Texto: José Miguel Sánchez
Fotografía: Oscar Guerrero
Chilpancingo
El día 13 de septiembre de 2013 a Marcos Briones Vázquez le cambio la vida.
La corriente de agua de las lluvias provocadas por el huracán Ingrid y la tormenta tropical Manuel le destruyeron su casa que tenía en la barranca Chululuya, ubicada en la colonia del mismo nombre al noroeste de Chilpancingo.
“Fue pérdida total”, recuerda.
Al igual que Marcos, otras 400 familias que resultaron damnificadas viven en este asentamiento humano que les construyó la Secretaría de Desarrollo Territorial y Urbano (Sedatu:
Estas familias continúan a la espera de tener un vivienda estable, digna, segura y propia.
Briones Vázquez recordó que Después de permanecer año y medio en un albergue que se improvisó en la cancha de basquet bol del CREA, los damnificados fueron reubicados en el fraccionamiento Nuevo Mirador, un asentamiento que a lo largo de los años ha presentado un sinfín de irregularidades.
Este asentamiento está ubicado al sur de esta capital a un costado de la autopista del Sol Cuernavaca-Acapulco, en el carril norte-sur.
“Desde que llegamos ya había unas casas cuarteadas y como de lado, pero lo que nos importaba en ese momento era tener un espacio para nuestras familias”, menciona Marcos.
Nueve años después de Ingrid y Manuel, Marcos está sentado en la última silla de un grupo de colonos del Nuevo Mirador para pasar a firmar un documento para que la Secretaría de Desarrollo Territorial y Urbano (Sedatu) realice un estudio de suelo para comprobar que le área donde habitan las 400 familias es segura para vivir.
Mientras espera, Marcos continua su historia.
«Cuando llegamos aquí no había luz, no estaba pavimentado, pero de momento fue de gran ayuda”, dice.
A decir de los habitantes de este asentamiento humanos con el paso del tiempo comenzó a mostrar los efectos de la corrupción y la ineficiencia gubernamental.
Las casas comenzaron a mostrar deslizamiento, cuarteaduras y en 2018 se derrumbó una sección habitacional porque el suelo era muy inestable.
Hasta la fecha, y casi nueve años después los colonos no tienen escrituras, y sus casas están en riesgo porque se desconoce si existió un estudio previo del suelo para determinar si era factible construir ese tipo de viviendas en la zona.
Marcos cuenta que aún no tiene escrituras porque al parecer, cuando Sedatu compró el predio el vendedor no les extendió un recibo de compra, por lo que aún no está regularizado.
“Sin regularización no podemos hacer nada, no podemos ni formar un Comité de Desarrollo porque no entramos en el marco legal del Ayuntamiento”.
Al no estar oficialmente registrados como colonia ante el Ayuntamiento capitalino los habitantes del Nuevo Mirador no tienen acceso a nada; la Policía Municipal no llega, no hay agua entubada ni centro de salud.
La entrada a la colonia está pavimentada a medias, solo la parte visible tiene concreto, el acceso y la salida que conecta a la autopista son de terracería.
Muchas familias además de vivir los desastres naturales les tocó enfrentar la crisis sanitaria del Covid-19.
Uno de los vecinos contó que con la pandemia murió su madre, quien era la que habitaba en el Nuevo Mirador.
Hoy jueves, personal de la Sedatu, la Comisión Nacional de Vivienda (Conavin) y la Secretaría del Bienestar firmaron un convenio con los vecinos del Nuevo Mirador para realizar un estudio de suelo y determinar la seguridad de la zona.
De acuerdo con Rafael Durán Mayo, técnico de la Conavin, no hay registros de algún estudio de suelo previo realizado para determinar si el asentamiento es seguro.
“Desconocemos si existe alguno (estudio), y debido a las demandas de la población, a través del Programa Nacional de Reconstrucción se determinó realizar uno”, afirmó el funcionario.
Los estudios son para conocer la capacidad de carga del suelo y conocer si las viviendas construidas fueron las correctas, indicó.
Además, determinara si la zona es segura o no, si no es segura existe la posibilidad de tener que ser reubicados de nuevo.
Los otros sitios afectados que atenderá el Programa será la unidad habitacional Infonavit y varias colonias de esta capital que por los daños del sismo del 2021 tienen agrietamiento del suelo.
Durán Mayo dijo que muchos de los problemas de agrietamiento y estructurales que se suscitaron en la capital en los últimos años también son a consecuencia de Ingrid y Manuel.
“Con estos dos fenómenos meteorológicos (Ingrid y Manuel) hubo cambios en el suelo que se pueden visibilizar en varias partes de Chilpancingo que ya son zonas de riesgo», dijo.
El Programa Nacional de Reconstrucción pretende atender a los damnificados por Ingrid y Manuel, ocurridos hace 9 años, y del sismo del 19 de septiembre de 2017.
Aurora Muñoz Martínez, coordinadora estatal del Programa Nacional de Reconstrucción, informó que en Guerrero hay un censo de 2,000 familias afectadas en 42 asentamientos en la región Centro, Montaña y Costa Grande
Sobre el estudio de suelo el resultado se tendrá en cuatro meses, y a partir de ahí se tomará una determinación con los colonos del Nuevo Mirador.
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