Colorín pecho naranja, ave endémica de México traficada para convertirlas en mascota

Texto: Alberto Ramírez 

Foto: Cortesía Marisol Castro 

Martes 25 de junio del 2024

Chilpancingo

 

Colorín pecho naranja es una ave endémica de México y una de las más hermosas que se pueden ver en Guerrero, pero por sus llamativas características son víctimas de tráfico para venderlas como mascotas y así condenarlas a vivir en cautiverio.

Depende de la región, el nombre del ave es cambiada por los lugareños. Otros nombres que les asignan son colorín ventridorado, colorín pechinaranja o azulillo pechinaranja, pero el más común es colorín pecho naranja. Su nombre científico es Passerina leclancherii.

Estas aves son muy pequeñas, pero de gran belleza; en su etapa adulta miden 12 centímetros. Los machos tienen el plumaje de sus dorsales color azul, la corona verde y una mancha verde por la espalda; sus ventrales y máscara son de un amarillo brillante y al altura del pecho les nace un tono naranja. Las hembras son pardo oliváceo en el dorso, amarillo limón en las parte ventrales y tienen un anillo ocular amarillo.

Colorín pecho naranja

De acuerdo con la maestra en Ciencias Biológicas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Marisol Castro Torreblanca, esta ave no está en ninguna categoría de amenaza de las Normas Oficiales Mexicanas de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). No hay información puntual que determine que esta especie esté en riesgo o que sea vulnerable.

El ave en realidad habita desde Jalisco hasta Oaxaca, entre ellos está Guerrero. Castro Torreblanca, quien además es bióloga egresada de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), en entrevista explicó que la distribución de esta ave es por toda la franja costera de la entidad; también por la cuenca del río Balsas, y otros puntos donde la vegetación es selva baja caducifolia, bosques arbustivos, zonas de hierbas y áreas de pastos abiertos y tierras de cultivo abandonadas.

La alimentación principal de esta especie son insectos, semillas y en ocasiones frutos, debido a eso ayudan en gran medida a los ecosistemas naturales porque podría considerárseles dispersores de semillas y, además, controlan las poblaciones de insectos que se consideran plagas.

Extracción ilegal, un problema para la vida silvestre

Castro Torreblanca puntualizó que la caza de ésta y cualquier otra especie tiene impactos negativos en el ecosistema, porque las poblaciones pueden disminuir y no habrá quién cumpla las funciones de dispersión de semillas y control de plagas.

El biólogo Enrique Vázquez Arroyo externó su preocupación en la red social de Facebook por la extracción de esta ave para la venta ilegal como mascota, porque, aun cuando no está catalogada en amenaza, consideró que la extracción de cualquier especie de flora o fauna silvestre debe denunciarse.

En el mercado municipal Baltasar R Leyva Mancilla, de Chilpancingo, principalmente los fines de semanas, se observan decenas de aves enjauladas para la venta sin que haya una consecuencia por tráfico de especies.

La maestra en Ciencias Biológicas y coordinadora del Programa Aves Urbanas (PAU) Chilpancingo dijo que las autoridades no han actuado por frenar la caza de esta ave, quizá porque de manera oficial no está en riesgo, sin que esto niegue un problema por la caza ilegal de la especie.

La maestra también comentó que hay ejemplares que probablemente están a la venta y que provienen de alguna Unidad de Manejo Ambiental (UMA) o de Predios o Instalaciones que Manejan Vida Silvestre (PIMVS), espacios donde la vida silvestre es confinada con propósitos de reproducción controlada o son poblaciones para su aprovechamiento con fines comerciales, pero, insiste, los interesados deben cerciorarse de que todo esté en regla al momento de comprarlas.

Hay instituciones que tienen las responsabilidad del cuidado de las especies de flora y fauna y de vigilar y evaluar el cumplimiento de las disposiciones jurídicas aplicables para la restauración, preservación y protección de los recursos naturales, como la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Procuraduría de Protección Ambiental del Estado de Guerrero (Propaeg).

Castro Torreblanca comentó que en Guerrero estas instituciones no vigilan ni supervisan la venta ilegal de las poblaciones de las aves silvestres y de la fauna en general.

Dijo que hacer una denuncia para atender la venta ilegal de fauna silvestre es un trámite engorroso porque es un delito federal y, aún así, la supervisión y la vigilancia no se lleva a cabo.