Las hormigas forman parte de la gastronomía de la región. En esta temporada, un litro de chicatanas puede conseguirse hasta en 2,000 pesos. Cada año salen menos en las zonas urbanas
Texto: Margena de la O
Foto: Especial
Chilpancingo
Domingo 15 de junio del 2025
Una vez que arrancaron las lluvias, si las papalotitas (una especie de termitas voladoras) comienzan merodear los focos de energía eléctrica en sus casas, es la señal que habitantes de la Costa Chica de Guerrero necesitan para prepararse, porque iniciarán a salir las chicatanas.
“Incluso hasta molestan (las papalotitas) de la gran cantidad que salen cuando va haber en abundancia la chicatana”, comenta Delfino Ramos Vázquez, habitante de la cabecera municipal de San Luis Acatlán, quien desde pequeño suele recolectar chicatanas para su consumo.
Las chicatanas son unas hormigas de gran tamaño con alas, cuyo nombre científico es Atta mexican, que suelen ser consumidas en algunas zonas de México. En Guerrero, las consumen en la Costa Chica-Montaña ya sea tostadas al comal con sal o como ingrediente en alguna salsa o platillos convertidos en típicos de la región.
Existen estudios de especialistas que le atribuyen a estas hormigas ser una fuente de proteína y de sustancias antioxidantes e hipoglucemiantes para la salud humana, de acuerdo con un artículo publicado en la Revista de Composición y Análisis de Alimentos que retomaron varios medios de comunicación el año pasado.
Para la recolección de las hormigas, los habitantes de esta región de Guerrero suelen levantarse de madrugada, a las tres o cuatro, para estar pendiente en sus casas, terrenos o cualquier lugar donde haya luz de energía eléctrica potente, porque en cualquier momento pueden aparecer.
Su llegada también puede ser intempestiva al anochecer en algún poste de luz eléctrica o en alguna cancha de usos múltiples o algún otro sitio despejado, como la galosinería que está a la entrada de la cabecera de San Luis Acatlán. De estos casos intempestivos, donde la gente se aglomera para recolectarlas, hay algunos videos en las redes sociales.
Los habitantes de la región de igual manera salen al monte en una especie de caza de chicatanas, porque es donde más hay.
Delfino, quien es un profesor jubilado de su comunidad, comparte que de niño, una vez que comenzaban las lluvias, sus abuelos solían llevarlo por las noches o madrugadas al campo, para ubicar los terreros, como llaman los nidos de hormigas arrieras, y le prendían fuego a unos trozos de ocote para hacer que las chicatanas salieran.
De esas épocas recuerda la vez que uno de sus tíos cargaba “la brincadera” porque las hormigas se le montaron al cuerpo. Con el fuego habían despertado a todos los habitantes de un nido.
Lo que sabe Delfino, ahora a sus 66 años, es que una vez iniciado el temporal de lluvias, que suele ocurrir en mayo o junio, las chicatanas buscan una fuente de luz potente para manifestarse y sobrevolarlo en una especie de torbellino. “Es la luz la que hace que salgan en abundancia y que no se vayan, y anden revoloteando”, menciona.
En realidad es el evento reproductivo de las chicatanas una vez que llegan a su etapa madura, conocido como “el vuelo de la novia”. Hembras y machos salen de sus nidos para aparearse en un bailoteo agitado como si aquello fuera un teatral remolino de viento.
Consumada la copulación, los machos caen muertos y las hembras fertilizadas aterrizan en el suelo, se despojan de sus alas e inician a escarbar la tierra para construir un nido que después se convertirá en una nueva colonia de hormigas.
La recolección de las chicatanas en esta zona de Guerrero y en todos los puntos del sur del país, donde hay una tradición de su consumo, ocurre en este proceso reproductivo.
El Instituto de Ecología (Inecol), además de que reconoce que las chicatanas son una fuente de proteínas y nutrientes, y su valor culinario, considera que su consumo sirve para su control biológico, porque pueden ser consideradas plagas para algunos cultivos.
Un consumo valorado
La tradición que hay en Costa Chica-Montaña en el consumo de las chicatanas ha generado el aumento en el costo del insecto en el mercado. La Costa Chica y la Montaña son dos de las ocho regiones formales del estado que están conectadas por caminos, tradiciones y costumbres.
En esta temporada, un litro de chicatanas puede llegar entre los 1,500 y los 2,000 pesos. Hace unos días, Delfino fue a preguntar al mercado de San Luis Acatlán por un litro de chicatanas, por encargo de un familiar que vive fuera del estado, y le dijeron que estaba en 2,000 pesos.
En su caso, dice el profesor quien hace una labor comunicativa comunitaria en la cabecera, nunca pagaría esa cantidad, porque sigue recolectándolas y tiene la fortuna de que amigos le ofrezcan y regalan cada temporada. Apenas ayer se topó con unos conocidos de comunidades de la Montaña que le llevarán; el viernes pasado fue para ellos un día de buena cosecha de chicatanas.
Pero hay quienes sí pagan lo que pidan por estas hormigas. Por ejemplo, comenta el profesor jubilado, sus paisanos que están como migrantes en los Estados Unidos, mandan a comprarlas a sus pueblos, porque eso también les genera una conexión con su origen. Guerrero es un estado con una importante comunidad de migrantes en el país vecino.
En particular en San Luis Acatlán, las chicatanas se consumen tostadas con sal, algunos le ponen un toquen de limón, como botanas. También como ingrediente de alguna salsa con chiles tatemados, o en mole; preparan carne de puerco en mole con chicatanas.
En el resto del país, estas hormigas también consideras como parte de la gastronomía exótica.
Cada vez son menos en las zonas urbanizadas
La mañana del 28 de mayo pasado Delfino publicó en redes sociales un clip de video de las primeras chicatanas que recolectó durante esa madrugada. “Hoy vamos a saborear una riquísima salsa de chicatanas”, dice en una parte del video.
Cuenta que hubo vecinos que no le creyeron que hubieran salido chicatanas en San Luis Acatlán.
Al día siguiente que subió otro pequeño video donde se ven que las hormigas voladoras merodean unos árboles que, aclara, están en un terreno suyo, alguien le escribió que no salieron, poniendo en duda su publicación.
El profesor administra la página de Facebook Comunicación SLA, donde difunde actividades de las tradiciones y costumbres de su municipio, y alguna otra información de interés comunitario, como la presencia de las chicatanas que viven pobladores de la Costa Chica como todo un acontecimiento, en particular ahora, que una escasez.
En la región hay una sensación de que cada año salen menos chicatanas en las zonas urbanas.
Delfino acepta que en la última década es mucho menor la salida de chicatanas en la cabecera municipal, pero sí hay en lugares solos y muy iluminados.
La escasez la asocia al acelerado crecimiento y urbanización de la cabecera, porque en el monte, las chicatanas mantienen su agitado ritual de apareamiento.