Texto: Itzel Urieta y Amapola periodismo
Fotografía: Especial
Chilpancingo
Era la segunda marcha de las poblaciones LGBTI+ en Chilpancingo, junio del 2002, las casi 100 personas que salieron a marchar se enfrentaron a insultos y groserías de los habitantes.
Huevos podridos, agua, verduras dañadas caían desde los edificios junto a los insultos; en esos momentos el ambiente era de miedo e incertidumbre, según los recuerdos de Juan Carlos Salvador López, conocido como Karola.
Este segundo nombre se lo asignó uno de sus amigos en la preparatoria, y lo asumió, dijo, sólo como un personaje; prefiere ser nombrado como él. Karla es un activista por los derechos de las poblaciones LGBTI+ desde hace 21 años.
Uno de los momentos más difíciles y preocupantes que Karola no olvida, fue cuando transitaba el contingente de esa marcha por el centro de Chilpancingo, a la altura del paso al desnivel, el túnel que cruza por debajo del zócalo de la ciudad.
“Nos apagaron la luz, todos nos asustamos, lloramos, corrimos, nos abrazamos, pensamos que nos iban a hacer algo, que nos iban a matar”, contó.
De ese suceso nunca supieron si fue un error o si fue provocado, él cree que la segunda opción; en ese tiempo las poblaciones LGBTI+ comenzaban a tomar las calles en exigencia y reconocimiento de sus derechos.
La oscuridad del túnel es una metáfora para ellos, la luz es la salida a un nuevo contexto donde su derechos humanos es la consigna. “Es como si todos murieran y al salir simboliza como si regresaran a la vida”.
El inicio de las marchas y del colectivo
La primer marcha de las poblaciones LGBTI+ en Chilpancingo se realizó el 13 de junio del 2001, organizada por Orlando Pastor Santos y David Moyao.
De acuerdo con Karola, la organización de la primer marcha surgió en una plática entre amigos. “Nunca pensaron la magnitud que tendría años después esta marcha”.
Entre los activistas por los derechos de las poblaciones LGBTI+, Orlando y David son reconocidos como los pioneros en organizaciones de las marchas en la capital y de organizar acciones por sus derechos.
Cuando marcharon por primera vez, lo hicieron bajo el nombre de Colectivo Linaloé, en honor a las cajitas de Olinalá. Para ese momento sólo era el nombre, el colectivo no estaba constituido de manera oficial.
Así continuaron varios años hasta que el 10 de julio del 2012, o sea 10 años después de la primera marcha, Orlando decidió darle formalidad al grupo con el nombre de Colectivo Gay Orgullo Guerrero, nombre que mantuvo hasta el 2018.
Con el objetivo de integrar otras identidades y expresiones de género, el colectivo fue renombrado en 2018 Colectivo Lgbti+ Orgullo Guerrero, nombre que mantienen en la actualidad.
Orlando organizó las primeras marchas. Karola recuerda que pegaban los carteles alusivos a la marcha durante la noche, cuando nadie los viera, porque los policías los detenían o arrancaban los carteles.
Además de organizar las marchas por las poblaciones LGBTI+, el colectivo comenzó con otras actividades como, la búsqueda de convenios con la Secretaría de Salud Guerrero (SSG), para concientizar sobre enfermedades de transmisión sexual, como el VIH.
En ese momento el colectivo se convirtió en gestor para las poblaciones LGBTI+.
Una de las principales luchas del colectivo desde sus inicios, fue la aprobación del matrimonio igualitario en el estado, Orlando y David lucharon durante 22 años para conquistar ese derecho.
Orlando era el encargado del colectivo, organizó las marchas hasta el 2009, y al año siguiente lo hizo Quetzalcóatl Leíja Herrera, pero sólo alcanzó a organizar dos marchas:el 4 de mayo del 2011 fue asesinado en pleno zócalo de Chilpancingo; su asesinato es uno de los primeros crímenes de odio registrados en la ciudad. Hasta la fecha sigue impune.
José Luquín Lavosiere organizó las siguientes marchas, también por motivos personales dejó la organización y esta volvió a manos de Orlando, quien estuvo activo dentro del colectivo hasta su fallecimiento en enero del 2020.
Después Karola asumió la presidencia del colectivo, quien se propuso honrar la memoria de los activistas que iniciaron el movimiento LGBTI+ en Chilpancingo.
22 años años de lucha por los derechos de poblaciones LGBTI+
A 22 años de marchar por primera vez, y a 10 años de crearse formalmente el colectivo, mantienen un movimiento sólido.
Durante la pandemia, Karola como presidente del colectivo, junto a Chiquis Demetrio Patrocinio, una activista trans, quien fue vicepresidenta del colectivo, crearon el comedor comunitario LGBTI+ en el que por un año alimentaron a personas que lo necesitaban.
“Alimentamos por un año a más de 800 personas diarias, hacíamos de dos a tres guisados diarios con ayuda de gestiones entre amigos. Este comedor fue para todos”.
Hacen sinergía con otros colectivos para buscar acceso a derechos que por estigmas les han negado. Colaboran con Salvando Vidas, organización dedicada al apoyo de personas con VIH en fase terminal; con la Red de Jóvenes Por los Derechos Sexuales y Reproductivos (Redefine Guerrero), con ellos realizan platicas y campañas de concientización para la vida sexual de las juventudes.
Con estas alianzas también han logrado becas para estudiantes de las poblaciones en distintas Facultades de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), convenios con empresarios para darles una oportunidad a las poblaciones a tener su primer empleo.
Fomentar el deporte a través concursos de futbol, basquetbol y voleibol son espacios que también gestionan. En la Secretaría de Salud Guerrero lograron tener acceso a campañas de salud.
El colectivo es diverso. Karola es el único de los fundadores que continúa en el activismo, algunos fallecieron de enfermedades, otros fueron asesinados y unos más murieron durante la pandemia. Está convencido que “en colectivo es mejor”, frase que distingue al colectivo.
Las nuevas generaciones
Efraín de Jesús Arroyo es uno de los integrantes más recientes del colectivo, se integró en 2021, antes ya había tenido un acercamiento con Orlando, en 2016.
Efraín primero estuvo en Redefine Guerrero, en 2017 tuvo más acercamiento con el colectivo, conoció a varios integrantes y se sumó a algunas actividades.
“Yo me integro en el 2021 porque a mí me interesaban esos temas. Yo quería encontrar personas activistas de las poblaciones LGBTI+”, mencionó.
Uno de sus objetivos es trabajar en pro de los derechos de las poblaciones LGBTI+. “Considero que el colectivo es un colectivo muy fuerte y reconocido, su historia y como se formó ha generado bastante respeto. Ser integrante del colectivo para mi es un orgullo”.
Luchar por el reconocimiento de sus derechos lo motiva a mantenerse en el colectivo; Efraín no sólo busca dejar un legado para otras personas, quiere disfrutar de cada logro del colectivo.
Marcha 2023
A diferencia de las primeras marchas, cuando eran agredidos, ahora es común ver a familiares de integrantes de las poblaciones LGBTI+ o personas sumadas a su contingente, en un acto de empatía.
Uno de los objetivos por los que lucharon 22 años fue el matrimonio igualitario, logro que ni Orlando ni David vieron consumarse.
El matrimonio igualitario fue aprobado por los diputados el 24 de octubre del 2022, con 38 votos a favor, seis en contra y dos abstenciones. Hasta mayo pasado se realizaron las primeras bodas colectivas LGBTI+, por una demora en los procesos siguientes.
“En esta marcha se empieza a pagar la deuda histórica que se tiene con las poblaciones LGBTI+”, comentó Karola.
La marcha del colectivo, mencionó, es una marcha de protesta y de exigencia al reconocimiento de sus derechos.
Después de la aprobación del matrimonio igualitario, el colectivo se ha puesto conquistar otras metas: la ley de identidad de género para hombres y mujeres trans, la tipificación de los crímenes de odio y la prohibición y sanción de las terapias de conversión.
“La lucha no fue en vano, pero sí falta para que se reconozcan nuestros derechos. Guerrero gatea cuando otros estados ya caminan y otros corren”, agregó Karola.