En la entidad los matrimonios igualitarios aún no son una garantía a seis meses de que fueron aprobados
Texto: Itzel Urieta y Amapola periodismo
Fotografía: Amapola periodismo
25 de abril del 2023
Chilpancingo
Max y Julián desde diciembre del 2022 buscaron casarse en el Registro Civil de Chilpancingo, pero no lo consiguieron. Viajaron a Michoacán, donde Max tiene familiares, y al final lo consiguieron, se casaron.
La negativa del Registro Civil de Chilpancingo evidenció la falta de protocolos y legislación para garantizar plenamente el derecho de matrimonio a las poblaciones LGBTI+. Aun cuando el matrimonio igualitario fue aprobado en el estado el 25 de octubre del 2022. La votación de los diputados locales quedó así: 38 votos a favor, seis en contra y dos abstenciones.
Durante un mes Max y Julián emprendieron una lucha junto con el Colectivo Lgbti+ Orgullo Guerrero para exigir a las autoridades su derecho a casarse.
Diputados, servidores públicos de la Secretaría General de Gobierno y otros funcionarios estatales y municipales les aseguraron que se casarían a más tardar el 14 de febrero pasado, hasta les prometieron ser parte de las bodas colectivas que organizó el gobierno del estado.
Ninguna de esas promesas les cumplieron, los matrimonios igualitarios aún no pueden efectuarse.
Hace unos meses, en una reunión con la subsecretaria de Derechos Humanos, de la Secretaría General de Gobierno, Anacleta López Vega, la funcionaria cuestionó y minimizó la intención de las poblaciones LGBTI+ de casarse.
“Para qué se quiere casar, de todos modos se quieren divorciar”, les dijo López Vega en aquella reunión.
Ante la negativa y falta de reformas a las leyes, la pareja optó por casarse en otro estado.
Viajaron ocho horas a Michoacán y el 14 de febrero pasado pudieron acceder a ese derecho.
“En Michoacán fue todo muy rápido y las personas del Registro Civil fueron súper amables”, comentó Max.
La boda se realizó en Zitácuaro, Michoacán, fue parte de las bodas colectivas organizadas por el gobierno de ese estado.
Estuvo sólo la familia de Max; Julián es de Chilpancingo y viajar a ese estado implicaba gastos extras para su familia.
“La verdad todos fueron muy amables, en Michoacán tiene años que las parejas de la comunidad LGBT se pueden casar”.
A dos meses de su matrimonio, Max y Julián se sienten contentos.
Max ya viajó a Estados Unidos y comenzó con el trámite para que su pareja tenga la doble nacionalidad. Ese siempre fue el objetivo de casarse, Max tiene doble nacionalidad y quiere que su pareja accede a derechos comunes.
Aun cuando la aprobación del matrimonio igualitario en Guerrero ocurrió en octubre del año pasado, fue hasta el 30 de diciembre que se publicó el decreto en el Diario Oficial del Gobierno del Estado de Guerrero.
En enero se dio a conocer que las parejas tenían que esperar 180 días para contraer matrimonio. Todos esos días se traducen en seis meses en los que el Congreso local tiene que reformar leyes secundarias en materia de registro civil y de divorcio.
De esos seis meses ya pasaron tres y aun no reforman dichas leyes.
La lucha por casarse en Guerrero de Max y Julián
Max y Julián son una pareja que vive en Chilpancingo. Al ver que el matrimonio igualitario ya podría efectuarse en Guerrero optaron por acercarse al Registro Civil de Chilpancingo en diciembre del 2022.
Decidieron esperar un tiempo para dar oportunidad a que la dependencia hiciera todos los trámites burocráticos para la celebración de los primeros matrimonios igualitarios.
El matrimonio igualitario se aprobó en el mes de octubre. Julián (pareja de Max) fue a pedir información hasta diciembre, dejó pasar dos meses, creyó que ese tiempo era suficiente para que el Registro Civil afinara el proceso de los matrimonios igualitarios.
Julián pidió información sobre los requisitos que necesitaba, pero no tuvo la respuesta que esperaba. Al acercarse al Registro Civil de Chilpancingo le comentaron que aun no podrían efectuar el matrimonio porque no tenían información al respecto; algunos trabajadores hasta se rieron de su petición.
Realizaron dos visitas más, en las siguientes les comentaron que no tenían los formatos y que el personal no estaba capacitado para realizar bodas entre personas del mismo sexo.
Se acercaron al Colectivo Lgbti+ Orgullo Guerrero, quienes les brindaron acompañamiento. También tuvieron acercamiento con regidores del Ayuntamiento municipal, pero nunca tuvieron éxito en sus intentos de casarse.
Todos estos datos fueron proporcionados por la pareja durante esta travesía que siguió Amapola, periodismo transgresor.
Max tiene doble nacionalidad, la mexicana y la estadounidense, su idea era casarse para que su pareja accediera al derecho de tener doble nacionalidad también.