Pobladores de la Sierra siembran marihuana ante la caída de los precios de la goma de opio. Fotografía : Inés Giménez Delgado
Arturo López Torres, ex comisario de Filo de Caballos, de ser promotor de la legalización de la amapola, ahora también elabora productos medicinales a base de marihuana. Espera que el Senado autorice la legalización total de la planta para su comercialización
Texto: Margena de la O
Fotografía: Inés Giménez Delgado y Oscar Guerrero
10 de febrero del 2020
Chilpancingo
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Naturismo Guerrerense se lee en las etiquetas de unos pequeños frascos y goteros. Son pomadas y aceites de cannabidiol (CBD), compuesto de la marihuana no psicotrópico con potencial medicinal y terapéutico.
Arturo López Torres muestra su nueva apuesta en pequeños tarros. El promotor de los productos hechos a base de cannabis es también desde hace cuatro años un activista a favor de la legalización de la amapola con fines medicinales.
Él junto a Crescencio Pacheco González–quien junto a su familia están en calidad de desplazados –elaboraron la primera propuesta en 2016 para hacer legal el cultivo que les daba de comer a decenas de campesinos en municipios de la Sierra: la amapola.
López Torres saca de un recipiente de plástico sus productos y asegura que son una verdadera medicina alternativa.
“Para desórdenes neurológicos y psiquiátricos, pero también para alimenticios y digestivos o dolores de inflamación. Entran un sin número de enfermedades que son a las que se pueda ayudar y calmar (…)”, explica sobre los efectos curativos del CBD.
A cuatro años de distancia de las primeras conferencias que dio en varios lugares de Guerrero, uno de ellos donde vivió durante más de 30 años, Filo de Caballos, Leonardo Bravo, sigue con el mismo discurso: la legalización de las drogas, es avalar una forma de vida que han criminalizado decenas de años. Plantas como la marihuana y la amapola, sí tienen un poder de cambiar vidas, tanto de campesinos como de usuarios.
Enseguida sustrae de una carpeta unos volantes con más información sobre las aplicaciones medicinales de los cannabinoides.
Los productos se prescriben para disminuir la rigidez o la tensión muscular que provoca la esclerosis múltiple, una enfermedad progresiva del sistema nervioso. En una especie de tabla nutricional, organizada por colores, están clasificadas las enfermedades que se pueden combatir con esta sustancia. Son las mismas que mencionó el promotor.
Mujeres elaboran los aceites
La propuesta medicinal a base de cannabis es elaborada por mujeres. Las pomadas y aceites las producen 10 mujeres constituidas en Amapolas–Asociación de mujeres productoras de opio en Latinoamérica para la salud S. de R.L. –, con el propósito de impulsar un movimiento que defienda las propiedades medicinales de la marihuana y la amapola.
En esos propósitos incluyen comercializar el cannabidiol próximamente. Esto podrá ocurrir a partir de abril.
El Senado tiene hasta ese mes, cuando también cierra su actual periodo de sesiones, para concluir el debate sobre el cannabis. Es el último plazo que dio la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para hacerlo, pues, ha considerado inconstitucional la prohibición absoluta al uso lúdico de la planta.
En 2017 quedó avalado su uso medicinal, pero la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) todavía no lo regulariza, según lo que han documentado algunos medios de comunicación sobre el tema.
Estas mujeres comenzaron a hacer la pomada y el aceite con la asesoría de profesionales en Química. Según López Torres buscaron ese asesoramiento para extraer el CBD de la planta. Lo hacen en un espacio rentado en Guerrero, del que se reserva detalles.
El promotor ofrece algunos datos del cultivo que hacen de marihuana, el paso que antecede la elaboración de CBD en pomada y aceite. De eso se encargan jóvenes que siembran en controlados espacios cannabis sativa.
Dice que comienzan a alinearse al esquema que contempla la propuesta de legalización total de la marihuana. Tratan de ajustarse a los espacios que autorizarán para cultivo. Lo que conoce hasta ahora es que cada persona podrá cultivar cuatro o seis plantas de marihuana con la regulación de una instancia de gobierno que deberán definir.
“Ahorita (cultivamos) en plantas y camuflajeado. Hay que poner malla ciclónica, hay que poner malla con sombra, porque son seis plantas, no nos podemos ir más allá. La ley es la ley y ellos no se fijan que lo estamos haciendo con fines médicos, ellos van a pensar en un momento dado que esas plantas las están haciendo para venderla como marihuana para fumársela”, cuenta.
La cannabis sativa, de acuerdo los datos públicos sobre la planta, tiene una carga mayor de tetrahidrocannabinol (THC), la sustancia psicoactiva de la marihuana, lo que implica un procedimiento más tardado para las mujeres productoras, porque deben separarlo del CBD, el compuesto que les interesa comercializar.
En sus planes, López Torres prevé una cooperativa con esos jóvenes, quienes se encargarían de cultivar el cannabis de manera orgánica. La cooperativa es una figura que les da la oportunidad de ampliar el espacio de cultivo, para una producción suficiente.
Sembrarán sólo cáñamo ruderalis, una especie que tiene un periodo de floración más corto y un contenido alto en CBD.
Con el cultivo del cannabis ruderalis no sólo garantiza la comercialización del CBD, abren una brecha de oportunidad para el cáñamo o fibra de la de planta, el cual tiene distintos usos industriales, como el textil.
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Los detalles que comparte Arturo López Torres sobre los planes de comercializar cannabidiol ocurrió en un espacio de su última visita a Guerrero. Desde hace un tiempo su permanencia en el estado es itinerante.
Él no está en una condición de desplazo como familias de distintos puntos de la Sierra de Leonardo Bravo que tuvieron que dejar sus casas el 11 de noviembre del 2018, luego de que civiles armados se apoderaran de ellas. Meses después, por causas similares, familias se desplazaron de Heliodoro Castillo, otro municipio de la Sierra.
Cada vez sube menos al pueblo serrano donde llegó hace más de 30 años, Filo de Caballos, que pertenece a Leonardo Bravo. En 2010 fue autoridad de la comunidad, pero desde que se asentó en ella es gestor de proyectos para los campesinos; ha sido su actividad principal.
Desde Filo de Caballos impulsó el movimiento por la legalización de la amapola. Primero, su argumento se sostenía en que los militares debían respetar los cultivos de amapola de los campesinos de la Sierra de Guerrero, porque eran una de las pocas opciones en la región para sobrevivir.
Los habitantes de la Sierra destaparon esa demanda después del 28 de abril del 2016, cuando bajaron de distintas comunidades y bloquearon la Autopista del Sol en la parte norte de Chilpancingo, con el reclamo a las autoridades de que reactivaran la economía en la región. Esa protesta les costó que policías los desalojaran con violencia, de acuerdo con lo documentado por periodistas en distintos medios locales de comunicación.
A partir de entonces, los habitantes de pueblos serranos, como Filo de Caballos, comenzaron a hablar de sus plantaciones de amapola y de las agotadas opciones de una región donde hay mucha riqueza natural –agua abundante, espeso bosque y un clima frío –, pero sin los espacios y la infraestructura (carretera, escolar, sanitaria…) que les favorezca más allá de sembrar la flor y sacar la goma de opio, porque, se sabe, subían a comprárselas.
En 2016, López Torres declaró a reporteros que la Sierra es un territorio con 1,280 comunidades y 50,000 habitantes dedicados a sembrar amapola.
Después, el promotor se involucró junto a otros habitantes de pueblos cercanos a Filo de Caballos, en un movimiento por la legalización de la amapola. Guerrero, es una de los estados del país que más producía amapola, sobre todo en la Sierra, según los informes institucionales.
En agosto del 2018, los habitantes de la región organizaron en Filo de Caballos el Foro Regional de la Sierra de Guerrero, y debatieron sobre la legalización de la amapola con fines medicinales, con la sugerencia puntual de ser consultados. Ahí estuvo López Torres.
En noviembre de ese año ocurrió un sobresalto en la región: el desplazamiento de familias. Casi en una sola tanda se salieron de sus casas unas 1,600 personas, de acuerdo a los números que ellos mismos manejaron. Se desplazaron a Chichihualco, cabecera municipal de Leonardo Bravo, donde varias de esas familias permanecen, pero otras buscan refugio en Estados Unidos.
La razón de su desplazamiento, según contaron, fue que se instaló un grupo armado en sus pueblos y en sus casas. Algunas familias se quedaron en la Sierra y viven en ese contexto. La amapola, denunciaron antes los campesinos, dejaba de ser una opción rentable, por el aumento de violencia en sus comunidades y por la baja del precio de la goma de opio, extraída de la flor. La gente buscaba más opciones para ganarse el sustento.
Desde entonces, los que se salieron siguen sin volver.
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Al explicar las funciones de los cannabinoides, el ex comisario menciona que la legalización de la amapola pinta para demorar mucho más, y después de ese análisis es que se enfocó al proceso de la marihuana.
La planta también se cultiva de manera abundante en Guerrero y casi siempre se le ha enunciado sólo como una droga. Sus propiedades medicinales son un tema que tiene poco reconocimiento, aunque del opioide se elaboran tratamientos para enfermos de cáncer, entre otros potentes medicamentos.
López Torres tiene una interpretación más profunda de la marihuana. La relaciona a un camino de solución. Cree que su legalización es parte de la salida al problema de violencia en México. “Por causa de esta planta, que satanizaron hace muchos años, son los problemas que hay en el país. Si se legaliza, considero, va a bajar mucho el índice delictivo. De violencia, de todo”. También la evalúa como la gran opción medicinal.
En esta segunda evaluación que hace sobre la marihuana, es donde sostiene, junto a mujeres emprendedoras, la producción de pomadas y aceite. Lo conciben en este momento más que un proyecto, porque ya toma forma de comercio.
Naturismo Guerrerense, la frase que da personalidad a los productos, dice el ex comisario, es una marca registrada en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI). Se han amparado ante la negativa de la Cofepris de darle el visto bueno a sus productos. Esperan que pronto la Comisión lo tenga regularizado.
Tienen casi todo listo para comercializar el CBD, ante el proyecto de legalización total de cannabis en México.
Para Arturo López es estratégico comenzar el negocio desde ahora para correr menos riesgos de que los dejen fuera. “Si no nos ponemos listos vamos a quedarnos, como siempre, al último”, menciona.
El promotor sabe que el mercado de la marihuana legal en el mundo es millonario. Prevé para pronto un interés en México de países europeos, además de Estados Unidos y Canadá, por lo atinado de su clima y suelo para producir cannabis.
“Son gente que trae mucho dinero, muchos recursos para venir y posicionarse del mercado, y como siempre, dejarnos a nosotros, los más pequeños o a los agricultores, en el suelo, sin nada, y ellos llevarse la mayor parte de ingresos de esta planta”, avizora.
El 7 de febrero, hace cuatro días, el diario español El País publicó una noticia con el cabezal: ‘Canadá quiere el negocio de la marihuana legal en México’. Es una información que da cuenta como cabilderos de grandes empresarios recorren los pasillos del Senado para “quedarse con una tajada de un negocio multimillonario”.
En la nota citan lo que un empresario canadiense, dedicado al negocio del cannabis, Erick Factor, fundador de MYM Nutraceuticals, dijo a legisladores: “Su localización en el mundo es perfecta, sus costos laborales son perfectos, su clima es perfecto (…) Dejen que las empresas privadas expandan sus negocios, que hagan lo que saben hacer”.
Arturo López sabe de lo que dice.