Texto: Margena de la O
Fotografía: Oscar Guerrero
Chilpancingo
13 de septiembre del 2023
Micaela Cabañas Ayala y Diana Hernández Hernández, con el peso a cuestas de la continuidad de la lucha social, por ser hijas de quienes son, lo que ya les hizo librar sus propias batallas, recibieron la Presea Sentimientos del Pueblo que otorga la Asamblea de los Pueblos del Estado de Guerrero (APPG) como parte de la conmemoración de los Sentimientos de la Nación y con la que reconocen las causas sociales.
Son hijas del maestro rural que tomó las armas y se internó en la Sierra de Guerrero por causas sociales en la época de los sesentas y setentas, Lucio Cabañas Barrientos, y del luchador social que también enarboló los reclamos de los campesinos en tiempos más recientes, Ranferi Hernández Acevedo, ambos asesinados en un contexto que evidencia rasgos de un costo por lo que defendieron.
Las galardonadas de esta edición 16 lloraron cuando recibieron las medallas, dijeron, por lo que representa para ellas el reconocimiento que en varios momentos refrendaron a las memorias de sus padres pero, a la vez y sin darse cuenta, por las similitudes de sus vidas.
“Algo que me une a muchos a todos mis hermanos de lucha, pero también a Micaela Cabañas, es precisamente ese sentimiento de ya no tener ni a tu padre ni a tu madre, pero que a pesar del dolor estamos de pie, y que le incomode a quien le incomode, esta lucha no se acaba hasta que se acaba”, comentó Diana, después de recibir la presea y de tomar un largo respiro para sobreponerse por todos los sentimientos que se le removieron.
Antes, en la misma ceremonia del actual vestíbulo de la Dirección General del Colegio de Bachilleres (Cobach), pero edificio donde redactaron los Sentimientos de la Nación, recibió la presea Micaela, con algunos de los Cabañas como asistentes.
Guillermina Cabañas, prima de su padre, quien lo acompañó en la lucha armada guerrillera, le entregó la medalla.
También asistió Pablo Cabañas Barrientos, hermano del maestro rural que encabezó el Partido de los Pobres, quien estuvo preso como resultado de la persecución a los Cabañas por la lucha armada de Lucio.
Al intervenir dijo que no habría recinto ni discurso suficiente para representar la nobleza y humildad de su hermano.
“Todos tenemos ese sentimiento, todos llevamos ese piquito en el corazón, esa espinita de aquel que se nos fue o de aquella que se nos fue”, agregó.
También ellas nunca perdieron el reconocimiento implícito para sus padres al recibir sus medallas. “Esto es en honor a todos ellos, los caídos, los desaparecidos y los que aún hoy sobrevivimos a esta ardua lucha y nos consideramos pertenecer a la lucha social. A todos aquellos que luchan día a día, y que yo los considero mis hermanos, como los compañeros de Ayotzinapa, los compañeros caídos, los compañeros que aúno encontramos, los compañeros que estamos en espera de justicia. Quiero decirles que esto es símbolo de la unidad de la lucha social”, dijo Micaela durante su intervención.
La lucha a la que se refirieron ambas ha tenido costos directos para ellas.
El profesor Lucio Cabañas fue asesinado en 1974 por las tropas militares en la Sierra de Guerrero, época en la que el Estado había declarado enemigos públicos a los guerrilleros. El 3 de julio de 2011, después de años cuidarse y hasta de esconderse por la relación con el maestro rural, Isabel Ayala, madre de Micaela–la única hija de Lucio–, fue asesinada junto a su hermana Reyna, en Xaltianguis, el pueblo de Acapulco en el que vivía.
En una entrevista anterior Micaela expuso que detrás de la muerte de su madre estaba el origen e historia de ella.
El luchador social Ranferi Hernández Acevedo fue asesinado el 14 de octubre de 2017, junto a su esposa Lucía Hernández Dircio, su suegra Juana Dircio y su ahijado Antonio Pineda Patricio. Diana, en su sólo episodio de aparente violencia criminal en la Montaña baja, pero que conjunta muchos elementos políticos y sociales, perdió a los pilares de su familia.
“El asesinato de mi padre claramente es parte de terrorismo de Estado que se ha sedimentado como forma dominante de hacer política en México”, dijo Diana después de recibir la medalla.
Sus vidas casi paralelas, pero indudablemente similares, han hecho que Micaela y Diana libren sus propias batallas que, de alguna manera, representa la continuidad de la lucha social. Micaela debió vivir en la penumbra por años para no revelar quién era y su origen, y Diana en el exilio gran parte de su niñez porque sus padres refutaron a los Figueroa en periodos distintos.
Esta fue la apreciación de Nicomedes Fuentes García, ex integrante de la guerrilla de Lucio Cabañas y ex integrante de la Comisión de la Verdad (Comverdad) al momento de entregarle la medalla a Diana. “La lucha sigue con las nuevas generaciones, sigue en la voz de Mica, en la voz de Dianita; en la voz de las familias, en la conciencia y en las luchas de las nuevas generaciones. Muy importante que estas preseas hayan sido asignadas a este par de compañeras muy valiosas”, comentó
También ellas son conscientes de su herencia. “Compañeros de este largo caminar, compañeros que conocieron a mi padre, que lucharon junto a él, que son parte de la historia y que son parte de todo este caminar y de los que ahora gozamos y le decimos democracia”, mencionó Micaela cuando se dirigió a los asistentes.
De igual manera quedó claro en el acto que la lucha social es una continuidad. Diana recordó, por ejemplo, que su padre siempre tuvo de referente a Lucio Cabañas, el padre de Micaela, cuando enarboló las demandas sociales.
Aprovechó también el espacio de su discurso para plantear que juntos, es decir, todas las representaciones de las organizaciones, empujen en las instituciones la petición la creación de un museo de la memoria y luchas sociales para que no quepa el olvido de las aportaciones de quienes los han antecedido.