Tlacolol – Saldaña, el Porfirio de la Uagro

Guerrero es una tierra maravillosa pero tiene una maldición: está plagada de caciques.


Hombres y mujeres que en cuanto prueban el poder se convierten en una especie que lo quiere todo y todo el tiempo. No importa si su coto es una comisaría, una alcaldía, la gubernatura o una universidad. Ambicionan todo. Y las formas de lograrlo, para ellos, son lo de menos.

Esta maldición está tan arraigada como vigente. Es perenne. Hoy tenemos caciques por donde sea, unos muy viejos, algunos en consolidación y otros apenas en incubación. Tenemos un surtido rico, de todos los colores, sabores y regiones. Es más, deberíamos tener un álbum, de esos dónde pegas sus caras en estampitas, para que nunca se nos olviden sus jetas ni las atrocidades que nos han dejado.

Pero bueno, vamos al grano, sin tanto rollo. Si hablamos de esta especie, es obligatorio hablar de uno actual, Javier Saldaña Almazán, quien será por tercera ocasión rector de la Universidad Autónoma de Guerrero.

Y no es que seamos adivinos, ni tampoco le estamos dando una exclusiva, esto todos lo saben. Saldaña volverá oficialmente a la rectoría. Sí, oficialmente, porque en realidad nunca la dejó, siempre ha estado ahí controlando la vida de la universidad.

Estos últimos meses, en la universidad se vive toda una pantomima. Primero, José Alfredo Romero Olea, dice que es el rector –y no se rían, eso dice–. Luego todos andan en campaña por Saldaña, y Saldaña, dice que él no sabe y que esperará los tiempos.

Todos los días en alguna de las escuelas de la universidad hay un evento donde el “invitado especial” resulta ser Saldaña, y no Romero Olea, que según es el rector. Tampoco son los tiempos ni mucho menos creer que es campaña.

Últimamente organizan eventos con mujeres universitarias para casi casi rogarle a Saldaña que vuelva a ser rector. Así de triste está la cosa en la universidad.

Resulta que por todos lados se vocifera que son los tiempos de las mujeres, pero en la universidad, las universitarias no hallan a una mujer capaz de ser rectora. Y sí hay muchas y muchos mejores que Saldaña. Parece que la mayoría han preferido que siga creciendo el negocio, perdón, la trayectoria de Saldaña.

Pero ya en serio, nos preguntamos: ¿Por qué Saldaña tiene sometida a la Universidad? ¿Por qué los universitarios permitieron que la universidad perdiera su talante de lucha, su esencia de Universidad-Pueblo? ¿Dónde están los guerrilleros que se refugiaron en la universidad? ¿Por qué casi nadie se atreve a cuestionar a Saldaña, a contradecirlo? ¿De plano no hay otros liderazgos? O ¿De verdad piensan que Saldaña está salvando a la Universidad?

Esto último, lo descartamos, lo pusimos nada más para que no digan que somos gachos.

Saldaña, para hacerse del poder de la universidad, ha empleado un método infalible: la cooptación. Un universitario que lo apoya puede lograr lo que quiere, la basificación, una recategorización, que entre el hijo, la nuera, la esposa, el esposo, más salario o privilegios. Si lo apoyan todo se puede. Un universitario que se niega a apoyarlo, en automático se convierte en parte de los apestados, los aíslan y no logran nada, ni la basificación de una horita. Nada.

Por eso, para nadie fue extraño que en 2016, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) informó que en 2014 la Uagro no había comprobado 10 millones 736 mil pesos por el pago a servidores públicos. En otras palabras, la auditoría no halló documentación que acredite la preparación académica de los que cobraron.

Así logró Saldaña su primera rectoría, pero para su segundo periodo, se voló la barda.

El 8 de marzo de 2016, el Congreso del estado aprobó una reforma a la Ley Orgánica de la universidad. La enmienda tenía un artículo en especial: el que le abrió la puerta a Saldaña para la reelección.

A la reforma la llamaron Ley Saldaña, porque él mismo la operó, pero, sobre todo, porque le dio ventaja sobre cualquier otro oponente. En el artículo 10, fracción II inciso C del Reglamento Electoral de la universidad está el mayor candado para cualquiera que, en ese momento y ahora, quiera competir contra Saldaña: “Acreditar el reconocimiento y aval de 40 consejeros universitarios o los consejeros académicos de al menos 20 unidades académicas o 150 consejeros académicos”.

Pero no sólo fue la reforma con la que Saldaña buscó permanecer en la rectoría otros cuatro años, sino que recurrió a su fiel método: la cooptación.

Román Ibarra, integrante del Colectivo Insurgencia Universitaria Guerrerense, en ese entonces uno de los opositores contó que para detener sus aspiraciones, Saldaña le envió tres propuestas. Una: un millón de pesos. Dos: la Secretaría General Académica de la universidad, y tres: convertirlo en el abogado general de la universidad en el siguiente periodo.

Pero no sólo fue Saldaña, también lo hizo el ex gobernador, el priista Héctor Astudillo Flores. Román Ibarra contó que el mandatario le envió emisarios ofreciéndole convertirlo en magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Estado o en consejero en el Congreso local. A las propuestas, aseguró el universitario, declinó.

Pese a la oposición de Román Ibarra, Saldaña fue candidato de unidad y, por supuesto, ganó. ¡Con todo ese aparato, quién no lo haría!

Desde entonces, Saldaña comenzó a ganar y la universidad a perder.

En la universidad ya no hay elecciones reales, y cuando van a las urnas, los universitarios sólo van a legitimar lo que antes ya decidió una cúpula.

En esta etapa, miles de estudiantes se han quedado con las ganas de ver una elección real, un debate entre quienes quieren encabezar una dirección o la misma rectoría, la posibilidad de contrastar proyectos, ideas, pero nada. Con Saldaña se acabó el razonamiento, la protesta, porque han construido está falsa hipótesis de que lo ideal para la universidad es la unidad.

La UAG, a la que además cambiaron su siglas a Uagro, la han vuelto una tumba cuando se trata de criticar la violencia que se vive Guerrero, incluida la que sufren sus propios universitarios. A decenas de profesores y estudiantes los han asesinado, desaparecido y la universidad, la de Saldaña, ha preferido el silencio cómplice.

En cambio, Saldaña ha utilizado a la universidad como su moneda de cambio, cuando el gobernador era Astudillo, la universidad estuvo al servicio del PRI, incluso, en el pasado proceso electoral, los universitarios apoyaron a Mario Moreno Arcos, para que fuera gobernador.

En abril de 2021, cuando arrancó su campaña por la alcaldía de Acapulco el priista, Ricardo Taja Ramírez, acompañado del entonces candidato a gobernador, Mario Moreno Arcos, la universidad en su página oficial de Facebook transmitió 16 minutos de su acto en el puerto, del cuál rápidamente se arrepintieron y eliminaron el video.

Antes, Saldaña ya había utilizado a la universidad en su intención de convertirse en candidato del PRI a gobernador, por eso la reelección.

Ahora, que el escenario político está cargado a favor de Morena, Saldaña es morenista y los universitarios también. El año pasado, Saldaña se convirtió en un aliado más del clan de los Salgado y ahora son inseparables. En muchos eventos de la gobernadora, Evelyn Salgado Pineda, Saldaña está ahí junto a un grupo de universitarios que se desgarran la voz echándole porras.

Saldaña es un camaleón, se acomoda dónde sea y con quien sea.

Por eso vemos oportuno cuestionar si de verdad, Saldaña debe ser rector otra vez. ¿Tiene méritos suficientes? ¿No hay nada que se le tenga que investigar?

Pensamos que sí hay mucho que investigar en las gestiones de Saldaña, sobre todo, su riqueza. Recordemos que ya son dos ex gobernadores que mencionan su riqueza, y hasta su nuevo mejor amigo lo hizo en alguna ocasión, el senador Félix Salgado Macedonio.

Hace unas semanas, el ex gobernador, Zeferino Torreblanca Galindo, se refirió a Saldaña como “el rector más rico del país”.

En 2018, el defenestrado ex gobernador, Ángel Aguirre Rivero, escribió en sus redes sociales: “¿Cómo un rector de una Universidad tan pobre como la nuestra puede comprar caballos de dos o tres millones de pesos? La Universidad Autónoma de Guerrero debe ser sometida a una minuciosa auditoría, que se investiguen las propiedades del Rector Javier Saldaña y se conocerán muchas cosas”.

El jefe del clan de los Salgado cuando recibió su constancia de senador electo dijo: “No puede ser que haya un pueblo pobre con un gobernante rico, ni puede ser que haya una Universidad pobre, donde se rechazan a los jóvenes estudiantes, con un rector rico, tampoco se puede”.

Chirrionazo: El priista Mario Moreno Arcos si que es listillo. El domingo 26 de febrero aprovechó la convocatoria que hicieron los opositores al presidente Andrés Manuel López Obrador a una marcha para “defender” al INE y lo que hizo Moreno Arcos fue apropiarse de la movilización para mostrar músculo en eso de su ambición para agarrar un hueso en las elecciones en 2024. Moreno en los 90 lo acusaron los opositores del PRI de mapache electoral, porque embarazaba urnas.

A la protesta aquí en Chilpancingo Moreno Arcos llegó así como cualquier ciudadano, sencillo, en su camionetita, una Suburban blanca, con chofer a la puerta. Algo leve, como cualquier priista. Se quemó un poco la piel, dio entrevistas a los reporteros y se fue en su camionetita. Así se las gasta don Mario quien por cierto se la pasa cada vez que se le antoja en una humilde casa de bajareque allá cerca de las playas de Marquelia. Si que es humilde don Mario.

El rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), José Alfredo Romero Olea y el ex rector y maestro emerito, Javier Saldaña Almazán durante un evento en la Facultad de Economía. Foto: Facebook Javier Saldaña Almazán

Colaboración especial en Amapola periodismo de sus brothers, sus panas, hermanos, su sangre y su clicka: Arturo de Dios Palma, Emiliano Tizapa Lucena y Jesús Guerrero Salgado. Aquí nos pueden enviar sus comentarios y chismecitos: eltlacololcolumna@gmail.com


Tlacolol es una columna satírica que cuestiona los hechos y dichos de lo que acontece en Guerrero. La opinión vertida en esta columna es responsabilidad de sus autores. Agradecemos el espacio a Amapola Periodismo por respetar la libertad de expresión y no censurar nuestras opiniones e interpretaciones

 

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