El 10 de mayo es para muchas madres, es un día de trabajo y de resistencia en estos tiempos de pandemia.
Texto y fotografía: Jesús Guerrero
10 de mayo del 2020
Chilpancingo
Para Elena Isidro Hilario que a diario vende mangos y cacahuates en el andador de la calle Morelos de esta ciudad, no existe el Día de las Madres.
Este domingo, Elena, una mujer nahua coloca una caja de madera con su mercancía en este andador que está a unos 40 metros del zócalo.
Con el sol de mediodía y comiendo una memela de frijol que cuesta 10 pesos, Elena ve a su pequeña hija Cristina de apenas ocho meses de edad quien está al lado de ella dormida en una cuna de plástico de color verde pistache.
«Por el coronavirus si tengo miedo y mucho, pero, ¿qué le hacemos? tengo que venir aquí para comer y comprarle ropita y comida a mi hija, cuenta Elena.
Ella ofrece a los transeúntes que pasan por este andador una bolsa de cacahuates en 10 pesos y una pequeña bandeja con seis mangos maduros en 20.
La mujer de 23 años de edad, de baja estatura, come de vez en cuando su memela de frijol y a la vez ofrece a la gente las frutas que vende.
La poca gente que camina por esta zona se pasa de largo.
Elena y su pequeña hija no tienen puesto un cubrebocas que las proteja.
“¿El día de las madres?, es domingo y vendré a trabajar aquí para sacar para lo que se necesite de mi hija”, dice la mujer al referirse al festejo que ese día se le realiza a las progenitoras de este país.
La mujer nació en la comunidad de Alcozacán, municipio de Chilapa, y desde hace cuatro años se vino a vivir a Chilpancingo.
«Mi mamá falleció cuando yo estaba muy chica y ni para ir al panteón de mi pueblo para ir a verla al panteón», cuenta por la situación de contingencia.
Todos los días se levanta a las cinco de la mañana para trasladarse de su casa de la colonia Plan de Ayala hasta el mercado central Baltazar R. Leyva Mancilla, narra.
Acude a esta central de abastos para comprar la fruta y luego se dirige hacia el centro para ponerse a vender.
Con esta pandemia por la Covid-19, Elena Isidro Hilario, obtiene apenas 150 pesos diarios de ganancia. De ahí tiene que pagar 60 pesos del taxi a diario para que la traslade en la mañana a su puesto.
Si bien le va en estos tiempos de coronavirus, obtiene una ganancia de 90 pesos al día.
Eso le alcanza para comprarse dos memelas de frijol y un refresco para bajarse la comida.
Dice que antes de la pandemia los inspectores de reglamentos de Gobernación municipal, a ella y otras vendedoras les cobraban 10 pesos diarios por vender aquí en la vía pública.
Pero por indicaciones del alcalde perredista Antonio Gaspar Beltrán, ya no les cobran derecho de piso.
En este andador de la calle José María Morelos y Pavón, Elena y su pequeña hija Cristina, convive con otras mujeres de colonias marginadas de esta capital que venden diversos productos, desde frutas, tortillas, tlacoyos de frijol, garbanzo o queso.
La mayoría son mujeres provenientes de comunidades indígenas de la Montaña Alta o Baja de Guerrero, que vinieron a vivir a Chilpancingo para buscar un trabajo.
A Elena y otro grupo de vendedoras ambulantes pese a las medidas restrictivas a comercios, el Ayuntamiento lo las obligó s dejar de vender en las calles del centro.
Las autoridades municipales cerraron con vallas metálicas la plaza central en donde expendían sus productos más de cien vendedores.
«A nosotros nos dejaron vender aquí porque se compadecieron, pero no hay nada de ventas», comparte Elena Isidro.
Ella no piensa regresar a su pueblo porque ya nada tiene que hacer ahí. «Ya no vive mi mamá ni mi papá, además no tengo más familia allá», rememora.
Por fortuna ella y su hija están bien de salud. «Nosotros esperamos que esta situación cambie y que pronto la gente venga más a las calles para que nos compre lo que vendemos»
¿Del gobierno?, se pregunta.
«La verdad no esperamos nada porque si de veras se preocupara, aquí estarían las autoridades dándonos ayuda para que nos vayamos a nuestras casas», responde.
Son casi la una de la tarde y Elena todavía tiene la caja de madera con más de la mitad de mangos y bolsas de cacahuate.
«Así como están las ventas, no creo que saque hoy aunque sea los 150 pesos», dice.