Texto: Marlén Castro
Fotografía: Oscar Guerrero
28 de mayo de 2021
Chilpancingo
–¿Me va a apoyar, verdad? –le pregunta Mario Moreno Arcos, el candidato de la alianza PRI-PRD a Rosy en la parte baja de la colonia PRD.
Rosy anda apurada. Tiene un molino de nixtamal y venta de tortillas a mano. Cuatro mujeres rodean un comal enorme y cada una pone ahí, en tiempo récord, tortillas para que se cuezan. Hay una lista de compradoras fuera en espera que les despachen.
Las mujeres no tienen tiempo de hacer caso a Mario Moreno. Menos de tomarse fotos con él. El candidato hace un recorrido acompañado por unas 500 gentes que vinieron de distintos puntos de la ciudad.
–Yo lo apoyo, si usted me apoya, –contesta Rosy sin despegar la vista del comal y de su tortilla.
–¡Por supuesto que la voy a apoyar!, –dice Mario Moreno con énfasis.
–¿Qué es lo que usted necesita?, –pregunta.
–Necesito una tonelada de maíz, –dice Rosy.
–Hay que ricas se ven las tortillas, –devuelve Mario Moreno y se retira de ahí.
Las cuatro mujeres se carcajean ante la respuesta.
El molino de nixtamal y tortillera Iker está ubicado en una esquina de la calle Andrés Manuel López Obrador de la colonia PRD fundada por este partido a principios de la década de los noventa. Cuando se fundó, era la colonia más lejana de la parte noroeste de la capital. Ahora quedó a la mitad de esta parte que es una de las zonas más altas de la capital.
La colonia PRD se divide en parte baja y alta. Muy pocos de los fundadores de la colonia PRD continúan viviendo ahí. Uno de los que siempre vivió ahí fue el luchador social Pablo Sandoval Cruz, quien murió en enero del 2020, a la edad de 101 años.
En los noventa, el PRD era el partido de la sangre y la violencia. Así lo bautizó el PRI, bueno particularmente el gobernador de ese entonces, José Francisco Ruiz Massieu, asesinado en septiembre de 1994, cuando era líder del Congreso de la Unión, de acuerdo hasta donde avanzaron las investigaciones por un grupo de políticos de su mismo partido.
Varios fundadores del PRD fueron asesinados en la década de los noventas por los conflictos municipales con los priístas.
La década de los noventa parece quedar muy lejos para algunos perredistas. Ahora este partido y una gran parte de sus militantes apoya a Mario Moreno.
La gente que va esta tarde caminando por la calle López Obrador atrás de Mario Moreno ondea una parte banderas del PRI, otra parte, las banderas del PRD.
El tricolor y el amarillo juntos.
lado, el emblema del PRD. La gente del PRD que acompaña al candidato proceden de la fuerza política Izquierda Progresista de Guerrero (IPG). Eso dicen las banderas: IPG. A un
Esta es la corriente que formó Angél Aguirre Rivero cuando, procedente del PRI porque no lo hicieron candidato al gobierno, en 2010, se pasó al PRD. No se fue solo. Se salieron muchos cuadros formados en el PRI, como Alberto Catalán Bastida, actualmente diputado local.
El recorrido que hace Mario Moreno en esta colonia, después de transitar por la calle López Obrador, se detiene en una bocacalle de las colonias Dolores de la O y PRD parte baja. Ahí hay un templete y atrás una lona con el rostro del candidato al gobierno de Guerrero.
Este viernes lo acompañaron en sus recorridos la candidata a diputada federal por el séptimo distrito, Bety Vélez, el candidato a la presidencia municipal Alejandro Arcos Catalán, el candidato a diputado local por el primer distrito Fernando Calixto.
Mario Moreno anunció en ese templete la integración a su candidatura de Juan Manuel Sánchez González, líder de la organización Magnolias de la Sierra, precandidato a la séptima diputación federal por el Partido del Trabajo, a quien presentaron como integrante de la coalición que apoyaba la candidatura de Evelyn Salgado Pineda, de Morena.
Mario Moreno señaló arriba de este templete que muchos de Morena se están sumando a su campaña. “Los de Morena deben estar con Moreno”, dijo.
Cuando terminó el mitin, Rosy seguía haciendo tortillas y ya eran más de las seis de la tarde y aún tenía varios pedidos por entregar.
Toda la gente que acompañó acá a Mario Moreno, alrededor de unos 500, comenzó a abordar autos particulares o al transporte público para ir al siguiente punto de la agenda, el barrio de San Antonio.
En el barrio de San Antonio tuvo un zócalo medio lleno y ahí cerró el día de proselitismo.