Ley seca en la capital: ciudadanos ven tregua a la violencia

Texto: Jesús Guerrero 

Fotografía: Ampola Periodismo

1 de mayo del 2020

 

Una patrulla desvencijada de la Guardia Nacional con seis elementos a bordo y otras tres camionetas, dos de la Policía Estatal y una de la Municipal, avanzan en forma lenta por las calles de colonias periféricas de Chilpancingo para verificar que no haya ninguna persona ingiriendo bebidas alcohólicas.

 

La medida se tomó a partir de que el viernes pasado el alcalde perredista de Chilpancingo, Antonio Gaspar Beltrán decretara “ley seca”. De acuerdo al edil, con la restricción, evitarán la expansión de la Covid–19 en esta ciudad, que desde hace más de una década se ha convertido bastión de diferentes grupos de la delincuencia organizada.

 

«Vamos a cazar borrachitos», dijo un irónico policía estatal que participó en esta movilización denominada «operación rastrillo».

 

Avanzando por la calle Anenecuilco, de la colonia Emiliano Zapata, lo primero que ven son tres bares cerrados. Aquí, es una zona de muerte, describe un ciudadano.

 

El 8 de septiembre del 2019, en una de estas tres cantinas, llamada Pozolería el Amate, un grupo armado irrumpió y asesinó a balazos a dos hombres e hirió a una trabajadora sexual.

 

 

A medida que avanza la caravana de patrullas por las calles polvorientas de esta zona se ve el desconcierto de la gente que pese a que está la Fase 3 por Covid-19, camina por las calles con toda normalidad sin guardar sana distancia o utilizar un cubrebocas.

 

«Por lo menos ahora estamos un poco en paz porque no hay cantinas, no hay balaceras ni personas muertas o heridas en las calles», señala José Robledo quien vive en esta zona suburbana de Chilpancingo.

 

Otro ciudadano dice: «quién lo iba a decir que con ese virus íbamos a tener aunque sea un poco de tranquilidad aquí en la colonia».

 

En la zona en donde sobresalen casas de techo de lámina pero también de material de concreto de dos y hasta cuatro pisos, hay tiendas de abarrotes, fondas y taquerías abiertas.

 

Los agentes a bordo de las camionetas van subiendo la empinada calle que dobla a la colonia Omiltemi.

 

El panorama es igual: cantinas y antros cerrados y la gente movilizada en las calles.

 

Aunque algunas personas de esta demarcación y la del PRD, ponen cara de asombro al ver la caravana de patrullas, otras quizá piensan que la presencia de los agentes obedece a un operativo para recoger un cadáver o detener a una banda de delincuentes que han utilizado las colonias de esta área como guarida.

 

Entre otros delitos, la gente ha convivido con asesinatos en las calles y gente secuestrada en casas de por aquí.

 

 

Ya casi al término de la jornada, a los policías los sorprende la noche. Retornan en la oscuridad de la colonia Lázaro Cárdenas, en una avenida que está frente al viejo panteón.

 

Aquí el grupo de fuerzas de seguridad sorprenden a cuatro hombres afuera de un automóvil ingiriendo bebidas alcohólicas.

 

«¿Qué acaso no saben que está prohibido beber en la calle?”, le dice un policía a uno de los hombres que todavía tiene en la mano una botella de cerveza.

 

A dos de los infractores los suben en una patrulla y a otros dos a otra y los llevan directo a la delegación de barandilla.

 

Las autoridades municipales establecieron una multa de 800 pesos, a las personas sorprendidas ingiriendo bebidas alcohólicas en las calles.

 

A los establecimientos que vendan este producto, los sancionan con una multa que va de seis mil a 12 mil pesos, según sea la gravedad del caso.

 

Esta «ley seca» es mientras dura la emergencia sanitaria por el Covid-19.

 

En los tres días que los agentes federales, estatales y municipales han recorrido las calles, han detenido a más de medio centenar de mujeres y hombres bebiendo.

 

Colonias como Los Ángeles, Lomas de San Antonio, El Amate, que son zonas dominadas por la delincuencia–de acuerdo al mapa criminal de la Fiscalía General del Estado– han sido recorridas por los policías federales, estatales y municipales.

 

El regidor del ayuntamiento de Chilpancingo, Samir Ávila, dijo que en Chilpancingo, hay 50 negocios de giros rojos registrados en Gobernación municipal cerrados durante esta contingencia sanitaria.

 

El funcionario detalló que el ayuntamiento sólo cumple el acuerdo que publicó la Secretaría de Salud Federal sobre las medidas sanitarias que se deben de poner en marcha para evitar la expansión del coronavirus.

 

Sin embargo, muchos establecimientos de venta de bebidas alcohólicas se han negado a obedecer la orden.

 

Es el caso del dueño del establecimiento clausurado por segunda vez en la colonia Lázaro Cárdenas.

 

«¿Mire, y si nos arreglamos mejor?” le dijo el dueño de este negocio a dos agentes de Gobernación que este lunes en la noche no acompañaron a los agentes federales y estatales al operativo.

 

«No, esta vez no se puede, y todo lo que tenga que decir se lo dice mañana al director de Gobernación», le respondió el funcionario.

 

 

 

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