De plano el senador de la República por Morena Félix Salgado Macedonio se descaró en un evento de su hija, la gobernadora, Evelyn Salgado Pineda.
En el evento del jueves 11 de agosto en Palacio de Gobierno que encabezó la gobernadora, Félix puso en manifiesto que es el único jefe del clan de los Salgado. De entrada se puso a regañar a los funcionarios del gobierno de su hija y, después, la contradijo.
Contó que varios funcionarios del gobierno estatal se andan despachando con la cuchara grande, que no conocen eso de la austeridad republicana y, menos, eso de la pobreza franciscana que tanto pregona el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Recordó un caso: un funcionario de la Secretaría de Desarrollo Rural, del que no quiso decir su nombre, se fue a quejar con él porque en finanzas no le autorizaba 260 mil pesos para reparar su camioneta Jeep.
Aquí nos surgen dos dudas. La primera: ¿habrá sido su compañero de universidad, el secretario Jorge Peto Calderón el avorazado? Lo preguntamos porque en el evento todas las miradas se fueron por Peto, que por cierto ni se inmutó.
La segunda duda: ¿por qué los funcionarios se van a quejar con Félix? En Guerrero no estará pasando como en tiempos de Plutarco Elías Calles que se ordena en el patio trasero de una cafetería y se despacha en Palacio.
En su monólogo Félix hizo trizas el discurso a su hija de que su gobierno es “austero por dentro para ser generosos hacia fuera”.
Resulta que el jefe del clan reclamó que en el gobierno de su hija las cortinas que valen 100 pesos en la tienda Parisina las facturan en 5 mil pesotes.
Y obras de dos millones en el gobierno de Evelyn cuestan tres milloncitos más.
Si que se andan despachando con la cuchara grande, a entender lo que dijo ese día el senador de la República.
El nuevo cacique de Guerrero también habló de los moches en las obras públicas y pidió que denuncien a los funcionarios que anden pidiendo a los constructores que se pongan la de Puebla. Esto, según Félix, para que los servidores públicos sean inhabilitados.
Eso de los moches, nos dicen, tuvo destinatarios. ¿Adivinan? Pues ni más ni menos que a los catrincitos, el jefe de la Oficina de la gobernadora, Jesús Urióstegui y el director general del Poder Ejecutivo, Rubén Hernández Fuentes.
Por ahí escuchamos que en eso de la asignación de las obras públicas se decide en la oficina de la gober y, los catrincitos, son los que palomean.
Tan desatado andaba el nuevo cacique que pidió a los funcionarios que no se claven los viáticos, menos los flojonazos que se la pasan pegados al escritorio.
Y después de la evidenciada ¿Cómo piensa que terminó el evento?
Félix, vitoreado, tomándose fotos con todos y, sobre todo, con todas, mientras que la gobernadora salió corriendo sin querer decir una palabra a la prensa.
¿Se habrá enojado la gober con su máximo referente ideológico?
Chirrionazo: Las diferencias que hay entre el clan de los Salgado con la alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez afloraron este 9 de agosto en Tixtla en el evento del 240 aniversario del natalicio de Vicente Guerrero, tan es así que los organizadores dejaron fuera del presídium a la edil durante el desfile.
Ni a Abelina ni al incompetente alcalde de Tixtla, Moisés Antonio González, les permitieron estar en la ofrenda floral que se colocó en la estatua del héroe independentista. Eso sí, el que estuvo al lado y casi del brazo de la gober fue el diputado perredista Bernardo Ortega Jiménez quien, nos cuentan, es otro nuevo aliado político de los Salgado.
Con un «me vale», contestó Abelina cuando los reporteros le preguntaron por el desdén que le hizo la gobernadora y los organizadores del evento.