Justicia y paz, los reclamos en el velorio del alcalde de Chilpancingo asesinado


Sus restos fueron velados en la iglesia de Santa Cruz, lo que nunca había ocurrido. La ausencia más evidente en el velorio fue la de la gobernadora Evelyn Salgado 


Texto y Foto: Margena de la O

Chilpancingo

Lunes 7 de octubre del 2024


El cadáver del alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, asesinado ayer por la tarde, fue velado en la iglesia Santa Cruz, ubicada en el barrio con el mismo nombre, muy cerca del centro de esta ciudad, donde nunca se acercaron autoridades o servidores públicos del gobierno estatal.

Esta tarde, después del velorio, hay una misa de cuerpo presente en la Catedral de la Asunción, ubicada en el zócalo de la ciudad. En el cortejo fúnebre se supo que los restos serán llevados al panteón privado de la ciudad.



Es poco usual que el cadáver de una persona sea velado dentro de una iglesia. No existe evidencia de que haya ocurrido antes. Al alcalde lo velaron en un recinto católico desde la una de la mañana hasta alrededor de las tres de la tarde que su féretro fue trasladado a la catedral.

En todas las horas del velorio ni la gobernadora Evelyn Salgado Pineda ni sus colaboradores llegaron al lugar a ofrecer sus condolencias a la familia, aun cuando Arcos Catalán era el alcalde del municipio, en términos políticos y administrativos, más importante del estado; es la capital de la entidad que concentra todos los poderes de gobierno.

Solo a la misa de la catedral acudió Rubén Hernández Fuentes, quien es el coordinador general operativo de la Oficina de la Gubernatura y pareja sentimental de Salgado Pineda. También se vio al titular de la Procuraduría de Protección Ambiental, Carlos Arturo Toledo Manzur.


En la imagen, aspectos de la misa en la Catedral de la Asunción. Foto: Jesús Guerrero.

Es la primera ocasión que un alcalde de Chilpancingo en funciones es asesinado. Arcos Catalán, además, fue decapitado en circunstancias que las áreas de investigación aún no aclaran. Todavía se desconoce cómo ocurrieron los hechos; ayer transcurrieron al menos dos horas para que confirmaran su asesinato.

Después que la Fiscalía General del Estadio (FGE) lo hizo –ya por la noche–, surgieron varias especulaciones sobre la seguridad –o inseguridad que podría surgir– en la ciudad, que mermaron en la cotidianidad.

Las actividades en las escuelas fueron suspendidas, aun cuando de manera oficial reanudaban hoy después de dos semanas sin clases por las lluvias durante y después del fenómeno John que afectó gran parte de Guerrero. No existe una suspensión oficial pero, se supo, que la indicación de las autoridades a los directivos de los planteles fue que tomaran precauciones; de manera interna en las escuelas enviaron circulares para cancelar actividades, la mayoría, con el justificante de las lluvias.

Desde anoche que era oficial el asesinato del alcalde se especuló sobre la suspensión del transporte público. Pero el servicio no fue suspendido, pero sí muy temprano se observaron mucho menos unidades en circulación; con el paso de las horas hubo más flujo.



En momentos complicados de inseguridad son comunes las repercusiones al transporte público. Los ataques a unidades en servicio de parte de grupos criminales es una acción ya conocida en la ciudad.

En la alcaldía de Chilpancingo también pararon algunas actividades, informaron trabajadores. Desde temprano, afuera del inmueble había varias veladoras encendidas que las personas dejaron en memoria del alcalde.

El asesinato del alcalde recién llegado a sus funciones también es el tema que se discute en todos los círculos, donde más se comenta es en el transporte público. En una urvan de la ruta Lázaro Cárdenas-Palacio de Gobierno, una mujer comenzó a decirle a otra que no había dormido pensando en el asesinato del alcalde, eso desató una conversación colectiva del caso.



Aun cuando el flujo de personas en el velorio es evidente, por la mañana, al menos hasta las 10:00 horas, no había presencia de políticos o servidores públicos destacados; la familia Arcos Catalán es muy conocida, independiente de la carrera política del alcalde.

Arcos Catalán fue asesinado y decapitado en el sexto día de sus funciones. Su cadáver lo abandonaron ayer por la tarde en una camioneta en la colonia Villas del Roble. Aun en las condiciones en que fue hallado su cadáver, es una incógnita lo qué pasó con él. No hay reportes de que antes fuera privado de su libertad.

Pasadas las diez de la mañana llegó al velorio el ex gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores; solo estuvo un momento, unos 10 minutos si acaso, para dar el pésame a la familia. En ese tiempo comentó a reporteros que el crimen del alcalde era un acontecimiento “fuerte, reprobable y lamentable”.

Arcos Catalán fue colaborador de Astudillo Flores cuando fue alcalde de Chilpancingo, en su faceta de priísta; fungió como director de Catastro.

El ex gobernador, que ahora milita en Movimiento Ciudadano, comentó que dialogó con Arcos Catalán antes de que tomara protesta, lo que ocurrió apenas el 30 de septiembre pasado. Dijo que estaba lleno de ánimo por su nuevo encargo, en el que solo estuvo seis días.



Comentó que aprovechó para sugerirle que trabajara para todos, porque los chilpancinguenses tenían la esperanza puesta en él. “Es un joven que lamentamos mucho su partida”, insistió. Se sabe que Arcos Catalán tenía 43 años.

Agregó que espera pronto Chilpancingo “encuentre el camino de la paz” y que el caso no debe quedar impune.

Después fueron acercándose al lugar del velorio, hasta llenarse, otros personajes políticos, incluidos algunos dirigentes de los partidos que postularon para el cargo –fue la propuesta de la alianza PRI-PRD-PAN– y conocidos de la familia, pero nunca llegó la gobernadora ni su equipo, tampoco legisladores o líderes de Morena, el partido que ocupa la mayoría de los espacios públicos.

En diferentes momentos del velorio, con mayor insistencia cuando ocurría la misa en la iglesia, antes de llevar el cadáver del alcalde a la catedral, los asistentes corearon la consigna de “¡Justicia!”, lo que se replicó hasta adentro del recinto, donde estaban todos los familiares más cercanos.

Hubo quienes agregaron otras peticiones, como la de paz para Guerrero, para Chilpancingo. Algunos de los asistentes hasta pancartas llevaron para reclamarla. “Queremos paz para Chilpancingo”, se leía en una que portaba un hombre que se plantó frente a los reporteros.

Una persona, entre el tumulto, gritó: “¡Fuera Evelyn!”, y algunos la secundaron de manera tímida.


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