatal realizaron operaciones en las calles de Chilpancingo, de manera particular, en la zona donde abandonaron el cadáver del edil.

La imagen de archivo corresponde al momento en que se conoció de su ventaja en los votos, que lo apuntalaba como alcalde de Chilpancingo.

Alejandro Arcos asumió la alcaldía de Chilpancingo el 30 de septiembre; sucedía en el cargo a la morenista Norma Otilia Hernández Martínez, a quien expulsaron de las filas de Morena, luego de que en julio del 2023 fue exhibida en un video al reunirse con un hombre armado, a quien la FGE identificó como Celso Ortega Jiménez, líder del grupo del crimen organizado de Los Ardillos.

Después de la confirmación oficial del crimen, la gobernadora Evelyn Salgado Pineda posteó en redes sociales –la vía por la que más suele dar información– que la sociedad de Guerrero estaba de luto por el asesinato del alcalde.

“He instruido al secretario de Seguridad Pública del Estado intensificar los operativos de vigilancia y proximidad social en diversos puntos de Chilpancingo. Al pueblo guerrerense le reitero el compromiso de mi gobierno de trabajar en coordinación con las autoridades de los distintos órdenes de gobierno para garantizar la paz y la gobernabilidad en Guerrero, procurando avanzar siempre hacia la pacificación de nuestro estado”, es un fragmento de su postura.

De las últimas actividades oficiales que tuvo el alcalde este domingo fue una visita y un recorrido por las colonias Plan de Ayala y Yerbabuena, donde sus habitantes salieron afectados por las lluvias de John.

En sus redes oficiales hay información e imágenes de la actividad que, por la hora del posteo, habrían ocurrido por la mañana. “Junto a mi equipo visitamos las colonias Plan de Ayala y Yerbabuena para asegurarnos de que las familias estén recibiendo el apoyo que necesitan. Nuestra prioridad es proteger a quienes viven en zonas vulnerables y garantizar que se tomen las medidas necesarias”, es parte de la información que difundieron.

De manera oficial, hasta este momento, no hay detalles de qué pasó con el alcalde después de sus compromisos o actividades institucionales, porque solo difundieron otras actividades sin su presencia, por la tarde comenzaron las especulaciones de su asesinato.


Antecedentes políticos

El 3 de octubre, un individuo armado asesinó a balazos al secretario general del Ayuntamiento, Francisco Gonzalo Tapia Gutiérrez, cuando caminaba en la calle Teófilo Olea y Leyva, a dos cuadras del palacio municipal.

Llevaba tres días en el cargo, tenía 35 años y militaba en las filas del PRD y durante la campaña de Arcos Catalán fue uno de sus operadores políticos.

Arcos Catalán logró el cargo al ser postulado por la coalición PRI-PRD-PAN. Su contrincante cercano, de hecho con un margen mínimo, fue el candidato de Morena, Jorge Salgado Parra. La administración municipal que cerró hace unos días era morenista.

El 28 de septiembre, el ex director de la Unidad de Fuerzas Especiales (UFE) de la policía estatal, Ulises Hernández, fue asesinado a balazos junto con su pareja sentimental, cuando viajaba en un automóvil en la calle 17 de Febrero, de esta ciudad. Lo ubicaban como el próximo secretario de Seguridad Pública municipal.

Alejandro Arcos, tenía 43 años, fue líder juvenil del PRI durante el gobierno interino de Ángel Aguirre Rivero, en la década de los 90 del siglo pasado.

Con la cercanía al grupo de Ángel Aguirre, quien entonces estaba en el PRD, logró ser diputado local del 2012 al 2015. En el 2021, también como perredista, fue candidato a la alcaldía por la alianza PRI-PRD, pero lo derrotó la morenista Norma Otilia Hernández.

En este 2024 compitió nuevamente por la presidencia municipal; ganó con un diferencia de unos 1,800 votos.

Durante la campaña pasada, Salgado Parra y el también candidato a la alcaldía por Movimiento Ciudadano, Víctor Manuel Martínez Toledo, denunciaron que integrantes de un grupo del crimen organizado les impidió realizar actos de proselitismo en comunidades del Valle de El Ocotito y de la Sierra, donde Arcos Catalán sí pudo entrar.

Afirma Arcos Catalán ir ganando por siete puntos

Texto y foto: Andrea Mendoza

2 de junio de 2024

Chilpancingo

El candidato de la coalición PRI-PAN-PRD, Alejandro Arcos Catalán, aseguro ir ganando en la contienda por siete puntos.

Esto en una conferencia de prensa que realizó a las 10 de la noche en el teatro hundido de la Alameda, ubicado en el centro de la capital.

A la conferencia de prensa lo acompañaron su familia, diputados locales y el candidato a senador Manuel Añorve Baños.

“Estamos muy contentos con este triunfo contundente”, dijo Arcos Catalán.

El candidato a la presidencia municipal de Chilpancingo de la alianza PRI-PRD-PAN, Alejandro Arcos Catalán, aseguró que va arriba por siete puntos.

Además, destacó que él y su equipo llegarán a la presidencia con mucha humildad, haciendo de Chilpancingo una ciudad justa.

Por último, mencionó que en esta contienda electoral, no se trata de partidos políticos, sino de personas “de recuperar la igualdad y equidad en Chilpancingo”.

Por último mencionó que hará buena mancuerna con el próximo senador Añorve Baños, que también, dijo, tiene asegurada su candidatura.

Los resultados oficiales aún no son dados a conocer, sin embargo, para los candidatos de la coalición PRI-PAN-PRD su triunfo es inminente.

Salir de la versión móvil