Jesús Guerrero
Fotografía: Oscar Guerrero
Chilpancingo
En el día nacional del maíz, el campesino Joaquín Rosas cuenta que en su comunidad de Xalpatláhuac, municipio de Tecoanapa, elaboraron abono orgánico que utilizan para sus siembras y ya están dejando de usar el fertilizante que les regala el gobierno federal desde el 2019.
Rosas al igual que otros productores y productoras del campo participaron en el primer festival por el día nacional del maíz que se instaló en la explanada de la plaza central Primer Congreso de Anáhuac, en esta ciudad.
“El fertilizante que es un químico muy fuerte ya está haciendo mucho daño a nuestra tierra y si no la cuidamos pronto dejará de producir nuestro maíz, chile, calabaza y frijol que son la base importante de nuestra alimentación”, cuenta Joaquín.
En esta feria que se instaló bajo el patrocinio de la delegación estatal del Bienestar, las autoridades municipales de Chilpancingo y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap) se exhibieron mazorcas de maíz de diversas variedades que se producen en Guerrero.
César del Ángel Hernández Galeno, director general del Inifap, les dijo a los campesinos guerrerenses que desde hace años Oaxaca y Puebla se pelean el origen de este grano.
“Ustedes deberían de sentirse orgullosos porque unos estudios científicos concluyeron que el origen del maíz es aquí en Guerrero, en Texmalac, una comunidad del municipio de Iguala”, contó el investigador y funcionario del gobierno federal.
Esta revelación que hizo Hernández Galeno causó alegría en las mujeres y hombres que se dedican a la siembra del maíz y otros productos del campo.
Se escucharon muchos aplausos por lo que dijo Hernández, quien aseguró que se descubrió que hace más de ocho mil años nació el maíz en Guerrero.
Los más de cien productores y productoras del campo no solamente exhibieron las mazorcas de maíz en sus distintas variedades sino también los alimentos que se derivan de este grano y de otros productos.
Había muestra de tortillas moradas, blancas, tamales envueltos en hojas de maíz, garbanzos cocidos, calabaza en dulce, tacos, quesadillas, sopes o “picadas” como se les conoce aquí en Guerrero.
Una olla de peltre con elopozole de maíz con carne de puerco también estaba en exhibición y a la venta.
Joaquín Rosas colocó sobre una mesa unas diez mazorcas de maíz de diversas variedades.
Presumió una mazorca en especial que está no muy grande y regordeta.
“Este maíz lo producimos más rápido, en dos o máximo tres meses porque le echamos abono orgánico”, dice Rosas.
El campesino dice que en esa región de la Costa Chica hay la fama de que se produce un maíz de buena calidad tanto que los industriales de la masa y la tortilla de Guerrero y de otras entidades del país acuden a comprarles por muchas toneladas.
Rosas dice que la gente de su comunidad ya se acostumbró a la bomba con el herbicida que utilizan supuestamente para eliminar las plagas que le pueden caer a las siembras.
“También eso nos afecta a nuestras tierras y estamos creando una cultura de ya no utilizar esos químicos y ocupar el abono orgánico que nosotros mismos lo hacemos”, dijo.
El campesino confió en que pronto sus compañeros productores de Xalpatláhuac dejen a un lado el fertilizante y los herbicidas.
“Tenemos que regresar como hace muchos años cuando el maíz nacía solito sin necesidad de los químicos”, asegura Rosas.
Xalpatláhuac está ubicado a dos horas de Chilpancingo y la totalidad de la gente, alrededor de 2,000 se dedican a las labores del campo.
De esta comunidad de la Costa Chica son originarios cuatro de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala.
“Los padres de los cuatro muchachos de la normal también se dedican al campo”, dijo Rosas.