Ilustración: Art.M.
Esta ilustración que tiene en primera línea a Micaela Cabañas y a su padre, el maestro rural, dirigente social y guerrillero Lucio Cabañas Barrientos, es solo una muestra de que la población de Guerrero tiene memoria, una apuesta contra el olvido a las opresiones que han vivido en periodos de gobiernos cruentos, como la llamada guerra sucia, que algunos académicos han renombrado terrorismo de Estado.
Todo este ejercicio de memoria (de no olvido) recobra un sentido especial en estos momentos en Guerrero, donde el gobierno estatal, que emana de la actual izquierda partidista, autonombrada humanista, organizó un homenaje al exgobernador Rubén Figueroa Figueroa, considerado por las organizaciones sociales, una articulación de sobrevivientes de represiones de ese y otros periodos de gobiernos, como una contradicción y una acción indignante para ellos y todas las víctimas de su represión.
Al grito de desaprobación de activistas y víctimas se han sumado otros sectores conscientes, como los escritores guerrerenses que, ayer afuera de Palacio de la Cultura, en la explanda del zócalo de la ciudad, leyeron poemas sobre las heridas de la llamada guerra sucia, en desaprobación del homenaje institucional a Figueroa Figueroa. Hasta ese lugar llegó Micaela Cabañas, acompañada por otros luchadores sociales.
Otros grupos de sobrevivientes de ese periodo de gobierno y familiares han expuesto de manera pública su indignación por tal homenaje y han exigido una disculpa pública a los servidores públicos. También plantearon que los nombres de los maestros y guerrilleros, Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, sean incluidos en el calendario de actvidades cívicas.
















