La identificación de los restos de Christian: nueva conmoción para la familia del normalista

Texto y fotografía: Jesús Guerrero

10 de julio del 2020

 

Una de las hermanas del normalista de Ayotzinapa Christian Alfonso Rodríguez se sienta en uno de los descansos de la escalera que está a unos metros de su casa.

 

Dice rápido: «el 9 de agosto cumple 26 años».

 

¿Es el día del natalicio del general Vicente Guerrero, verdad?, decimos.

 

«Si, así es», responde al referirse a este héroe de la Independencia que nació aquí en Tixtla.

 

Afuera de la casa de Christian está estacionada una camioneta Nissan estaquitas blanca.

 

Por el lado de frente hay dos calcomanías con las consignas que desde septiembre del 2014 han gritado los padres de los 43 normalistas desaparecidos: “vivos se los llevaron, vivos los queremos”, y «nos faltan 43”.

 

Este vehículo es propiedad de Clemente Rodríguez, padre de Christian.

 

No precisan la hora, pero este domingo 5 de julio, varios vehículos con placas de la Ciudad de México se estacionaron en la reducida calle de Lázaro Cárdenas conocida como Las Cuevitas, del barrio de Santiago.

 

De estas unidades, descendieron, entre otros, Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, y el titular de la Unidad para la Investigación del caso Ayotzinapa, Omar Gómez Trejo.

 

 

El domicilio de la familia de Christian Alfonso, el normalista cuyos restos fueron identificados.

 

Los funcionarios llevaron la noticia a don Clemente Rodríguez y a su familia de que el análisis de uno de los fragmentos de restos humanos hallados en un lugar llamado barranca de la Carnicería, cerca del basurero de Cocula, pertenecen a su hijo Christian, con base en los análisis que hizo la Universidad de Innsbruck, en Viena, Austria.

 

Desde ese día, la familia de Christian vive un nuevo estado de conmoción. «No lo pueden creer», contó una de las personas que lo visitaron.

 

Don Clemente, su esposa y sus otras tres hijas, abrigaban la esperanza de que Christian apareciera vivo.

 

«No habrá ninguna declaración hasta después del viernes», dice una de las hijas de don Clemente.

 

Este miércoles, la familia del normalista desaparecido recibió la visita de varios padres de los 43. No fue una visita de duelo, sino más bien fue para darle una muestra de solidaridad y fraternidad.

 

Varios niños juegan en sus bicicletas por la reducida calle. La casa de la familia Rodríguez está construida de bajareque, la fachada revocada de material de concreto y el techo de teja.

 

Luego de que el domingo don Clemente recibió la noticia oficial del caso de su hijo, el lunes al mediodía, él y su esposa fueron retenidos por miembros de la autodenominada policía comunitaria cuando viajaban en su camioneta en la carretera federal Chilapa-Chilpancingo, a la altura de Tixtla.

 

Esto ocurrió a unas cuadras de su casa hacia donde se dirigía ese día de la retención que él y su esposa sufrieron durante un rato, como lo denunció en su cuenta personal de Facebook.

 

Desde hace cinco años con nueve meses, don Clemente, como todas las madres y padres de los 43 normalistas desaparecidos ha participado en las movilizaciones y búsqueda de los jóvenes.

 

A Clemente como a otros padres, el gobierno les ofreció una indemnización de un millón de pesos cuando apenas habían ocurrido los hechos.

 

Él y los otros padres, rechazaron el ofrecimiento y en respuesta aumentaron sus movilizaciones de protesta para exigir al gobierno del entonces priista Enrique Peña Nieto, la presentación con vida de sus hijos.

 

Antes del 14 de septiembre del 2014, don Clemente, se dedicaba al negocio de la venta de garrafones de agua potable en las calles de Tixtla.

Sin embargo, abandonó este trabajo para dedicarse de lleno a las actividades para encontrar con vida a su hijo.

 

Su esposa Luz María, es la que mantiene a la familia con la venta de tortillas elaboradas y vendidas en el mismo domicilio.

 

Clemente, otra veces, contó que cuando era el cumpleaños de su hijo Christian, siempre le regalaba un pastel.

 

El último pastel que le compró a su hijo fue el 9 de agosto del 2014, 35 días antes de su desaparición en Iguala.

 

Afuera de las instalaciones de la Normal de Ayotzinapa están colgados los 43 gallardetes con la imagen de cada uno de los estudiantes desaparecidos la noche del 26 de septiembre del 2014. Ahí está el de Christian Alfonso Rodríguez.

 

«Ayotzinapa, cuna de la conciencia social», dice con letras rojas y negras una consigna pintada en un muro de la entrada principal de la Normal Rural.

 

Ayer jueves desde las once de la mañana empezaron a llegar a las instalaciones de la Normal la mayoría de los familiares de los 43 normalistas y luego de tener una reunión partieron en dos autobuses hacia la Ciudad de México. En el grupo iba Clemente. Algunos de los padres y madres llegarán por su cuenta a la Ciudad de México.

 

Hoy viernes, tendrán una reunión con el presidente Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional.

 

Exigirán a López Obrador que su gobierno siga con las investigaciones y se detenga a los autores intelectuales y materiales de estos hechos.

 

Esa será nuestra principal demanda, porque todavía falta mucho que se investigue. Esto apenas es el principio, dijo Vidulfo Rosales Sierra, asesor de los padres.

 

 

En primer plano, el gallardete que corresponde a la imagen de Christian Alfonso, en la explanada de la Normal Rural de Ayotzinapa.

 

 

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