La lucha por la búsqueda de personas desaparecidas en Guerrero tiene rostro de mujer

Exigiendo en la Fiscalía investigaciones, recorriendo cerros y veredas para buscar a sus seres queridos, así se encuentran las mujeres buscadoras en Guerrero: en Chilpancingo, Acapulco, Tlapa, Iguala y otros lugares madres, esposas, hijas, sobrinas o compañeras de las y los desaparecidos fundaron sus propios colectivos y gritan justicia


Texto: Beatriz García

Fotografia: Oscar Guerrero y Angie García

9 de febrero del 2022

Chilpancingo

 

En los últimos 11 años Gema Antúnez Flores ha sido aprendiz y maestra. Ha aprendido a buscar a su hijo junto a otras familias de víctimas de desaparición forzada, pero también ha enseñado la ruta que ella tuvo que trazar ante la poca o nula ayuda que recibe de las autoridades para realizar investigaciones y búsquedas en fosas clandestinas, sobre todo.

De acuerdo con el Comité de las Naciones Unidas contra la Desaparición Forzada (CED), hasta el 26 de noviembre del año pasado, estaban registradas oficialmente 95 mil 121 personas desaparecidas en el país, a estas se suman los que los familiares no denuncian, muchas veces por temor.

México también vive una grave crisis con más de 52 mil cuerpos no identificados de personas fallecidas.

La desaparición en Guerrero está a la orden del día, en la prensa local y en las redes sociales se leen las denuncias de familiares, hijas, hijos, esposos o esposas que desaparecieron.

La omisión de las autoridades es constante ante estos hechos de desaparición. Los familiares de desaparecidos decidieron unirse, crear colectivos para reunir fuerza y salir a las calles a marchar, bloquear avenidas, hacer huelgas de hambre y presionar a las autoridades. Deciden hacer sus propias investigaciones, búsquedas en campo, aprenden a identificar lugares donde posiblemente haya algún cadáver enterrado.

Estas luchas burocráticas, recorriendo cerros y veredas las encabezan, principalmente mujeres: madres, esposas, hijas, sobrinas o compañeras de las y los desaparecidos.

En Guerrero hay colectivos de familiares de desaparecidos en diferentes partes del estado: el Colectivo Familiares en Búsqueda María Herrera, el Colectivo de Familiares de Desaparecidos y Asesinados del País Guadalupe Narciso, las madres y padres de los 43 normalistas desaparecidos, el Colectivo Siempre Vivos de la Montaña baja, el Colectivo Madres Igualtecas, Los Otros Desaparecidos de Iguala, Colectivo Luciérnaga de Tlapa, Familias de Acapulco en Busca de sus Desaparecidos A.C.

En la región centro el Colectivo de Familiares de Desaparecidos y Asesinados en Guerrero y el País, era liderado por Guadalupe Rodríguez Narciso –que actualmente lleva su nombre-, antes de que el 28 de agosto del año pasado muriera víctima de la Covid-19, sin encontrar a su hijo desaparecido en junio del 2014, Josué Molina.

Doña Lupita, como le nombraban de cariño fue un ícono y referente de la lucha y exigencia por sus desaparecidos en Guerrero, así la recuerda Gema Antúnez, que como ella dice, gracias a sus enseñanzas ahora también lidera otro colectivo, Familiares en Búsqueda María Herrera, e Ivón Álvarez Gil, integrante del ahora Colectivo de Familiares de Desaparecidos y Asesinados en Guerrero y el país Guadalupe Rodríguez Narciso.

La unión hace la fuerza: Gema Antúnez

El calvario de Gema Antúnez inició por la desaparición de su hijo, el próximo 27 de febrero cumple 12 años sin saber de él, Juan Sebastián García Antúnez. Gema no tiene ni el menor indicio de su paradero, porque ninguna autoridad le ha informado nada. Los chispazos de información que tiene los ha obtenido por sí sola, pero sin una versión verídica que indique su paradero.

A 12 años de la desaparición de Juan Sebastián García, que en ese entonces tenía 22 años, Gema Antúnez no camina sola, camina con familias de 69 desaparecidos que conforman el colectivo en Guerrero llamado María Herrera.

Juan Sebastián estaba feliz porque su negocio de hamburguesas, ubicado en la plaza comercial de la colonia Universal en Chilpancingo, tenía éxito. Recientemente acababa de abrir otro negocio por el bulevar. Estos eran sustento de él, su hijo de dos años y de su pareja.

Eran las 10 de la noche, recuerda Gema Antúnez, cuando a Juan Sebastián se le acabaron algunos insumos y fue a su casa a traerlos para continuar con la preparación de sus hamburguesas. Se fue del puesto junto a un menor de 14 años que le ayudaba en el negocio.

A un costado del río Huacapa, esquina con calle 18 de marzo, hombres armados lo interceptaron, lo golpearon y se lo llevaron, el niño que fue testigo y que después contó a la mujer, logró huir porque se aventó al cauce del río.

Gema Antúnez es madre soltera de Juan Sebastián y de otros dos hijos, se puso al frente para buscarlo, porque su nuera decidió irse con su bebé, no quiso saber más de la situación. Gema llora al recordar que desde ese entonces no sabe de su nieto, lo único que le quedó de su hijo.

La mujer interpuso la denuncia ante el Ministerio Público, pero le refutaron que su hijo seguramente estaba de fiesta, aunque sus hijos no toman, no fuman, no van a fiestas. Se sintió sola, sin apoyo. Acudió al penal de la capital, a los hospitales, al Servicio Médico Forense (Semefo), pero no encontró nada.

Luego pidió apoyo a la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Tampoco.

En este tiempo ha estado en tres colectivos, pero desistió de dos porque no le gustó la forma de trabajo, en ese tiempo conoció a Guadalupe Narciso, con quienes formaron en el 2016 el Colectivo de Familiares de Desaparecidos y Asesinados del Estado y el país.

Entonces las y los integrantes del colectivo protestaron, hicieron huelgas de hambre, pese a la diabetes de Gema Antúnez y de la propia Guadalupe Rodríguez.

La última huelga de hambre la hizo Gema Antúnez con sus compañeras y compañeros en la Ciudad de México. Durante 15 días lograron que las autoridades de la Fiscalía General del Estado (FGE) y la Secretaría de Gobernación (Segob) les recibieran carpetas de investigación que se efectuaron en el estado para que se investigaran sus casos desde la federación.

En marzo del 2020, Gema Antúnez conformó el Colectivo María Herrera, pero no dejó de coordinarse con el colectivo de Guadalupe Narciso.

La organización ha sido importante para las familias que tienen un desaparecido, mencionó, porque allí depositan su fe y esperanza, hay empatía, se acompañan, confían en que hallarán a sus hijos, además de gestionar apoyo para las madres e hijos que se quedaron sin el sustento principal en casa.

Ivón Álvarez Gil y el legado de Lupita Narciso

Ivón Álvarez Gil es otra muestra de fortaleza para seguir en pie y en colectivo para buscar a su hermano Juan Álvarez Gil, que desapareció el 5 de julio del 2013 en Chilpancingo. Ellos son familiares de Guadalupe Rodríguez, quien les dejó grandes enseñanzas, compartió en entrevista.

Ivón coincidió con Gema Antúnez en la importancia de caminar en colectivo para unir fuerza y exigir a las autoridades ser escuchados, además de liderar las búsquedas de sus desaparecidos ante la inacción de las autoridades.

Juan Álvarez era policía ministerial y guardaespaldas y ese 5 de julio le dijo a su hermana que iría a un compromiso a Petaquillas, municipio de Chilpancingo, que regresaría a comer a las cinco de la tarde.

Supo que su hermano llegó a la casa de un conocido, donde había una fiesta, luego se ofreció a ir a comprar bebida, pese a que él no tomaba alcohol. Llegó al Oxxo en el Parador del Marqués y ahí hombres armados se lo llevaron. Es el recuento de hechos que investigó por su propia cuenta Ivón.

Cinco días después Juan la llamó, pero lo único que le dijo fue que tenía problemas, no dijo más. A su teléfono celular entraban las llamadas pero no respondía, después el celular ya estaba apagado. Dos semanas después hallaron su vehículo y desde ese entonces Ivón busca a su hermano, además de interponer la denuncia formal, pero no hay avances en la investigación.

Guadalupe Rodríguez la invitó a ser parte de su Colectivo y desde ese momento Ivón registró cada uno de los hallazgos de las cerca de 10 búsquedas que hicieron en campo y en fosas, lideradas por su organización, hallaron más de 200 cadáveres y restos óseos. Tres de ellos ya fueron entregados a sus familiares, compartió.

“Somos hermanos del pinche dolor que tenemos. Es un pinche coraje que tenemos, cada quien trae su pinche dolor contra el gobierno que nos está mintiendo. Debemos unirnos”, soltó entre llanto la mujer.

Ivón Álvarez ha sido amenazada para dejar de buscar a su hermano, pero en lugar de debilitarse se siente con más fortaleza para seguir y no dejar de buscar, una promesa que además le hizo a su madre, quien murió hace dos años si conocer el paradero de su hijo.

La hermana de Juan tampoco desiste a pesar de la diabetes que padece, es como si ella se autoimpusiera que no tiene el permiso de descansar, porque debe hallar a su hermano.

Enseñanza, lealtad y empatía entre hermanos del mismo dolor

Gema Antúnez tiene clara su misión al acompañar a decenas de familias que así como ella, buscan a sus desaparecidos, alzar la voz juntos y exigir a las autoridades respuestas de sus seres queridos y crear precedente de lo que se vive en el país.

“Desde el momento que nos desaparecen a un ser querido nuestra vida cambia totalmente, es como si nos dejaran huecas. Pueden suplir a un hermano, a un esposo, pero un hijo es como si te dejaran vacía”, replicó.

—¿En estos dos años qué ha ganado el colectivo María Herrera?

— No recursos económicos pero sí un prestigio de trabajo, de lealtad y no necesitan ser parte de María Herrera para yo brindar un apoyo. Hay compañeras que tiene colectivos en otras ciudades, por ejemplo

Iguala, Chilapa, Zitlala, Acapulco, donde existe la coordinación

Hace dos años que surgió el colectivo logró con sus compañeros seis búsquedas en campo —la última del martes al viernes pasado— en compañía de efectivos de la Guardia Nacional, Comisión Estatal de Búsqueda y peritos de la FGE.

En ocasiones, como en la última búsqueda que hicieron, no encuentran cadáveres o restos óseos, pero sí indicios de que ahí retuvieron a personas, sus objetos como credenciales, carteras, bolsas de mujer, zapatos, ropa.

En estos dos años han encontrado ocho cuerpos, dos incompletos y seis completos. Y de todos, la fiscalía, no ha entregado ninguna identificación genética, con la justificación de que no cuentan con dinero para hacer las confrontas.

Gema Antúnez no se rinde aun con su fractura de columna porque en una búsqueda cayó a una barranca. Desea que sus compañeras aprendan, por si un día falta sepan qué camino seguir para no quedarse calladas. Su motivo: Juan Sebastián. Gema mantiene la esperanza de encontrarlo.

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