Texto: Margena de la O
Fotografía: Amapola Periodismo
Acapulco
23 de novembre del 2023
Desde cualquier punto de la costera Miguel Alemán se observan cerros secos y pelones. Parecen parte del paisaje árido del norte del país, nada que ver con el ambiente tropical del puerto, de ello, solo queda el calor, pero este calor tampoco es normal, todo porque los fuertes vientos del huracán Otis arrasaron con el 90 y 95 por ciento, aproximadamente, de la cobertura vegetal que había en el territorio, de acuerdo con los cálculos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semaren).
La destrucción vegetal por el paso del huracán tuvo repercusiones inmediatas en Acapulco: la elevación de entre tres y cuatro grados centígrados de la temperatura –de acuerdo con el monitoreo que hacen, en medio de dificultades en el servicio de internet, la única estación meteorológica que funciona en Acapulco y que reportan a investigadores y autoridades– y el incremento en la sensación térmica.
Las temperaturas que reporta la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil en los últimos días rebasa los 30 grados. El jueves pasado la temperatura máxima fue de 32.5 grados, para el martes fue de 33.5, y este miércoles, después de una madrugada con lluvia, fue de 32.5 grados.
Tampoco son las temperaturas más altas en el estado. El problema es la sensación térmica porque no existen los reguladores naturales, es decir, los árboles.
“La capa forestal, la copa de los árboles, todo lo que es la cobertura forestal nos protege de la incidencia directa de los rayos solares, y al no estar esa capa van directamente al suelo, a la tierra, al cemento, y eso hace que se caliente un poco más la parte baja de la atmósfera, donde nosotros habitamos como seres humanos”, comentó el titular de la Semaren, Ángel Almazán Juárez, en entrevista.
Es común que en las pláticas con habitantes de Acapulco el tema sea el calor intenso que perciben, lo que fue más duro los días inmediatos al huracán, porque, además, el municipio se quedó sin energía eléctrica para la ventilación artificial.
El meteorólogo Roel Ayala Mata expuso también que la pérdida de la cobertura vegetal generó de manera inmediata una elevación de la temperatura y de la sensación de calor que, aclaró, ya era alta por el crecimiento de la mancha urbana y los cambios de uso de suelo en el puerto, como ocurrió en la zona diamante.
A eso se suma que “hay mucho material que, además, está incrementando la absorción de radiación solar de onda corta e irradiando mayor cantidad de onda larga, por eso la sensación de calor se ha incrementado” y “la temperatura del agua oceánica está variando entre 29 y 30 grados Celsius”, lo que favorece la evaporación del agua, o sea, la humedad, la lluvia.
Entonces, el mayor de los riesgos después del huracán es el sanitario, porque hay una contingencia por la basura y la materia orgánica en descomposición en las calles. “Lluvia, calor y material orgánico en descomposición es una bomba y no de tiempo, ya prácticamente está explotando”.
La madrugada de este miércoles y la tarde y noche del jueves llovió en el puerto, algunos momentos de forma intensa, aunque la temporada de lluvias, a estas alturas de noviembre, en otros años, ya había concluido.
Cinco años para nuevos árboles y palmeras en Acapulco
En la primera consulta sobre los daños con el titular de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, el académico Roberto Arroyo Matus advertía que el mayor daño dentro de toda la devastación era a la vegetación, quizá, por el tiempo que llevará recuperarla.
La Semaren maneja la pérdida vegetal en realidad por estimaciones porque, de acuerdo con Almazán Juárez, no están en posibilidades de hacer una cuantificación puntual ante la imposibilidad de un inventario de las especies arbóreas y arbustivas que había en Acapulco.
En lo que sí avanzan, comentó, es en el plan de producción de planta y reforestación que, junto a otras áreas de gobierno federales, trazaron en tres etapas anuales a partir de 2024 para las áreas devastadas por Otis en Acapulco y Coyuca de Benítez. Para estas fechas continúan en la ubicación de los polígonos más afectados.
El proceso es lento, porque para ver los primeros árboles plantados y palmeras un tanto crecidas en Acapulco se necesitan cinco años después de la reforestación. “Nosotros estamos tratando de avocarnos en primera instancia a las plantas, a las especies de rápido crecimiento para que se empiecen a cubrir las áreas desnudas”, comentó Almazán Juárez.
Dijo que para este siguiente año tienen proyectado, primero, producir 2 millones de plantas, sobre todo en el vivero estatal, ubicado en la colonia la Cinca, en Chilpancingo, para iniciar la reforestación. Estarán concentrados en producir en particular 12 especies tropicales y nativas de esta parte costera, como la parota, caobilla, roble rosa y palmas.
La primera remesa de plantas, aclaró, saldría hasta la siguiente temporada de lluvias. Un millón y medio sería para Acapulco y Coyuca de Benítez, y el resto para los otros municipios de Guerrero.
Entre las especies de rápido crecimiento, que comenzarían a sobresalir en unos cinco años, son las palmeras.
Como en toda las zonas costeras, las palmeras destacan en los territorios e imprimen el ambiente tropical. Después de Otis, Acapulco quedó sin ellas, ya ni siquiera están en el camellón de la costera Miguel Alemán ni en otras áreas urbanas y turísticas.
El Parque Papagayo, ubicado en la zona dorada del puerto, considerado también como un espacio recreativo natural del área turística, es el ejemplo más evidente de la pérdida natural, porque todos los árboles y palmeras que definían su apariencia están vencidos.
El menoscabo de la vegetación se aprecia y se siente desde cualquier sitio del puerto.
Con humedad y calor, el riesgo sanitario
El meteorólogo consultado asoció de una manera importante el riesgo sanitario con los efectos que genera la pérdida de la vegetación. “Lo importante ahorita es sacar todo el material. Todo, a como dé lugar”, mencionó.
“El riesgo que ya está ahorita y se va a incrementar es por supuesto la condición sanitaria”. En particular, porque el pronóstico preliminar estacional para la temporada otoño-invierno que él mismo diseñó sugieren precaución por precipitaciones y humedad.
La humedad no es conveniente por toda la basura que sigue acumulada en las calles de la ciudad. La prioridad de las autoridades municipales y estatales son las áreas turísticas, como la costera Miguel Alemán, donde ya hay menos basura que la semana pasada, pero el resto del puerto tiene otra apariencia, por los cerros de desechos mezclados con materia orgánica.
La cantidad de basura en Acapulco es un problema mayor después del huracán. Unos 400 vehículos recolectores llevan a diario hasta el relleno sanitario, ubicado en Paso Texca, entre 6,000 y 7,000 toneladas de basura, de acuerdo con la encargada del tiradero, Graciela Gómez.
Además de que sólo funciona una celda de las tres que hay en el relleno sanitario. La funcionaria municipal calculó desde la semana que, por la cantidad de basura recogida, el tiradero tenía capacidad para unos dos meses más.
En el relleno sanitario se observó el tráfico que generan los camiones pesados con basura que nunca dejan de entrar y salir.
El plan de los gobiernos, incluido el municipal que encabeza la alcaldesa Abelina López Rodríguez, compartió Gómez, es abrir una celda emergente en un terreno adjunto de unas 100 hectáreas.
Pero todavía es un plan y, además, muchas calles de la ciudad siguen atascadas de basura.
Los animales también perdieron sus casas
Así como el huracán Otis destruyó la casa de muchos humanos, lo hizo con la de los animales, al derribar la mayoría de árboles. La consecuencia de esto fue que muchas especies de la fauna emigraran o murieran.
El titular de la Semaren reportó que con los vientos de manera principal murieron aves, sin que esto signifique la extinción de alguna especie. “Mucha de la fauna, sobre todo aves, murieron, fueron arrastradas por los vientos fuertes del huracán. Algunos otros mamíferos o animales pequeños, reptiles, se esconden entre el suelo o en madrigueras, pero sí algunos mamíferos como ardillas, tejones, mapaches, los hemos encontrado muertos». Resaltó que principalmente las aves fueron afectadas porque pernoctan entre las ramas y hojas de los árboles.
Algunas especies de aves que existen en Guerrero, según el secretario, son correcaminos, zanates, colibríes (diversos), tordos azules, zopilotes, pericos, cotorras, loros, tucaneta, jilgueros.
La única manera de incidir en la recuperación de la fauna, dijo, es con la regeneración de la vegetación para que las especies tenga un lugar de reproducción, anidación y protección para su regeneración natural.
La recuperación vegetal podría notarse, aclaró el secretario antes, hasta en cinco años de arrancar el próximo año, y hasta entonces, las aves volverían a tener sus casas.