Texto: Itzel Urieta
Fotografía: Cortesía de Ballenas de Guerrero
15 de diciembre del 2023
Chilpancingo
Todos los años, entre los meses de diciembre y marzo, las ballenas jorobadas visitan las costas de Guerrero para buscar pareja, reproducirse y cuidar a sus crías en las aguas cálidas y tranquilas del Pacifico guerrerense.
Durante el invierno estas ballenas viajan más de 3,000 kilómetros desde Alaska, Canadá y el norte de Estados Unidos en busca de aguas más cálidas para su reproducción, por lo que llegan a gran parte del litoral mexicano y se distribuyen desde las costas de Baja California hasta Chiapas, algunas llegan hasta Guatemala.
De acuerdo con el coordinador de Ballenas de Guerrero, una organización civil dedicada al estudio y avistamientos responsables de estos cetáceos, Enrique de Luna Merino, estos animales marinos dividen en dos partes sus estadías, seis meses los dedican a comer en las aguas del hemisferio norte y los otros seis a su reproducción en las costas mexicanas.
El periodo de buscar pareja, reproducción y cuidar crías va de finales de septiembre a finales de marzo o abril, de ahí viajan de regreso a las costas del norte en busca de alimento.
“Las ballenas migran cada seis meses, para algunas, Guerrero solo es de paso, por lo que la población que podemos hallar es pequeña, a diferencia de otras poblaciones como en Sinaloa donde es más grande”, mencionó De Luna Merino.
Ballenas de Guerrero registra un aproximado de 700 ejemplares que visitan Guerrero por temporada, un número menor, comparado con estados como Baja California Norte y Sur donde sus números ascienden a miles.
Generalmente llegan en invierno, aunque algunas desde septiembre ya están en territorio guerrerense “no es como que tengan un calendario y digan a ya es diciembre ya me tengo que ir”, mencionó De Luna Merino.
En abril y mayo las ballenas jorobadas se van al norte a alimentarse, generalmente las que llegan a Guerrero regresan a Monterrey y California, en los Estados Unidos.
Las ballenas no comen nada durante su estancia en Guerrero.
El biólogo César Arroyo Castro explicó que las ballenas jorobadas que llegan a Guerrero no comen en esta zona porque su principal alimento son los peces Krill, los cuales solo habitan en aguas frías del hemisferio norte.
«Las ballenas no tienen dientes como tal, tienen unas cerdas que filtras a los peces krill por pequeños, por lo que no pueden masticar y comer algún pescado más grande», dijo Arroyo Castro.
Por eso durante su estancia en México no se alimentan durante los seis meses de su visita.
“Muchas veces vemos en nuestras zonas, madres con crías, recién nacidos o juveniles y grupos de competencia que ya están desplegando ciertas conductas para competir por el derecho a copular con la hembra y eso es básicamente lo que hay en nuestras zonas”, explicó De Luna Merino.
De un proceso natural a atracción turística
La presencia de ballenas en las costas mexicanas es un proceso natural en la vida de esta especie; un proceso que actualmente se convirtió en una atracción turística para el ser humano.
El avistamiento de ballenas sin las condiciones adecuadas suele ser invasivo, por lo que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), a través de la norma NOM-131-SEMARNAT-2010, establece lineamientos y especificaciones para el desarrollo de dichas actividades.
De acuerdo con De Luna Merino, después de un viaje de más de 3,000 kilómetros, las ballenas llegan cansadas, tienen que aclimatarse, tienen mucha grasa en el cuerpo y calor por las aguas más calientes que las del norte.
Por este motivo, la Semarnat indica como temporada oficial de avistamientos del 15 de diciembre al 20 de marzo.
La importancia de darles su espacio a las ballenas es para no incomodarlas durante su proceso de aclimatación y para que se sientan cómodas y seguras en su entorno.
“Igual que todos los mamíferos, incluidos nosotros, hay emociones, ellas experimentan felicidad, tristeza, enojo, asombro, entonces si las incomodamos demasiado se corre el riesgo de que cambien de zona porque no están cómodas aquí y obviamente eso representaría un riesgo de perder biodiversidad”, indicó De Luna Merino.
El pasado 29 de septiembre, la Semarnat publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF), las áreas de observación y restricción para la temporada 2023-2024 de avistamiento de ballenas en Guerrero.
Estas áreas son los municipios de Zihuatanejo, Tecpan, La Unión, Petatlán y Acapulco definidas como áreas habilitadas para la observación de ballenas.
Las zonas permitidas para el avistamiento de estos mamíferos son playa Majahua en Ixtapa-Zihuatanejo, Barra de Potosí y La Barrita en el municipio de La Unión, Bahías de Papanoa y Puerto Vicente Guerrero, ubicadas en el municipio de Tecpan, en la Costa Grande de Guerrero.
Las zonas declaradas como restringidas en Acapulco son la Bahía de Santa Lucía y la de Puerto Marqués, debido a la alta navegación de la zona.
Este es el segundo año en el que Guerrero fue incluido oficialmente en la lista de destinos para el avistamiento responsable de ballenas. Además, otros estados como Baja California, Baja California Sur, Nayarit, Jalisco, Sinaloa, Sonora y Oaxaca también se suman a la lista de lugares donde se puede observar a estos cetáceos.
En el caso de Ballenas de Guerrero, junto con Semarnat y diversas organizaciones ambientales, se dieron a la tarea de certificar a los capitanes de las embarcaciones para realizar avistamientos responsables.
Los datos para contratar a un capitán capacitado aparecen en su sitio web.
La recomendación principal es observarlas a una distancia de 200 metros, para no incomodarlas y estresarlas.
Es la hora de irse
Oficialmente, la temporada de avistamientos concluye el 20 de marzo, aunque es posible observarlas en abril y mayo.
Al pasar seis meses sin alimentarse, en marzo ya se observarán ballenas más delgadas y que pretenden irse al norte con sus últimas reservas para llegar al norte y alimentarse de nuevo.
“Aunque hay avistamientos todavía en abril y mayo éstos ya se hacen para cuidarlas, para que tomen su tiempo, distancia y puedan emprender el regreso a casa”, dijo De Luna Merino.
Cuidar a las ballenas es un trabajo colectivo
“Si las ballenas ganan todos ganan”, es el lema de Ballenas de Guerrero, una organización con sede en Zihuatanejo, que realiza labor de investigación y capacitación para cuidados de las ballenas jorobadas que llegan a Guerrero.
Desde Ballenas de Guerrero realizan labores de difusión para que las personas conozcan como cuidar a las ballenas.
También realizan capacitaciones y asesorías a los capitanes de barcos que pretendan ofrecer avistamientos.
GroBios AC es otra organización dedicada a la divulgación y conservación de las especies en Guerrero y, de acuerdo con su coordinador, César Arroyo Vega, en dos años capacitaron a más de 100 capitanes para realizar avistamientos responsables en Acapulco.
GroBios junto con la Secretaría de Turismo (Sectur) pretenden hacer de los avistamientos una actividad de ecoturismo que sirva a la conservación de las ballenas.
Ambas organizaciones tiene un listado oficial de embarcaciones y capitanes certificados por Semarnat para realizar avistamientos responsables.
“El cuidado de las ballenas es importante porque tienen mucha importancia en el ecosistema, obviamente son parte de la cadena atrófica porque tienen toneladas de grasa, carne y es una fuente de energía para otros animales, no para el humano, pero si para muchas especies marinas”, dijo Arroyo Vega.