Texto y fotografía: Itzel Urieta
Chilpancingo
6 de diciembre del 2023
Las cajitas de Olinalá son una de las artesanías más popular de Guerrero, sus relieves coloridos y su característico olor atrae miradas y el olfato de todos, aunque muchas veces no se valora todo el trabajo que hay detrás.
Eugenio Moctezuma Hernández es originario de Olinalá, poblado ubicado en la Montaña alta de Guerrero, quien desde hace 30 años se dedica a la creación de las cajitas de Olinalá.
Eugenio cuenta que una cajita de Olinalá terminada pasa por las manos de siete personas.
La labor que realizan todos los involucrados en la creación de estos objetos es incuantificable y supera por mucho el precio de venta final.
Los artesanos comienzan a contar el proceso desde que la madera llega al carpintero, quien dará forma a las cajas de Olinalá, en todas las formas y tamaños que uno se pueda imaginar.
Las tradicionales pueden ser de forma cuadrada, rectangular y en forma de baúl, actualmente y para tener más ventas ya realizan servilleteros, porta retratos, espejos, guardapelos, pero siempre conservando el trabajo artesanal y de pintura que los caracteriza.
Después de que el carpintero le dio forma, otra personas se encarga de lijar, pintar y barnizar la caja.
De ahí viene el trabajo de pintar a mano cada una de las piezas.
¿Cuánto tarda en pintar una caja, la más pequeña?
“Nosotros no contamos los días, ni las horas, porque es todo un procesos, si pintas una flor o un acabado tienes que esperar que se seque un día, y mientras se seca le avanzamos con otras”, contó Eugenio.
Tres son las técnicas con las que se pintan estas artesanías; tallado vaciado, dorado a pincel y rallado punteado.
El tallado vaciado se usa para darles relieve, el dorado a pincel, como su nombre lo indica es porque se pinta con pincel y el rallado punteado es para lograr los característicos puntos que decoran las cajitas.
Eugenio lamenta que muchas personas no están dispuestas a pagar el precio real de estas artesanías, que originalmente estaban hechas de madera de linaloe, un árbol endémico del sur de México que dota a las cajitas de su característico olor.
Por eso, actualmente utilizan otros tipos de madera para reducir costos y el olor se le agrega aparte.
En el caso de los servilleteros, porta retratos y lapiceras utilizan triplay.
“Es muy costoso, muchas veces no es ni redituable para nosotros, por eso comenzamos hacer otro tipo de productos mas accesibles para que la gente compre”.
Eugenio, toda su vida la dedica a la venta de cajitas de Olinalá, su padre era carpintero, su madre lijaba y barnizaba, y Eugenio y sus hermanos las decoraban.
“Muchas veces no valoran el trabajo y otras personas, ni saben que aquí en Guerrero se hace este tipo de cosas, me ha tocado que en Tlapa me preguntan de donde las traemos”.
Las cajitas de Eugenio ya recorrieron varios puntos del país y conoce a los tipos de clientes que hay.
“Al gringo (estadounidense) por ejemplo, no le gustan las cajitas, les gustan los servilleteros, los espejos, pero a los españoles o franceses si les gusta y les gustan mucho las talladas en colores pastel”.
Éste 7 de diciembre se podrán admirar las obras de Eugenio y otros artesanos en la explanada del Congreso local, como parte del tercer Festival artesanal y gastronómico, organizado por la Comisión de Artesanías.