Este mediodía, María Olga Bruno Nieto, madre de la menor agredida el viernes 19 de mayo afuera de la Secundaria Técnica 185 por otra joven mayor, estudiante del del CTIS 135, denunció que después de esos hechos su hija fue amenazada y carece de apoyo de autoridades educativas.
Ese mismo viernes circuló un video en redes sociales donde se observó la agresión a golpes contra la estudiante de secundaria. La estudiante del CTIS 135 y acude a la Secundaria Técnica 185 a realizar su servicio social.
Derivado de ese video, la mamá de la menor, es decir Bruno Nieto, denunció ante la Fiscalía Especializada para Menores de Edad las agresiones contra su hija.
La Secretaría de la Educación Guerrero (SEG), expuso la madre en conferencia de prensa, no ha emitido ningún comunicado sobre los hechos, aun cuando uno ya había antecedentes de violencia escolar de la joven identificada como la agresora y ninguna autoridad de la escuela lo impidió.
Los maestros del plantel, al parecer, “sólo observaron la escena sin que hicieran nada al respecto”.
“Después de los hechos mi hija aún recibe amenazas de recibir más golpes mientras que autoridades guardan silencio ante este caso de violencia y acoso escolar”, denunció la mamá.
Señaló a la directora de la secundaría de haberle pedido no denunciar a cambio de una solución al problema, pero hoy ya no la recibió.
Un grupo de padres acompañó a Bruno Nieto a dar la conferencia de prensa afuera de la secundaria, y expusieron que hay más casos similares ocurridos en el plantel; pidieron a las autoridades que brinden seguridad para los alumnos.
“Si es necesario queremos que este aquí la Guardia Nacional”, mencionó una madre de familia.
Bruno Nieto dijo que su hija continúa delicada de salud y medicada debido a los golpes que recibió.
La primera vez que Anna se sintió insegura en una escuela fue en 2015, durante su primer año de facultad en la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro).
En ese primer año llevaba una materia obligatoria, llamada Pensamiento lógico, heurístico y creativo. Desde el principio notó que el maestro encargado repentinamente hacía comentarios incómodos hacia otras estudiantes.
«Siempre a las alumnas que él consideraba bonitas las veía de manera inadecuada en clase, también les hacía comentarios diciéndoles que se veían bien con la ropa que llevaban», recuerda.
De ese maestro ya había escuchado comentarios similares por alumnas de años más avanzados, pero nadie decía ni hacía nada.
«Las alumnas tenían miedo, cuando estamos en esa situación nos sentimos vulnerables, pensamos que nadie nos creerá y, en parte, es cierto. Muchas veces en la escuela no te dan la confianza suficiente para abordar estos temas, al contrario te cuestionan si hiciste algo para que el maestro tuviera esas actitudes contigo».
Anna acudía a clases de manera normal, cumplía con sus tareas y trabajos en tiempo y forma, porque comenzó a notar que ese maestro intentaba hacerle plática; le preguntaba de dónde era, si vivía sola, y eso le hacía sentirde incómoda.
«No es como que no podamos platicar con nadie, pero una siente cuando te dicen las cosas de manera como con otras intenciones».
El maestro de Anna era el líder de una de las corrientes políticas de su escuela, por lo que aprovechaba esta oportunidad para invitar a sus alumnas a supuestas reuniones escolares y de política.
De acuerdo con Anna, el maestro les pedía que le enviaran solicitud a su perfil de Facebook, porque en esa red social creaba los grupos para asignarles trabajos y darles información sobre la clase.
«Nos pedía que a la par de la solicitud le enviáramos un mensaje diciéndole de qué grupo y horario éramos. Hasta ahí vi todo normal, pero él comenzó a utilizar esto para enviarme mensajes a mí y a otras compañeras».
Le pteguntaba que cómo estaba, y cuando estaban de vacaciones solía escribirle de manera constante.
«Siempre escribía en manera de saludo, pero luego preguntaba otras cosas como que si había salido de vacaciones, y si no le contestaba enviaba muchísimos mensajes y reclamaba el por qué no respondía. Yo tuve que bloquearlo, porque me parecía incómodo y fastidioso».
Anna lo bloqueó la vez que la invitó a su cubículo con el pretexto de darle una supuesta información, pero le dijo algo que a ella no le gustó.
«La invito a que vaya a mi cubículo porque le voy a dar un regalo, a mí eso me dio miedo y jamás fui. Honestamente no le dije nada a nadie en su momento, más que a mis amigas cercanas. No sé, ni supe cuáles eran sus intenciones y prefiero que haya sido así».
Anna terminó su curso con normalidad, desde ese momento limitó su presencia en la facultad a estar y paticipar en clases, y entregar trabajos.
Su maestro no volvió a molestarla, y después de esa materia no tomó más clases con él.
En el 2020 vio en Facebook que algunas alumnas habían denunciado a ese maestro por acosador y misógino; le dio gusto que se atrevieran a hablar.
Aunque existió un denuncia formal por parte de las alumnas hacia dicho profesor, la solución que le dio la Uagro fue retirarlo de las clases frente a grupo y colocarlo como funcionario en la administración central. Es decir, nunca lo despidieron de la Universidad.
Este es sólo uno de tantos casos que se registran de acoso escolar en México, en Guerrero y en la Uagro.
El nombre de Anna fue cambiado por seguridad, aunque egresó hace unos años de su escuela, es una etapa de su vida que le incomoda recordar.
En Guerrero, en las últimas semanas salieron a la luz diversas denuncias colectivas de estudiantes; señalan de acoso sexual a maestros, directivos y alumnos.
Aunque las denuncias públicas trascienden, ninguna autoridad les ha puesto atención y parece no importarles el tema.
El caso más reciente es el del Instituto Tecnológico Superior de Tlapa.
El 16 de marzo, los estudiantes cerraron el plantel y comenzaron un paro estudiantil para exigir una auditoría a la institución e investigar a maestros y directivos acosadores.
A más de 15 días de dicha protesta su solicitud no ha procedido, por lo que actualmente mantienen un bloqueo carretero en las entradas principales de la ciudad.
El 30 de marzo pasado, la Secretaría de Educación Guerrero (SEG) ofreció a las alumnas y a los alumnos que los docentes acusados de acoso sexual sean separados de manera provisional, mientras se desarrollan las investigaciones.
A través de un comunicado, las autoridades educativas informaron que este viernes pasado sostuvieron una reunión con alumnos, padres de familia e integrantes del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, quienes brindan acompañamiento a estudiantes del Tecnológico de Tlapa, para resolver la problemática que mantiene en paro a la institución desde hace dos semanas.
Esa información fue desmentida por los propios estudiantes, aseguraron que nunca llegaron a un acuerdo para destrabar el conflicto.
Casos similares se dieron en otras instituciones como la Uagro en el marco del Día Internacional de la Mujer, las estudiantes, a través de un tendedero, denunciaron a sus maestros y compañeros acosadores.
Una de las instituciones donde lo hicieron fue la preparatoria 9 Comandante Ernesto Che Guevara. Colocaron fotografías y carteles con denuncias de acoso y hostigamiento con nombres de alumnos, maestros y directivos de la institución.
Señalaron a alumnos y maestros de la Escuela Superior de Enfermería 1 y de la Preparatoria 1. Ambas escuelas ubiacadas dentro de Ciudad Universitaria Norte.
“El director es amigo de acosadores”, “Autoridades hacen oídos sordos, no encubran acosadores”, “No lo quites, te estamos observando”, son algunas de las frases que se leían en los tendederos.
Aquí están otras: «Maestro de la 9 invita a bailar a sus alumnas para conocerse más”, “El profesor de la 1, Francisco Javier Martínez, es un machista misógino, trata a las mujeres como objetos para los hombres”.
Otro caso grave en la Uagro ocurrió en la preparatoria 29 Emiliano Zapata, ubicada en Tixtla, donde descubrieron cámaras en los baños de estudiantes, hombres y mujeres.
Las alumnas, de manera particular, denunciaron que estas mini cámaras las localizaron desde el 23 de febrero; le exigieron al director de la preparatoria, José Francisco Calvo Hernández, una explicación, la cual, a más a de un mes de la denuncia, no han recibido.
Las autoridades universitarias sólo emiten comunicados, evitan responder los cuestionamientos de los reporteros y no informan sobre algunas investigaciones.
No hay datos oficiales ni un registro de acoso sexual en las escuelas.
Parece que las autoridades universitarias piensan más en las elecciones para elegir rector el próximo mes de mayo, porque es de lo que más se lee en los medios de la Uagro, que en la integridad de las alumnas.