Este 31 de marzo venció el convenio de arrendamiento que tenían con Equinox Gold, quien para renovarles les ofrece menos de la mitad de lo establecido en el último contrato. Los ejidatarios montaron un plantón para impedir los trabajos de la minera. De no llegar a acuerdos, la empresa deberá dejar las tierras saneadas al ejido antes de retirarse
Texto y Foto: Margena de la O
Carrizalillo / Eduardo Neri
Miércoles 2 de abril del 2025
Al mediodía de este martes 1 de abril, los ejidatarios de Carrizalillo dieron un recorrido guiado por sus tierras, incluidos los espacios donde está la infraestructura de la minera Equinox Gold, como los campos de lixiviados, que riegan con una mezcla de cianuro y las piletas cargadas de arsénico, área donde hacen la separación de metales, particularmente el oro, que explota (o explotaba) la minera del consorcio de minas Los Filos-El Bermejal.
Fue posible llegar hasta estos sitios que solo transita personal de la minera porque desde el primer minuto de este martes los ejidatarios comenzaron un bloqueo en el acceso principal de la comunidad, a la altura de primera caseta de la minera, para impedir que la compañía continúe con los trabajos de explotación de minerales, porque el lunes 31 de marzo venció el plazo del contrato que tenían con la empresa y aún no llegan a acuerdos.
Lo que significa que las operaciones de explotación minera a cielo abierto están paradas y los ejidatarios pueden recorrer sus tierras que están en una condición muy diferente a la de hace años, cuando los ejidatarios ancianos todavía sembraban maíz, frijol o calabaza. Con la conclusión del convenio también se cumplieron 20 años de explotación minera.
El conflicto actual, visto desde los ejidatarios, es porque la empresa se niega a aceptar una contrapropuesta que presentaron después de la última oferta que les hizo la empresa en la negociación de hace unos días para renovar el convenio. Equinox Gold les ofreció 2.5 onzas de oro por hectárea al año.
El estira y afloja entre los ejidatarios y la empresa minera comenzó al cierre del 2024, ante el inminente vencimiento del contrato que establecieron ambas partes en 2019. La empresa se niega a mantener los términos de este contrato que venció, con el argumento de que Carrizalillo no les es rentable como antes, según la versión que les hicieron saber a los ejidatarios.
Pero los ejidatarios, quienes han buscado asesoría, están en desacuerdo, las tierras son rentables para la explotación de oro. El problema, inisten, es el procedimiento que usan para la separación de los minerales.
El contrato que terminó suscribía 6.9 onzas de oro anuales por cada hectárea en renta, pero para renovárselos la empresa les ofrecen 2.5, pero los 175 ejidatarios en pleno–la asamblea ejidal– rechazaron la propuesta, están dispuestos bajarse solo hasta cuatro onzas, de acuerdo con el presidente del Comisariado Ejidal de Carrizalillo, José Luis Rodríguez Saldaña. Carrizalillo tenía rentado a Equinox Gold unas 1,400 hectáreas de su ejido.
Rodríguez Saldaña aclaró que el ejido está dispuesto a negociar con la empresa, pero en un margen que convenga a todos.
Los ejidatarios contemplan en su propuesta más que el número de las onzas. Los miembros de ejido consultados mencionaron la necesidad de que la empresa les mantenga el convenio social, que se traduce en acciones sociales que para los habitantes del ejido se han convertido en primera necesidad. El convenio les permiten mantener las becas para niñas, niños y jóvenes que estudian desde su nivel básico hasta la licenciatura, los apoyos a madres solteras y personas con discapacidad, cubrir necesidades de infraestructura y, además, surtir la Casa de Salud con medicamentos y equipo.
La Casa de Salud ofrece a los habitantes los medicamentos a mitad de precio, porque muchos toman fármacos especializados a causa de males que asocian con la explotación minera. Los patios de lixiviados, donde comienza el proceso de separación del oro de las rocas, usan sustancias tóxicas y están cerca de la comunidad; el habitante Horacio Montiel, por ejemplo, tiene sus tierras y su casa a unos 200 metros de distancia.
En una publicación a principios de este marzo, Amapola, periodismo transgresor documentó que parte de las secuelas de explotación minera en Carrizalillo es la contaminación ambiental y las enfermedades entre los habitantes en diferentes niveles de gravedad. Hay pacientes que necesitan medicamentos de por vida para controlar sus problemas en la piel, los ojos y el sistema respiratorio, sin contar quienes los padecimientos más graves.
“El convenio de colaboración social, parte de ello es para mitigar parte de la actividad que hace la minera”, comenta Alberto Adame Maturana, quien forma del ejido.
El recorrido de la devastación
El plantón de los ejidatarios permitió lo que pocas veces ocurre en Carrizalillo, recorrer los espacios en los que opera la minera. El obstáculo hasta el lunes pasado para cruzar la zona de operaciones no tiene que ver con la distancia, porque prácticamente es parte de la comunidad, las restricciones en el acceso eran para no entorpecer las labores de la compañía.
Pero este martes a mediodía todo estaba despejado. En el trayecto, el presidente del Comisariado Ejidal se da cuenta que la empresa ya desmontó algunas de las oficinas móviles que había en el camino hacia los patios de lixiviados.
Desde lejos, estos patios parecen ser rociados con agua mediante un sistema de mangueras subterráneas, pero de cerca, el olor penetrante alerta sobre algo tóxico. Es una mezcla cianurada, según los pequeños carteles colgados sobre la malla del perímetro, que esparcen sobre el suelo de la zona.
Lo que parece un sistema de riego en funciones permanentemente, seguidas de unas gigantescas albercas de un líquido azul, forma parte del complejo donde se lleva a cabo la separación del metal de las rocas.
Lo mismo ocurre, cuando en una parte del camino antes inaccesible, quedan de frente los cerros roídos del complejo de mimas Los Filos- El Bermejal. La profundidad de lo cavado en busca de los metales queda tan expuesta que exhibe el desconsiderado fin de la explotación minera
Desde aquí y en estos momentos de desacuerdo con Equinox Gold, la pregunta que no sobra es cómo recuperarían estos espacios después de 20 años de explotación.
Sanear las tierras, antes del cierre
En el lugar del plantón, el mismo punto que han ocupado en otros años para negociar acuerdos con las compañías, hay varios ejidatarios que son adultos mayores, dispuestos a compartir cómo evalúan esta negación de la empresa para mantener los acuerdos. Aun cuando fueron consultados por separado por los reporteros que llegaron a dar cobertura al plantón, coincidieron en que si la empresa termina de manera definitiva sus operaciones, antes de retirarse debe componerlo todo, dejar las tierras como cuando estaban, porque así lo convinieron desde que establecieron el primer convenio en 2007. Pero las exploraciones y construcción del complejo comenzó antes, al menos desde 2005.
–¿Cómo ve la situación?, –le pregunta un reportero a María Martina Carrera Guillermo, una de las ejidatarias.
–Pues, yo la veo mal por la pinche empresa, porque yo tengo rentada mis tierras, que eran tierras de labor, pero, pues, digo, nos iba a estar pagando de la renta, me voy manteniendo, pero ahorita ya se amachó (encaprichó). Ahorita si se quiere ir que se vaya, que ya no regrese, pero que arregle, –dice determinada la mujer de 86 años.
Para que les entreguen sus tierras como estaban, listas para sembrar, como pide Marcos Peña Barrios, otro de los ejidatarios mayores, con 79 años, significa un proceso que requiere tiempo y un cumplimiento económico. “Para que se vaya nos tiene que pagar hasta que nos entreguen nuestras tierras, así está el papel cuando se arregló todo”, dice el ejidatario.
Al menos necesitarían unos cinco años para el cierre como indican los procesos legales y normativos. “Estamos hablando de todas las actividades que se requieren para un cierre apegado a la normativa, a la ley y, obviamente, que responda a las necesidades de ejidatarios, sobre todo del campesino, es decir, que sus tierras estén en condiciones para que puedan ser trabajadas. Hablamos de un saneamiento integral de actividades que implica la estabilidad de taludes, el tema hídrico, la descontaminación de las parcelas (…)”, comenta Adame Maturana.
La estimación entre los ejidatarios es que ese proceso de cierre les saldrían tan caro a la empresa como si continuara en funciones unos 20 años más, esto no solo por la infraestructura que montaron en el ejido, también por las secuelas de su permanencia.
La contaminación ambiental, que los tiene enfermos y sin agua, porque les cancelaron los manantiales de los que se surtían, es parte de las implicaciones más comentadas, pero las implicaciones trastocan a los habitantes de otras tantas maneras.