En junio disminuyen el número de asesinatos, pero reaviva la atrocidad en la escena de los crímenes

Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: La Lente de Guerrero

Chilpancingo

A las diez de la mañana del viernes 9 de junio, Brithany se despidió de su madre, salió con dirección a la casa de la abuela de su novio, Diego Gael, a un evento familiar; esa fue la última vez que Cirila Santiago Cerón vio con vida a su hija.

Después de un convivio familiar Diego, junto con sus padres, Elizabeth, de 39 años, y Eloy, de 37 años y su novia Brithany decidieron ir a dejar a un familiar, al que identificaron como su padrino, a la comunidad de Palo Blanco, zona rural de Chilpancingo, ubicada a 40 minutos de la capital.

A las 12 de la noche abordaron la camioneta de Eloy, una Toyota Hilux, modelo 2015, propiedad de la constructora en la que laboraba, todos juntos, madre, padre, hijo, novia y padrino partieron a la comunidad de Palo Blanco.

A las 2:50 de la madrugada del 10 de junio, Elizabeth le marcó por teléfono a su hermana para avisar que ya iban de regreso a Chilpancingo; ese fue el último contacto que tuvo la familia.

“Brithany salió el viernes aproximadamente a las 10 de la noche a la casa de su pareja Diego y como vivimos cerca me dormí confiada que todo estaría bien”, contó Cirila Santiago, madre de Brithany.

Brithany tenía 16 años, estudiaba su segundo año en la Preparatoria 1 de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), turno vespertino. “Una alumna promedio, de casa y tranquila”, dice su madre.

Con Diego llevaban una relación desde diciembre del 2022, las madres y padres de ambos lo sabían y la aprobaban; eran vecinos, tenían varios años de conocerse.

“Mi hija no había tenido algún conflicto con alguien o alguna amenaza, por eso andaban paseando sin precaución en la calle, y no me explico qué está pasando o por qué pasaron las cosas, la relación iba bien y yo estaba a gusto con ambos”, mencionó Cirila Santiago.

Después de unas tres horas de retraso de su regreso a Chilpancingo, los familiares de los Peralta Catalán comenzaron a alarmarse.

“Les mandábamos mensajes, les hablábamos, pero los teléfonos estaban apagados”, contó en una entrevista para Radio Universidad el 12 de junio pasado Guadalupe Olalde Cruz, madre de Elizabeth y abuela de Diego.

Por 15 días la familia estuvo desaparecida; el 24 de junio siete cadáveres desmembrados fueron hallados esparcidos sobre la esquina que forman las calles 16 de septiembre y Lerdo de Tejada, cerca de la plazoleta de San Mateo, a unas tres cuadras del zócalo de Chilpancingo.

Tres días después del hallazgo, la Fiscalía General del Estado (FGE) confirmó que cuatro de los siete cadáveres fueron identificados; era la familia de Diego y Brithany.

Días antes del hallazgo, la familia fue exhibida en un video difundido a través de redes sociales.

En dicho video Diego comenta ser el responsable de varios asesinatos ocurridos en Chilpancingo, como el de la menor en un billar del centro de Chilpancingo, el del periodista Fredid Román Román y el de un médico del Hospital Comunitario de Quechultenango.

Además se inculpa de “sembrar el terror” en las calles de Chilpancingo con la aprobación de sus padres y su novia.

Hasta el momento ninguna autoridad ha confirmado algo de lo que expuesto Diego en el video. El joven lo grabó en cautiverio y pudo ser presionado para hacerlo.

La única información oficial que fue expuesta en una conferencia de prensa matutina del presidente del República, Andrés Manuel López Obrador, es que el asesinato del periodista Fredid Román Román está detenido David Barrientos Salazar, ex líder de las autodefensas del poblado del Ocotito.

Está información la dio conocer el entonces subsecretario de Seguridad y Protección Ciudadana federal, Ricardo Mejía Berdeja, el 22 de febrero del 2023. Dijo que fue detenido en Puebla, por elementos de la Marina, por portar en su vehículo armas de uso exclusivo del Ejército, después le abrieron una carpeta de investigación por el asesinato de Román Román, la cual sigue en proceso.

Las imágenes generaron que muchos usuarios en las redes se volcaran contra la familia, aun cuando todavía no hay elementos probatorios que les inculpe.

Después de la desaparición, el Colectivo de Familiares de Desaparecidos Lupita Rodríguez de Chilpancingo acompañó a la madre de Brithany en las labores de búsqueda.

El representante del Colectivo Lupita Rodríguez, David Molina Rodríguez, contó a Amapola, periodismo transgresor que acudieron a las comunidades de Palo Blanco, Petaquillas, Mazatlán y Quechultenango a repartir las fichas de búsqueda.

“Siempre en algún caso de desaparición la familia investiga y obtiene pistas más rápido que las autoridades, en este caso una pista nos llevó a Quechultenango y pese a los riesgos, porque sabemos que hay límites y zonas donde no puedes entrar así nada más, pedimos permiso al alcalde de Quechultenango para acudir y hacer labores de volanteo”, contó Molina Rodríguez.

Al final, el 25 de junio la FGE desactivo las fichas de búsqueda y les imprimió la palabra localizadas, pero sin vida.

Después del hallazgo y la confirmación de las identidades de las víctimas, la familia de Eloy, Elizabeth y Diego se alejaron de los medios y la luz pública.

La madre de Brithany ha considerado salir de Chilpancingo por seguridad, de acuerdo con lo contado por Molina Rodríguez.

Peritos de la Fiscalía General del Estado realizan peritajes en el Barrio de San Mateo en Chilpancingo, donde personas desconocidas dejaron siete cadáveres desmembrados el 24 de junio del 2014.

Asesinatos disminuyen en junio, pero aumenta crueldad

El caso de la familia citada es parte de las 109 personas asesinadas en junio en Guerrero, de acuerdo con el recuento mensual de violencia que realiza Amapola, periodismo transgresor.

De las109 víctimas, ocho fueron mujeres y 92 hombres, además de nueve restos hallados en fosas clandestinas.

El municipio con más asesinatos fue Acapulco, con 30 asesinatos; en segundo lugar Chilpancingo, con 18, y en tercero está Iguala, con 15.

Estos tres municipios se mantienen en el puntero desde abril.

En el caso de Acapulco e Iguala hubo una reducción mínima en el número de asesinatos, pero en Chilpancingo, la capital, pasó de los 10 homicidios el mes pasado, a 18 en junio.

En Taxco ocurrieron nueve asesinatos, al igual que el mes pasado y en Zihuatanejo con 10, tres más que en mayo.

Comparados con el mes anterior los asesinatos disminuyeron; en mayo, Amapola, periodismo transgresor documentó128 asesinatos violentos, de los cuales 12 fueron mujeres y 88 hombres.

Aun con esta disminución de asesinatos, el nivel de violencia con que ocurren es mayor, y lo evidencia desde el hallazgo de los siete cadáveres en el barrio de San Mateo, hasta el caso de Eridanea “N» y Rómulo “N”, desaparecidos el 17 de junio, y hallados asesinados al día siguiente en la carretera federal Chilpancingo-Tixrtla.

De acuerdo con los reportes oficiales, Eridanea y Romulo fueron golpeados y asfixiados hasta morir.

El día de su desaparición, la familia de ambas personas denunciaron que fueron al poblado de Tixtla, ubicado a 20 minutos de la capital, a recoger unos juegos mecánicos y que perdieron toda comunicación con ellos.

Estos casos citados ocurrieron en territorio de zona Centro donde, de acuerdo con fuentes oficiales, está presente el grupo criminal regional de Los Ardillos que, según pobladores, están involucrados en las actividades políticas y económicas de la zona.

La Fiscalía General de la República (FGR) menciona como los líderes de Los Ardillos a los hermanos Celso y Jorge Iván Ortega Jiménez, hermanos del político perredista y actual diputado local, Bernardo Ortega Jiménez.

Hay ciertos lugares del estado donde la población no puede moverse con tranquilidad por el riesgo de que algo ocurra, aun cuando las operaciones policías son constantes.

En primer plano agentes y peritos de la Fiscalía General del Estado durante el peritaje en la escena del crimen del médico Miguel Ángel Casarrubias Pérez, ocurrida el 8 de junio pasado en Chilpancingo.

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