El féretro con la menor asesinada recorrió las principales calles de Taxco y en el trayecto de dos horas al panteón recibió aplausos y porras de habitantes y turistas
Texto y foto: Marlén Castro
Viernes 29 de marzo del 2024
Taxco de Alarcón
«Mi niña ya no estás conmigo, todo por esa estúpida pendeja que te quito la vida solo por dinero», dijo la mamá de Camila al despedirse de ella en el panteón donde fue sepultada la tarde noche de este viernes.
Camila, la niña de ocho años asesinada en Taxco, convocó a una multitud en esta ciudad, que la acompañó hasta el Panteón de Jesús, en el poblado de Minas Viejas, la zona rural de la ciudad colonial, donde fue enterrada alrededor de las siete de la noche.
Cerca de las tres de la tarde, la avenida Plateros, la que atraviesa de norte a sur está ciudad colonial, comenzó a llenarse de gente que llegó para solidalizarse con la familia de la menor y acompañarla al panteón.
La banda de guerra de la Escuela Primaria Niño Artillero, donde estudiaba Camila, abrió el cortejo fúnebre, seguido por familiares, amigos y conocidos que cargaron las coronas de flores enviadas por varios sectores de la población de Taxco y, en seguida, el féretro con Camila dentro, que durante las dos horas fue cargado solamente por mujeres: sus tías y primas.
«No estamos todas nos falta Camila», gritaron sus familiares mujeres durante el trayecto, al que se sumaron alrededor de 500 personas.
En todas las calles, la gente salió a sus balcones a aplaudir al paso del cortejo fúnebre, a gritar vivas para Camila y a exigir justicia.
Grupos de turistas que pasaron aquí sus vacaciones de Semana Santa también aplaudieron y a algunos se les rodaron lágrimas al escuchar el llanto de la madre, tías y primas de la niña.
«No estás sola, No estás sola», se solidarizaron con la menor y la familia.
El recorrido por las calles de Taxco duró alrededor de dos horas y media, concluyó cerca de las cinco y media de la tarde, después de recorrer un gran tramo de la avenida Plateros, subir por la calle del Minero al zócalo, rodear la iglesía de Santa Prisca, llegar a la plazuela de San Juan, bajar por la calle de San Miguel, hasta llegar a la clínica del IMSS.
Al pasar frente a la iglesia de Santa Prisca, la abuela de Camila reprochó a gritos: «Dios, no la cuidaste» y rompió a llorar.
La multitud encendida gritó «Justicia», «Justicia», «Justicia», «Justicia».
Al recorrido se integró un trío de cantantes de boleros que con sus canciones arrancó lágrimas a la gente del cortejo y a la que vio pasar la marcha.
«Descansa mi amor/ Descansa mi bien, descansa mi amor que todo está bien», fue una de sus interpretaciones más sentidas.
«Camila ahora juegas con las nubes», escribieron en una cartulina con los colores del arcoiris, un grupo de habitantes que salieron a su balcón y aplaudieron mucho rato a la menor.
En el punto conocido como la clínica del IMSS, la marcha se convirtió en una caravana de motos y autos que transportaron a los dolientes al Panteón de Jesús, en Minas Viejas, a unos 20 minutos de la ciudad.
Alrededor de las siete de la noche, Camila fue sepultada, previa despedida de cada uno de sus familiares. Algunos de sus juguetes fueron enterrados junto con ella, menos Daniel, su muñeco preferido.
«Nos lo quedamos para cuidarlo por ti», le dijeron.
Margarita Ortega, su mamá, se acercó al feretro, le habló bajito, entre lágrimas. «Hija mía aquí te quedas, quiero que estés tranquila y que me ayudes a mi a tener tranquilidad o me volveré loca».
«Ya no te voy a ver; cómo pudo hacerte daño esa estúpida pendeja; todo por dinero», le dijo.