Tras la cancelación del programa CBP One en EU, miles de personas migrantes duermen y esperan afuera de las oficinas de la Comar para solicitar asilo en México, entre ellas, madres que llegan con sus hijos desde temprana hora para iniciar el trámite que para ellas brinda la posibilidad de un mejor futuro.
Texto y Foto: Tamara Mares/Especial
Chilpancingo
Viernes 31 de enero del 2025
María viajaba desde Venezuela a Estados Unidos, a donde quería llegar con su hijo de cinco años, pero antes de que obtuviera una cita de CBP One, el presidente estadounidense Donald Trump canceló el programa bajo el argumento de que era utilizado por “delincuentes”.
Ahora, sólo le queda esperar en Naucalpan, Estado de México, en las filas interminables de migrantes que, como ella, buscan solicitar asilo en las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) para no ser deportados a su país de origen.
“Andamos buscando por lo menos una alternativa, para estar tranquilos, mientras decidimos qué vamos a hacer”, comparte en entrevista. Ella se anotó hace una semana en la lista para obtener el pre-registro ante la Comar, misma que autogestionan migrantes para organizarse y poder ingresar a las instalaciones gubernamentales.
Aún así, tuvo que llegar un día antes a las 10 de la noche y dormir en la banqueta con su niño, todo para asegurar su lugar en la fila.
“Hay mucha demanda, hay muchas personas asistiendo, entonces ya nos habíamos anotado y nos tocó hoy”, explica María. “Dormimos aquí porque nos decían que teníamos que estar temprano, pero bueno, hoy cuando ya acomodaron las listas nos dimos cuenta que por lo menos le dan prioridad a los niños”.
A la venezolana le es urgente tramitar su condición de refugiada y regularizar su situación migratoria en México porque su hijo es autista, y quiere que pueda retomar las terapias que necesita lo antes posible.
“Lo primero es, por lo menos circular, y estar tranquilos acá sin ningún peligro de que nos vayan a llevar al sur del país o algo, porque allá hay menos oportunidades que acá. Por eso estamos tomando lo de la Comar, como una opción de por lo menos estar tranquilos y circular sin ningún problema dentro del estado para podernos mover y buscar lo que necesitamos, buscar opciones para la atención del niño, es lo que para nosotros es prioridad”.
Migrantes se organizan para dar citas
En diciembre de 2024, la Comar procesó 5 mil 706 solicitudes de refugio, según cifras oficiales, para un promedio de 190 solicitudes diarias, las cuales se tramitaron en las nueve oficinas y representaciones que tiene en todo el país.
Después del 20 de enero, día en que Donald Trump rindió protesta como presidente de Estados Unidos, el número de solicitudes pasó a ser de entre 250 a 300 diarias sólo en las oficinas de Naucalpan.
El número aproximado lo da Víctor Sifón, un venezolano que se organizó con sus connacionales para dar orden a las filas interminables de extranjeros que esperaban afuera de la Comar.
“Nos pidieron [los trabajadores de gobierno] que nosotros nos organizáramos”, explica mientras muestra las listas de quienes buscan iniciar el proceso de quedarse en México.
Los funcionarios de la Comar les pidieron que consideraran primero 300 personas para ser atendidas diario, dice Sifón, pero después cambiaron la cifra a 250.
Entonces los migrantes llegan, se anotan en las listas que tienen en cuadernos, y esperan fecha para que les entreguen un “ticket”, con el cual afianzan —al menos entre ellos— que al día siguiente tendrán oportunidad de entrar a las instalaciones gubernamentales.
Al último día de enero, las listas ya contemplan a solicitantes para entrar a las oficinas de la Comar el 5 de marzo.
Comar, con menor presupuesto y sin titular oficial
De ese presupuesto, el 59% está etiquetado para el pago de nómina, que a la vez se compone sólo de 48 trabajadores que se distribuyen en las distintas oficinas y representaciones de la Comisión.
A esto se suman las plazas con las que la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) apoya al Gobierno federal, que en 2022 fueron para 230 trabajadores.
Desde septiembre de 2024, la Comisión no tiene a un titular oficialmente designado, aunque trabajadores aseguraron a este medio que a finales de enero, Xadeni Méndez, extrabajadora del Instituto Nacional de Migración (INM), fue presentada como la nueva coordinadora general de Comar.
Xadeni Méndez (centro) . Foto: especial
“Sólo quiero que me den asilo para mí y mi niño”
A pesar de que existen las listas hechas por los migrantes, no siempre alcanzan a pasar todas las personas que se anotaron para un día. Entre la compra de lugares, denuncian migrantes, y la falta de funcionarios para atender a todos los solicitantes, las citas se recorren y recorren.
Es por esto que Yarisleydi y Becky llevan cuatro días llegando con sus hijos a las oficinas de Naucalpan a las cuatro de la mañana, con la esperanza de ser atendidas. A ellas, a diferencia de María, no les han dado la prioridad para ingresar a la Comar a pesar de ir acompañadas de los niños.
Las dos mujeres cubanas llegaron a México en situaciones distintas: la primera, con su hija de cinco años y su madre; y la segunda viajó sólo con su hijo de ocho años.
“Fue muy riesgoso, todos los países que atravesamos hubo mucho peligro”, comparte Becky sobre su viaje. “Y aún así todavía me siento en peligro aquí en México, porque no tenemos papeles, porque hay mucha policía corrupta, entre otras cosas”.
Ella buscaba llegar con su hijo a Estados Unidos, donde se iban a reunir con su pareja, pero no logró obtener una cita de CBP One antes de que Trump cancelara el programa.
“Sólo quiero que me den asilo para mí y para mi niño porque no queremos regresar a nuestro país”, dice. “Tenemos miedo. Yo pertenezco a la religión yoruba, y allá nos discriminan, sobre todo al niño, en la escuela”.
“Quisiera situarme aquí, en este país. Tratar de hacer una vida y darle un mejor futuro a mi hijo aquí”.
“Quiero que mi hija tenga las oportunidades que yo no tuve”
Como Becky, Giovanna viajó desde Venezuela con su hija para buscar mejores oportunidades. A mediados de julio, cuando llegó a México, ella todavía quería llegar a Estados Unidos, pero una vez que Trump fue electo presidente en noviembre comenzó a ver la posibilidad de quedarse en territorio mexicano.
La decisión la tomó hasta el 25 de enero, fecha en que se anotó en las listas de los migrantes para solicitar asilo ante la Comar.
La hija de Giovanna tiene tres años, señala, y quiere que ella pueda entrar a la escuela en cuanto abran las inscripciones para preescolar en México, por lo cual decidió realizar el trámite para regularizar su situación migratoria.
“Yo en mi país, en Venezuela, tuve la oportunidad de estudiar, pero no tuve la oportunidad de como tal ejercerlo por el problema político y económico”, lamenta. “Es algo que a mí me preocupa, quiero que mi niña tenga también una formación académica y pueda trabajar, que pueda tener las oportunidades que yo ya no tuve”.
“Entonces, si aquí [en México] me están dando la oportunidad, me gustaría tomarla, y formar a mi niña”.
Este texto fue elaborado por Animal Político y es publicado con su autorización.