Con un bloqueo de calles plantearon autorización para 30 por ciento de capacidad en los eventos sociales. Guerrero se encuentra en semáforo rojo por el aumento de casos de Covid-19. Policías estatales antimotines estatales llegaron hasta el lugar de la protesta y los replegaron
Texto: Beatriz García
Fotografía: José Luis de la Cruz
16 de febrero del 2021
Chilpancingo
Policías estatales replegaron a dueños de salones de fiestas, músicos, diyéis, payasos, floristas que bloquearon la avenida Juan N Álvarez, esquina con calle Cristobal Colón, para exigir al gobierno del estado autorice 30 por ciento de capacidad en los eventos sociales para que tengan un poco de ingresos.
Las medidas sanitarias son más rigurosas en este últimos días porque Guerrero volvió al color rojo en el semáforo que mide la intensidad de la ante la pandemia por la Covid-19. Estas medidas, que incluyen que se restrinjan los lugares donde se presta algún servicio, afecta a quienes a ofrecen esos servicios.
Es por esa razón que representantes de estos grupos salieron a protestar.
Roxana Peralta, dueña del salón de fiestas Montecarlo, junto a unos 60 personas del gremio, dueños de salones y prestadores de servicios relacionados, bloquearon la avenida desde las ocho de la mañana para exponer su exigencia.
Para Peralta, con casi un año de pandemia, la situación es “desesperante”, porque la mayoría de los eventos que estaban programados en su salón de fiestas se pospusieron o se cancelaron.
Aseguró que en el caso de su salón de eventos sus ganancias se redujeron en un 100 por ciento. Durante octubre, noviembre y diciembre pasado le permitieron trabajar, porque el semáforo epidemiológico estuvo en naranja y en amarillo, pero nunca a toda la capacidad posible. Si en una mesa le caben 10 personas, sólo admitían un cupo de cinco.
Adaptarse a la nueva normalidad, le generó a la empresaria una inversión adicional. Compró más mantelería, mesas, sillas, tapetes desinfectantes, líquidos desinfectantes, gel antibacterial, y otras cosas para cumplir con las medidas sanitarias.
El 27 de enero que se regresó al semáforo rojo por el aumento de contagios de Covid-19, entre las medidas para evitar mayores casos, las autoridades determinaron el cierre de los salones de fiestas.
Pero el problema no sólo es para los salones de fiesta, también para los comercios que están implicados en el funcionamiento de estos, como floristas, pasteleros, animadores, músicos, meseros, organizadores de eventos, sonideros.
La queja de Roxana es que a los bares y restaurantes, las autoridades sí les dejan abrir.
Carla Calvo es dueña del salón de eventos Las Mariposas, de ella dependían de manera directa dos empleados que daban mantenimiento al salón, pero con esta crisis ya no pudo mantenerlos. Su compromiso con ellos, dijo, fue que cuando las cosas mejoraran volverían a trabajar con ella.
“Hemos tratado de subsistir porque nuestros negocios se están viviendo a la quiebra, porque ya nos tuvieron el año pasado ocho meses sin trabajar, aguantamos salarios, aguantamos el mantenimiento de nuestros lugares de trabajo, y el poco tiempo que nos dieron para trabajar sacamos algunos eventos pero no es suficiente”, señaló.
Con lo que sacó a fines de año pasado que le permitieron abrir, Carla pagó deudas que acumuló meses atrás con la pandemia, incluidos salarios y mantenimiento.
Miguel García es dueño del sonido Candela, dedicado a embozar fiestas; de él dependen 15 trabajadores.
Miguel coincide con Roxana y Carla, no piden apoyos económicos al gobierno municipal ni estatal, piden margen para trabajar: 30 por ciento de capacidad en los eventos.
Aseguró que desde que inició la pandemia acató las medidas de sanidad y junto con los dueños de los salones siguen las indicaciones de tomar la temperatura, desinfectan zapatos, manos, además del lugar.
Los manifestantes demandaron una reunión con el gobernador Héctor Astudillo Flores. Luego el alcalde Antonio Gaspar Beltrán los llamó por teléfono. Con quien acordaron una reunión.
Antes, a las diez de la mañana arribaron unas 10 camionetas de policías antimotines estatales para desalojarlos.
Los antimotines quitaron las cuerdas y lonas que pusieron los empresarios, hubo jaloneos y gritos. Los replegaron. Después los manifestantes se retiraron. Acudieron a su reunión con el alcalde.