Activista y jubilada de la Uagro exige que Rectoría reponga dinero de su retiro

Roberta Campos participó junto con Rosario Ibarra de Piedra y Tita Radilla en la lucha para exigir la presentación con vida de los desaparecidos de la guerra sucia, también en cientos de movilizaciones por diferentes exigencias de justicia, la más reciente: la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa


Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Óscar Guerrero y José Miguel Sánchez

9 de febrero del 2022

Chilpancingo

 

Roberta Campos Adame, activista y trabajadora jubilada de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), de 65 años, inició el día martes a las doce de la tarde una huelga de hambre, en demanda de que Rectoría reintegre 150,000 pesos de retiro, el que ocurrió hace seis años, cuando cumplió 40 años de servicio.

Después de doce horas y por cuestiones de salud y seguridad, Roberta Campos, decidió levantar la huelga que tenía fuera de la oficina del rector.

En el 2016, Roberta Campos, trabajadora de la Librería Universitaria, centro de trabajo ubicado en el edificio docente de la máxima casa de estudios, solicitó su retiro. Ingresó a trabajar a la universidad en 1976, cuando tenía 18 años.

Desde los 18, Roberta Campos participó en los movimientos sociales de la década de los setenta, fundó la Preparatoria 9 Ernesto Che Guevera.

“Yo estuve cuando era Preparatoria Popular Ernesto Che Guevera, fui consejera universitaria y desde ahí aprobamos la Preparatoria con el número nueve”, recuerda.

Desde esa época lucha por reivindicar la historia del movimiento del sesenta, a través de investigación académica y su activismo a favor de las causas sociales.

Roberta Campos participó junto con Rosario Ibarra de Piedra y Tita Radilla en la lucha para exigir la presentación con vida de los desaparecidos de la Guerra Sucia.

Fue parte de los trabajadores universitarios que resistió en 1984 la falta de recurso económico, en ese entonces el gobernador Raymundo Abarca Alarcón dejó sin presupuesto a la Uagro, por lo cual los administrativos y docentes trabajaron sin salario por un año.

“Salíamos a botear, vendíamos gelatinas, comida todo para poder salvar a la Universidad”, rememora.

En los últimos años se ha sumado a las luchas de los estudiantes rechazados de la Uagro a quienes acompañó en marchas, bloqueos y una huelga de hambre cuando el rector de la máxima casa de estudios era Ascencio Villegas Arrizón, entre 2010 y 2012.

También acompañó la lucha de las madres y padres de 43 los estudiantes desaparecidos de la Normal de Ayotzinapa.

Retiro sin pago

Cuando cumplió 40 años de servicio, Roberta Campos inició los trámites de su retiro para recibir la liquidación de ley. Renunció a su trabajo el 20 de agosto del 2016, fecha en la que el rector en ese entonces, Javier Saldaña Almazán, la comisionó a realizar una investigación sobre el movimiento de 1960, mientras llegaba su retiro.

Ayer Roberta Campos contó en el pasillo del edificio principal de Rectoría, lugar donde se instaló en huelga de hambre, que por esa comisión, la Uagro le pagó hasta diciembre del 2016, y cuando recibió el oficio sobre su retiro, el área administrativa le retuvo 150 mil pesos, que era la suma de lo que recibió entre agosto y diciembre de ese año.

Se inconformó por la retención ilegal de su retiro. Cuenta que Rectoría le aseguró que el Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) devolvería ese recurso, pero la institución no asumió esa responsabilidad.

Desde 2017, Roberta Campos tramitó en la Uagro la devolución de esos 150,000 pesos que nunca le devolvieron.

Cuando anunció la huelga de hambre para que finalmente Rectoría le reintegre ese dinero, le dijeron que legalmente ya había prescrito.

Roberta Campos denunció que un funcionario de esta administración se acercó a ella cuando supo de su huelga de hambre y le ofreció pagarle los 150,000 pesos si desistía de su denuncia colectiva con cerca de 700 trabajadores jubilados que demandan a la Uagro el pago del cien por ciento del salario que tenían en activo.

“Jamás voy a renunciar a mis derechos laborales, por eso me instalé en esta huelga de hambre”.

Desde el primer momento que instaló su movimiento, la huelguista recibió la solidaridad de otros jubilados y pensionados de la Uagro.

Por su participación en diferentes movimientos sociales, Roberta Campos recibió el respaldo de varios luchadores sociales, como Diana Hernández Hernández, hija de Ranferi Hernández Acevedo, asesinado en octubre del 2017.

La hija del luchador social acompañó a Roberta Campos en la casa de campaña que instaló en el pasillo del edificio principal de Rectoría, afuera la oficina del rector José Alfredo Romero Olea.

Alrededor de las cuatro de la tarde, un médico enviado por la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Guerrero (CEDHG) checó los signos vitales de Roberta Campos, quien tenía presión arterial alta.

La decisión de finalizar su huelga ayer por la noche fue tomada por decisiones de seguridad y salud, comentó que al estar acompañar por sus hijos y nietos teme por ellos.

Hay una mesa de diálogo con funcionarios de Rectoría para darle seguimiento a su asunto.

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