Desatención del gobierno origina siembra de estupefacientes y violencia en la Sierra, dice activista

Texto: Jesús Guerrero

Fotografía: Amapola Periodismo y Oficial 

23 de febrero del 2021

Chilpancingo

 

El descubrimiento de un laboratorio para procesar cocaína y de un sembradío de coca en la parte baja de la Sierra de Atoyac, es una muestra de que los habitantes de estas partes altas seguirán dedicándose a la siembra, porque el gobierno todavía no les garantiza alternativas reales para mejorar sus condiciones de vida, evaluó el dirigente campesino, Arturo García Jiménez.

 

Para él, el programa social Sembrando Vida del gobierno federal es una panacea, porque no será suficiente para que en la Sierra cambien de cultivos.

 

“¿Acaso un campesino de la Sierra que lleva más de 50 años sembrando amapola se va a conformar con 5,000 pesos mensuales que le dé el gobierno por estar en el programa social? Por supuesto que no”, dijo.

 

García Jiménez, quien es presidente de la Red de Agricultores Sustentables y Autogestivos (Rasa) y asesor de la Coordinadora de Comisariados de Guerrero, señaló que las condiciones de pobreza y marginación en que vive la población de la Sierra es porque todavía no hay una acción real del gobierno.

 

“No estamos hablando que entre a la Sierra la Guardia Nacional o el Ejército mexicano, me refiero a que haya caminos, centros de salud, escuelas y programas sociales”, precisó.

 

 

El dirigente criticó el Sembrado Vida para la Sierra al menciona que tiene una mala planeación, porque los únicos que pueden acceder a este beneficio son los que son dueños de dos a cinco hectáreas de tierras.

 

Además, expuso, en la Sierra no se da mucho la siembra del maíz pero sí árboles frutales, pero cuando el campesino tiene diez cajas de aguacate, de naranja o racimos de plátano no puede comercializarlos porque no hay carreteras, y los caminos de terracería siempre están en mal estado.

 

“Ni modo que un productor del campo y su familia se coman las 10 cajas de aguacate o de plátano”, comentó con cierta ironía el líder campesino.

 

Advirtió que si el gobierno federal no da una atención a esta zona, orientando todos los programas sociales a la Sierra, la situación va seguir igual. No ve por ahora que el gobierno tenga la intención de resolver de manera integral los problemas de la población de la Sierra, donde la violencia ha desplazado a familias completas u despoblado lugares.

 

Recordó que una iniciativa de ley de crear la octava región, la Sierra, con nuevos municipios, está “congelada” en el Congreso local. La creación de la región de la Sierra concedería más recursos públicos y programas de gobierno a los municipios.

 

Recordó que en el 2019 las organizaciones campesinas y autoridades de las comunidades de la Sierra tuvieron un foro en la comunidad de Linda Vista, municipio de San Miguel Totolapan, donde pidieron agilidad para la aprobación de esta iniciativa, pero no ha avanzado.

 

 

El dirigente campesino señaló que debido a la desatención del gobierno es constante la violencia en la Sierra. Hace unos días, por ejemplo, en la comunidad de Jaleaca de Catalán, del municipio de Chilpancingo, los habitantes retuvieron cuatro días a nueve funcionarios federales, resultado de la desatención de las autoridades de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) que no han frenado a tala de árboles en es parte de la Sierra.

 

Sobre el hallazgo de un laboratorio de cocaína y sembradíos de coca que el Ejército localizó y destruyó en comunidades de el municipio de Atoyac, García Jiménez mencionó que por las condiciones climáticas en esa parte baja de la Sierra no había condiciones de que esa siembra prosperara. El dirigente, quien también es agrónomo de profesión, comentó que la hoja de coca se da en condiciones selváticas, es decir, altas y húmedas, como las tiene Colombia, Bolivia y Perú.

 

Consideró que las personas que sembraron la coca quisieron experimentar.

 

Este lunes, elementos del Ejército acudieron las inmediaciones de las comunidades de El Porvenir y Río Santiago, ubicadas a casi dos horas de la cabecera de Atoyac, donde antes destruyeron un plantío de coca con una extensión de cuatro hectáreas y un laboratorio para procesar cocaína, según informaron reporteros.

 

García Jiménez señaló que de ser cierta la versión del Ejército sobre ese plantío de cuatro hectáreas, calcula que hubiesen florecido unas 1,600 plantas. “Pero este estupefaciente tarda tres años para que se reproduzca, entonces las personas que las sembraron fueron muy ingenuos al pensar de que a menos de dos horas esta localidad (de Atoyac), nadie se iba a dar cuenta de este sembradío”, explicó.

 

 

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