Conseguir anestésicos y oxígeno, todo un calvario para familias de pacientes con covid

La escasez de anestésicos para atender pacientes en que requieren ser intubados ha llevado a las familias a buscar medicamentos por todos lados y a pagar grandes cantidades de dinero por ello; a eso se suma una serie de fraudes y abusos de empresas proveedoras de oxígeno para los pacientes graves 


 

Texto: Maria Rúiz, José Ignacio De Alba y Daniela Pastrana / Pie de Página

Fotografía: Alejo Peñaflores y María Paula Martínez

5 de enero del 2020

 

En las Unidades de Cuidados Intensivos de los centros covid se libra una nueva batalla: la escasez de anestésicos, que son fundamentales para la intubación de los pacientes graves.

En el Hospital Regional de Alta Especialidad de Ixtapaluca, por ejemplo, a la familia Reyes Ramos le pidieron 10 cajas de Propofol y 8 de Midazolam porque no había en el nosocomio. En la familia hay una enfermera y un proveedor de instrumental médico. Gracias a ello y al esfuerzo de varios familiares, lograron conseguir, después de tres días, 8 cajas de Propofol y tres de Midazolam. Cada caja del primero les costó 380 pesos y cada caja del segundo 570 pesos.

 

La importancia de los sedantes durante la intubación de los pacientes graves de covid recae en la disminución del sufrimiento y del riesgo del paciente: Maximiliano Flores, médico residente del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición explica el proceso:

 

“En casi todos los servicios de urgencia y terapia intensiva se lleva a cabo un proceso conocido como secuencia rápida de intubación, del cual un paso fundamental es la inducción. Así se le llama a la administración de sedantes y relajantes musculares previos a la colocación del tubo endotraqueal”.

 

Estos fármacos, explica el médico, facilitan la intubación de varias maneras: por un lado proveen la amnesia (que es importante porque de otra forma sería un evento psicológico muy traumático). Y por otro lado, abaten ciertos reflejos, como el espasmo a nivel laríngeo y reacciones autonómicas (taquicardia, hipertensión, elevación de la presión intracraneana) que podrían poner en riesgo al paciente durante el procedimiento.

 

Una buena sedación permite además una mejor visión de la vía aérea para el médico que intuba, y eso disminuye la cantidad de intentos.

 

Pero la inducción no es la única etapa en la que se necesitan estos fármacos:

 

“Después de la inducción y una vez que se llevó a cabo la intubación, los pacientes se mantienen sedados con una infusión continua de sedantes. En los primeros días de la ventilación mecánica invasiva se requiere la sedación para poder abolir el impulso respiratorio intrínseco del paciente y que se deje llevar por el ventilador. Usualmente al principio el ventilador se programa con parámetros muy altos (mete y saca aire de los pulmones con mucha presión) y un paciente despierto no lo soportaría. Cuando los pacientes despiertos ‘luchan’ con el ventilador pueden lastimar su vía aérea y sus pulmones, provocando complicaciones que pueden llegar a ser graves”.

 

Es para la infusión contínua para la que generalmente se le solicita a los familiares el medicamento y no tener los sedantes necesarios puede hacer que los pacientes sufran.

 

El médico residente cuenta que hay muchas combinaciones de fármacos que se pueden utilizar en la “inducción” y que se eligen dependiendo la experiencia del médico y la disponibilidad “Cuando no hay de uno se utiliza la alternativa disponible. De otra forma se suelen solicitar a los familiares”, dice.

 

Pero un sedante inyectable de 50 miligramos de Midazolam se puede encontrar en Facebook hasta en 2 mil 800 pesos. Hay quienes llegan a vender cada ampolla de Propofol en 500 pesos. Una de estas vendedoras, que pidió anonimato, cuenta que, ante la escasez en hospitales, llega a vender cada semana de 50 a 100 piezas de Midazolam en 2 mil 800 pesos.

 

Maximiliano Flores explica que estos sedantes son fármacos caros que se prescriben por el peso de las personas:

 

“Estamos intubando, en su mayoría, a personas con sobrepeso y obesidad. Eso aumenta aún más los costos. En las infusiones se pueden ir hasta 10 de estas ámpulas por día”

 

 

¿Por qué hay escasez de estos anestésicos?

“El desabasto tiene varias causas. Debo decir que yo como médico probablemente lo he sufrido mucho menos que el promedio. Tengo el privilegio de trabajar en un Instituto Nacional que tiene uno de los presupuestos más altos del sistema de salud y que se ha beneficiado de la gratuidad que inició el Gobierno Federal a partir del 1 de diciembre. Dicho eso, la mayoría de los hospitales en la Ciudad de México sufren el desabasto porque no estaban equipados y abastecidos para tener tantos pacientes intubados a la vez”.

 

Por otro lado, hay muchos pacientes que cursan un largo periodo de intubación ( que implica más uso de sedantes).

 

Cuestionado sobre ese tema al término de la conferencia diaria de covid-19, el subsecretario de salud, Hugo López-Gatell, dijo que ya se hizo la compra de anestésicos sustitutos y que “ahorita no debería haber desabasto”.

 

Explicó que hace unos dos meses se creó un grupo técnico de anestesiólogos y expertos en medicina crítica, coordinado por el director del Cenaprece, Ruy López Ridaura, para presentar opciones a los anestésicos más comunes.

 

“Propofol, Modazoam, pero están escasos. En el mundo están escasos. Pero en este grupo técnico nos dijeron: ‘podemos sustituirlos con esto y esto”. Entonces, se hizo la reorganización de los esquemas terapéuticos y se hizo la compra y ahorita ya no debería haber desabasto. Puede ser que por inercia, algunos médicos que que estaban habituados a usar unos anestésicos los sigan prescribiendo, pero ya hay una lista de opciones disponibles que pueden utilizar”.

 

 

Un grupo de doctores y enfermeros revisan a una paciente sedado para acomodarle el tubo de ventilación mecánica, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, 12 mayo 2020. / Foto: María Paula Martínez

 

Intubación y ventilación mecánica, un estrés grande para el cuerpo

Cuando un paciente es intubado se coloca una pieza, llamada tubo endotraqueal. Ésta se introduce al cuerpo del paciente a través de la boca y se fija en la vía aérea de la tráquea, para asegurar una vía aérea permeable y una conexión a un sistema de ventilación mecánica que permita la oxigenación constante y un adecuado intercambio de gases.

 

“Todo esto ofrece una función de soporte para los pacientes con covid grave en lo que evoluciona el proceso de inflamación de los pulmones. La intubación y la ventilación mecánica son un estrés muy grande para el cuerpo. Lo bueno es que si se sedan bien (con fármacos adecuados y un buen equipo médico y de enfermería) no recuerdan nada de cuando se intuban per se. Ya después de intubados unos días despiertan aún con el tubo pero no es tan terrible, siguen con analgesia” explica Flores.

 

Es por ello que los sedantes son tan importantes, ya que permiten que la intubación no sea una experiencia tan traumática para el cuerpo.

 

Durante la ventilación mecánica un paciente puede pasar de dos a tres semanas sin moverse, en algunos casos boca abajo, con un tubo endotraqueal. Durante este tratamiento una persona joven puede perder hasta el 40 por ciento de su masa muscular y necesitará de seis a doce meses de rehabilitación.

 

Durante este proceso los adultos mayores son más susceptibles a complicaciones como sobre infecciones asociadas a la ventilación, necesidad de traqueostomía o el apoyo mecánico durante más tiempo.

 

 

La batalla previa: conseguir oxígeno

Pero hay otra batalla previa, emprendida por pacientes y familiares, para evitar llegar a las unidades de terapia intensiva: la del oxígeno.

El problema es que las familias no tienen información accesible para saber dónde conseguir un tanque de oxígeno, que se ha convertido en un artículo de privilegio y un motivo de fraudes y estafas.

 

 

 

 

 

 

Este trabajo fue elaborado por el equipo de Pie de Página y lo reproducimos como parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie.