Texto: Itzel Urieta
Fotografía: Oscar Guerrero / Archivo
Chilpancingo
Max y Julián llevan cinco años de relación. Decidieron casarse, pero aun con la legalización del matrimonio igualitario en Guerrero, los registros civiles de los municipios todavía no están listos para acatar dicha determinación.
El matrimonio igualitario fue aprobado el pasado 25 de octubre del 2022, con 28 votos a favor seis en contra y dos abstenciones de los diputados locales. Así Guerrero se convirtió en el 31 estado, es decir, el penúltimo, en legalizarlo en el país.
La intención es mostrar qué tan lista está la estructura institucional.
Max y Julián vieron la oportunidad, por fin, de contraer matrimonio en Guerrero. Decidieron esperar un tiempo después de la aprobación. Para diciembre creyeron que ya sería suficiente.
Al mes y medio de la aprobación, Julián asistió al Registro Civil de Chilpancingo para preguntar los requisitos que necesitaban él y Max.
La respuesta que obtuvo fue inesperada. “Primero le dijeron (a Julián) que no había, que sí estaba la ley pero que todavía no tenían información, y los trabajadores (del Registro Civil) estaban como tipo riéndose”, contó Max. Resulta que la aprobación del decreto que permite los matrimonios entre personas del mismo sexo aún no la habían publicado en el Diario Oficial del Estado de Guerrero.
Ese primer acercamiento fue incómodo, además de que nuca le dieron información; Julián denunció mala atención de parte de trabajadores de Registro Civil de Chilpancingo.
En ese momento, aunque ya estaba aprobado por el Congreso local, el matrimonio igualitario técnicamente era imposible.
El 30 de diciembre lo publicaron y, en teoría, a partir de ese momento cualquier pareja de las poblaciones LGBTI+ que quisiera casarse podría hacerlo.
No fue así, una vez publicado el decreto, Max y Julián regresaron al Registro Civil de Chilpancingo para comenzar con los trámites para su matrimonio, y por segunda ocasión les negaron la posibilidad.
Esta vez les dijeron que aún con la publicación del decreto, el personal no estaba capacitado para realizar estos matrimonios, y seguía sin recibir la circular donde les notificarían que la celebración de matrimonios igualitarios es legal.
Por tercera ocasión, y está vez acompañados por un representante del Colectivo LGBTI+ Orgullo Guerrero, acudieron al Registro Civil de Chilpancingo.
Esta vez, el personal les dijo que aún no tenían los formatos para los matrimonios igualitarios.
“Me comentaron que todavía no tenían los formatos y que los iban a capacitar, que fuera la próxima semana pero no me aseguraron nada”, agregó Max.
Debido a la negativa del Registro Civil por casarlos, Max y Julián tuvieron que cambiar sus planes de casarse pronto.
Max tiene doble nacionalidad, la mexicana y la estadounidense, y su aspiración y necesidad es casarse con Julián, además que responde a una cuestión de derechos.
Max quiere irse a Estados Unidos y a través del matrimonio darle la ciudadanía a Julián para hacer una vida juntos allá.
“Queríamos casarnos en diciembre para comenzar el año (2023) con los trámites necesarios para poder irnos ambos, pero todo cambió y seguimos aquí esperando poder casarnos”, insistió Max.
Aunque el matrimonio igualitario ya es legal en toda la República, Max y Julián quieren casarse en Guerrero, específicamente en Chilpancingo. Max es de Michoacán y Julián de esta ciudad; quiere celebrar su boda con su familia.
“Esperamos que el trato sea igual para todos como las parejas heterosexuales, yo sé que no soy el único que va a desear contraer matrimonio y no es grato que llegues a preguntar y te traten de manera prepotente”.
Los nombres en este texto fueron cambiados a petición del entrevistado porque prefirió guardar su identidad.