Xalpatláhuac, municipio olvidado enfrenta Covid-19 en un regreso a clases

Texto: Margena de la O

Fotografía: Oscar Guerrero

20 de agosto del 2021

Xalpatláhuac

 

En el ayuntamiento de Xalpatláhuac lo primero que comentan los servidores públicos cuando se les pregunta por la pandemia en el municipio es que un regidor murió a causa de Covid-19 el lunes 9 de agosto. El director de Salud, Jorge Medellín Nájera, está seguro que doña Beatriz, una mujer adulta de su pueblo, Igualita, que murió apenas el martes, también fue a causa de esta enfermedad que provoca el virus SARS-CoV-2. Sus cálculos es que actualmente en este municipio de región Montaña fácil hay unos 100 casos activos.

 

Los datos pudieran ser asumidos con facilidad si se considera que el país atraviesa por la tercera ola de contagios de esta pandemia, y que Guerrero, ubicado en color rojo del semáforo que mide su intensidad, ha tenido en estos días el mayor número de contagios en lapsos de 24 horas desde que inició en 20 de marzo del 2020.

 

Pero en el caso particular de Xalpatláhuac desconcierta porque el gobierno del estado lo incluyó el 15 de agosto en la lista de los 17 municipios, de un total de 81 en el estado, que tienen el menor número de contagios. De hecho, este municipio aparece con cero casos activos, por esta razón la Secretaría de Educación Guerrero (SEG) ve muy probable el regreso a clases presenciales para el próximo 30.

 

Pero una pregunta que queda por resolver de parte de las autoridades sanitarias estatales es cómo tener la certeza de que un municipio como éste queda libre de Covid-19 si su infraestructura de salud es deficiente tanto para la detección de virus que lo provoca como para la documentación de los datos.

 

Xalpatláhuac, con sus 18 comunidades y sus 11,966 habitantes, de acuerdo a los datos del INEGI, es un municipio de Montaña alta, considerada por las estadísticas institucionales la región de mayor pobreza en un estado también pobre. La cabecera municipal técnicamente tendría mayor acceso a servicios básicos, pero ocurre lo contrario y es evidente. El lugar luce como un pueblo distribuido en una barranca deslavada, por la tierra acumulada en las calles. Sólo hay un centro de salud para atender a los casi 4,000 habitantes del lugar.

 

El director de Salud del municipio sabe que en total hay 12 centros de salud distribuidos en las comunidades del municipios, pero que el gran problema de todos ellos es que no hay medicamentos. “Hacen falta muchos medicamentos, casi la mayor parte la gente compra su medicamento. (…) Por ejemplo, que yo soy de Igualita, allá contamos con nuestro centro de salud, pero hace falta el medicamento”, comenta el funcionario el miércoles pasado en una entrevista.

 

La atención Covid-19 en la cabecera municipal es limitada, por dos razones principales, la primera, porque en la unidad médica sólo ofrecen lo que está en las posibilidades del personal médico. El director del centro de salud, Jorge Salmerón García, comentó que en esta pandemia las funciones del personal se concentran en tratar de concientizar a la población a tomar las medidas sanitarias para evitar contagios, y de haber un caso positivo de Covid-19 se encargan de su monitoreo.

Al lado de la sala principal del modesto centro de salud, ubicado en la plaza principal de la cabecera municipal, a unos metros del inmueble del ayuntamiento, hay una pequeña plancha con un techado de lámina, con el mismo acceso para el resto de la unidad médica. Tiene la apariencia de un patio trasero. Lo único que se alcanzó a ver desde fuera fue una mesa.

 

Ese lugar, de acuerdo con el médico, es donde atienden a los pacientes que asisten al centro de salud con algún síntoma de Covid-19. Los llevan hasta ahí para aplicarles un test y de ser necesario, y si el paciente lo acepta, se les hace una prueba rápida, el único método de detección disponible. Después de eso, el paciente se va a su casa y el personal lo monitorea o acude a su vivienda. En caso de un paciente grave se carece de una hospitalización especializada.

 

El médico comentó que el último paciente que atendió ahí con Covid-19 fue hace unos dos meses, aun cuando el regidor, según se sabe en la cabecera, murió por esa enfermedad. El director mencionó que es probable que algunas personas acudan a atenderse a Tlapa, el principal municipio de la región, donde hay un hospital Covid-19 y donde podrían aplicarles otras pruebas de diagnóstico, ubicado a unos 30 minutos de distancia. El asunto es que en Tlapa en estos momentos hay una alerta de saturación por sus 1,183 casos acumulados y 118 defunciones, según las cifras oficiales.

 

También mencionó que hay otros que simplemente no acuden o no aceptan la prueba. “Hay pacientes que fallecen y no se les hizo la prueba, entonces o puede decir sí tiene Covid o no”, agrega.

 

La otra razón de que la detección sea limitada en el municipio, y eso lo comentan lo mismo en el centro de salud que en el ayuntamiento, es que los habitantes se resisten a aceptar la existencia del coronavirus y más a seguir las medidas sanitarias. Desde que se pisa región Montaña, se ve a muy pocas personas en las calles llevar puesto un cubrebocas. Si esto ocurre en Tlapa más en Xalpatláhuac.

 

La promotora de salud que sale atendernos compartió que es complicado que se tomen las medidas en la cabecera, aun cuando todos los días hacen el perifoneo en español y en náhuatl– Xalpatláhuac es un pueblo nahua –, sobre lo que provoca el coronavirus y las medidas para evitarlo. En eso está cuando detiene la plática para decirle a una señora que entra intempestivamente al centro del salud que el cubrebocas que lleva en la mano debe ponérselo.

 

Esa resistencia genera a la vez que en este municipio se viva con los prejuicios de al principio de la pandemia, lo que genera una especie de estigmatización alrededor de quien pueda padecer Covid-19.

 

“Hay gente que hasta se moleste si les dice que (alguien) murió de eso”, había comentado antes el director de Salud. Una muestra es que el 5 de agosto pasado, la población celebró la fiesta patronal al Santo Entierro, lo que llevó hasta el santuario religioso, ubicado a un costado del ayuntamiento, a cientos de locales y foráneos, que más tarde completaron la celebración con un jaripeo, informaron las mismas autoridades. De esto hay registros en las redes sociales.

 

Este miércoles 18 de agosto, en el centro de salud hay mucho movimiento, las mujeres del pueblo– porque aquí hay más mujeres que hombres según las estadísticas, al parecer tiene que ver con la migración de varones a los Estados Unidos –entran y salen del lugar, de tal manera que la puerta se satura. El médico dijo que este flujo es por los certificados médicos que les pidieron en las escuelas de sus hijos, porque en Xalpatláhuac, después de que apareció en la lista de los 17 municipios, se preparan para el regreso a clases presenciales, aun cuando las condiciones disten de esa posibilidad.

 

Un regreso a clases sin agua

Es mediodía del miércoles 18 de agosto y el director del turno matutino de la escuela primaria Vicente Guerrero, la principal de la cabecera municipal, Antonio Rosendo Campos, se reunió con los 19 maestros para construir el plan de actividades para este regreso a clases presenciales el próximo 30. Los detalles les llevará más días, pero desde ahora ya decidieron que las clases presenciales serán escalonadas, aun cuando en el baño no hay lavabos ni agua, menos insumos de higiene.

 

Desde la Supervisión Escolar 24 a la que pertenecen (Sector 6 Náhuatl-Tlapa)les dieron la instrucción del regreso a clases, pero de los detalles, los maestros se han enterado por la televisión o por alguna red social, como el hecho de que Xalpatláhuac está libre de la Covid-19.

 

En la escuela, minutos después de su primera reunión para diseñar su plan de actividades, se le pregunta al director, un maestro con 35 años de antigüedad laboral, si ve condiciones para volver a clases, y el contesta que sí, pero con la colaboración de los padres de familia.

 

De hecho está seguro de que tendrán el apoyo, porque, según su apreciación, las madres y padres de familia ya quieren a sus hijos en la escuela. Cada que pudo repitió que ellos estarían felices de que se retomen las clases presenciales, pero en la calle las opiniones fueron divididas.

 

El director es optimista con la colaboración entre maestros y padres de familia, aun cuando reconoció que en el municipio hay una resistencia ante la existencia de la Covid-19. “La gente no cree sobre esta situación, para ellos es una vida normal, siguen con sus fiestas y todo y, pues, no usan las medidas sanitarias, aquí porque medianamente son las disciplinas que les tenemos que poner y también cumplir con su responsabilidad”, aclara.

 

Por ahora, los maestros están en la tarea de definir el concepto de clases escalonadas: dividirán los grupos, porque los 25 niñas y niños que en promedio tienen cada uno, no caben en las aulas con la sana distancia; también preven suprimir el receso para evitar la aglomeración de niños. “Se va a trabajar de manera mixta, no va haber nada de ceremonias, no vamos a iniciar con la totalidad de alumnos en cada grado y grupo. Vamos generar las condiciones para trabajar de manera escalonada. (…) Más que nada nosotros acatamos la disposiciones de nuestras autoridades”, expone.

 

Pero el director también es determinante cuando menciona que al primer caso de Covid-19 que detecten replantearán las clases presenciales.

 

Este debate sólo es en esta escuela, porque las otras siete que hay en la cabecera, desde preescolar hasta bachillerato, enfrentan situaciones particulares, y de las escuelas de las comunidades más alejadas del municipio, con regularidad los problemas estriban en asuntos estructurales, como la falta de infraestructura y maestros.

 

“Está delicado”, dice el director de Salud sobre la pandemia, y la regidora de Educación, Balbina Leonor Martínez García, tajante expone que ve complicado el regreso a clases presenciales porque no hay condiciones. Algunos padres consultados dijeron que sí y otros que no están de acuerdo con el regreso.

 

La regidora nos acompaña hasta la primaria más grande de la cabecera, donde tan sólo el año pasado, los 19 maestros de la escuela atendieron a distancia por la pandemia– porque a la escuela sólo acudían a encargar tareas –a 484 niñas y niños. Ahí se percibió por qué su apreciación de que no hay condiciones.

 

La escuela primaria Vicente Guerrero es un plantel grande, con varias aulas, unas en mejores condiciones que otras– en este momento construyen otro edificio con unas ocho aulas –, con baños rústicos donde no hay manera de lavarse las manos, porque no hay lavabos ni agua.

 

Cuando el director mencionó que para este regreso a clases es importante la colaboración de las madres y los padres se refiere a que ellos tendrían que colaborar con las medidas de higiene. De entrada dice que el cubrebocas y el gel antibacterial ya son parte de los útiles escolares de las niñas y niños y deben garantizarlo, pero que, quizá, también sea necesario que todos los días lleven una cubeta con agua para el lavado de manos.