Dulce salió de prisión y regresó a vivir en las calles; su caso muestra las debilidades del programa de preliberación, señalan ONG

Dulce salió de prisión y regresó a vivir en las calles; su caso muestra las debilidades del programa de preliberación, señalan ONG

La joven fue puesta en libertad dentro de un programa de justicia del gobierno capitalino. Sin embargo, las autoridades no tomaron en cuenta que carecía de redes de apoyo para poder reinsertarse en la sociedad.


Texto: Dalila Sarabia / Animal Político

 

El viernes 1 de julio, Dulce Pilar Hernández, de 33 años y quien había sido sentenciada a cuatro años y cuatro meses de cárcel por robar un celular, salió de la prisión de Santa Martha Acatitla, en la CDMX, tras ser beneficiada por el programa de preliberaciones que impulsa el gobierno capitalino. Sin embargo, la joven —quien no tiene familia— fue puesta en libertad sin ningún acompañamiento o seguimiento, lo que hizo que volviera a las calles donde ha vivido desde su infancia.

Al no tener redes de apoyo, Citlalli Fernández, fundadora de la Ave Fénix, AC, y quien conoció a Dulce cuando ella también estaba privada de su libertad, se convirtió en su contacto para estar al pendiente de cualquier noticia o requerimiento de la joven. Desde su asociación, de la mano con Marea Verde México, había trabajado durante meses diseñando un plan para sacarla de la cárcel, ya que podía acceder a un beneficio y con el pago de 13 mil pesos podía recuperar su libertad. Esto no era viable para Dulce por su cuenta, pues no tenía forma de conseguir los recursos económicos.

Quienes pagarían esa cantidad para que Dulce —una mujer con discapacidad intelectual, analfabeta y diabética— dejara la cárcel sería Ave Fénix, pero antes de hacerlo debía tener todo listo: un lugar donde la joven pudiera dormir, acceso a alimento, alguna actividad para realizar y buscar su reinserción social, y acompañamiento permanente para que no olvidara ir a firmar conforme la autoridad se lo solicitara.

Pero esos planes no se concretaron. Dulce fue beneficiaria del programa de preliberaciones, pero nunca se notificó de su salida y la mujer —tras permanecer tres días en calidad de desaparecida— fue localizada, solo para confirmar que volvería a vivir en las calles.

“Esta persona, como muchas personas que estuvieron en situación de calle o que no tienen redes de apoyo, es importantísimo que se les proporcionen las herramientas para contar con esta red de apoyo, y esa es otra obligación del Estado que está más allá de la privación o no de la libertad, porque es una cuestión de estructura social”, expuso Nayomi Aoyama, coordinadora del programa de Sistema Penitenciario y Reinserción Social de Documenta, AC.

“Lo que falla no es la política de liberaciones, sino es la visión que tenemos de reinserción que está muy apegada a la cuestión de rehabilitar y no tanto a una cuestión de poner todos los medios necesarios para que las personas que salen de prisión puedan tener acceso a los derechos de forma adecuada”, agregó.

A través de una ficha informativa, la Secretaría de Gobierno local informó que desde su salida a Dulce se le solicitó algún medio de contacto para dar seguimiento a su caso y diseñar planes individualizados desde el Instituto de Reinserción Social. Es decir, se trataba de planes a futuro cercano o a mediano plazo, no inmediatos.

Citalli Fernández, de Ave Fénix, relató que Dulce informó que se quería ir con su abuelita. Sin embargo, al intentar contactarla se enteraron de que la mujer había muerto mientras Dulce estaba privada de su libertad.

La Secretaría de Gobierno también expuso que desde que las autoridades se enteraron de “la presunta desaparición”, se implementaron acciones inmediatas para su localización a través del Instituto de Reinserción Social, en coordinación con el sistema penitenciario, la Secretaría de las Mujeres y la Consejería Jurídica locales.

“Dulce ‘N’ fue localizada con bien por personal de la Comisión de Búsqueda de Personas de la Ciudad de México, elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, integrantes de una asociación de la sociedad civil, agentes del Ministerio Público y de la Policía de Investigación (PDI), así como personal de Trabajo Social de la fiscalía”, informó, aunque no detalló las condiciones en las que se ubicó a Dulce.

Desde marzo de 2019 a la fecha, el programa de preliberaciones ya ha beneficiado a 53 mujeres quienes han recuperado su libertad. El viernes 1 de julio, cuando Dulce fue liberada, otras 25 mujeres también fueron beneficiadas.

Sin noticias 

En entrevista, la fundadora de Ave Fénix narró que el viernes 1 de julio recibió una llamada de apenas unos segundos en la que Dulce le informaba que estaba a punto de salir de prisión. Ante lo repentino del aviso, pidió a Dulce que no se moviera y le dijo que pediría que alguien de su equipo acudiera por ella.

“Llegaron mis compañeras y ya no la encontraron… la buscaron por las calles, por todos lados desesperadamente. Un guardia ahí del estacionamiento les dijo que había visto a dos niñas subirse a una camioneta (color) vino y se fueron (…) la descripción que dio era de ella”.

El no saber el paradero de Dulce hizo que Ave Fénix y Marea Verde México denunciaran su desaparición a través de las redes sociales porque, subrayó Citlalli Fernández, “ella tiene una discapacidad mental, es diabética, analfabeta, o sea, es una persona muy vulnerable”.

Las organizaciones pidieron ayuda al gobierno local, se levantó una denuncia por desaparición y la Comisión de Búsqueda capitalina fue notificada para comenzar con las labores de localización de Dulce.

“Es como echar a la calle a una niña de cinco años a que la vean bien (…) y todavía me dicen ‘se veía muy bien, muy feliz cuando le estaban entregando un kit con una chamarra’, y es que ella se ve entera, su discapacidad es mental, no todas las discapacidades son visibles”, reclamó Fernández.

Fue hasta la noche del lunes 4 de julio que las asociaciones recibieron notificación de que la habían visto por la zona de Zaragoza y la habían trasladado a la Fiscalía General de Justicia.

 

“Eres mayor de edad y te puedes ir”

Al lugar llegó Renata Villarreal, cofundadora de Marea Verde México, quien dio seguimiento al caso.

“Llego y tenían a Dulce en un cuarto. Sacaron a la psicóloga que la ha acompañado desde hace mucho tiempo y es su red de apoyo, su persona de confianza que la tranquiliza (…) Dulce obviamente comenzó con miedo a querer irse, a no querer hablar”, compartió Villarreal.

Agregó que funcionarios presentes le repetían a Dulce que ella era mayor de edad y no tenía por qué quedarse y tampoco irse con las organizaciones.

“(Al) repetirle esto a Dulce en las condiciones en las que estaba viviendo hicieron que saliera y se fuera”, dijo la activista.

Villarreal reprochó el actuar de las autoridades capitalinas, incluido el secretario de Gobierno, Martí Batres, quien a través de su cuenta de Twitter escribió: “En días pasados se difundió la versión de que Dulce N, recién egresada de un Centro Penitenciario, había desaparecido. Informo por esta vía que no ocurrió esta desaparición, que dicha persona fue localizada realizando sus actividades cotidianas”.

“Las ocupaciones diarias de Dulce hace muchos años eran ser prostituida, ser drogada y vivir con violencia en las calles de la Ciudad de México. Y su condición de vida de todos los días, sus ocupaciones desde hace dos años, era firmar listas, ser golpeada, alimentada, estar encerrada y vivir con miedo en la cárcel”, reclamó la activista.

 

 

Preliberaciones y reinserción, el ideal

En entrevista, Nayomi Aoyama, de Documenta AC, explicó que en todos los casos no solo el sistema penitenciario sino todo el aparato del Estado deben asegurar que las personas privadas de la libertad puedan tener el goce máximo todos sus derechos y que, cuando salgan de prisión, tengan acceso pleno a los mismos.

“Cuando pones a una persona en un espacio de privación de la libertad, no puedes simular que el único derecho que afectas es su derecho al libre tránsito (…) sino la educación, el trabajo, la vivienda, la cultura, el deporte”, ejemplificó.

Por ello, la reinserción busca eliminar lo más posible las afectaciones a otros derechos que no son la privación de la libertad.

“Entonces, lo que tienes que hacer desde la privación de la libertad, tú, Estado (…) debes asegurar que las personas privadas de su libertad, estando privadas de su libertad, puedan tener el goce máximo de estos derechos, y que cuando salgan, que esos derechos no se vean afectados”, explicó la experta.

Además, es primordial tener en cuenta que no hay un perfil único de persona privada de la libertad, ni que todas aquellas quienes recuperan su libertad salen con una red de apoyo, por lo que las necesidades de cada persona son particulares.

“La reinserción no puede ser única (…) específicamente en el caso de las mujeres privadas de su libertad, es la población que tiene un mayor abandono”, agregó Aoyama.

El 70% de las mujeres privadas de la libertad —continuó— se encuentra en condición de abandono y no tiene redes de apoyo.

“Siempre será preferible la libertad, pero en qué circunstancias, y para eso el Estado debe pensar en la interseccionalidad, saber que no es lo mismo la reinserción para una mujer en situación de calle que para una mujer que tiene redes de apoyo”, recalcó.

Este texto fue elaborado por el equipo de Animal Político y lo reproducimos con su autorización.

 

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