Amigurumis, una alternativa a los peluches tradicionales

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: José Miguel Sánchez

9 de agosto del 2021

Chilpancingo

 

¿Has escuchado hablar sobre los amigurumis? La palabra es un acrónimo de dos términos japoneses: ami, que significa tejido y nuigurumi, muñeco de peluche. Ésta es una tendencia o moda japonesa que consiste en tejer pequeños muñecos mediante técnicas de croché o ganchillo.

 

Tejer amigurumis se convirtió para Susan Sheccid en más que un hobbie, se convirtió en una forma de generar ingresos para ella, para apoyar a su familia y para solventar algunos de sus gastos escolares.

Susan Sheccid Martínez García tiene 20 años y estudia la licenciatura en arquitectura y urbanismo en la Universidad Autónoma de Guerrero (UAgro). Está en su penúltimo año de la carrera.

 

Comenzó a tejer hace un año en la pandemia como una manea de distracción ante el encierro. “Yo no sabía tejer, la verdad, pero con vídeos de YouTube comencé a aprender”.

 

Irónicamente a Sheccid no le llamaba la atención aunque en la secundaria llevó el taller de bordados y tejidos. Lo que le llamó la atención para comenzar a tejer fue ver vídeos de otras chicas que realizaban amigurumis.

 

“Me llamó la atención todo lo bonito que se puede crear con las manos”, comenta.

 

Además de los tutoriales en internet Sheccid contó con la experiencia de su madre para tejer, su mamá Liz Elodia le enseñó lo básico, como iniciar el tejido y los puntos.

 

Su primera creación fue una abeja de 15 centímetros, comenzó tejiendo abejas porque son animales que le gustan y considera libres. Realizaba trabajos más pequeños, posteriormente aprendió a realizar muñecos de diferentes tamaños y personalizados.

 

Bazar Van Gogh

El 22 de octubre del 2020 Sheccid decidió crear su emprendimiento Bazar Van Gogh en redes sociales. Sheccid ha perfeccionado y mejorado sus técnicas y ahora realiza diversas creaciones con tejido.

 

Eligió este nombre porque le gusta la pintura, en especial el pintor Vicent Van Gogh, de quien le gustan sus pinturas y veía como una inspiración en la secundaria cuando ella realizaba pintura.

 

Para realizar sus creaciones Sheccid toma inspiración en imágenes, pero también crea muñecos con ideas que salen de su mente, como unos muñecos pequeños realizados con estambre aterciopelado, con sombrero similares a nomos que ella bautizó como personitas del bosque, las personitas del bosque son idea original de Sheccid.

 

El emprendimiento de Sheccid es una alternativa a los muñecos de peluche que comúnmente conocemos. Ella puede realizar cualquier modelo que sus clientes le pidan. Sus manos son su herramienta. Junto con aguja, estambre y relleno Sheccid realizar creaciones de calidad.

 

“Las personas me fueron pidiendo personajes personalizados como futbolistas y comencé a hacerlos”, comenta.

 

Además de peluches personalizados también realiza llaveros, peluches de personajes, peluches en forma de comida y los famosos bucket hat que son un gorros de moda hechos con diferentes materiales como tela y plásticos.

 

Sheccid define su negocio como positivo y feliz porque sus creaciones siempre le regalan una sonrisa a sus clientes. La motiva el agradecimiento que le dan cada que entrega un producto.

 

Estudiar y emprender en pandemia

Durante esta pandemia miles de personas como Sheccid sacaron su lado creativo, Sheccid fue una de ellas, al ser estudiante su emprendimiento le ha permitido solventar y apoyar a sus padres con los gastos de su carrera.

 

La licenciatura en arquitectura es costosa y gracias a su negocio Sheccid ha logrado comprar material necesario en su carrera.

 

Su familia la apoya en este emprendimiento. Su madre recuerda que la animó a que comenzara a tejer. “Le dije hazlo, te va a quedar bien, es más lo primero que hagas me los regalas”, comenta Liz, mamá de Sheccid.

 

Su licenciatura es un complemento perfecto a su negocio, Sheccid lleva materias que aplica en su negocio como teoría de color, detalles, que todo sea simétrico.

 

El tiempo de elaboración de cada peluche depende del diseño, puede tardar desde ocho horas, hasta dos días o una semana, también depende de los pedidos que tenga.

 

Este emprendimiento le abrió puertas a Sheccid. La creación de muñecos que hacen felices a sus clientes le sirve para enseñar a otros. Impartió su primer curso de tejido hace dos meses.

 

“Estaba nerviosa me daba miedo que no pudieran hacer lo que les enseñé, pero todo salió bien”.

 

 

El poco valor al trabajo artesanal

Como a otros emprendedores, para Sheccid lo más difícil es que las personas no valoran el trabajo artesanal, lo hecho a mano.

 

“La gente no valora todo lo que es artesanal. Me dicen que está muy caro, que sólo es estambre. No se dan cuenta de todo el todo el proceso que lleva, las horas que le inviertes, la gente no lo valora”.

 

El regateo también forma parte de las dificultades. Sheccid nunca ha aceptado un regateo porque considera que es fomentar la desvalorización de su trabajo.

 

También está la parte de las personas que sí valoran su trabajo y le agradecen cada que entrega un producto, este negocio le ha permitido crear y llegar a las emociones de las personas.

 

Crecer en el emprendimiento

Actualmente Sheccid realiza sus ventas en línea a través de su página de Instagram. Realiza entregas en la capital, asiste a bazares, sus creaciones ya han llegado a otros estados del país.

 

Su madre no la ha dejado sola. La acompaña a todos los bazares a los que asiste y a sus entregas, y también la apoya a detallar algunos de sus muñecos.

 

Ha enviado sus creaciones a Monterrey, Tabasco, Guadalajara y Quintana Roo. “Se siente como un logro”, comenta.

 

Sheccid quiere que su negocio siga creciendo, tener más seguidores en su página , que su trabajo sea conocido, tener un local donde pueda tener sus peluches y generar empleos.

 

Aunque son muchos los objetivos, por ahora Sheccid quiere centrarse en seguir complaciendo a sus clientes y entregando productos que los hagan felices.

 

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