Figbi saludable, un sueño por cumplir

Texto y foto: Alberto Ramírez

22 de marzo del 2024

Chilpancingo

 

Figbi saludable es un emprendimiento local de una familia guerrerense que nació en el año 2010.

Se trata de un negocio en el que venden miel cien por ciento pura y natural, extraída directamente de las colmenas de sus apiarios y productos derivados, como jalea real, jarabes, perlas y paletas, propóleos para la tos, galletas de harina de amaranto, entre otros.

Ha tenido sus altas y bajas, sobre todo en la pandemia por covid, como a muchos otros negocios, les afectó en gran medida y hubo un momento en el que el negocio iba a cerrar definitivamente.

Este emprendimiento surgió como un proyecto escolar de la licenciada en administración Nancy Lilia Figueroa Vázquez hace 14 años. En la universidad le pidieron a ella y a sus compañeros que pensaran en un negocio que pudiera funcionar en la ciudad.

Muchos estudiantes eligieron opciones como restaurantes, fondas, panadería, pero Nancy pensó en algo diferente y eligió trabajar con la miel, además de que su papá, el ingeniero Salustio Figueroa, es apicultor y eso le ayudaría a que su proyecto funcionara mejor, pues tenía a un experto en la materia.

Nancy es una mujer a quien siempre le gusta innovar, siempre trabaja por lo que quiere lograr y pensó que podía hacer algo diferente a lo que hacían los demás apicultores, no quería solo que la miel se extrajera y se envasar a de manera artesanal, quería que fuera algo más trabajado y más higiénico.

Desde el inicio de su proyecto pensó primero en el cliente, quiso ofrecerle un producto de calidad que lo consumieran con toda confianza.

Entre toda su familia hicieron el esfuerzo para comprar un extractor manual porque era el más barato y compraron envases de pet de grado alimenticio para guardar la miel.

Aunque aún era estudiante, se dio a la tarea de intercambiar ideas con su familia para crear la empresa y después materializarla.

Posteriormente dieron de alta la empresa con la razón social Figuermiel de Guerrero SC de RL de CV.

El nombre de la marca Figbi surgió porque tenía la intención de que se les identificara como una familia apicultora. Fig del apellido Figueroa y bi por el sonido fonético de la palabra abeja en inglés.

Iniciaron con la venta de miel, pero los clientes empezaron a pedirles polen y jalea real, tuvieron que incluirlos, también les pedían productos para la tos y resfriado común.

Hasta ese momento no tenían los conocimientos para prepararlos, por lo que la familia decidió tomar cursos para aprender a hacerlos, aprendieron a elaborar jarabes y dulces a base de miel, propóleo, agregaron hierbas medicinales y luego incluyeron los productos de amaranto y miel como granola y galletas de harina.

 

Si bien avanzaron con el negocio, no se ha concluido aún, faltan por agregar los sellos de certificación, la tabla nutrimental y el código de barras.

Ángela Vázquez, mamá de Nancy, comentó que su hija tiene el sueño de que la marca crezca más, para eso, necesita hacer los trámites y los procedimientos necesarios para que el envase tenga la tabla nutrimental y los sellos correspondientes.

Hace siete años Nancy se mudó a Querétaro, iba a estar lejos y no estaría pendiente al cien del emprendimiento, por lo que comentó comentó con su mamá la posibilidad de terminar el negocio, sin embargo, la señora Ángela le dijo que no, que no iba a enterrar sus sueños y desde entonces ella empezó a hacerse cargo.

Ángela, doña Figbi o doña miel, como la conocen algunas personas, es una mujer alegre, que recibe a sus clientes con una sonrisa, siempre amable y respetuosa.

Por el momento no tiene un puesto fijo porque la renta de locales es muy cara y en realidad la venta de miel no es muy buena como ella quisiera y su economía no depende totalmente de eso, pero continua porque no se quiere rendir con el sueño de su hija que ahora también se ha convertido en el suyo y quiere que la marca logre mayor reconocimiento.

“Lo que queremos es que cuando alguien quiera miel piense en nosotros, en nuestra marca”.

Las ventas las realiza en bazares donde no tenga que pagar grandes cantidades para que gane y no pierda, también vende frente a la iglesia del barrio de San Mateo, de jueves a sábado, todo el día.

Por su parte, Nancy y su esposo pusieron una tienda física en Querétaro y le estaba yendo muy bien, sin embargo, la pandemia los obligó a cerrarla, las rentas son demasiado caras y no podían darse el lujo de pagarla si no había ventas.

Ángela siempre animó a Nancy y le dijo que ella iba a continuar con las ventas en la ciudad de Chilpancingo y que no se desanimara.

El esposo de Ángela, ayuda a llevar sus cosas y productos a los puntos de ventas, pero es ella la que se encarga de atender el negocio.

Conoce perfectamente lo que vende y la función de cada uno de los productos, por ejemplo, si alguien le pregunta sobre algo que le pueda servir para la tos, ella le indica o recomienda lo que puede aliviar ese malestar.

Que su esposo sea ingeniero agrónomo y apicultor le ha permitido transmitir los conocimientos a ella sobre las propiedades de la miel, además de los cursos que ha tomado.

Angela dijo que le molesta mucho cuando la gente les regatea a los artesanos y productores porque no saben el trabajo que hay detrás del producto final.

En su caso, acompaña a su esposo de 68 años al campo a extraer la miel, andan con mucho cuidado porque algunos lugares son laderas, otras veces se levantan a las cinco de la mañana a dejar colmenas a otro pueblo y todo este proceso la gente no lo conoce o a veces sí, pero aún así piden que bajen los precios.

“Me molesta cuando a un artesano o algún productor le dicen que le bajen el precio, es nuestro trabajo y si descuento algo lo estoy devaluando”, expresó.

Antes ellas realizaban los productos que venden, ahora hay una persona que se encarga de hacerlos porque no les sobra tiempo por el trabajo de apicultura qué hacen, de cierta manera también están generando empleo.

El sueño de Nancy y de su familia es que Figbi cruce fronteras y tiene la esperanza de algún día lograrlo.

“Quiero que esto quede bien cimentado y que cuando yo ya no exista, ya no viva, que todo mundo diga que Figbi existe, que mi hija logre exportar su producto”, dijo Ángela muy orgullosa de su hija y del trabajo que realiza.

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