Familias huyen de Acapulco por miedo y falta de ayuda del gobierno

Una de las familias que dejaron Acapulco mientras la vida en el puerto se normaliza.
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Texto y fotografía: Jesús Guerrero

Chilpancingo

31 de octubre del 2023

La familia Vázquez de la colonia María de la O, de Acapulco, agarraron lo que les quedó de sus pertenencias y se trasladaron a Chilpancingo.

Miriam Ariadna Vázquez Álvarez está parada afuera de la central de autobuses Estrella de Oro y tiene en brazos a uno de sus sobrinos gemelos que nacieron hace seis meses.

Las instalaciones de la Estrella de Oro y la Estrella Blanca lucen llenas de personas que en su mayoría provienen de Acapulco.

Algunas familias viajan a Chilpancingo a comprar víveres y otras para vivir con alguno de sus familiares hasta que la situación en Acapulco se normaliza cuando menos que haya suministro de agua y luz eléctrica, compartieron.

«Nosotros nos vamos con unos familiares de mi suegro que viven en Tlapa y allá estaremos mientras sepamos que haya lo más necesario para vivir en Acapulco porque ahorita no tenemos nada», contó Miriam Ariadna Vázquez.

Son 11 integrantes de la familia Vázquez, entre ellos, dos bebés que llegaron muy temprano a Chilpancingo.

«¿Dicen que allá en Tlapa hace mucho calor verdad?, le pregunta una de sus familiares a Miriam Ariadna.

«No sé, pero al menos vamos ahora sí a comer pero para eso tenemos que buscar trabajo», le contesta.

Miriam Ariadna cuenta que la noche del martes 25 y madrugada del miércoles 26 vivieron horas de terror.

«Nomás vimos como el techo de nuestras casas las volaba el viento y el agua se metía a chorros», dijo.

Cuenta que cuando los vientos y la lluvia estaban muy fuertes lo único que hicieron fue salvar sus vidas y la de los suyos.

«Todos nos abrazamos muy fuerte para que el viento no nos levantara», dice Miriam Ariadna.

Mencionó que a casi ocho días del paso del huracán Otis, a las familias de las colonia María de la O, ubicada en lo alto de un cerro al poniente de Acapulco, no ha llegado ninguna ayuda del gobierno.

Una de las familias que dejaron Acapulco mientras la vida en el puerto se normaliza.

«Me da risa lo que ha dicho el presidente Andrés Manuel López Obrador de que ya hay despensas y suministro de luz a las colonias pobres pero todo eso es mentira, no hay nada», reprocha Miriam Ariadna Vázquez.

El gobierno debería desenterrar a los muertos

María Eugenia Esteban Flores, una costeña oriunda de Acapulco desde hace 54 años, junto con su esposo, hijos, nuera y nietos salieron del puerto porque solamente les quedó el cascarón de su casa en la colonia Bella Vista.

«El gobierno debería de ir a las colonias de las partes altas de Acapulco a desenterrar a los muertos», dijo.

María Eugenia Esteban y su esposo Jesús Gómez llegaron a Chilpancingo y se dirigen a Mochitlán, donde vivirán unos meses, según dijeron.

Jesús, quien tenía un puesto de ropa afuera de la playa Caleta, tiene familiares en Mochitlán y con ellos vivirán.

«Somos 12 integrantes de la familia y pues son muchas bocas pero tenemos que trabajar para ganarnos la comida», dijo María Eugenia Esteban.

Jesús Gómez dice que él y su familia perdieron todo.

«Además con la tragedia del huracán en la zona donde vivimos ya está más peligroso porque la delincuencia está asaltando a la gente», refirió Jesús.

La colonia Bella Vista está ubicada arriba de la zona de hospitales en la avenida Ruiz Cortines.

«La gente que vivíamos en lo alto de los cerros nos pegó más duro el huracán porque los vientos nos dieron con todo», dijo Jesús.

María Eugenia considera que Otis fue más terrible que el huracán Paulina, en 1997 y la tormenta tropical Manuel y el huracán Ingrid en el 2013.

Cuenta que en el huracán Paulina se durmieron toda la noche con la lluvia y despertaron al otro día dándose cuenta del desastre.

«Pero ahora con el huracán Otis no dormimos toda la noche porque estuvo muy horrible, fue como una película de terror», mencionó María Eugenia.

A las dos centrales de autobuses de Chilpancingo también llegaron familias que vinieron a comprar víveres y la mayoría acudió al mercado central Baltasar R. Leyva Mancilla.

Los acapulqueños compraron productos no perecederos como arroz, atún, papel de baño, agua.

Otros afectados por el huracán Otis llegaron en sus vehículos e hicieron largas filas para comprar gasolina en las estaciones de servicio ubicadas en distintos puntos de Chilpancingo.

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