Texto y fotos: Adriana Esquivel /Raíchali
4 de diciembre del 2019
Chihuahua
En la comunidad de Bacuseachi, municipio de Carichí, viven cerca de 70 familias de cinco hasta diez integrantes, pero los siguientes meses el pueblo perderá su vida por la falta de maíz y frijol.
Para sobrevivir el próximo año no les quedará más que viajar a ciudades como Chihuahua, Cuauhtémoc Delicias e incluso Juárez, para vender hierbas, artesanías, trabajar de jornaleros, en maquilas o “de lo que salga”.
Cesario Reyes, segundo gobernador de la comunidad rarámuri, mira en silencio sus manos mientras piensa en que la lluvia les llegó tarde. Para salvar algo, dice, debía caer a finales de mayo, a más tardar la primera quincena de julio.
“Acá comenzó a llover en julio, pues, no se dio el maíz por la tardanza del agua, ya no se hizo… ahora (este año) la mayoría de la gente se fue y tendrán que salir a buscarle para que alcanzara algo. Se van desde octubre, nos vemos otra vez en enero, pero no vuelven hasta por ahí de la Semana Santa”
Pero las ciudades no son el oasis que esperan. Quienes se ven obligados a migran deben pagar transporte, comidas, renta, y de lo poco que ganan guardan para poder regresar a sus comunidades a esperar, de nuevo, el temporal.
“Va a estar complicado, tiene mucho tiempo así. Ahora no se dio el maíz, pues, por la tardanza del agua, pero de repente llega agua de más y eso tampoco sirve… Pal próximo año estamos esperando que el agua funcione bien, la cosecha ya no es segura, en este tiempo ya no”
Bacuseachi no es la única comunidad con este problema. La salud alimentaria de los 16 municipios de la Sierra Tarahumara está en riesgo al enfrentarse al segundo año más grave de la sequía que, desde 2015, volvió a golpear al estado.
Cada pueblo enfrenta una situación diferente. En algunas llovió tarde, en otra el temporal llegó con granizo, pero, al final, el resultado es el mismo: la producción de alimentos no será suficiente.
Habitantes de Guadalupe y Calvo también han advertido de una posible crisis alimentaria para el siguiente año ya que en pueblos como Baborigame, se ha disminuido considerablemente la siembra de maíz y frijol por amapola y mariguana.
Pese a que el problema no es nuevo, los apoyos de los tres niveles de gobierno siempre han sido insuficientes, denunció Virginia Nava, primera gobernadora de Kirare, el ejido con mayor población indígena de Batopilas con 160 familias rarámuri.
“Este año se nos hizo tarde porque no hubo lluvia para comenzar a barbechar… no alcanzó a darse nada. Es preocupante, no sabemos qué va a pasar, pero vamos a seguir buscando proyectos para apoyar a la comunidad”
Cuando llegan a recibir despensas, explicó, una no les alcanza para alimentar a una familia, pues algunas tienen hasta cinco hijos y otras son dos adultos mayores que ya no pueden trabajar y dependen de los cultivos de autoconsumo y los apoyos que a veces llegan hasta su localidad.
Salir del pueblo no es opción para los rarámuri de Batopilas. Aunque Kirare se encuentra a 23 kilómetros de la cabecera municipal, los habitantes de otras comunidades caminan hasta dos días para llegar.
“Tenemos poco apoyo en la cabecera municipal para traslados; no tenemos una oficina de asuntos indígenas en el municipio… La gente rarámuri vive muy dispersa en los cerros, quizá son dos días de caminos y se requiere más apoyo”.
Seguridad alimentaria en riesgo
Las cifras de la Secretaría de Desarrollo Rural arrojan que, de los últimos cuatro años de sequía, 2019 fue el peor para las comunidades indígenas, expresó el director de Fomento Agropecuario, Martín Solís,
Lo más grave está en el frijol de temporal: de las 80 mil toneladas anuales que se producen en Chihuahua, únicamente se lograron 17 mil toneladas por la sequía y la helada temprana de octubre.
La sequía en la parte alta de la Sierra Tarahumara y del barranco también está por debajo de un temporal normal. Aunado a que Chihuahua es deficitario de 20 mil toneladas de maíz, ahora sólo se logró 30 por ciento de la cosecha.
“Lo más grave que hemos visto es el tema de maíz de autoconsumo, nuestro problema más grave es en Batopilas y en segundo Carichí, en ambos es el segundo año consecutivo sin cosecha, la ventaja es que en Carichí pueden salir y emplearse, la desventaja en Batopilas es que allá no pueden salir”.
Desnutrición en Batopilas y Guadalupe y Calvo en niveles críticos
En tanto, el secretario de Desarrollo Social, Víctor Quintana, las comunidades de El Cuervo, Batopilas, y Choreachi, Guadalupe y Calvo, ya enfrentan niveles críticos de desnutrición.
En ambas comunidades, destacó, han intervenido con el apoyo de promotoras nativas para dar seguimiento personalizado a las mujeres indígenas y a sus hijos hasta los seis años, con el fin de evitar muertes materno-infantil.
Cuestionado sobre los niveles de desnutrición, comentó que no es posible medio cuantitativamente, pero que los focos rojos están identificados y en breve intervendrán con dicho programa denominado Chihuahua Crece Contigo.
Adelantó que el próximo año intervendrán en la comunidad de Baborigame y ya están en pláticas con los alcaldes de Maguarichi, Morelos y Guachochi, para arrancar el programa en las comunidades más afectadas de cada municipio.
Sobre la entrega de apoyos por la falta de cosechas, comentó que trabajaran de la mano con la Comisión Estatal de Pueblos Indígenas (Coepi) para la compra y entrega de maíz y frijol.