Samir Flores Soberanes

Este perfil fue elaborado por Reporteras en Guardia, un colectivo independiente y sin filiación política conformado por más de 100 periodistas, editoras y realizadoras de 24 estados de México y de su capital, entre ellos Guerrero, con la finalidad de realizar las historias de las y los periodistas asesinados y desaparecidos del año 2000 mil al 2019.


 

Texto: Estrella Pedroza / Reporteras en Guardia

Fotografía: Heriberto Paredes

28 de septiembre del 2019

 

Temoac, 1982-2019
Asesinado con arma de fuego.

Ningún detenido.

Un día, a principios de 2013, Samir Flores decidió tomar un megáfono, plantarse en el patio de la casa que compartía con sus padres en Amilcingo e informar sobre las consecuencias que traería el Proyecto Integral Morelos (PIM). Así nació Radio Bocina.

“”¡La CFE pretende imponernos un proyecto que impactará en nuestras comunidades y es muy peligroso por la cercanía que tendrá con el volcán Popocatépetl!”, decía”, recuerda Liliana Velázquez Fuentes, pareja de Samir, con quien tuvo tres hijas —Amira, Jenny y Mariana— y un hijo, Kinith.

De esa manera logró llamar más la atención que en los meses previos, cuando con un proyector prestado acudía a las asambleas comunitarias de la región para informar de lo que se iba enterando sobre el PIM, en el que participan la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y tres empresas españolas: Abengoa, Elecnor y Enagas.

Radio Bocina fue el antecedente de la radio comunitaria Amiltzinko. Durante ocho meses, se volvió parte del paisaje sonoro del pueblo.

Samir llevaba tiempo oponiéndose al PIM, propuesto en el sexenio del expresidente Felipe Calderón Hinojosa, que incluye la construcción de una termoeléctrica en Huexca, un acueducto de 12 kilómetros que iría de Ayala a Huexca, y un gasoducto que cruzará los estados de Tlaxcala y Puebla, y se extenderá por distintas comunidades de Morelos, como Amilcingo, en el municipio de Temoac, de donde Samir era originario. Una primera planta de la termoeléctrica terminó de construirse en 2014, pero la resistencia de los pueblos ha impedido su operación.

Cuando Samir, indígena de origen nahua, se dio cuenta de que la lucha contra la termoeléctrica de Huexca, en el municipio de Yecapixtla, necesitaba el apoyo convencido de todos los habitantes de la comunidad, no tenía conciencia del peligro que esto representaba.

Las emisiones de Radio Bocina permitieron que, poco a poco, los habitantes de Amilcingo —sobre todo jóvenes— se empezaran a sumar a la resistencia contra el PIM, una lucha que cinco años después le costaría la vida a Don Samir, como se siguen refiriendo al comunicador quienes lo conocieron. Entre los pueblos originarios de esta región solo se le llama “don” a las personas de mayor edad; su uso es una forma de manifestar respeto, por lo que muy pocos que no sean ancianos obtienen este reconocimiento.

Samir fue asesinado el 20 de febrero de 2019 en la puerta de su hogar.

Poco después de las 5 de la mañana, unos hombres con vestimenta oscura y  gorra tocaron a la puerta. Su madre les abrió. Uno de ellos le dijo que buscaban a su hijo porque necesitaban “difundir un spot en la radio”. Ella corrió a llamarlo y Samir, sin dudarlo, confiado, se levantó de la cama para atenderlos.

Lili recuerda que, en cuestión de segundos, se escucharon dos balazos. Tuvo la corazonada de que habían atacado a Samir. Cuando salió, junto con sus familiares, lo vieron sobre el piso, herido de dos balazos en la cabeza. Aún tenía signos vitales.

De inmediato lo subieron al auto de uno de sus vecinos para llevarlo al hospital  comunitario de Jonacatepec, localizado a unos 30 minutos de distancia. Samir llegó todavía con vida, pero al ingresar se desvaneció y murió, agrega su pareja.

En Amilcingo, las campanas tañeron para anunciar la tragedia. El pueblo despertó enfurecido y desde entonces se mantiene en alerta máxima, asegura Yazmín Ríos, en ese entonces ayudanta municipal.

El nombre de Don Samir muestra el profundo respeto, apoyo y confianza que los pueblos del oriente de Morelos le otorgaron al periodista de 36 años que les ayudó a organizarse contra el PIM, un megaproyecto que impactará en el medio ambiente, la salud y la vida de las comunidades por donde cruzará.

Samir, técnico en informática, estudiante de Derecho por un semestre, rotulista, músico por hobby y de oficio herrero, fue de los primeros morelenses en enterarse del proyecto. Lo supo a finales de 2011, en una reunión con productores orgánicos en Jantetelco, donde coincidieron con algunos poblanos.

Lili recuerda que esas personas le explicaron de qué se trataba el PIM y lo que implicaba. Desde entonces, Samir no soltó el tema.

“Tenemos que entrarle con todo, chaparra, para dejarles un mejor futuro a nuestros hijos, me decía”, narra con voz quebrada.

Por eso, el asesinato de Samir indignó a los pobladores de Morelos, Puebla y Tlaxcala que se organizaron para la lucha en el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua (FPDTA). Lo mataron tres días antes del inicio de una consulta entre los habitantes, convocada por el gobierno federal, sobre la puesta en operación de la termoeléctrica, que se realizó el 23 y el 24 de febrero.

“Un día antes (del asesinato), la asamblea había acordado boicotear la consulta en Amilcingo”, reveló Jorge Velázquez, vocero de la asamblea de esa comunidad.

De acuerdo con Juan Carlos Flores, integrante del FPDTA, el de Samir es el primer crimen político que enfrenta el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Significó también el rompimiento de una de las promesas que hizo en Morelos cuando era candidato: en su campaña electoral se pronunció en contra del PIM e incluso ofreció cancelar de manera definitiva las obras, pero ya como presidente convocó a la consulta. Los pobladores se sintieron traicionados.

Según Lili, Samir, quien era también delegado del Congreso Nacional Indígena —el frente de lucha por la defensa del territorio más grande del país—, se autodescribía como “chaparro y desnutrido”. Sabía que era importante comunicar al pueblo el impacto del PIM, y por eso se dio a la tarea de reunirse primero con los líderes y maestros de los municipios afectados —Yecapixtla, Jantetelco, Jonacatepec, Zacualpan y Temoac—, y después organizó asambleas informativas abiertas.

Empezaron las primeras acciones sociales y, como consecuencia, Samir y varios integrantes del movimiento sufrieron hostigamiento y amenazas por parte de miembros de la CFE.

“No vamos a parar… Si se me va la vida en esto, será una vida por miles”, lo cita Lili con amargura. “Y así lo hizo. Se entregó por completo al movimiento y hubo épocas en que por eso no hacíamos cosas en familia”, agrega.

Samir combinó su trabajo como herrero, oficio que aprendió en un par de semanas, con la lucha social contra la termoeléctrica y su deseo de crear una radio comunitaria.

En 2013, Radio Bocina “transmitía” un espacio de noticias de lunes a viernes a las 13:00 horas, pero al final de ese año, Flores, miembro del FPDTA, les ofreció capacitación colectiva sobre cómo hacer radio. Niños, jóvenes y adultos tomaron los talleres y empezaron a producir programas. Investigaron también qué necesitaban y cuánto costaba montar una radio que se emitiera en Frecuencia Modulada.

“Solo se necesitaba una antena y un transmisor que, en conjunto, costaba 25 mil pesos, junto con una computadora, una consola y un par de micrófonos”, recuerda Juan Carlos Flores.

¿De dónde saldría todo eso? “Samir decía que era importante involucrar a la comunidad para que hicieran suya la radio y por eso se organizaron acciones”, explica Samantha César, vocera de la asamblea de Amilcingo.

Boteos, rifas, kermeses y donaciones particulares permitieron que el 10 de enero de 2014 transmitiera por primera vez Radio Amiltzinko, con señal en Zacualpan de Amilpas, Jonacatepec, Jantetelco, Tetela del Volcán y parte de Yecapixtla, en Morelos, y en zonas de municipios poblanos como Cohuecan, Acteopan, Atzitzihuacan y Xochimilco.

Pronto, la barra programática se enriqueció y diversificó. Lo mismo había un programa de y para niños, o un espacio de cultura  —conducido por Amira, hija de Samir—, que programas hechos por jóvenes, música de los años 90, rock, cumbias, temas románticos y una emisión dedicada a temas de salud, conducida por Lili.

“Para él era importante que nosotros, su familia, participáramos para animar a la gente a sumarse”, explica.

 

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Este trabajo fue elaborado por el equipo de Reporteras en Guardia y lo reproducimos con su autorización